El 4 de noviembre de 2008 una mayoría de norteamericanos transformó a Barack Obama en el 44 presidente de Estados Unidos y el primer afroamericano en ocupar el cargo. Esta elección refleja un cambio cultural de magnitud y tiene un impacto simbólico que excede en gran medida el contenido concreto de lo que significará la presidencia de Obama.
El mundo capitalista atraviesa un proceso de crisis estructural que ha puesto en cuestión el reequilibrio parcial alcanzado en 1980, y que había sido apuntalado en la década del ’90 con la restauración capitalista en la ex URSS, Europa del este y China. La magnitud y profundidad del proceso otorga a la crisis un carácter histórico, no visto desde los años ’30.
Reproducimos a continuación una nota elaborada a fines de noviembre por las compañeras y los compañeros del Collettivo Comunista di Via Efeso de Roma, un colectivo marxista revolucionario y vinculado a otros grupos de izquierda en Italia a través de Collegamenti Internazionalisti (Red Internacionalista).
La combinación entre debilidad del dominio imperialista; crisis económica; crisis social y empeoramiento de la situación de los trabajadores y el pueblo; desestabilización política; resistencia obrera y popular sobre la base del rico proceso político y de lucha de clases que lleva más de una década; configura un cuadro explosivo que empuja al endurecimiento de la lucha de clases y muy probablemente, a nuevas situaciones prerrevolucionarias y revolucionarias en los próximos años.
La discusión política alrededor de las lecciones revolucionarias que es preciso extraer debe proseguir, pero mientras debatimos éstas y otras cuestiones, es una obligación dar pasos en común para contribuir a las tareas más importantes que tienen ante sí el proletariado boliviano y continental: impulsar en las organizaciones sindicales un programa a la altura de la catástrofe que se prepara y la lucha por la independencia de clase.
En este artículo buscamos contribuir a demostrar cómo las bases de un Brasil como “nuevo actor” en el escenario internacional junto a China, Rusia e India (los denominados BRIC), que hoy parecen enfrentar con relativa “autonomía” las turbulencias globales, son las mismas que determinan su enorme dependencia estructural en relación con el capital imperialista –no sólo en el nivel económico, sino también tecnológico e incluso cultural– y que inexorablemente, en perspectiva, esas bases lo ligan de forma estrecha a la crisis que afecta el corazón del sistema.
Si bien el patrón de acumulación que rigió desde la devaluación mostraba signos de agotamiento desde comienzos de año, cuando tuvo lugar el conflicto por las retenciones a las exportaciones agrarias, la profundización de la crisis capitalista internacional está golpeando fuerte sobre el terreno local, modificando en forma cualitativa las coordenadas económicas y políticas que predominaron en los últimos años.
Durante años, México fue presentado como un ejemplo del éxito del “modelo” neoliberal en la región. Sin embargo, esta falacia de los comunicadores e intelectuales de la clase dominante se está hundiendo aceleradamente. De ser la perla “neoliberal”, México se está convirtiendo en uno de los eslabones más débiles en el continente ante el tsunami que representa la crisis capitalista internacional.
En el presente texto intentaremos desarrollar algunas ideas centrales sobre la situación tanto económica como política centroamericana, buscando entender los principales cauces por los que ya viene impactando en la esfera económica, política y social, la crisis capitalista “histórica” a la que nos enfrentamos; así como los efectos que pueden reflejarse en la lucha de clases.
El rol esencial de la Concertación –continuar con métodos democráticos la obra neoliberal de la dictadura pinochetista–, se ha revelado recientemente en la situación de los salarios obreros. Según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), referido a la evolución del salario en Latinoamérica, el aumento salarial real en Chile durante estos últimos trece años (desde 1995) sería de apenas un 1%.