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Escalada represiva en Alemania
por : Mak Turm y Ramón Hernández, desde Berlín

20 May 2007 |

Del 6 al 8 de junio de 2007 tendrá lugar en Heiligendamm, Alemania la próxima cumbre del Grupo de los Ocho (G8), el encuentro de los jefes de estado y de gobierno de los 7 países imperialistas más importantes del planeta: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Inglaterra y Japón, más Rusia. La reunión se celebrará en un balneario de la costa del Mar Báltico, cerca de la ciudad de Rostock y con antelación se pronostica que no será un evento que transcurra de manera pacífica.

Como viene ocurriendo desde 1999 en Seattle, y más allá del bajón que sufrió el movimiento luego de la invasión imperialista a Irak en 2003 que no pudo detener, la cumbre en Heiligendamm se verá acompañada de protestas protagonizadas por grupos de jóvenes activistas y diferentes organizaciones e individuos pertenecientes a múltiples corrientes políticas o sociales. Entre ellos se encuentran los movimientos por el medio ambiente y antinucleares, movimientos antiglobal o de la izquierda radical, grupos antifacistas y autonomistas, juventudes de partidos políticos y otros. Este año estos grupos llevan a cabo un arduo trabajo de organización de marchas de protesta, actos de desobediencia civil, bloqueos. Sin embargo, las medidas de seguridad que toma el gobierno alemán con vistas a la cumbre son escandalosas. La sede del evento ha sido rodeada con una verja metálica de 12 kilómetros y 2,50 metros de alto coronada con alambre púa, que costó más de 12 millones de euros. Dentro de la zona de seguridad y hasta 200 metros por fuera de la verja se han prohibido durante la cumbre todo tipos de reuniones, así como en el aeropuerto y otros puntos de la región. El despliegue policial contará con unos 16.000 efectivos de todo el país, el mayor dispositivo jamás montado en la República Federal de Alemania en tiempos de paz. La marina alemana y dos barcos de guerra norteamericanos vigilarán las aguas del Mar Báltico. El tráfico aéreo en el espacio perteneciente al lugar del encuentro también será suspendido durante los tres días. En las cercanías han vaciado una cárcel del estado de Mecklenburgo y puesto a disposición para los manifestantes que una vez detenidos podrán ser encarcelados por hasta diez días. Incluso, el ministro de Interior, Schäuble, ha decidido el restablecimiento temporal de los controles en las fronteras interiores del espacio Schengen [1] con Alemania.

Represión gubernamental...

El gobierno de la mano de la Fiscalía desató un feroz ataque a los militantes de movimientos en contra de la cumbre comenzando con una ola de redadas. En la madrugada del miércoles 9 de mayo en varios estados, más de 900 policías, bajo el pretexto de que se planeaban ataques durante la cumbre del G8 en Heiligendamm, allanaron alrededor de 40 viviendas en Bremen, Berlín y Hamburgo, casas-proyectos y oficinas de organizaciones de izquierda, confiscando computadoras y otros medios así como información de todo tipo. El fiscal general de la República sospechando la “creación de una organización terrorista con el fin de impedir la cumbre del G8” y amparado por la ley 129 (ley especial antiterrorista) dio la orden para que las fuerzas represivas del Estado imperialista alemán llevaran a cabo los allanamientos cuyo objetivo fundamental es el de criminalizar e intimidar a los grupos más radicales del movimiento anti G8. Con posterioridad a la represión la prensa escribía que el gobierno pretendía modificar la ley en cuestión para hacerla más represiva aún (el número mínimo de personas que constituirían una organización terrorista se rebajaría de tres a una).
Corroborando el hecho de que se trata de represión preventiva contra el activismo anti G8, los 21 sospechosos de actos terroristas que habían sido arrestados fueron puestos en libertad por falta de pruebas.
Sin embargo, la campaña represiva y de criminalización del movimiento de protesta contra el G8 continúa. El ministro de Interior, Schäuble, anunció que se realizarían encarcelamientos masivos y que las operaciones policiales serían muy duras. Y es que el gobierno de coalición entre democristianos y socialdemócratas pretende evitar una radicalización y extensión de la protesta que según las encuestas tiene altos grados de aceptación entre la población, a pesar de la campaña mediática para desacreditarla. Como reflejo, aunque distorsionado, del descontento entre las masas, las elecciones en el estado de Bremen del 13 de mayo corroboraron una vez más la erosión institucional. Los partidos de coalición gubernamental ganaron, pero perdiendo muchos votos, y La Izquierda [2] se consolidó y estará representada por primera vez en un parlamento del oeste del país. Todo esto dentro del escenario de dos importantes huelgas en el sector de los servicios y las telecomunicaciones [3], que contribuyen a tensar la situación. De allí salió en los últimos día el mensaje del sindicato VER.DI de apoyar las manifestaciones en contra de la cumbre.

... y respuesta de la juventud activista

Como respuesta al ataque represivo policial ocurrieron espontáneamente varias manifestaciones en diferentes regiones y ciudades del país como muestra de solidaridad con los perseguidos por la justicia alemana y los esbirros del estado. Miles de personas salieron a las calles espontáneamente al día siguiente para protestar contra la represión policial y reafirmar su compromiso de lucha contra la cumbre de los expoliadores imperialistas. Durante varias horas numerosos grupos de jóvenes se enfrentaron a la policía lanzándole piedras y montando barricadas.
La guerra del gobierno, que va desde la violencia desenmascarada pasando por el intento de dividir el movimiento en manifestantes pacíficos y “terroristas”, llegando a recurrir a la supresión de las libertades democráticas constitucionales con el objetivo de garantizar el marco legal para la represión durante los cuatro días de la cumbre, demuestra, una vez más, que la democracia burguesa hace uso de sus aparatos para garantizar la explotación a los trabajadores y el pueblo y para reprimir a todos aquellos que se le opongan.

 

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