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La irrupción de la juventud abre las primeras grietas en el Régimen heredero de Franco
por : Santiago Lupe

26 May 2011 | Durante la última semana las plazas principales de las ciudades del Estado español han sido el foco de atención de todo el mundo...

Por Santiago Lupe, Clase contra Clase

Durante la última semana las plazas principales de las ciudades del Estado español han sido el foco de atención de todo el mundo, especialmente para los luchadores obreros y juveniles que han seguido con atención como se desataba en uno de los países más golpeados de Europa por la crisis capitalista un amplio movimiento de la juventud contra las oscuras perspectivas de futuro a las que nos condenan los patrones, los banqueros y los políticos a su servicio. Las decenas de concentraciones y acampadas a lo largo del mundo han sido buena prueba de ello.

El procesó arrancó con las masivas movilizaciones que bajo el lema “por una democracia real ya” se desarrollaron el domingo 15M. La represión de la más masiva de todas, la de Madrid, desató una reacción por la libertad de los detenidos en forma de acampada, que tras un primer desalojo, se fue masificando y extendiendo por todo el territorio. Al final de la semana, coincidiendo con las elecciones municipales y de varias comunidades autónomas, decenas de miles de personas desafiaron las prohibiciones de concentración emitidas por la Junta Electoral Central abarrotando las plazas, participando en asambleas de miles y planteando agudas denuncias el Régimen político de la Constitución del ‘78, sus instituciones y las políticas de ajuste para hacernos pagar la crisis a los trabajadores.

La “generación perdida” del FMI quiebra la paz social de Zapatero

El principal sector protagonista del llamado “mayo español” ha sido precisamente la juventud, que enfrenta una dramática situación de falta de perspectivas de futuro, con un desempleo oficial del 45%, un proceso muy ofensivo de elitización de la educación, salarios de hambre... Inspirados en los procesos revolucionarios del mundo árabe, haciendo uso de herramientas como las redes sociales y de algunos métodos como la toma de la calle, decenas de miles de jóvenes están protagonizando una lucha que puede significar un punto de inflexión respecto a la débil respuesta que se venía dando. También amplios sectores de las clases medias y de los trabajadores simpatizan e incluso están participando de las acampadas y asambleas, si bien todavía los trabajadores lo hacen en calidad de “ciudadanos”, es decir no con sus propios métodos de clase, como la huelga. Lo más interesante han sido algunas acciones de sectores de jóvenes para solidarizarse y confluir con trabajadores en lucha (ver aparte). Este movimiento nace mientras los Gobiernos autonómicos preparan ataques brutales contra la salud y la educación y sus trabajadores, lo cual puede provocar importantes movilizaciones, como ya sucede en Catalunya.

Se comienzan a abrir grietas en el Régimen heredero de Franco

Pasadas las elecciones, la protesta continúa. Aunque la victoria electoral de la derecha cayó como “jarro de agua fría” en parte de los sectores más amplios del movimiento, una vanguardia de miles continúan participando de la protesta y de las asambleas. Las discusiones de cómo seguir, cómo extenderse, atraviesan las plazas, y se están empezando a reproducir asambleas en barrios y municipios periféricos. Sin poder aventurar los ritmos y las formas que adoptará, los últimos días están sacando a la luz las primeras grietas por las que se puede terminar derrumbando el Régimen de la Monarquía de Juan Carlos I.

Las demandas del movimiento ponen en cuestión la falsa democracia al servicio de la patronal y la banca, exigen el fin de instituciones pilares como la Monarquía, acabar con el bipartidismo y la corrupción y otras demandas democráticas profundas que no caben en la Constitución de 1978. Igualmente muchas de las demandas para resolver los problemas de paro, vivienda, servicios públicos... cuestionan el sistema de explotación capitalista, como el reparto de horas sin reducción salarial, la expropiación de las viviendas de los especuladores, la nacionalización de la banca... Y todo esto sucede con el trasfondo de una enorme crisis económica que no deja apenas margen para concesión alguna -lo que “tocan” ahora son ataques- y con las mediaciones políticas -especialmente el PSOE- y sindicales -la burocracia sindical muy ligada al mismo PSOE- en un descrédito creciente. Estas tendencias por izquierda las expresan una numerosa vanguardia, pero es factible y necesario que se vayan extendiendo a amplios sectores de los trabajadores y el pueblo.

Por una Asamblea Constituyente Revolucionaria, por una República de los trabajadores

Para conseguirlo es necesario que la juventud de las acampadas se ligue y confluya con los trabajadores y otros sectores, comenzando por aquellos que se encuentran en lucha. Es necesario estructurar el movimiento en los institutos, las universidades, los barrios y sobre todo los lugares de trabajo, levantando comités de base y asambleas para ampliar y consolidar el movimiento, que se coordinen entre sí. Es fundamental que los trabajadores intervengan con sus propios métodos para darle la “puntilla” al Gobierno, al Régimen y a la burguesía. En este sentido la izquierda sindical y los sectores combativos y de base de los sindicatos más numerosos deben también sumarse a esta lucha, combatiendo junto con la extrema izquierda los prejuicios anti-sindicales y anti-política existentes en parte de esta vanguardia que dificultan que la lucha pueda dar un salto. Se trata en primera instancia de superar la política de paz social de los dirigentes sindicales vendidos imponiendo un plan de lucha y la huelga general.

Solamente así podremos conseguir resolver las demandas que estamos planteando. Debemos imponer con la lucha un proceso constituyente de todo el Estado español, una Asamblea Constituyente Revolucionaria, conformada por representantes elegidos por cada cierto número de habitantes y donde discutamos cómo resolvemos todas las cuestiones democráticas y todas nuestras necesidades económicas y sociales. Esta salida democrática radical que miles ya estamos reclamando en las calles la deberemos obtener solo con nuestra lucha. Los partidos patronales y la Monarquía se van a defender con uñas y dientes para evitarlo, por lo que este proceso solo podrá abrirse por los luchadores sobre las ruinas del actual Régimen, por un Gobierno provisional conformado por los trabajadores y sectores en lucha que tire abajo al régimen heredero de Franco e imponga una República de los trabajadores.


El PSOE se hunde y la derecha obtiene un gran éxito electoral

La “indignación” expresa en primera instancia el desapego creciente entre el PSOE -la pata izquierda del Régimen bipartidista español- y un sector importante de su electorado, de la que una porción se ha fugado al voto nulo y en blanco (que ha subido en 280.000 votos, el máximo de la democracia), la abstención o el voto a opciones consideradas más a la izquierda (como IU que gana 200.000 y otros partidos extra-parlamentarios que de conjunto han recibido 300.000 votos más que en 2007). Por izquierda cabe destacar el histórico resultado de la coalición de la izquierda abertzale Bildu (313.000 votos, el 25% del País Vasco, sólo detrás del PNV), y en menor medida el buen resultado de las CUP en Catalunya (62.000 votos). La derecha, encabezada por el PP, ha obtenido una ventaja histórica respecto al PSOE de 10 puntos, si bien sólo logra aumentar 550.000 votos. Otras opciones “ganadoras” son el populismo españolista de UPyD (con 460.000 votos, 208.000 en la capital) y la xenófoba PxC (que entra en varios ayuntamientos del cordón industrial barcelonés, con 65.000 votos).
Así pues, al tiempo que van desarrollándose tendencias de lucha por izquierda (despertar de la juventud), la derecha española -con honda tradición y una base social todavía amplia, e incluso dispuesta a militar si es preciso- también avanza. Paulatinamente el fin de la paz social va trasformándose en una polarización social que anuncia la difícil prueba que tendrá que pasar el Régimen del ‘78 en el próximo periodo.

 

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