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Ante la medida de Chávez contra RCTV y las movilizaciones de la reacción
por : JIR (FT-CI)

31 May 2007 |

Ante la medida de Chávez contra RCTV y las movilizaciones de la reacción interna proimperialista

Cualquier restricción de la democracia en la sociedad burguesa es, en último análisis, dirigida contra el proletariado

Desde la cadena CNN y los más grandes medios de comunicación de todo el mundo se está tomando la medida del presidente Chávez de rescindir la concesión del canal RCTV en manos de la oposición derechista, como una campaña de ataque a Venezuela enmascarada tras la bandera de la “libertad de prensa”.

Publicamos aquí la Declaración Política de la Juventud de Izquierda Revolucionaria (fracción pública del PRS) de Venezuela, integrante de la Fracción Trotskista -Cuarta Internacional, que plantea una posición obrera independiente.

 Tras el anuncio por parte de gobierno de Chávez de no renovar la concesión del espacio radioeléctrico a RCTV, en los últimos días se han desatado una serie de movilizaciones a favor y en contra de las medidas gubernamentales. La derecha reaccionaria, de la mano del imperialismo norteamericano, ha convocado una serie de movilizaciones en diversas partes del país tras sus falsas banderas de la libertad de expresión. Desde el Congreso y el Departamento de Estado norteamericano hasta la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en manos de los grandes magnates de los medios de comunicación, han salido a respaldar las manifestaciones de la reacción interna. El cinismo no es para menos cuando sabemos que el imperialismo norteamericano no sólo restringe y liquida toda la libertad de prensa en Irak sino que somete a todo un pueblo con una ocupación militar; y no es para menos tampoco el cinismo de los magnates de la SIP que desde sus cómodos sillones empresariales han hecho la vista gorda de todas las violaciones a la libertad de prensa en las épocas de las dictaduras militares en nuestro continente y de todos los gobiernos reaccionarios de la región. Pero aún más canallesco son las banderas que levanta la reacción interna de la mano del golpista Marcel Granier, propietario de RCTV, y “su” libertad de prensa. Esta derecha golpista se moviliza hoy tras sus falsas y cínicas banderas, cuando fueron ellos los primeros durante el golpe de 2002, comandado desde Washington, que cerraron los medios afines al gobierno de Chávez y la prensa de izquierda, manteniendo un monopolio absoluto de toda la televisión y la prensa para imponer un plan de coloniaje sobre el país a las órdenes del imperialismo norteamericano. En las primeras horas de la efímera dictadura empresarial, cercenaron todas las libertades democráticas conquistadas por el pueblo, siendo directamente parte consciente del golpe al prestarse para hacer montajes (deformando la realidad de los sucesos), orquestando y transmitiendo los pronunciamientos de los generales gorilas, exponiendo públicamente a los “buscados” por la cruzada represiva de la efímera dictadura empresarial, ocultando las movilizaciones del pueblo trabajador contra el gobierno proimperialista de Carmona. Los revolucionarios estuvimos en la primera fila para derrotar esta embestida de la reacción interna y el imperialismo junto a los millones del pueblo trabajador que les terminó asestando una fuerte derrota el 13 de abril, y lo estaremos si una nueva situación semejante se plantea.

 Afirmamos que todos estos medios en manos de los grandes empresarios son una gran amenaza contra los trabajadores y el pueblo. Los medios de comunicación en manos del capital son instrumentos para la difusión y propaganda burguesas, mientras estén en sus manos será siempre limitada la concreción de la plena libertad de expresión de la clase obrera y el pueblo pobre. Nuestro país continúa enfrentando una constante amenaza por parte del imperialismo y de los agentes de la reacción interna que controlan más del 80% de las grandes cadenas de televisión y prensa de mayor circulación en todo el territorio nacional. Fueron ellos los que estuvieron en la primera fila del golpe de abril de 2002 y del paro-saboteo petrolero obedeciendo órdenes desde la Embajada norteamericana.

 Muchos han tomado la reciente medida de Chávez de ponerle fin a la concesión del espacio radioeléctrico a RCTV como una medida de autodefensa frente a las constantes agresiones de este canal golpista y por eso ha recibido un total y absoluto apoyo por parte de la mayoría de la izquierda del país. Sin duda alguna, Marcel Granier y todo su séquito, es un gran abanderado de la reacción norteamericana e interna. Pero no es menos verdad que el propio Chávez pacta con el resto de los grandes magnates de los medios de comunicación del país, nada más y nada menos, que con el reconocido golpista, Gustavo Cisneros, empresario con grandes medios en muchos países latinoamericanos incluso en la cuna de la gusanería latinoamericana, Miami. El mismo día en que se le vencía la concesión a RCTV se le vencía también a diversos canales en manos de empresarios privados, incluyendo Venevisión propiedad de los Cisneros, pero Chávez les renovó la concesión por 20 años más. La propia cadena Globovisión, piloto de lanza junto a RCTV durante los acontecimientos golpistas de 2002 y 2003, goza de buena salud como subproducto de estos acuerdos con los grandes sectores empresariales. Al pactar con estos grandes medios reaccionarios, con Cisneros a la cabeza, demuestra en los hechos que no se trata de ninguna medida de autodefensa por parte del gobierno nacional, se trata de un escarmiento a aquellos sectores golpistas que no aceptan la correlación de fuerzas favorable al gobierno, mientras se premia a los que, como Cisneros, la aceptan y se convierten momentánea y convenientemente en “demócratas”.

 Como revolucionarios creemos firmemente que es esencial emprender una incansable lucha contra los medios y la prensa reaccionaria. Pero creemos que el modo más efectivo de combatir a los medios y la prensa que hoy la burguesía sigue detentando para mantener su dominio y sistema de explotación, es tomarlos en nuestras propias manos, creando y extendiendo los propios medios y la prensa de la clase obrera y del pueblo pobre al servicio de sus reales intereses. No pensamos, bajo ningún punto de vista que, como resultado de medidas de prohibición de los medios y la prensa reaccionaria desde este Estado, los trabajadores, campesinos y el pueblo pobre se librarán de la influencia de las ideas reaccionarias y del pensamiento dominante de la clase capitalista. En realidad, sólo la mayor libertad de expresión, de prensa y de reunión pueden crear las condiciones favorables para el avance del movimiento revolucionario de la clase obrera y del pueblo. Pero ejemplos sobran cómo de parte del gobierno nacional impiden también que los trabajadores se expresen libremente en los medios estatales: basta mencionar cómo el gran paro regional obrero en el estado Aragua del 22 de mayo fue expresamente prohibido que se difundiera por los medios televisivos y de prensa del Estado. Ellos exigían el cumplimiento de sus demandas y en solidaridad con los obreros de la fábrica Sanitarios Maracay -ocupada y puesta en producción bajo gestión obrera-, contra la represión efectuada por la Guardia Nacional -dependiente del Ministerio del Interior y Justicia-, y contra la complicidad del Ministerio del Trabajo y demás instancias del Estado con los empresarios. Ni VTV, Vive TV, Ávila TV, el diario VEA y la agencia ABN, para poner algunos ejemplos, mostraron esta importante lucha pues cuestionaba objetivamente las políticas gubernamentales encabezadas por el Ministro de Trabajo. Exactamente lo mismo que había ocurrido meses atrás con la lucha llevada adelante por los pescadores del Puerto de Güiria violentamente reprimidos por la Guardia Nacional. El gobierno incentiva a los medios alternativos pero siempre y cuando no cuestionen sus grandes políticas nacionales, como sus pactos y acuerdos con grandes sectores empresariales incluyendo los de los grandes medios de comunicación en manos de grandes magnates.

 Hoy el gobierno ha puesto coto a la concesión de RCTV mientras pacta con los otros grandes magnates de los medios de “comunicación”, por eso es incapaz de tomar una medida como la expropiación inmediata sin pago de todos estos grandes medios y poner a disposición y bajo el propio control ilimitado de las organizaciones de los trabajadores, sectores populares, campesinos y usuarios toda la televisión y la prensa. De manera tal que sean las organizaciones obreras, campesinas y populares, quienes determinen, sin ningún tipo de restricciones en los canales de radio y televisión la programación y las cuestiones a difundir. Medidas de este tipo sólo pueden ser llevadas a cabo por las propias organizaciones de lucha de los explotados, como sucedió muy recientemente con los trabajadores y el pueblo de Oaxaca que se apoderaron por medio de la acción directa de varios medios reaccionarios de televisión, radio y prensa y los pusieron a transmitir al servicio de la lucha, y no por un gobierno que brega por un “socialismo con empresarios”. Esto es lo que deberíamos hacer en Venezuela con todos los medios de comunicación sean de televisión, radio y prensa si hay ataques golpistas del imperialismo y de la reacción interna como hubo en el 2002. Venezuela continúa siendo un Estado burgués donde impera con todas sus fuerzas la lógica y el dominio de los capitalistas, y por más que se hable de una democracia participativa y protagónica y del “socialismo del Siglo XXI”, vemos que en realidad continuamos viviendo bajo el dominio de la sociedad burguesa.

 La realidad histórica ha demostrado que cualquier restricción de la democracia en la sociedad burguesa, quienes terminan soportando las consecuencias últimas de estas medidas son los propios trabajadores y el pueblo pobre. Por eso afirmamos que los trabajadores son los que deben librar por sus propios medios y organizaciones la total y completa libertad de prensa y no mediante el puño del aparato gubernamental como sustitución de esta lucha. Hoy, el estado y el gobierno, con su fuerte retórica del “socialismo del siglo XXI” y “contra” el capitalismo, puede aparecer como del lado de los trabajadores y las organizaciones populares; pero al no tocar los intereses fundamentales de las clases dominantes, viene abonando el terreno para que la reacción interna levante cabeza como lo hace ahora y evite así la posibilidad de avance del conjunto de los explotados y oprimidos. El desenlace de esto no puede ser otro que el que los elementos más reaccionarios de la burguesía retomen el control político más férreamente. En ese caso, cualquier legislación restrictiva que exista será lanzada contra los obreros y el pueblo. Lejos de ir detrás de medidas bonapartistas contra la libertad de prensa, aunque sea contra un medio reaccionario, la clase obrera debe confiar solamente en sus métodos de lucha y forjarse sus espacios e instrumentos mediáticos conquistados por su propia lucha y métodos de acción directa, como hicieron los trabajadores y el pueblo de Oaxaca, poniéndolos al servicio de su lucha, porque tarde o temprano este tipo de medidas gubernamentales también se volverán contra ella. Como afirma León Trotsky en su brillante trabajo sobre La libertad de prensa y la clase obrera: “Tanto la experiencia histórica como teórica prueban que cualquier restricción de la democracia en la sociedad burguesa, es, en último análisis, invariablemente dirigida contra el proletariado, así como cualquier impuesto que se imponga recae sobre los hombros de la clase obrera. La democracia burguesa es útil para el proletariado sólo en cuanto le abre el camino al desarrollo de la lucha de clases. Consecuentemente, cualquier “dirigente” de la clase obrera que arma al gobierno burgués con medios especiales para controlar a la opinión pública en general y a la prensa en particular, es, precisamente, un traidor. En último análisis, la agudización de la lucha de clases obligará a las burguesías de cualquier tipo a llegar a un arreglo entre ellas mismas; aprobarán entonces leyes especiales, toda clase de medidas restrictivas, y toda clase de censuras “democráticas” contra la clase obrera. Quien todavía no haya comprendido esto, debe salirse de las filas de la clase obrera”. Invitamos a los trabajadores y las trabajadoras y a los honestos militantes de la izquierda obrera, estudiantil, popular e intelectuales a leer este importante trabajo de Trotsky. Sólo los trabajadores desplegando sus métodos de lucha pueden trascender los límites de la libertad de expresión burguesa y no haciéndose responsables de la “libertad de expresión” propia de la democracia burguesa. Por eso llamamos a luchar a la clase obrera con sus propios métodos de lucha, y en particular a los trabajadores organizados en la corriente sindical CCURA a entablar una lucha decidida por una real libertad de prensa en el camino de forjar una verdadera prensa y medios obrera y populares realmente independiente, contra el monopolio que le imponen los magnates de los medios, y las restricciones que impone el gobierno como se observó durante la lucha de los obreros de Sanitarios Maracay. La única forma de luchar contra las ideas y prejuicios reaccionarios que ha logrado insertar la burguesía, con sus recursos mediáticos e ideológicos a los obreros, es construyendo una prensa y medios de los trabajadores en lucha contra la ideología y la política burguesas, que en el caso de nuestro país también es luchar contra la ideología y el proyecto del desarrollo nacionalista burgués del gobierno, contra las restricciones que hace la prensa burguesa a la difusión de las luchas obreras y sus exigencias, como en este caso hace también el gobierno nacional en sus medios.

*En la confrontación que se pueda generar en las calles, en el caso de que venga la reacción con embestidas semejantes a los escenarios del 2002, no somos neutrales, estamos en la primera fila, como estuvimos junto al pueblo y los trabajadores durante el 13 de abril, cuando le hicimos frente a la reacción interna auspiciada desde Estados Unidos. Pero consideramos que esta lucha solo puede ser llevada hasta el final partiendo de que los trabajadores gocen de absoluta libertad de organización y de prensa para avanzar en darle un golpe definitivo a la reacción interna, y no mediante los pactos que establece el gobierno con los grandes sectores empresariales y los magnates de la comunicación. Ninguna clase de medidas restrictivas, ningún tipo de clase de censuras gubernamentales en general y contra la lucha de la clase obrera en especial. Los trabajadores debemos dotarnos de medios de comunicación y una prensa independiente que exprese nuestras necesidades, defienda nuestros intereses, amplíe nuestro horizonte y prepare el camino para la verdadera revolución socialista en el país.

 

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