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Frente a las amenazas de desestabilización de la reacción proimperialista
por : JIR (FT-CI)

26 Nov 2006 |

 Hoy corren muchos rumores sobre la existencia de un plan “desestabilizador” por parte de sectores de la derecha. Más allá de la alarma que convenientemente genera el gobierno para cerrar filas tras su campaña por los «10 millones», no se puede descartar un escenario de este tipo. Es que precisamente por las políticas de negociación y acuerdos del gobierno, estos sectores se permiten envalentonarse nuevamente, y hoy circulan declaraciones de importantes figuras de la reacción sobre supuestos «planes de resistencia» ante un hipotético «fraude» electoral. Rafael Poleo, una de las máximas expresiones de la derecha recalcitrante ha afirmado que “el 3 de diciembre le toca al pueblo votar, el 4 a Rosales llamar a defender el triunfo, y el 5 a las FFAA hacer valer la voluntad popular”, es decir, toda una intención de la reacción de crear el clima propicio para sus nuevas arremetidas como la de abril de 2002 o la del paro-sabotaje. La clase obrera, los campesinos y el pueblo pobre deben intervenir para cortar de cuajo toda intentona de esta derecha proimperialista, pero interviniendo con sus propios métodos de lucha y confiando únicamente en sus propias fuerzas.

 Pero es necesario ser serio frente a los rumores que corren. No es tan sencillo hoy para la reacción articular un plan derechista de grandes magnitudes. El importante debilitamiento de la administración Bush, tanto internamente como en el plano internacional, y las alianzas regionales de Chávez centralmente con el espaldarazo que le ha dado Lula de Brasil y Kirchner de Argentina, dan un cuadro muy distinto al de la época del golpe y del paro-sabotaje. Así mismo, es evidente que el gobierno tiene hoy un mayor control del aparato de las Fuerzas Armadas más allá de algunas disidencias que puedan existir, además de contar con la venia de sectores empresariales que no han dejado de obtener sus ganancias en los últimos años, ayer connotados golpistas, que hoy lo empiezan a ver como un “mal necesario”. Pero esto no implica que no puedan darse intentos derechistas, aún cuando estarían condenados a un seguro fracaso, dada la decidida resistencia obrera y popular.

 Pero frente a estos supuestos “planes desestabilizadores que están a la orden del día”, Chávez se ha limitado a decir que: “(...) Les voy a recordar: no me hagan demostrarle que es verdad lo que he dicho que ‘el Chávez permisivo se quedó la noche aquella del 2002’ (...) No me obliguen a tomar acciones drásticas porque no tendré contemplaciones de ningún tipo para salvaguardar la soberanía y la estabilidad del país" . Pero de nada sirven la retórica de Chávez y sus amenazas de derrotar a la derecha y la oligarquía, tampoco sus respuestas improvisadas de contragolpe si no existen consignas precisas y objetivos políticos concretos para derrotar a la derecha.

 Desde la JIR llamamos a votar nulo en las presentes elecciones presidenciales frente a la ausencia de una candidatura obrera independiente, pero consideramos que cualquier tentativa “desestabilizadora” que pueda organizar la derecha se trataría de una arremetida contra el movimiento de masas. Por eso llamamos a la más amplia unidad de acción para derrotar los ataques de la reacción y del imperialismo. Así como hemos defendido junto a millones de trabajadores y pobres al gobierno frente a la reacción golpista y proimperialista, y lo haremos nuevamente frente a cualquier eventualidad nueva que se presente, consideramos que es necesario tener una política de independencia de clase como condición necesaria para luchar consecuentemente contra la derecha y el imperialismo.

 Para enfrentar un golpe reaccionario no basta con declaraciones, hay que preparar política, organizativa y militarmente a los millones de asalariados para esa batalla. Por eso, frente a esta eventualidad, hay que ser muy responsables, lejos de limitarse a alarmar y denunciar que hay un plan desestabilizador, como se hace desde el gobierno, y lo repiten hoy los partidos de izquierda, hay que prepararse para esta eventualidad. Frente a un plan de este tipo por parte de la derecha es clave la más amplia unidad de acción de todos los sectores obreros, populares, campesinos y estudiantiles, de todos los luchadores sociales, para hacerle frente a los planes de la reacción y del imperialismo. Debe llamarse a la clase trabajadora, en primer lugar, y al conjunto del pueblo pobre, a prepararse frente a esta posible embestida. Es necesario convocar desde ya asambleas de los trabajadores en las fábricas, en las empresas y en todos los lugares de trabajo, tomando la decisión de que al primer movimiento de la derecha ocupamos las fábricas, las empresas o las oficinas. La clase trabajadora es un sector clave por concentrarse en los centros neurálgicos de la producción y la economía, y puede jugar un papel determinante para asestarle un duro golpe a la reacción. Es necesario coordinar estas acciones con los campesinos pobres, en primer lugar los organizados en el Frente Ezequiel Zamora como también con el resto de las organizaciones campesinas que han venido enfrentando a los terratenientes y al sicariato. Coordinar también con las organizaciones populares en las Comunidades, en todas las barriadas donde se vienen organizando a través de los Comités de Tierras y demás formas de organización popular. Coordinar con todos los sectores estudiantiles en las universidades que han venido peleando junto a los trabajadores y el pueblo pobre, contra la derecha y la reacción proimperialista.

 Consideramos de extrema urgencia que quienes dirigen el movimiento obrero, especialmente la UNT, deben llamar en los próximos días un Encuentro Obrero Nacional de Emergencia, para definir que ante cualquier tentativa de la derecha, lanzar una huelga general nacional con ocupación de fábricas, un Encuentro para resolver la conformación de comités de autodefensa. Un Encuentro previo a la realización de asambleas obreras regionales en todos los estados, para coordinar y centralizar un verdadero plan de acción. Es clave entonces la más amplia unidad de acción con todos los sectores de la UNT. Los compañeros de la Corriente Sindical C-CURA están llamados a dar un paso al frente convocando a la unidad a las otras corrientes sindicales de la Central obrera para hacerle frente a cualquier plan de la reacción interna proimperialista. Es necesario que se ponga a la cabeza realizando asambleas por fábrica, por empresa poniendo todas sus fuerzas para decidir un plan de lucha acorde a las circunstancias, peleando por centralizar todas las decisiones discutida por los trabajadores en un Encuentro Obrero de Emergencia. La huelga general para enfrentar cualquier intentona desestabilizadora es la mejor arma de la que disponen los trabajadores pues toca directamente los intereses económicos de las clases dominantes. Desde este Encuentro Obrero de Emergencia se debe dirigir a todos los sectores oprimidos y explotados, a los campesinos, a las comunidades y a todas las organizaciones populares para coordinar toda acción para asestarle un golpe decisivo a la reacción proimperialista.

 Pero la cuestión importante también es que la pelea de los trabajadores, los campesinos y los sectores populares contra la reacción debe ser con los métodos de la lucha de clases. El movimiento de masas tiene que tomar y votar sus propias medidas, y no estar a la espera simplemente de “decisiones” que vienen de la esfera gubernamental ya de por sí timoratas. Es decir, tomar medidas de lucha directa contra el poder de los capitalistas, pues es con una política de este tipo como no solo se puede desarticular cualquier intento reaccionario, sino también luchar para que no se repita la historia del golpe del 11 de abril y el paro-sabotaje. Muy correctamente se levanta la consigna de que «si vienen con un 11 les daremos un 13», pues expresa la disposición combativa de las masas trabajadoras, campesinas y populares. Pero debemos estar alertas, pues justamente debemos tomar la lección histórica de que si al 11 le sucedió un 13, a esta victoria de las masas le sucedió un 14, es decir, la negociación que desde el gobierno de Chávez se dio con los golpistas.

 Pues hay que ser claros, la derecha ha conseguido levantar cabeza y avanza aprovechando las concesiones y pactos que el mismo gobierno le ha venido ofreciendo. Recordemos que detrás del golpe de abril y del paro-saboteo no sólo estaban Bush, los generales golpistas y los partidos de la «Coordinadora Democrática», en realidad estos eran los exponentes políticos de los intereses económicos de los capitalistas. Fueron las trasnacionales y los empresarios nacionales quienes promovieron o respaldaron estos ataques. Pero luego de derrotados por el movimiento de masas los intentos reaccionarios de sacarlo del poder, Chávez no hizo más que conciliar con estos sectores, dejando intactas sus propiedades y negocios. Más aún, después del referendo revocatorio de 2004, al “normalizarse” más la situación nacional, el gobierno ha podido dar rienda suelta a sus negociaciones y acuerdos con los empresarios nacionales, así como con las petroleras extranjeras. Incluso fue Chávez quien sin tomar una sola medida seria contra los responsables políticos de estas arremetidas, pudiendo hacerlo, dejó todo en manos de los tribunales, llamando incluso a respetar la decisión del TSJ que absolvía a los generales gorilas; si Rosales, que respaldó con su firma el golpe de abril y como ha sido plenamente confirmado en los últimos días, está hoy libre y haciendo campaña para la presidencia, es completa responsabilidad del gobierno. La derecha sobrevive gracias a las negociaciones y acuerdos que impulsados por Chávez. Las masas trabajadoras y el pueblo pobre derrotaron el golpe y el paro, derrotaron el revocatorio, pero por la política de Chávez los capitalistas aún siguen viviendo de la explotación y ven crecer sus ganancias, así como tienen libres a la casi totalidad de sus dirigentes políticos; mientras tanto, precisamente por eso, las principales demandas obreras, campesinas y populares siguen sin resolverse.

 Estas luchas han demostrado que no hay posibilidad de conciliar los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre, con los de la oligarquía capitalista y el imperialismo. A la conspiración y la provocación permanente de estos se le debe contestar con una política ofensiva, golpeándolos donde más les duele: en las bases de su poder económico y político. Los trabajadores y las masas populares deben movilizarse en forma independiente, para luchar por expulsar al imperialismo y por la expropiación de los bancos, las empresas, los medios de comunicación y la tierra de los personeros de la oposición como la única forma de empezar a derrotar las provocaciones de hoy que mañana pueden terminar en nuevos intentos de golpe de estado e intensificar la injerencia y agresión yanqui en el país. Se trata entonces de que la clase obrera y el conjunto de las masas trabajadoras deben prepararse para que, en caso de una nueva arremetida de la derecha, atacar en la base de su poder económico y avanzar en la expropiación inmediata de todos lo desestabilizadores, pasando sus empresas y tierras a manos de los trabajadores y campesinos pobres. Sólo así se podrá evitar que nuevamente la fuerza del movimiento de masas se encajado en los límites del proyecto de Chávez, y transitar el camino de una verdadera revolución social.

26 de noviembre de 2006.

 

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