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Un nuevo impulso de la lucha estudiantil
por : Barbara Brito, dirigente de Filosofía de la Universidad de Chile y militante de Las Armas de la Crítica y el PTR

06 Jun 2013 | Los días corren y luego del 21 de mayo, que funcionó como aliciente para la movilización, la fuerza no decae, se suman cada vez más facultades y liceos.

¡A retomar la lucha por la gratuidad de la educación extendiendo las tomas a nivel nacional!

¡Preparemos junto a los trabajadores las jornadas de movilización del 13 de junio y del 11 de julio!

Bárbara Brito, militante de la Agrupación Combativa y Revolucionaria

Los días corren y luego del 21 de mayo, que funcionó como aliciente para la movilización, la fuerza no decae, se suman cada vez más facultades y liceos. El primer lunes del mes la Casa Central de la Universidad de Chile amanece en toma, expresión del malestar de cientos de estudiantes supeditados al negocio educativo: infraestructura deficiente, hacinamientos, orientación forzada de las materias hacia los requerimientos del mercado, formación parcial, elitización, etcétera. El problema es estructural y atraviesa a cada uno de los estudiantes en Chile, de todos los niveles educativos.

Pero lo que explica de fondo el descontento y la permanencia de las movilizaciones es la lucha de clases y la crisis contenida del régimen político: en el contexto internacional, las crisis económicas que ponen sobre la mesa un nuevo proceso de revoluciones, revueltas y huelgas, reviviendo las viejas esperanzas revolucionarias de una sociedad ajena a los avatares del capitalismo. Cuando el capitalismo, en decadencia, ya no otorga ninguna esperanza a la juventud, este elemento cobra importancia a sus ojos dando nuevas esperanzas en una sociedad sin clases, en un futuro sin opresión y explotación. En Chile el descontento, que expresó como explosión el movimiento estudiantil, encuentra su origen en la profundidad de la crisis del régimen político, de los pilares del pinochetismo, en la carencia de un partido de contención de las luchas sociales como lo fue la Concertación y en la explosión de luchas radicales por fuera del mismo como Aysén, Freirina o recientemente la lucha de los portuarios, allí donde el modelo educativo de la educación de clases no da más y donde aún nada nuevo termina de nacer como alternativa. Los viejos partidos empresariales de la Concertación encuentran un aliciente en el apoyo del PC a Bachelet; quienes dirigen el movimiento estudiantil como las Juventudes Comunistas, Izquierda Autónoma, la UNE o el FEL continúan resguardando a la CONFECH como una estructura anquilosada, negándose a transformarla en un organismo de lucha con delegados mandatados y revocables por las asambleas de base. Pero su carácter es inestable, el rol que vienen jugando estas organizaciones políticas, configurándose como burocracias al frenar y contener procesos de lucha por un lado, y al mantener intactas las viejas estructuras de organización por otro, está en cuestión por la propia fuerza que el movimiento estudiantil viene adquiriendo.

El resurgimiento de la lucha estudiantil

Desde inicio de año que no se dejan de anunciar movilizaciones, paros y tomas de establecimientos educativos. Para el 21 de mayo se extendieron estos métodos de lucha, las razones principalmente son locales: mejoras en infraestructura, luchas contra el autoritarismo, cambios en la malla curricular, entre otras. Pero crean una nueva vía para retomar la lucha nacional por la gratuidad con la unificación de las luchas en las calles, la extensión hacia otros establecimientos de los métodos de lucha y la discusión de petitorios unificados. Los sectores en lucha avanzan y de a poco el número de paros y tomas va creciendo. La actuación de esta vanguardia es esencial, su potencialidad es actuar como detonante o acelerador de nuevas luchas estudiantiles ¿de qué depende? Del reconocimiento de sus límites: una derecha que amenaza con represión; luchas locales que aún no avanzan a una unificación programática desde la base; luchas parceladas entre sí; y direcciones dedicadas a acciones mediáticas como “la carta azul” entregada a la moneda como “símbolo de que la política del gobierno en educación fracasó” como planteó Fielbaum, en vez de jugársela el todo por el todo por retomar la lucha por la gratuidad con paros, tomas y huelgas.

Pero también dependerá de su enfrentamiento: es necesario combatir la represión de la derecha y sus leyes; unificar las luchas locales a través de un petitorio único y, además, a través de una coordinadora de base de los distintos espacios movilizados, como lo intentó hacer la Asamblea Nacional de Estudiantes Movilizados levantada este 21 de mayo por la FEUDEM, los dirigentes de la ULS, el CEE de Historia de la UPLA, la CEFH U. de Chile, entre otros espacios de todo el país; que funcione en base a delegados de todas las asambleas de los establecimientos educativos movilizados y junto a los trabajadores, para discutir cómo unificar las luchas, cómo fortalecerlas y cómo recuperar la CONFECH para los estudiantes, todo para preparar la marcha nacional del 13 de junio y la convocatoria de la CUT para este 11 de julio.

Unidad con los trabajadores para vencer

Hay que adelantarse, el movimiento estudiantil por sí solo, aún fortalecido, no podrá otorgar una alternativa política estratégica a los problemas que la sociedad capitalista nos pone por delante. Y tampoco lograr nuestras demandas mínimas, como lo es la gratuidad de la educación. Solo la unidad con los trabajadores nos dará la victoria, permitiendo abrir a su vez un cuestionamiento al conjunto de la sociedad de clases.

Para esto debemos luchar por desplazar a la burocracia estudiantil que no está dispuesta a retomar los métodos de lucha históricos de los estudiantes, como las tomas; porque no está en su lucha actual el echar abajo la educación de mercado, tal como lo vimos con los llamados 5 puntos donde pusieron a la educación gratuita en un futuro incierto; y porque se esmeran en que la CONFECH funcione en base al cumplimiento arbitrario de un “reglamento de sala” que rige desde el 2010. Pero además, necesitamos una alternativa política de los estudiantes en lucha: contra el régimen político de la derecha y la Concertación; contra la burocracia estudiantil y por la recuperación de nuestros organismos refundándolos en movilización bajo democracia directa; por la unidad con los trabajadores y por una segunda reforma universitaria, por la gratuidad de la educación y para poner la universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo. Esta es la pelea que damos los militantes de la Agrupación Combativa y Revolucionaria (ACR).
Pasemos de la crítica de la educación de clases a la crítica de la sociedad de clases


Avanza la Agrupación Combativa y Revolucionaria

En la lucha por la educación gratuita desde la ACR hemos impulsado activamente la democracia directa en diversas facultades y liceos, además de apostar a la unificación de los sectores movilizados siendo parte activa de la asamblea “U. de Chile se une y organiza” que agrupó a alrededor de 400 estudiantes. En la Universidad de Playa Ancha (Valparaíso), los estudiantes votaron la lista “historia desde las bases” integrada por compañeros de la ACR e independientes, constituyéndose como un nuevo triunfo para la movilización estudiantil.

 

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