Desde hace más de una semana se vienen desarrollando protestas diarias en Grecia –la más importante se da cita en la plaza Sintagma (Constitución) en Atenas, pero también en Salónica, Larissa y otras ciudades. Inspirados por sus hermanos y hermanas españoles, en cuyo nombre se han bautizado ‘Los indignados de la Plaza Syntagma’ (en castellano), decenas de miles de griegos vienen organizando cacerolazos diarios para expresar no sólo su solidaridad con las protestas de sus vecinos europeos sino también para compartir su sentimiento de bronca con la clase política gobernante.

Convocados a través de las redes sociales, los manifestantes se empiezan a congregar a partir de la puesta del sol en distintos puntos del país, llegando a paralizar las zonas céntricas de las ciudades más importantes. En Atenas, una multitud de 10.000 manifestantes cantaban ¡Ladrones! ¡Ladrones!, en referencia a los políticos reunidos en el Parlamento. En Salónica, unos 5.000 manifestantes organizaron cacerolazos portando carteles donde se podía leer “¿Qué hora es? Hora de que se vayan”. A diferencia de España no se han organizado acampadas, las protestas se extienden a lo largo de la noche para luego volver a sus casas y reanudar las convocatorias al día siguiente a la misma hora.

Sintetizando el sentimiento de indignación, entre los miles de manifestantes nocturnos que paralizaban el tráfico en el centro de Atenas asomaba flameándose un cartel en donde podía leerse “¡Queremos que nos devuelvan nuestras vidas, nuestra felicidad, queremos nuestra dignidad! ¡Para eso, tienen que irse los ladrones y el FMI!”

Estas ‘protestas a la española’ se dan en el marco de una profundización de la economía del país heleno, donde se está volviendo cada vez más claro que la concesión de préstamos de emergencia por parte del Banco Europeo y del FMI sólo ha servido para que el gobierno repagara las deudas sin que ello signifique un impulso para reactivar la economía del país. Todo lo contrario, la gravedad es tal que el gobierno incluso se está viendo obligado a tener que vender activos para enfrentar la deuda presupuestaria.

Las protestas de la juventud se dan en un marco de creciente incertidumbre económica pero también cuando el movimiento obrero griego viene de protagonizar 14 huelgas generales contra el paquete de medidas de ajuste implementadas por el gobierno socialista de Papandreou. Hoy, inspirados por la rebelión de la juventud española, los jóvenes griegos salen a imitarlos. Si se combinara el peso de la clase obrera griega, que ha demostrado su peso social al paralizar el país, con el espíritu combativo de la juventud la potencialidad del movimiento sería mayor y estarían en mejores condiciones de frenar los ajustes.

En un clima de inseguridad, a causa la crisis del euro como telón de fondo, la centralidad de las protestas y resistencia está sin duda alguna siendo protagonizadas en España. Sin embargo, empiezan a verse síntomas de un malestar que traspasa las fronteras del país ibérico y empieza a tomar un matiz más continental –además de Grecia, se han desarrollado protestas en Irlanda y Portugal. Las protestas espontáneas y las luchas contra los recortes y las pensiones podrían estar preanunciando un ‘verano europeo caliente’.