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Las tareas del partido: nuevos medios para multiplicar la influencia política y la militancia obrera y juvenil
por : PTS, Argentina

26 Jun 2014 | El informe, a cargo de Fredy Lizarrague, partió de reafirmar que, desde el punto de vista del objetivo del PTS de construir un partido revolucionario de la vanguardia obrera, se encontraba en la transición “de 1.000 a 10.000” militantes, donde el propio desarrollo ya no depende sólo de la actividad propagandística (como en grupos más chicos), sino (...)
Las tareas del partido: nuevos medios para multiplicar la influencia política y la militancia obrera y juvenil

El informe, a cargo de Fredy Lizarrague, partió de reafirmar que, desde el punto de vista del objetivo del PTS de construir un partido revolucionario de la vanguardia obrera, se encontraba en la transición “de 1.000 a 10.000” militantes [1], donde el propio desarrollo ya no depende sólo de la actividad propagandística (como en grupos más chicos), sino esencialmente de acertar o no en la política más general y de los triunfos y derrotas en la lucha de clases. Los avances en la inserción en el movimiento obrero y estudiantil, en la conquista de presencia política nacional con diputados nacionales y provinciales y el desarrollo como fuerza militante, nos ubican en esta transición. Para ilustrar esto, tomó la discusión que hace Trotsky en Alemania, en el año ’30, con el Partido Comunista: “Ese año la Internacional Comunista de conjunto discutía el problema de la ‘desproporción’, en el sentido que los PC habían crecido electoralmente en Francia y en Alemania, pero no como fuerza militante. En Alemania el PC crece en 1,3 millones de votos, aunque los fascistas crecen 5,6 millones. Trotsky discute primero que el balance electoral en sí no era para festejar, como hacen los estalinistas, y después el problema de la ‘desproporción’ entre la influencia política y el desarrollo militante. Señala que el estalinismo alemán va a intentar resolver la ‘desproporción’ con medidas organizativas: ‘tenemos influencia electoral, tenemos que construirnos, entonces vamos a meter a la gente al partido a las trompadas’. Es una interpretación burocrática, administrativa, del problema. Hay un problema político, dice Trotsky. En Alemania, los obreros no tienen confianza en el PC. Lo votan porque representa la Revolución de Octubre en Rusia, por sus banderas, no por las políticas de la dirección. En ese momento tuvieron la política desastrosa del ‘Tercer período’ o sea la caracterización de los socialdemócratas como ‘socialfascistas’, en lugar del frente único obrero contra los nazis. No pueden generar entusiasmo y confianza en los obreros para militar en el partido. Si bien los socialdemócratas sacan 8,6 millones de votos y el Partido Comunista 4,6 millones, esos votos socialdemócratas tampoco son muy fanáticos de su propio partido. El PC es tan desastroso que podría haber crecido mucho más electoralmente.

Hoy, obviamente la situación no tiene nada que ver. El PC era un partido que había dirigido al movimiento obrero alemán en la revolución del ‘23. Nosotros provenimos de una larga experiencia en el movimiento obrero con el peronismo, que marginalizó a la izquierda clasista. El millón doscientos mil votos significa una experiencia nueva. Lo que sí me parece que es válido de este ejemplo histórico es la forma de plantear el problema. La relación que hay entre la influencia electoral y la fuerza militante que podemos organizar es un problema político”. Señaló que “el Congreso tiene que ser consciente que el primer problema de construcción, es si la política es correcta, en la lucha de clases y en la lucha política más en general. Si nuestra política genera entusiasmo, si a los trabajadores y jóvenes les da ganas de militar. No puede ser una tarea administrativa, no es sólo ‘trabajar el padrón’. Primero hay que ver si la política entusiasma, en el gremio, fábrica, universidad y sobre todo como partido de conjunto, si los trabajadores y los jóvenes entienden y comparten lo que queremos hacer. Y esa es la responsabilidad de los dirigentes nacionales, regionales y de cada equipo del PTS”. Planteó que, en esta situación política, cuando los trabajadores ven el giro a la derecha del gobierno y que las alternativas patronales que se preparan son iguales o peores, tenemos que decir con toda claridad que los trabajadores necesitan poner en pie un gran partido de trabajadores que levante un programa obrero y socialista, de lucha para que la crisis la paguen los capitalistas, contra el sometimiento que nos impone el imperialismo y la gran patronal, que pelee por el frente único obrero y se juegue por cada conflicto, por recuperar los sindicatos echando a la burocracia y por coordinar a los sectores antiburocráticos y combativos, así como poner en pie una gran juventud revolucionaria que organice miles de jóvenes trabajadores y estudiantes, batallando por centros de estudiantes militantes.

Un diario de la izquierda: masas y sectores avanzados

Para avanzar en este camino, analizó que la actividad del PTS tiene “un nivel más de masas que es el espacio electoral al cual llegamos con agitación política en determinadas circunstancias, por los espacios gratuitos del estado que tenemos cada dos años, cuando hay elecciones. Son decenas de miles de spots en radio y TV, que llegan a millones. Ese es un nivel de agitación restringida por el régimen a las campañas electorales. Entre esa agitación a las masas y la propaganda partidaria cotidiana de los militantes que llega sólo a miles de personas, están los centenares de miles de sectores avanzados, la mayoría de los votantes del FIT, a los que queremos dirigirnos con un diario, con tapas todos los días y opiniones de todos los temas nacionales e internacionales, para crear una corriente de opinión propia de la izquierda. El diario, el nuevo desafío más importante que nos planteamos en este Congreso, tiene el objetivo de desarrollar ideas para influir políticamente” (ver aparte). “Nos proponemos hacer una gran campaña de difusión cuando lancemos el diario, haciendo un gran esfuerzo financiero, para llegar a esos centenares de miles”.

“Queremos lograr así un segundo nivel, un auditorio de influencia política que nos escuche o vea semanalmente, mensualmente y tenga un mayor grado de compromiso. A ese nivel también apunta el periódico impreso, La Verdad Obrera, cuando lo distribuimos masivamente, cada 15 días, en fábricas y establecimientos, apostando a que llegue al 20%, 30% de los trabajadores de cada lugar. Es decir, a un sector mucho más amplio que lo que organizamos. Por ejemplo en los piqueteos en Volkswagen en Pacheco se venden 150, 200 y en un turno. O sea, si lo hacemos sistemáticamente podemos llegar a 300 periódicos cada 15 días. Hay anécdotas que son muy interesantes: contaban que en una gran empresa, donde no hay delegados y no hay legalidad, dejan el periódico en el baño para que lo vean otros trabajadores, lo usan como herramienta contra la patronal. Cuando piqueteamos afuera nos dicen que se lo pasan a otros compañeros. Eso tiene que ver con que, cuando hay conflictos de clases, nuestro periódico se toma como un boletín de lucha ligado también a las ideas de izquierda. La combinación de las ediciones masivas en papel y el diario en internet que lanzaremos, son dos instrumentos de influencia política cualitativamente más amplia que la que podemos organizar.

A su vez, La Verdad Obrera será un instrumento de militancia para todos los compañeros y compañeras que se acercan al PTS, para distribuir entre sus compañeros de trabajo, amigos y familiares.

Militancia de partido

“El último nivel, fundamental, es el de organización de militantes, no es solo los militantes partidarios sino de las agrupaciones que militan con nosotros, y todos los trabajadores y jóvenes con los que tenemos relación más cotidiana. Lo que ha cambiado respecto al Congreso anterior es que nuestras agrupaciones son el ala clasista del Encuentro Sindical de Atlanta, son parte de un polo nacional combativo que tuvo un papel destacado en el paro nacional del 10A, como ala clasista consecuente diferenciada del Pollo Sobrero o del Perro Santillán. En el movimiento estudiantil nuestras agrupaciones son el ala pro-obrera, por centros de estudiantes militantes, contra el régimen universitario y de lucha ideológica desde el marxismo, de un espacio más amplio de izquierda referenciado en el FIT. En la lucha por los derechos de las mujeres, la agrupación Pan y Rosas ha sido motor de militancia de centenares de compañeras”.

Remarcó que es una batalla permanente ganar nuevas camadas de militantes del PTS y la Juventud del PTS, para lo cual la propaganda es muy importante. Destacó las formas nuevas que estamos experimentando, como los videos “Marx ha vuelto” que tuvieron gran difusión, llegando a decenas de miles. En fábricas como Donnelley unos 80 compañeros vieron el video y varios pedían el libro del Manifiesto Comunista. Y ese es el objetivo: generar interés para entrar al texto. El otro instrumento creativo destacado de propaganda es la revista Ideas de Izquierda, elaborada en común con intelectuales de izquierda no partidarios, dirigida a un sector específico más intelectualizado, pero que para la universidad es muy importante. Por último, hacer asambleas, reuniones, charlas con los parlamentarios y otros referentes partidarios. Lugares donde se puede convencer cara a cara, donde plantean sus dudas y posiciones los trabajadores y jóvenes. Esto lo hicimos en la campaña electoral y es una buena idea para hacerlo cada vez que hay una campaña política. Planteó como ejemplo que, en lugares donde no hay conflicto, se pueden hacer asambleas por la consulta popular para ir testeando que ánimo hay de movilizar o no.

Calidad

Otro aspecto central planteado en el informe, fue el objetivo permanente de conquistar una calidad de partido acorde a nuestros objetivos, es decir, con una composición predominantemente obrera, que demuestre en la lucha de clases su carácter revolucionario y con una formación teórico-política acorde al programa y estrategia que defendemos. Los informes presentados a la Comisión de Poderes del Congreso, dan cuenta de una militancia partidaria que creció un 40% respecto al Congreso anterior, compuesta de un 56 % de trabajadores (27% industria y servicios, 24% docentes, estatales y salud, 5% juventud trabajadora) y 38,5% de estudiantes. 1000 compañeros y compañeras, en su enorme mayoría nuevos, hicieron los cursos del Manifiesto Comunista en los últimos meses, con 40 cursistas, según informó la Secretaría de Propaganda. Además, en el propio Congreso fue destacada la intervención de las y los dirigentes obreros en los debates sobre política nacional, internacional y sobre la construcción partidaria, mostrando un notable avance respecto a congresos anteriores en la formación de una amplia camada de nuevos y jóvenes dirigentes revolucionarios de su clase.

A su vez, se analizó que la práctica del PTS en la lucha de clases ha demostrado, en la medida de los desafíos que nos ha tocado enfrentar, que estamos dispuestos a romper los límites que nos impone el régimen cuando las circunstancias de la lucha lo requieren: así fue en la jornada del 27F y en el paro del 10A frente a la represión de la Gendarmería, con nuestros parlamentarios al frente, o en la lucha de Gestamp siendo parte de los trabajadores que subieron al puente grúa, por poner sólo los ejemplos últimos más conocidos. Somos conscientes de que enfrentamos la presión de construir un partido que sea un “aparato” al servicio de conquistar parlamentarios o cargos sindicales, y no que estos estén al servicio de construir un partido al servicio de la lucha consecuente contra la patronal, la burocracia y el estado capitalista.

Debates

Decenas de delegados y delegadas tomaron la palabra, señalando diversos problemas y posibilidades de la actividad en el movimiento obrero, la juventud trabajadora y estudiantil, el movimiento de mujeres. Muchos apoyaron la iniciativa del diario digital, así como el desafío que significaba para nuestro partido. Delegadas señalaron la necesidad de ser más audaces en la extensión “geográfico-estructural” (es decir, priorizando en cada ciudad o municipio las “estructuras” de trabajadores y estudiantes), o en la importancia de la formación ideológica. Emilio Albamonte desarrolló la idea del diario como desafío porque implica respuestas políticas cotidianas y como preparación para cuando tengamos las fuerzas militantes para imprimir nuestro propio diario en papel, junto a los cambios que nos proponemos en La Verdad Obrera para que sea un periódico bien adecuado para el movimiento obrero, y los cambios que implica todo esto en la dirección del PTS. A su vez, señaló las particularidades del “trabajo legal e ilegal” que nos impone el régimen en esta época, sobre todo por las persecuciones en las fábricas donde las patronales y la burocracia “castigan” con el despido a los activistas y militantes de izquierda, comparándolo con otras épocas más revolucionarias (y contrarrevolucionarias).

Varios delegados expresaron su preocupación en cuanto a que el lanzamiento del diario digital no vaya en detrimento del esfuerzo por proponernos ganar miles de nuevos militantes obreros y juveniles. En relación a esto, en el cierre insistimos en la necesidad de ser conscientes que el convencimiento de nuevas generaciones de militantes sigue siendo “contra la corriente”, y por lo tanto los ritmos de la actividad política de los militantes debe estar determinado por los grandes acontecimientos de la lucha de clases, el trabajo con LVO y las necesidades de la organización de las agrupaciones y de los nuevos militantes, siendo el diario digital un instrumento para potenciar la influencia política y mejorar el nivel de análisis y respuestas a los hechos nacionales e internacionales, que no necesariamente significará que toda la militancia deba seguir su ritmo diario.

El Congreso finalizó con la elección de la nueva dirección nacional del PTS, por el voto secreto de los delegados plenos, como hacemos en cada Congreso de acuerdo a nuestros estatutos, con la incorporación de nuevos compañeros y compañeras, sobre todo trabajadores.

 

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