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Ruptura histórica en la Central Obrera
por : Celeste Murillo

11 Aug 2005 |

La central obrera estadounidense (AFL-CIO [1]) sufrió una ruptura histórica en la Convención Nacional de Chicago a fines de julio, que reeligió a su líder John Sweeny y celebró los 50 años de su fundación.

Los sindicatos que decidieron irse son los Camioneros, Hoteleros y Gastronómicos, Supermercados y Empleados de Servicios [2], estos últimos en plena expansión, ya que representan los sectores económicos que más crecieron en EE.UU.. Estos cuatro grandes, junto a otros, se llevaron más de 4 de los 12 millones de afiliados de la AFL-CIO.

La partida de estos sindicatos se da durante el segundo gobierno de Bush, que muchos definen como el más anti-obrero y anti-sindical de la historia del país. Y no sólo pierde la AFL-CIO, sino también su socio más viejo, el Partido Demócrata, que ha gozado de su apoyo en todas las campañas electorales, con jugosas donaciones y empleados provistos por los sindicatos. La derrota de los demócratas y la incapacidad de frenar los atropellos anti-sindicales de Bush y las empresas, generaron gran descontento entre los trabajadores.


¿Quiénes se van y quiénes se quedan?

La clase obrera estadounidense fue duramente golpeada, especialmente después del atentado a las Torres, y pagado con despidos masivos y bajos salarios las consecuencias de la recesión posterior al hundimiento de la burbuja de Internet, que continúa en la recuperación actual.

La Convención tuvo dos discusiones claves: Irak y la “agenda” de la central sindical. Alrededor de la guerra se dio la primera división, donde “los que se quedan” votaron la moción de apoyar a las tropas yanquis y “los que se van” pidieron el regreso de los soldados, pero ninguno dijo una sola palabra contra la invasión imperialista a Irak. La gran división se dio alrededor de las reformas propuestas por la coalición “Cambiar para Ganar”, que agrupa a los sindicatos salientes, que dicen privilegiar la organización de nuevos afiliados para ganar peso en lugar de sólo negociar con los diputados demócratas y se oponen a las llamadas políticas “globalizadoras”. Varios de estos sindicatos participaron de la movilización en Seattle en 1999, pero con sus “propias banderas”, como la campaña chauvinista contra los trabajadores chinos (no contra la política económica y el saqueo imperialista que ejerce EE.UU. en países como el nuestro), y son partidarios de leyes proteccionistas que limiten las importaciones de productos de los países de mano de obra barata.

Cuando hablamos de negociaciones hablamos de millones de dólares. Estos dirigentes hacen que Daer parezca un bebé de pecho y que las enormes sumas que manejan los burócratas argentinos sean chirolas.

Los que se quedan representan a los sectores que más conquistas perdieron, como la industria, donde la afiliación sindical cayó un 75% en los últimos 40 años y que sufrió más despidos. Ante esto, la AFL-CIO no realizó una sola acción de magnitud para frenar la destrucción de conquistas, como el cuidado médico, ni enfrentó las duras leyes anti-sindicales que protegen a la patronal explotadora.

Un ejemplo del ambiente anti-obrero que se vive en EE.UU. es Wal-Mart, la cadena de supermercados, que declaró ganancias de 256 mil millones el año pasado y es el mayor empleador del país, con 1,2 millones de trabajadores, con los salarios más bajos del sector [3].

Las leyes hoy están hechas a la medida de Wal-Mart, que no permite la sindicalización y cerró varias sucursales ante intentos de formar sindicatos. También en los últimos años se trasladaron muchas empresas hacia los llamados estados “libres” que permiten la libre contratación de trabajadores, sin sindicatos ni leyes laborales.

Las divisiones por arriba poco tienen que ver con las luchas de los trabajadores estos últimos años. Pese a los discursos, los que se van y los que se quedan, no dan respuesta a la situación de millones de trabajadores, blanco de los recortes del gasto social de Bush, los despidos y los bajos salarios, producto de su política económica, apoyada por los demócratas y en muchos casos por estos burócratas sindicales.


Claves

 En 1945 se unieron la AFL (American Federation Labor) y el CIO (Congreso of Industrial Organizations) para formar la AFL-CIO.
 Esta es la primera ruptura de magnitud que sufrió la central sindical desde su fundación.
 La sindicalización hoy es del 12%, cayendo enormemente del 35% que agrupaba la central hace 50 años.
 El SEIU (servicios) es el sindicato más grande, agrupa a 1,6 millones de trabajadores. El segundo en importancia es el UFCW de Supermercados.
 Los trabajadores norteamericanos son votantes históricos del Partido Demócrata.
 El SEIU le dio a la campaña del demócrata John Kerry 65 millones de dólares, 2.000 empleados (afiliados) y organizó a más de 50.000 voluntarios de base para apoyarlo.

 

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