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Condenan a muerte a 529 manifestantes de la Hermandad Musulmana
por : Diego Sacchi

05 Apr 2014 | El 24 de marzo un tribunal egipcio sentenciaba a 529 partidarios de la Hermandad Musulmana (HM) a la pena de muerte en la horca por encontrarlos culpables de la muerte de un policía en las manifestaciones de Agosto del pasado año. Para incrementar lo indignante de esta condena, los acusados no tuvieron posibilidad de presentar una defensa en un (...)
Condenan a muerte a 529 manifestantes de la Hermandad Musulmana

El 24 de marzo un tribunal egipcio sentenciaba a 529 partidarios de la Hermandad Musulmana (HM) a la pena de muerte en la horca por encontrarlos culpables de la muerte de un policía en las manifestaciones de Agosto del pasado año. Para incrementar lo indignante de esta condena, los acusados no tuvieron posibilidad de presentar una defensa en un juicio que duro menos de 2 días, y se da luego de que un jefe de policía fuera sentenciado a 10 años de cárcel por matar a 37 manifestantes lanzando gas en una camioneta y que sienta un precedente ante el próximo proceso sobre otros 683 militantes de la Hermandad Musulmana.

La condena despertó el repudio de organismos de derechos humanos en Egipto y el mundo, Amnistía Internacional lo califico como la mayor condena masiva a muerte de los últimos tiempos. El Ministro de Relaciones Exteriores egipcio rápidamente trato de quitar toda ingerencia del gobierno cívico militar en el fallo y aclaro que los sentenciados podrán apelar el fallo tratando de calmar los reclamos internacionales.
La indignación por la condena de los 529 HM se traslado a las calles donde las manifestaciones de militantes de esta organización, estudiantes y organismos de derechos humanos termino con la represión de las fuerzas policiales que dejo un estudiante muerto en las proximidades del campus universitario en El Cairo.

Un juicio en el marco del plan contra revolucionario de la dictadura cívico militar

La sentencia a muerte de 529 personas no es producto de un fallo injusto, se trata de la continuidad de la contra revolución que puso en marcha la dictadura cívico militar desde que derrocaron al ex presidente Morsi montándose sobre las movilizaciones de masas contra los ajustes y medidas autoritarias que venía implementando y contra su carácter islamista moderado.

Si el Ejército logró orquestar esta maniobra, derrocar a Morsi e imponerse como gobierno de facto con la figura decorativa de un presidente civil, se debe, en gran medida, al apoyo que recibieron los militares de sectores de la burguesía liberal y sectores de la vanguardia de las movilizaciones contra Morsi. El gobierno de transición que surgió luego del golpe presidido por Mansour (presidente de la Corte Suprema) contó con el apoyo de las principales figuras políticas opositoras como El Baradei, de una coalición de militares, políticos burgueses y organizaciones que estuvieron a la cabeza de las movilización, entre ellos el movimiento Tamarod (“Rebelde”) y dirigentes de nuevos sindicatos (como el nuevo Ministro de Trabajo Abu Eita presidente de la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes).

El nuevo gobierno cívico militar pone en marcha un golpe contra revolucionario para terminar con la situación abierta por la primavera árabe. La represión y verdaderas masacres contra los manifestantes de la HM, la criminalización y represión imponiendo una ley anti protesta que legitimo la detención y encarcelamiento de trabajadores, activistas sociales, periodistas que según informa el diario ingles The Guardian, desde julio del 2013 hubo al menos 16000 detenidos por razones políticas y más de 1000 muertos por la represión [1] , datos que muestran lo engañoso del discurso montado por quienes apoyan al golpe cívico militar que justifican la represión basados en que solo se dirige a los HM (discurso que vergonzosamente repite una organización de izquierda como la LIT-CI que en una declaración del 22 de marzo dice “Es verdad que el aparato de seguridad sigue reprimiendo, pero el carácter de la represión no es generalizado sino selectivo” [2]). Esta política del gobierno provisional era legitimada con un discurso de lucha contra el “terrorismo islámico” de los HM, para recuperar el orden y la estabilidad. Se configuro así el golpe contra revolucionario, que contó con el apoyo del gobierno Norteamericano y otros gobiernos imperialistas, de Arabia Saudita que financio con sumas millonarias la campaña represiva contra el “terrorismo”, y que logro, en el marco de un retroceso en la oleada de la primavera árabe en la región, imponer una salida reaccionaria.

El golpe logra asentarse sobre la base de dividir al bloque que había actuado unificado en las movilizaciones contra la dictadura de Mubarak y que había llevado a la caída de la primera transición militar antes de las elecciones que dieron como ganador a Morsi. En la “primavera egipcia” contra Mubarak se habían combinado las huelgas obreras que venían enfrentando al régimen desde años previos, los sectores más pobres ahogados por la situación económica y la desocupación y las capas medias e intelectuales que reclamaban mayores libertades democráticas, se dio una “unidad de propósito” que abarcaba también desde los partidos liberales, pasando por los grupos islamistas como la HM hasta sectores de la izquierda. Durante estos últimos años esa unidad se fue desasiendo y el Ejército apoyado por una amplia coalición política (como decíamos más arriba) ha logrado hacerse de una base que ve al actual gobierno como la salida del caos y la inestabilidad. Enfrentado al golpe han quedado no solo los sectores que apoyan a los HM, como se ha visto en los últimos meses las capas medias se han comenzado a dividir ante la represión y la vuelta cada vez más acentuada a un régimen que recuerda al de Mubarak (una muestra de esto son los sectores del movimiento estudiantil que se movilizan contra el golpe) y sectores del movimiento obrero comienzan a retomar las huelgas y movilizaciones luego de un cierto retroceso.

Un nuevo avance reaccionario ante la emergencia del movimiento obrero egipcio

La condena a muerte a los 529 partidarios de la HM también busca un efecto ejemplificador y continuar con el ambiente represivo en el momento en que la dictadura comienza ha tener que responder al surgimiento de nuevos sectores que se manifiestan contra la situación política y económica. En los últimos meses se agudizaron las penurias económicas entre la mayoría de la población, sumado a la carestía de productos básicos, los cortes de energía y el estado policial, han comenzado a surgir luchas obreras en importantes sectores. Durante los meses de febrero y marzo se sucedieron las huelgas, primero de más de 20000 obreros de la textil Mahalla se declararon en huelga durante semanas por aumento de salario y por la efectivización de todos los contratados, los trabajadores del transporte del Cairo paralizaron la ciudad pidiendo aumento del salario básico, miles de trabajadores del Correo fueron a la huelga contra la administración del gobierno.

Otra muestra de la dificultad de asentar al nuevo régimen reaccionario fue el referéndum constitucional que presentado como un cambio a la teocrática y autoritaria constitución de Morsi (vale aclarar que la nueva constitución, si bien retoma libertades quitadas por el gobierno de Morsi, le da poder al Ejército para juzgar civiles, auto gobernarse y otras concesiones que le permiten mantener su poder sobre el 40% de la economía del país). El gobierno buscaba, en base a una victoria contundente, mostrar la base social que apoyaba sus medidas. Si bien la propuesta gano por más del 90%, la ausencia y abstención en los comicios fue mayor a los realizados para votar la constitución en tiempos del gobierno de Morsi.

Ante esta situación el Ejército y sus socios civiles decidieron, primero adelantar las elecciones presidenciales y luego la renuncia de el Primer Ministro al-Beblawy y su gabinete para descomprimir la situación. El nuevo PM Ibrahim Mahlab es un reconocido militante del partido de Mubarak y un hombre ligado a los negocios inmobiliarios que al asumir centro su política en mantener la mano dura contra los “terroristas” y dar una salida a los crecientes reclamos obreros. Lejos de esto las medidas del nuevo gabinete apuntan a mantener el “orden” hacía las elecciones presidenciales de mayo que garanticen un nuevo gobierno fuerte (donde se da por seguro que ganara el ex general del Ejército Al Sisi aunque el apoyo a su candidatura viene bajando [3] ).

Perspectivas

El golpe contra revolucionario del Ejército que contó con la cobertura de sus socios civiles y que como explicamos antes, se viene imponiendo como una salida reaccionaria a la situación abierta por las movilizaciones de la primavera árabe logró durante un periodo, mediante las violentas represiones y las persecuciones, disminuir el nivel de movilización y protesta.

El plan de la dictadura era darle continuidad a las políticas económicas del gobierno de Morsi que mantuvo intactos los negocios del Ejército (que controla la mayoría de las empresas estatales) y favorecía los acuerdos con el imperialismo, de ahí el silencio del gobierno Norteamericano, de otros gobiernos imperialistas y el apoyo abierto de la reaccionaria monarquía Saudí ante el golpe militar.

El regreso de las huelgas y luchas obreras (qué cuestionan aspectos pero aun no al régimen de conjunto) junto a un mayor rechazo a la política represiva del gobierno por parte de un sector del movimiento estudiantil muestra que, si bien sufrió un retroceso importante, no se logró derrotar el proceso abierto con la primavera árabe. Vuelven a resurgir los reclamos planteados en 2011 contra el ajuste económico y la represión.
En este sentido está planteado ligar las demandas económicas y sindicales del movimiento obrero a la movilización que denuncie las masacres y la represión del Ejército y sus cómplices civiles, para transformarlas en una lucha para tirar al gobierno golpista cívico militar que está al servicio de la burguesía y de la continuidad de la sumisión al imperialismo (como quedó demostrado en el reciente viaje de Kerry) y los acuerdos con Israel.

Para esto es necesario avanzar en la unidad que supere las divisiones religiosas o sectarias, que se utilizan con fines reaccionarios, planteando una salida que permita unificar la fuerza de la clase obrera egipcia junto a los sectores que enfrentan a la dictadura.

Esta lucha, lejos de subordinarse a la política de la HM y de Morsi que gobernó imponiendo planes de ajuste, debe retomar el camino que abrieron las grandes jornadas de 2011 y encaminarse hacia la única salida posible para conquistar las demandas políticas y económicas de aquellas jornadas, un gobierno obrero y popular.

 

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