La XIV cumbre de los países No Alineados (NOAL) (ver recuadro) celebrada la semana pasada en Cuba con la asistencia de 56 jefes de estado y 90 cancilleres de los 118 países miembros, fue considerada por los medios internacionales como una de las mas activas de los últimos tiempos.
Luego de más de 10 años de práctica inexistencia del NOAL, en los que primó el Consenso de Washington, la mayoría de las resoluciones adoptadas en la última cumbre, que cuestionan la política unilateral de EE.UU., son una expresión de la crisis de hegemonía norteamericana y constituyen un importante revés para la política de la administración Bush.
Sin embargo, lejos de cualquier tipo de antiimperialismo, el objetivo de la cumbre fue el de aprovechar los signos de agotamiento en la política norteamericana para negociar en una mejor relación de fuerzas las condiciones del saqueo imperialista.

De las resoluciones votadas durante la cumbre de NOAL, una de las más espinosas para EE.UU. fue el respaldo otorgado por unanimidad al plan nuclear iraní, reafirmando el “derecho de los estados a desarrollar energía nuclear con fines pacíficos”.

Este no es un dato menor ya que EE.UU. tenía pensado impulsar sanciones contra Irán durante la asamblea general de la ONU, que comenzó el 19/9 en Nueva York. Teniendo en cuenta que los países del NOAL representan 2/3 del total de la ONU y que la cumbre contó con la presencia y apoyo del secretario general del organismo, Kofi Annan, las intenciones norteamericanas podrían terminar frustrándose, fundamentalmente por las contradicciones con las demás potencias como China y Rusia y en cierta medida la Unión Europea.

El resto de las resoluciones adoptadas por los No Alineados tienen en su mayoría el mismo signo de cuestionamiento al unilateralismo norteamericano, como las que piden una “condena de la agresión israelí contra Líbano”, “exhortan a EE.UU. a poner fin al embargo económico contra Cuba y a devolver el territorio que ocupa en la base naval de Guantánamo”, “reafirman el derecho del pueblo de Puerto Rico a la libre determinación e independencia”, ”apoyan los procesos en Bolivia y Venezuela ante cualquier tipo de ingerencia externa” y “exigen la reforma inmediata del Consejo de Seguridad de la ONU” hoy regido por 15 países de los cuales solo 5 tienen derecho a veto.

Si bien en la cumbre participaron varios de los países que EE.UU. considera parte del “Eje del Mal”, como el presidente de Irán y Corea del Norte, los países cercanos a EE.UU. trataron de desdramatizar la situación afirmando que no se trató de una cumbre anti-norteamericana. Incluso la India logró hacer votar el apoyo a los gobiernos sostenidos por la ocupación norteamericana en Afganistán e Irak, mostrando la heterogeneidad de los No Alineados.

No los une el amor...

Varios analistas coincidieron en que la cumbre significó el relanzamiento del NOAL y un fortalecimiento de los países miembros contra el unilateralismo norteamericano, sin embargo esto no demostró que exista siquiera alguna intención de enfrentamiento serio con el imperialismo de parte da este grupo de países. Si algo es seguro, es que no los une la "lucha antiimperialista".

La cumbre se da en el marco de dos fenómenos que permiten el relativo acuerdo en temas tan complejos entre los países participantes. En primer lugar la crisis de hegemonía norteamericana que permite un reacomodamiento de los distintos actores en las relaciones internacionales y en segundo lugar el crecimiento económico sostenido que muchos de estos países vienen experimentando desde hace cuatro años. Estos dos elementos permiten una mayor autonomía de parte de estos países que regatean las condiciones de la entrega de sus recursos y renta nacionales con el imperialismo. Es justamente en el terreno de los negocios donde todos ponen sus fichas, mientras que no existe ningún tipo de acuerdo serio para hacerle frente ni romper los lazos con el imperialismo que son la principal fuente de opresión y miseria sobre nuestros pueblos. En su interior convivieron y conviven sectores abiertamente pro-imperialistas, mezclándose los mejores amigos de EE.UU. con los representantes del "Eje del Mal". Todos estuvieron de acuerdo en cuestionar la política unilateral norteamericana y “la intervención en los asuntos internos de otros países”, pero no dijeron ni una sola palabra, por ejemplo, sobre las tropas latinoamericanas en Haití que actúan como gendarmes al servicio de EE.UU.. Y para mostrar que su hipocresía no tiene límites, la nota la dio Evo Morales, que mientras conseguía votar un repudio a la intromisión norteamericana en los asuntos de su país, Bolivia acababa de mandar un contingente de soldados a Haití para reforzar las fuerzas de ocupación de la ONU.

Si bien en la carta fundacional de NOAL se encontraban principios como "la abstención de intervenir o de interferir en los asuntos internos de otro país y la no concesión de bases militares a potencias extranjeras", en la cumbre estaban varios de los países que, "alineados" con el imperialismo, apoyaron sus incursiones en los Balcanes, Kosovo, Afganistán e Irak, incluso proporcionando su territorio para el establecimiento de bases militares norteamericanas, como es el caso de Pakistán entre otros. Este fenómeno también está extendido en América Latina, contando con contingentes militares en Ecuador, Colombia, Centroamérica y Paraguay entre otros.
Frente a este panorama, es claro que no serán estas cumbres (por donde se pasean dictadores y monarcas) las que conducirán a nuestros países a la liberación nacional y social de la opresión imperialista, sino la lucha consecuente de la clase obrera encabezando al conjunto de los sectores oprimidos.

¿Qué es el NOAL?

El Movimiento de los países No Alineados (NOAL) surgió tras finalizar la segunda guerra mundial como parte del proceso de descolonización controlada, favorecido por EE.UU. ante la decadencia de las potencias europeas. Impulsado por países con regímenes nacionalistas como el de Nasser en Egipto o países como la ex Yugoslavia de Tito, el movimiento tuvo sus orígenes en la conferencia Afro-Asiática de Bandung del año 1955 donde se reunieron 29 Jefes de Estado de la primera generación postcolonial, y realizaron su primera cumbre en el año 1961. Estos países aprovechaban las fricciones de post guerra entre EE.UU. y la URSS, periodo conocido como "guerra fría", para ganar un mayor margen de maniobra en sus relaciones internacionales, a la vez que terciaban para jugar un rol más preponderante dentro de la ONU. Entre sus objetivos fundacionales, se encontraban “el apoyo a la autodeterminación, la independencia nacional, la soberanía e integridad territorial de los Estados; la no adherencia a pactos multilaterales militares; la lucha contra el imperialismo en todas sus formas y manifestaciones; la lucha contra el colonialismo y la no interferencia en los asuntos internos de los Estados” entre otros. Sin embargo, con los años varios de sus miembros se fueron "alineando" con los distintos imperialismos o permanecieron bajo la orbita de la ex URSS. La caída de la Unión Soviética hizo que el NOAL se vuelva una entidad prácticamente inexistente donde la hegemonía norteamericana dio lugar a las "relaciones carnales" con EE.UU. durante los años ’90. En la actualidad cuenta con 118 miembros de Latinoamérica, Asia, África y Europa que representan más de 60% del total de los países de la ONU.