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Los marxistas y el gobierno de Evo
por : Gustavo Dunga

22 Dec 2005 |

Mientras el Partido Obrero saludó efusivamente el triunfo del MAS, un dirigente de Uruguay [1] de su misma corriente internacional nos responde al debate abierto en nuestra anterior edición (ver “Altamira vota a Evo Morales...” en LVO 177). En su respuesta, para justificar el apoyo político al MAS boliviano, intenta desempolvar una vieja teoría superada por la historia: “el frente único antiimperialista”. Pero esto empeora las cosas. Porque según esta teoría, el voto de PO a Evo ya no se trataría de una táctica circunstancial y episódica sino de toda una orientación para las semicolonias: donde la clase obrera no haya conquistado aún su independencia política, debe hacer un bloque permanente con la “dirección nacionalista burguesa (o pequeño burguesa) que está enfrentada al imperialismo”, dicen. El debate continúa.

“El Partido Obrero saluda la concluyente victoria electoral de Evo Morales y del MAS, que ha aplastado a los candidatos del imperialismo y la derecha petrolera. (...) Hay diputados electos por el MAS que son verdaderos militantes revolucionarios y cuyas candidaturas fueron resueltas por votación en Asambleas Populares.”
Así difundía PO, mediante un comunicado de prensa, su apoyo al triunfo electoral del MAS el día después de las elecciones. En el mismo momento, el diario Clarín titulaba: “Evo Morales dijo que respetará la propiedad privada”.

Mientras el diario burgués trata de llevar tranquilidad a las clases propietarias, porque ha sabido distinguir entre las aspiraciones revolucionarias de las masas obreras y campesinas bolivianas (que es lo que verdaderamente infunde el temor de las clases dominantes) y la política conciliadora de su dirección, esta operación parece para PO demasiado complicada. La dirección del PO pone un signo igual entre las masas que vienen protagonizando grandes levantamientos desde Octubre del 2003 y su principal dirección.

Y eso no solo le ha servido para llamar a votar al MAS, sino que ese apoyo político se continúa con efusivos “saludos” al llegar al gobierno. Esto está lejos de la posición del marxismo revolucionario que, aún teniendo en cuenta y dialogando con las aspiraciones de las masas que lo consideran “suyo”, alienta la desconfianza en todo gobierno de conciliación de clases que asume, en situaciones excepcionales como la de Bolivia, como uno de los últimos recursos del régimen burgués para salvaguardar la propiedad privada.

El ”frente popular en forma de partido”

Para el dirigente altamirista que responde nuestra polémica, el gobierno del MAS no es lo que los marxistas denominamos como “frente popular” [2], un frente de colaboración de clases. Ya que este tipo de gobiernos, dice: “requiere que existan partidos obreros que concreten el frente, y subordinen así a la clase obrera (que ya se organiza en forma independiente) a la burguesía. Cuando la clase obrera está disuelta políticamente y sigue ‘sin intermediarios’ a una dirección nacionalista burguesa o pequeñoburguesa, tenemos un movimiento nacionalista burgués o pequeñoburgués, no un frente popular”.

Ante este razonamiento en extremo formal (‘un frente popular es la suma de un partido obrero mas...’) le recomendamos algunas observaciones de Trotsky sobre cómo se presentan a veces los “frente populares” en las colonias y semicolonias: “El Kuomintang en China, el PRM en México, el APRA en Perú son organizaciones totalmente análogas. Es el frente popular bajo la forma de un partido” [3]. Algo aplicable, en cierta medida, al primer peronismo.

Más allá de la ignorancia de nuestro polemista, el rechazo a definir al gobierno del MAS como un “frente popular” es completamente interesado. Si no es un frente de colaboración de clases, aliado a la burguesía, entonces el “movimiento nacionalista pequeñoburgués” es, en última instancia, independiente. Esto lo lleva a definir al MAS como un aliado, mucho más allá de la táctica del voto en las recientes elecciones.

¿Del ”voto crítico” al ”frente único antiimperialista”?

El apoyo político de Altamira y el PO a Evo Morales podría catalogarse como completamente oportunista. Pero el dirigente de Uruguay de la misma corriente internacional del PO da una vuelta de tuerca, esta vez con pretensiones de basarse en la III° Internacional de Lenin y Trotsky. Define que su política hacia el MAS y Evo Morales, es mucho más que un voto crítico: “La táctica del frente único antiimperialista se plantea precisamente en las colonias y semicolonias, cuando estamos frente a un movimiento nacional, es decir, cuando las masas siguen a una dirección nacionalista burguesa (o pequeño burguesa) que está enfrentada al imperialismo. De ningún modo es una táctica que se plantea únicamente cuando ese enfrentamiento se produce en el plano militar.”

Cuando hablan de Frente Unico Antiimperialista, se refiere a la táctica resuelta en el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista de 1922, expresada en las “Tesis generales sobre la cuestión de Oriente”. En primer lugar cabe aclarar que aquella vieja táctica para las colonias y semicolonias estaba dirigida a que la Rusia revolucionaria de los soviet de obreros y campesinos se levantara como cabeza dirigente de los movimientos de las masas de Asia que protagonizaban grandes levantamientos contra el imperialismo. Por ello, sostenían aquellas Tesis: “(...) El frente único antiimperialista está ligado indisolublemente con la orientación a la Rusia Soviética (...) Explicar a las multitudes trabajadoras la necesidad de su alianza con el proletariado internacional y con las repúblicas soviéticas, ése es uno de los principales puntos de la táctica antiimperialista única. (...) la reivindicación de una alianza estrecha con la República proletaria de los soviets es la bandera del Frente Único Antiimperialista”.

No creemos proporcionado comparar aquella alianza de clases internacional bajo la dirección del partido mundial de Lenin y Trotsky, con el llamado del PO argentino de Altamira y su corriente internacional, la CRCI.
Pero aún más importante es señalar que esa posibilidad fue superada por la historia: en especial la trágica experiencia de la revolución china de 1925-27. Por entonces, la Internacional Comunista, ya bajo la dirección de Stalin y Bujarin, orientaron a los comunistas chinos a ingresar al partido nacionalista burgués de China (el Kuonmintang) y los condujeron a la masacre. Fueron precisamente estas lecciones de la lucha de clases, las que llevaron a Trotsky a generalizar la teoría-programa de la revolución permanente: en las semicolonias las tareas democráticas de la revolución agraria y la emancipación nacional sólo pueden concebirse por medio de la toma del poder de la clase obrera y acaudillando la alianza con las masas campesinas, en combate irreconciliable contra la influencia de la burguesía nacional.

Ahora bien, esta apelación a una teoría perimida y antirrevolucionaria ¿es solo una justificación del voto a Evo Morales? ¿O es en realidad una “autocrítica” porque tendrían que haber planteado, entonces, el Frente Unico Antiimperialista hace al menos dos años, desde los levantamientos del 2003, cuando el MAS emergió como la principal dirección del movimiento de masas?

¿Capitulación ”por izquierda”?

Por lo pronto, llama la atención que en el comunicado del Partido Obrero se ponga especial énfasis en destacar que “Hay diputados electos por el MAS que son verdaderos militantes revolucionarios ”. Esto es funcional a despertar expectativas, sino en todo el gobierno, al menos en su “ala izquierda”. El antecedente histórico de algo así puede rastrearse, en la propia historia boliviana, en la política del POR de Guillermo Lora frente al gobierno del MNR luego de la revolución de 1952: la capitulación al gobierno burgués de conciliación de clases por la vía de su confianza en el “ala izquierda del MNR”. El POR también hacia uso de la “teoría” del frente único antiimperialista. Entonces, la estrategia obrera independiente fue reemplazada por una política de presión para favorecer “una hegemonía del ala izquierda del MNR en el gobierno” . Esto alimentó las ilusiones de los obreros con la burguesía, impidió el progreso de la revolución y el desarrollo independiente del poder obrero.

No es extraño que PO, en todo el tiempo transcurrido de lo que ellos mismos caracterizan como una excepcional situación revolucionaria en Bolivia, no haya dado la menor pelea por poner en pie la Asamblea Popular que haga posible la independencia obrera de la burguesía y la perspectiva del gobierno de trabajadores y campesinos.

 

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