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Defendamos la independencia de los sindicatos
por : Milton D’León

10 May 2007 | En discursos durante los últimos meses, Chávez viene atacando fuertemente la autonomía de los sindicatos con respecto al gobierno y al Estado: “los sindicatos no deben ser autónomos, (...)"

En discursos durante los últimos meses, Chávez viene atacando fuertemente la autonomía de los sindicatos con respecto al gobierno y al Estado: “los sindicatos no deben ser autónomos, (...) habría que terminar con eso”, afirmó. Su virulento alegato se desarrollaba en el marco del llamado a la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y frente a la propuesta de autonomía sindical de diversos dirigentes sindicales, entre ellos los de la Corriente Clasista, Unitaria Revolucionaria y Autónoma (C-CURA -UNT), cuyo referente principal es Orlando Chirino. Incluso los llamó “contrarrevolucionarios” y “socialtraidores”, en una ofensiva contra las organizaciones sindicales para subordinarlas a sus políticas gubernamentales.

Hay que destacar que una de las dinámicas sociales y políticas más importantes que se vive hoy en Venezuela se da en sectores importantes del movimiento obrero. Esto se reflejó sobre todo desde mediados de 2006 en la “rebelión antiburocrática” en el II° Congreso de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), en el desplazamiento de viejas direcciones burocráticas de los sindicatos, así como en importantes luchas por reivindicaciones salariales y laborales, que aún cuando no aparezcan en primera plana de los periódicos burgueses o del gobierno, constituyen un interesante proceso de reorganización. Un ejemplo emblemático es la lucha que llevan delante los trabajadores de la fábrica Sanitarios Maracay, que desplazaron a los viejos dirigentes sindicales, y desde hace más de cuatro meses la mantienen ocupada y en producción bajo gestión obrera, mientras exigen al gobierno la expropiación sin indemnización. Al calor de este fenómeno surgió la C-CURA que aglutina a la mayor parte de esta importante vanguardia. Esto, aún cuando sus principales dirigentes no llevan a fondo una política de coordinación nacional de las luchas desde las bases, luchando por un encuentro nacional donde se vote un plan de lucha unificado, lo que daría un gran impulso a las luchas y la unidad obrera. Lo que es aún peor, tampoco denuncian resuelta y abiertamente la responsabilidad de Chávez en la situación de los trabajadores y hasta resolvieron en enero de este año incorporarse como corriente sindical al PSUV.

Sin embargo, el surgimiento de estas tendencias preocupa particularmente al gobierno y los burócratas de la “V República”, que buscan imponerse en la UNT y en los sindicatos a como dé lugar, incluso empujando la división y debilitamiento de la central. Al no poder controlarla a su antojo, hoy arremeten abiertamente contra la autonomía de los sindicatos. Desde nuestro punto de vista, todas estas políticas del gobierno tienen el objetivo de controlar mejor al movimiento obrero y limitar sus luchas a los intereses del “desarrollo nacional” con los empresarios “nacionalistas” y las trasnacionales. Hoy, con la falacia de “trascender lo reivindicativo”, buscan con los llamados “Consejos Laborales” maniatar a los trabajadores a una relación orgánica con el gobierno, para poder sofocar o marginar las tendencias combativas y clasistas que pueden surgir en el movimiento obrero. Y esto es parte de la política central de Chávez, como lo dejó bien claro en el primer encuentro con los propulsores del PSUV, donde proclamó que los sindicatos no deben ser autónomos del PSUV ni del gobierno. El objetivo es combatir la independencia de clase del movimiento obrero para que sus luchas no entorpezcan el “socialismo con empresarios”.

Por una gran campaña nacional en defensa de la autonomía de los sindicatos

Frente a esta política antisindical del gobierno de Chávez, es fundamental la más amplia unidad de los trabajadores, de los dirigentes que se reivindican clasistas y combativos, por la defensa de las organizaciones sindicales y por la autonomía e independencia frente a los patrones, el gobierno y el Estado. La corriente sindical C-CURA debe ponerse a la cabeza de este importante movimiento, avanzando hacia una gran campaña nacional para luchar por estas banderas hasta el final. Esta lucha por la autonomía de los sindicatos es parte esencial para encarar la lucha por la verdadera nacionalización sin pago y bajo gestión obrera del petróleo y el gas, la expropiación sin indemnización alguna y bajo control de los trabajadores y los usuarios de todas las empresas privatizadas, en el camino de expropiar todas las grandes empresas, la banca y las industrias estratégicas como la del acero, como la lucha consecuente por una profunda revolución agraria y una verdadera reforma urbana estructural para resolver el problema de la vivienda que aflige a millones de trabajadores y pobres, por el reparto de las horas de trabajo para terminar con la desocupación y por un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar. Los trabajadores de Sidor vienen realizando acciones por la nacionalización de la empresa, mientras el gobierno de Chávez llama a discutir al dueño de esta transnacional, Paolo Rocca, en vez de responder a las demandas fundamentales de los trabajadores. La nacionalización de Sidor no puede depender de las negociaciones del gobierno con los Rocca ni con el gobierno argentino, los trabajadores tenemos que luchar por ella, sin indemnización y bajo gestión obrera. Queda claro que para pelear por estas demandas es imprescindible la lucha por la independencia política de las organizaciones sindicales, pues luego de ocho años de gobierno no están resueltas porque Chávez en todo momento ha garantizado las propiedades y ganancias capitalistas, porque su proyecto es un “socialismo con empresarios”.

Por eso consideramos como un grave error político que los dirigentes de C-CURA hayan votado hace unos meses el ingreso de la corriente sindical al PSUV, pues va en la línea opuesta a la lucha por la autonomía de los sindicatos. Recientemente, el compañero Orlando Chirino, junto a otros principales dirigentes, viene manifestando que la resolución de que la C-CURA ingrese al PSUV y discuta allí su programa, tenía el objetivo de demostrar que el PSUV no era un partido de trabajadores sino uno de empresarios y políticos anti-populares. Nosotros nunca compartimos esa política tal como lo hemos expresado públicamente. Como hoy lo reconoce el propio Chirino en el reportaje en Aporrea del 10 de abril [1], esa experiencia está agotada ya que Chávez ha redoblado el ataque contra la autonomía de los sindicatos con respecto al Estado y el gobierno. Como muestra de esto, hicieron hablar en nombre del movimiento obrero a un burócrata corrupto, como Osvaldo Vera, en el acto del lanzamiento del PSUV. Por lo tanto proponemos hacer una fuerte campaña en los sindicatos de la C-CURA, y a partir de ellos en todo el movimiento obrero, reivindicando la autonomía absoluta de las organizaciones sindicales con respecto a los patrones, el gobierno y el Estado. Esto en primer lugar significa rechazar todo tipo de disciplinamiento por parte del gobierno y revertir la votación de que la C-CURA participe del proceso de fundación del PSUV.

Una política verdaderamente clasista por la autonomía de los sindicatos, como la que proponemos, ligada a un programa transicional, no puede sino culminar en la lucha por una herramienta política propia de los trabajadores. La lucha por la autonomía de los sindicatos respecto del Estado, los patrones y el gobierno y la lucha por un programa obrero y popular, crearán las bases a partir de las cuales abrir la discusión entre amplios sectores de trabajadores sobre la herramienta política necesaria para construir en función de la lucha de clases que se viene desarrollando. Nosotros planteamos que es necesario un partido obrero independiente que levante un programa verdaderamente anticapitalista, antiimperialista y revolucionario que se proponga ser la fuerza dirigente de los millones de explotados.

 

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