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Argentina: El paro nacional del 10A, “la unidad del movimiento obrero con la izquierda” y la construcción de un partido leninista de vanguardia
por : Fredy Lizarrague , Jonatan Ros

17 Apr 2014 | Grandes acciones como el paro nacional del jueves pasado permiten clarificar la consecuencia entre discurso y práctica política de las corrientes de izquierda. Ante la convocatoria a un paro “dominguero” por parte de Moyano, Barrionuevo y Micheli, toda la izquierda se pronunció por la necesidad de hacer un paro (...)
Argentina: El paro nacional del 10A, “la unidad del movimiento obrero con la izquierda” y la construcción de un partido leninista de vanguardia

Grandes acciones como el paro nacional del jueves pasado permiten clarificar la consecuencia entre discurso y práctica política de las corrientes de izquierda. Ante la convocatoria a un paro “dominguero” por parte de Moyano, Barrionuevo y Micheli, toda la izquierda se pronunció por la necesidad de hacer un paro “activo”.

Desde el PTS veníamos insistiendo en la necesidad de un paro nacional activo llamando a organizar el paro, piquetes y un plan de lucha, como exigencia a las centrales sindicales, criticando la tregua que estas venían otorgando al gobierno, como parte de su subordinación a proyectos políticos patronales, y levantando un programa para que la crisis la paguen los capitalistas. Con este contenido, el Encuentro Sindical Combativo que convocamos en marzo junto al Pollo Sobrero, el Perro Santillán y la mayoría de las corrientes de la izquierda obrera y socialista, lanzó (antes que ninguna otra organización de izquierda) un llamamiento que incluía la convocatoria a una jornada de piquetes y cortes de ruta contra el ajuste y por la absolución de los petroleros de Las Heras. Veníamos de haber sido la corriente mayoritaria en la jornada nacional de cortes del 27 de febrero, impulsada por el Comité por Absolución de los petroleros de Las Heras, reprimida por la Gendarmería en la Panamericana y por la Federal en la General Paz.

Pero el paro nacional planteaba un desafío superior: sobre la base de pelear la adhesión al paro en las fábricas y empresas donde los sindicatos llamaban a “carnerear”, proponerse que sea realmente “activo” en las fábricas y empresas donde la izquierda tiene responsabilidad de dirección. Lo mismo estaba planteado para los centros de estudiantes, sobre todo aquellos que dirigimos las corrientes integrantes del Frente de Izquierda. Para ser serios con los anuncios de cortes y piquetes, estos no podían quedar en manos sólo de la militancia sino que debíamos apostar a la participación (al menos) de la vanguardia (el activismo) obrera y estudiantil.

Esto es lo que realmente teme el gobierno, la oposición patronal de los Massa o Macri que salieron a atacar furiosos los piquetes, y la burocracia sindical en todas sus alas: que surjan sectores del movimiento obrero que no sólo voten delegados de izquierda y luchen por sus propias demandas, sino que se rebelen activamente y por cientos (y miles en el futuro) contra los límites que impone la burocracia sindical y el estado (con la Gendarmería). No por nada un gerente de Kraft advirtió a uno de los delegados: “nosotros no vamos a poder hacer funcionar la fábrica, pero ustedes no van a poder subir a la Panamericana”. Todo tenía que quedar en los límites del régimen, los trabajadores que decidían parar (aunque intentaron evitarlo) debían quedarse en sus casas.

En la Panamericana, el corte más anunciado (y el único reprimido, no por casualidad), mostró que la corriente clasista que se jugó a organizar el activismo obrero y estudiantil para participar fue el PTS. Allí estuvieron más de 400 obreros industriales de Donnelley, Kraft, Pepsico, la ex Stani (hoy Kraft Victoria), de Lear, Printpack y varias fábricas más donde incluso dirige la burocracia sindical, gracias a una militancia previa impulsada por nuestros compañeros y compañeras. Incluso una delegación de obreros de FATE llegó desde la primera hora organizada por los delegados de la Marrón/PTS, mientras que los dirigentes del SUTNA (sindicato de fábrica de FATE) llegaron con una pequeña delegación varias horas más tarde, aunque lo habían votado tanto en asamblea como en su plenario con el PO.

En el SUTEBA Tigre, dimos la batalla junto a los compañeros de Opinión Socialista, logrando una importante delegación, que se sumó a docentes de San Martín, General Sarmiento y otras seccionales de la zona, hasta llegar al centenar de guardapolvos.

Participaron también trabajadores telefónicos de Pacheco y obreros del Frigorífico Rioplatense junto con compañeros telefónicos y estatales de Capital. Junto con estas delegaciones obreras estuvieron los diputados del FIT Christian Castillo y Néstor Pitrola. También compañeros del barrio Las Tunas que sufren el continuo flagelo de las inundaciones debido a los negocios inmobiliarios impulsados por Massa con la construcción de countries que se edifican a más altura y provocan tragedias. La unidad de los trabajadores combativos con estos sectores populares es fundamental y muestra en pequeño la alianza obrera y popular que va a ser necesaria para derrotar a los capitalistas y sus gobiernos. La solidaridad impulsada por los trabajadores de Kraft hace ya un año cuando fueron las inundaciones es una muestra de la política que tienen que tener los sectores clasistas para tender un puente hacia los barrios populares que debe incluir un programa para pelear en común por trabajo genuino y un plan de obras públicas controlada por los trabajadores y vecinos.

El movimiento estudiantil tuvo fuerte presencia. Universitarios, terciarios y secundarios, de la Zona Norte y de Capital. El PO también participó con militantes universitarios y la bandera de la FUBA, junto a la columna de su partido que subió a la Panamericana una vez instalado el piquete, pero no dieron una batalla política para que asista la mayor cantidad de estudiantes independientes posibles. Lo que se dice “centros militantes”. Más de 400 estudiantes independientes y de la Juventud del PTS, levantándose a las 3 a.m. para llegar puntuales al corte, e incluso quedándose sin dormir, para luego enfrentar la represión de la Gendarmería codo a codo con los obreros combativos, son la prueba viviente de esa batalla política. Es notorio que hayan asistido más estudiantes independientes al corte de la Panamericana que al folclórico corte que organizó la FUBA con la AGD en Córdoba y Junín.

La Interfabril de Pilar (donde actuamos en común delegados y activistas independientes, de la CCUR y del PTS) apostó y movilizó más de un centenar de obreros de Unilever, Procter & Gamble, Worldcolor y Kromberg para bloquear el ingreso al Parque Industrial.

En el Puente Pueyrredón estrenaron su primer piquete decenas de obreros de la Coca Cola (planta Pompeya) organizados por su nueva Comisión Interna, así como decenas de trabajadores aeronáuticos de Aeroparque y Ezeiza. Junto a docentes, estatales, los diputados del FIT Nicolás del Caño y Marcelo Ramal y otras organizaciones de izquierda, fueron los únicos trabajadores de la industria y los servicios allí presentes. También estuvo Claudio Dellecarbonara, luego de garantizar el paro en la Línea B junto al activismo y con asamblea previa, mientras el PO no quiso hacer asamblea en el taller Rancagua.

En Neuquén, junto al Sindicato Ceramista, la columna obrera del Parque Industrial también fue notoria en el acto conjunto con ATEN y otros sindicatos.

En Rosario, luego de la dura lucha de Liliana, el activismo de esa fábrica, a pesar del despido de sus dirigentes, se hizo presente nuevamente en el corte, a pesar del asueto que dieron las patronales del cordón industrial para evitar que se exprese la bronca de esa juventud metalúrgica superexplotada.

Estos son algunos ejemplos de la batalla que dio el PTS en la preparación del 10A, por lo cual nuestro orgullo no es sólo haber sido claves en la batalla primero por garantizar el paro (votándolo en asambleas) y luego por “ganar la calle” e instalar el piquete en la Panamericana, pese al intento de impedirlo de la Gendarmería con balas de goma, bastonazos, carro hidrante, perros, la detención del compañero Medina, etc., sino de haber hecho todo esto con centenares de obreros y estudiantes de vanguardia. Seguramente que son pocos frente a los millones que adhirieron al paro. Pero son la avanzada que está dando un ejemplo que puede y debe multiplicarse si queremos que emerja el clasismo en el movimiento obrero y un movimiento estudiantil combativo. La influencia sobre sectores de la base del movimiento obrero en donde intervenimos fue clave para que se desarrolle una lucha política que concluiría con que mayoritaria y conscientemente se vote parar en fábricas como Kraft, Donnelley, Pepsico, Lear, Alicorp (ex Jabón Federal), Procter, Printpack y tantas otras, como en la Línea B del Subte, todos lugares donde las direcciones de los sindicatos llamaban a no parar.

Lamentablemente el resto de las corrientes de izquierda no se plantearon ni se plantean esta batalla porque consideran “sectaria” una política clasista en el movimiento obrero (esta es una de las diferencias centrales con el Pollo Sobrero y el Perro Santillán) o porque su concepción política no incluye el objetivo de organizar sindical y políticamente a los sectores avanzados del movimiento obrero al calor de influir y actuar sobre sectores de la base, limitándose a conquistar (pocas) posiciones en las organizaciones obreras pero que no generan militancia de forma amplia. Lo mismo hacen en el movimiento estudiantil donde una organización “de masas” como la FUBA no es capaz de movilizar más de un par de cientos de estudiantes.

Las enseñanzas de Lenin (y la historia)

Esta negativa a desarrollar la militancia sindical y política de los trabajadores y la juventud tiene como origen una concepción de “partido” no leninista.

La experiencia histórica muestra que un partido “obrero y socialista” que se propone construir una dirección revolucionaria del movimiento obrero tiene que estar dispuesto a utilizar todos los terrenos y herramientas para llevar adelante la lucha por su programa, desde los sindicales hasta los parlamentarios, pero que será totalmente impotente para vencer, superando a las direcciones burocráticas traidoras y conciliadoras, si no agrupa a la vanguardia obrera y la organiza para los combates más difíciles. Un “aparato”, pequeño (como son hoy los partidos de izquierda) o grande (como fue en su momento la socialdemocracia europea), que se desarrolla por fuera de esto, está condenado a la degeneración o a la impotencia. Separar la influencia electoral y sindical del objetivo primordial de ir forjando obreros y obreras cada vez más conscientes y decididos a “ponerle el cuerpo” a la lucha por el programa que dicen defender, que serán los futuros “oficiales” (militantes revolucionarios) de una organización con influencia de masas, desarrolla intereses propios de esos aparatos (mayor influencia electoral o “presencia mediática”, más acuerdos diplomáticos con caudillos sindicales), separados de las batallas centrales de la clase obrera. Experiencias de este tipo, en la historia del movimiento obrero, han terminado en las peores traiciones o en la impotencia política. Así explica Lenin “la bancarrota de la Segunda Internacional”. Repetir descontextualizadas las fórmulas del “¿Qué Hacer?”, como “la conciencia socialista viene desde afuera” o la indiscutible necesidad de elevar a la clase obrera a la lucha política (acaudillando el conjunto de las demandas de la nación oprimida), sin integrarlas en las lecciones que extrae Lenin de la traición de la socialdemocracia 12 años después, es no entender nada de leninismo: el peligro de degeneración oportunista no sólo proviene del sindicalismo (“economicismo”) como plantea en el “¿Qué Hacer?”, sino también del desarrollo de aparatos electorales y sindicales adaptados a los regímenes en tiempos de desarrollo pacífico y evolutivo, que se niegan a perder sus privilegios en los momentos de giros bruscos, donde es necesario pasar del trabajo legal al ilegal. Estas lecciones deben guiar la construcción de un partido leninista que se proponga agrupar a la vanguardia obrera para dirigir a las masas.

La prueba de los hechos

Los hechos de la lucha de clases que nos toca vivir, por más límites que tengan, ponen a prueba las concepciones y prácticas políticas.

Los compañeros del PO han desarrollado una especie de teoría que rompe con toda la tradición de Lenin y la Tercera Internacional (ver recuadro) donde la fusión entre la izquierda y el movimiento obrero se va a dar mediante la agitación exterior a la clase obrera. Han llegado al colmo de atacar el trabajo “estructural” en la clase obrera con el insólito argumento de que ello lleva a la “temprana burocratización”.

Ellos dicen que “El PO, por ejemplo, se distingue de otros grupos políticos por un trabajo de agitación y propaganda sobre la clase obrera y sobre todas las clases sociales (sic!, ¿todas?). El material de esta agitación son todos los atropellos del capital y su Estado contra las masas... En oposición a esto, el llamado “trabajo estructural”, que consiste en acumular posiciones en los aparatos sindicales, con independencia de que sean la expresión de una lucha política clasista, lleva a la temprana burocratización de la actividad y de los cuadros socialistas”. (“Unir a la izquierda revolucionaria y el movimiento obrero” Prensa Obrera N°1309)

La verdad es que la “temprana burocratización” le ha sucedido más de una vez a los militantes sindicales del PO como es el caso de los dirigentes telefónicos Sosto, Lavagna e Hidalgo que, tiempo después de ingresar a la directiva de FOETRA Buenos Aires gracias a un frente con Marín (CTA) y Iadarola (CGT), rompieron con el PO y se unieron a la burocracia, o el caso más sintomático aún del pase al bando de la burocracia de su principal dirigente del SOIP de Mar del Plata Mamerto Verón que, con 10 años de militancia en el PO, luego de ganar el sindicato terminó firmando un acuerdo de flexibilización (y rompiendo con el PO). Para no hablar de los acuerdos sindicales con personajes como Angel Tello de Renault de Córdoba que luego de sostener una alianza de años con el PO terminó como secretario adjunto del SMATA, sindicato pro patronal con patota incluida. Quemados con leche de estas “experiencias estructurales” el PO se apresta a evitar la burocratización… dejando de lado la elemental necesidad de inserción en la clase obrera, sin preguntarse si sus fracasos tardíos no tienen una explicación mejor. Ni se les ocurre pensar que su “burocratización temprana” tiene entre sus causas que sus propios militantes que fueron dirigentes sindicales no dedicaron mayor tiempo a la organización de sectores de la clase obrera ni desarrollaron la coordinación, es decir mantuvieron las organizaciones que conquistaron tal cual las recibieron, burocratizadas, vacías. Al mismo tiempo por lo general los “dirigentes sindicales” se dedicaron al sindicalismo dejando para los “dirigentes partidarios” la política. El derrotero de esta lógica se vio en la primer experiencia de los SUTEBA recuperados como el de General Sarmiento que en manos de parte de la izquierda no fue útil para desarrollar ninguna instancia de unidad entre los trabajadores de la Zona Norte y se mantuvo igual a sí mismo durante largos años hasta que pasó a manos de la Celeste con más pena que gloria quedando el PO como un grupo marginal en el mismo sector de docentes en todo Norte. De esta forma hoy el PO en Norte ha logrado ser la corriente de izquierda más pequeña superada por todos los grupos (todos es literal). En este momento los compañeros del PO se aprestan a “conquistar” puestos sindicales ya no por la agitación que haga madurar la conciencia ni nada por el estilo sino a partir de acuerdos con parte de la burocracia michelista en Neuquén donde compartirá lista con la corriente de Julio Fuentes, reconocido dirigente burocrático de la CTA. Como se ve la agitación no cumple su supuesto papel “educador” sino que en muchos casos sirve como cobertura de los más diversos acuerdos conciliadores con la burocracia (vaya antídoto contra la “burocratización”).

A diferencia de esto la política del PTS para avanzar en la fusión con la vanguardia obrera, siguiendo las enseñanzas de la Tercera Internacional en vida de Lenin (ver recuadro), uniendo estrechamente a las batallas no sólo políticas sino también ideológicas para formar dirigentes y militantes obreros revolucionarios, lejos de darnos una “temprana burocratización”, permitió que contemos hoy con dirigentes de la talla de Raúl Godoy y los militantes obreros del PTS en Zanon, de José Montes o Miguel Lagos, Hernán García y los demás compañeros del ARS, de nuestros dirigentes de la Alimentación, Gráficos, SMATA, UOM y centenares de cuadros obreros revolucionarios que son parte de la tradición de la vanguardia obrera del país. “Estructurar” un partido en la clase obrera desde ya tiene sus riesgos pero escapar de ellos huyendo de la propia clase y de sus experiencias no parece una buena salida.

Los hechos de la Panamericana y todos los piquetes del 10A no fueron más que una expresión, pequeña, de esta diferencia de estrategias. Los nuevos militantes que se han incorporado al PTS en los últimos meses y muchos compañeros y compañeras simpatizantes, están orgullosos de haber pasado esta primera prueba, pequeña desde el punto de vista de la revolución, pero importante en función de la pacífica lucha de clases de los últimos años y por lo que muestra hacia el futuro. En todas las fábricas, empresas, facultades y colegios donde actuamos, nuestros compañeros reciben muestras de apoyo y reconocimiento por el papel jugado por ellos y por el PTS.

Sabemos que las fuerzas organizadas en el PTS son todavía muy pequeñas en relación a lo necesario para construir un verdadero partido revolucionario que pueda ser decisivo en eventuales grandes luchas de la clase obrera. Pero sabemos también para construir un verdadero partido es necesario prepararnos desde ahora desarrollando la militancia obrera y estudiantil a la más amplia escala posible. Desde agrupaciones clasistas hasta internas militantes pasando por Encuentros realmente abiertos y campañas políticas (como fue en su momento el FIT o como venimos haciendo en defensa de los petroleros de Las Heras condenados), todo lo que desarrolle la actividad militante de los trabajadores genera las bases para construir un partido que no sea solo un programa de agitación sino una organización poderosa enraizada en la clase trabajadora y la juventud y con la mayor experiencia de lucha posible. La falta de radicalización política dificulta que esa militancia amplia sea directamente revolucionaria. Somos conscientes de que cuando no hay situaciones más agudas de lucha de clases y grandes crisis pre-revolucionarias, con el programa de acción transicional no alcanza para ganar para la revolución a nuevos compañeros. Es por eso que el PTS, al tiempo que impulsa la organización de la vanguardia y los obreros avanzados, gana a través de la propaganda marxista a los compañeros más decididos y conscientes y a los mejores organizadores de su propia clase para una perspectiva revolucionaria, socialista e internacionalista. Para ello empezamos a revolucionar nuestros medios de propaganda (como el video “Marx ha vuelto”, como introducción al estudio y discusión del Manifiesto Comunista) para formar nuevas camadas de obreros en el marxismo. Además queremos multiplicar el trabajo con La Verdad Obrera como motor de campañas políticas y discusiones ideológicas y publicamos en común con intelectuales no partidarios la revista Ideas de Izquierda como medio para la lucha ideológica, para que las “ideas de izquierda” penetren en más sectores.

Junto con esto y dentro de esta orientación cobra importancia la agitación. Somos parte del FIT que es una herramienta útil para luchar por la independencia de clase de forma amplia entre los trabajadores que vienen del peronismo. Una forma de llegar con ideas sencillas a millones de trabajadores y jóvenes. Somos los principales impulsores de la campaña por la absolución de los petroleros de Las Heras, que permite generar una consciencia y compromiso clasista básico pero profundo en defensa de los condenados de nuestra propia clase.

Asimismo las luchas políticas son necesarias para que los propios trabajadores avanzados tomen en sus manos otros aspectos negados por la burocracia (y muchas veces también por las demás corrientes de izquierda) como por ejemplo la defensa de las mujeres obreras, enfrenten todo tipo de discriminación, etc. Para ello impulsamos la organización de Comisiones de Mujeres con las trabajadoras o las esposas de los trabajadores e impulsamos sobre todo en el movimiento estudiantil la agrupación de mujeres Pan y Rosas ya que somos concientes de que esto constituye una forma de luchar contra las concepciones de los trabajadores y la juventud que vienen arraigadas desde hace décadas y son una traba para el avance de su propia conciencia de clase.

Reagrupar a la vanguardia para ganar los lugares de trabajo y las calles

Nuestra participación en el Encuentro Sindical Combativo junto a corrientes con las cuales tenemos enormes diferencias, tiene el objetivo de agrupar al activismo más avanzado del movimiento obrero, para que sean parte de un polo nacional combativo, participen de las luchas ofensivas y defensivas (las patronales pueden querer tomar represalias) y saquen las conclusiones, a partir de su propia experiencia, contrastando programas, tácticas y estrategias.

Ahora está planteado encarar el 1° de mayo, día internacional de los trabajadores, y la concreción de los encuentros regionales que votamos en Atlanta, desde las grandes lecciones que nos dejó el paro nacional del 10 de abril: impulsar el frente único obrero aprovechando las acciones progresivas convocadas por los grandes sindicatos, exigiendo un programa y un plan de lucha que responda a los intereses de conjunto de los explotados, con exigencias pero a la vez denunciando las treguas y a los opositores patronales con los que coquetean Moyano y Barrionuevo; reivindicando los piquetes y cortes de ruta como parte de la tradición del movimiento obrero contrapuesta a los aprietes y amenazas patronales y de la burocracia; defendiendo a los trabajadores y el pueblo de la represión y la criminalización, redoblando la lucha, desde el amplio frente único que hemos conquistado, por la absolución para los petroleros de Las Heras; impulsando la coordinación para la lucha de los trabajadores más allá de los diferentes gremios, junto al movimiento estudiantil y los sectores populares; promoviendo agrupaciones clasistas que se jueguen a recuperar los sindicatos, echando a la burocracia sindical.

Hacia el XIV Congreso del PTS

Hemos expuesto una práctica política que muestra que la construcción del PTS no es un fin en sí mismo sino una herramienta cada vez más fuerte para luchar por un gran partido revolucionario de la clase obrera, que tenga como meta el gobierno de los trabajadores y la lucha internacionalista por el socialismo. Con esta estrategia queremos multiplicar la organización de nuevas camadas de militantes: además de los cerca de 1.000 que organizamos luego de las elecciones de octubre, queremos organizar en los próximos meses 1.000 nuevos compañeros y compañeras más que ya vienen luchando junto al PTS en diversos terrenos.

La experiencia que estamos desarrollando en Argentina, con el PTS y el Frente de Izquierda, es seguida con atención por las principales organizaciones de izquierda (en particular las que se reivindican trotskistas) de diversos países. Nosotros consideramos que nuestra batalla por construir un partido revolucionario, un trotskismo obrero e internacionalista, es inseparable de la lucha por la reconstrucción de una Internacional de la revolución socialista, la Cuarta Internacional. Por ello somos parte, junto a las organizaciones que integran la FT-CI, de la iniciativa por poner en pie un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista, la Cuarta Internacional. Buscamos el debate y la crítica internacionalista, junto a iniciativas de práctica común (como hicimos con las campañas internacionales por los petroleros de Las Heras o por la histórica huelga de Panrico en Barcelona).

El XIV Congreso Nacional del PTS, que realizaremos a comienzos de junio, se propone debatir estos desafíos y adoptar resoluciones para encararlos. Aunque los protagonistas centrales de las discusiones hacia el Congreso serán los militantes “viejos” y nuevos del PTS, crearemos una instancia especial para que puedan opinar y debatir todos los compañeros y compañeras que compartan nuestras batallas políticas y perspectivas, aunque aún no estén integrados como militantes de nuestra organización.

Un desafío apasionante nos espera para elaborar y votar nuevas iniciativas que estén a la altura de lo que hemos conquistado.


La Tercera Internacional y la crítica al trabajo en el movimiento obrero "desde afuera", con "agitación y propaganda"

“En esas condiciones, la acción de los comunistas en el seno de los sindicatos adquiere una importancia decisiva. Ninguna crítica del partido, proveniente de afuera, podría ni siquiera en una mínima medida ejercer sobre las masas una influencia similar a la que puede ser ejercida por el trabajo cotidiano y constante de las células comunistas en los sindicatos, mediante un trabajo tendiente a desenmascarar y a desacreditar a los traidores y a los burgueses del tradeunionismo, que en Inglaterra más aún que en cualquier otro país, constituyen el juguete político del capital”.

“Desde el primer momento de su fundación, la Internacional Comunista se planteó como objetivo, claramente y sin equívocos, no la formación de pequeñas sectas comunistas que intentasen ejercer su influencia sobre las masas obreras únicamente mediante la agitación y la propaganda, sino la participación en la lucha de las masas obreras, guiando esta lucha en el sentido comunista y constituyendo en el proceso del combate grandes partidos comunistas revolucionarios”.

“Ya durante su primer año de existencia, la Internacional Comunista repudió las tendencias sectarias ordenando a los partidos afiliados, por más pequeños que fuesen, que colaboraran en los sindicatos, participasen en ellos a fin de vencer a su burocracia reaccionaria desde dentro y de transformarlos en organizaciones revolucionarias de las masas proletarias, instrumentos de combate”.

“Los partidos comunistas sólo pueden desarrollarse en la lucha, incluso los más pequeños de los partidos comunistas no deben limitarse a la simple propaganda y a la agitación. Deben constituir, en todas las organizaciones de masas del proletariado, la vanguardia que demuestre a las masas atrasadas, vacilantes, cómo hay que llevar a cabo la lucha, formulando para ello objetivos concretos de combate, incitándolas a luchar para reclamar la satisfacción de sus necesidades vitales, y que de ese modo le revele la traición de todos los partidos no comunistas”.

Tercer Congreso de la Internacional Comunista [1] [Los destacados son nuestros (JR y FL)]

 

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