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Una victoria con sabor amargo
por : Verónica Valdez y Magui V.

12 May 2011 | Después del despliegue y los festejos de Alianza País cuando el Exit Poll le otorgaba más del 60% al SI en la consulta popular, a medida que avanzó el conteo oficial, el escenario fue cambiando...

Por Verónica Valdez y Magui V., desde Quito, especial para LVO

Después del despliegue y los festejos de Alianza País cuando el Exit Poll le otorgaba más del 60% al SI en la consulta popular, a medida que avanzó el conteo oficial, el escenario fue cambiando notoriamente hasta que el propio Correa tuvo que reconocer que la ventaja no era tan amplia, aunque finalmente lo redujo a una simple disputa de “votos más votos menos”. Hasta el momento en que escribimos esta nota, el 58% de las actas han sido procesadas [1].

A nivel nacional, por el momento se mantiene una victoria ajustada del SI, mientras que el NO ganó a la fecha en 14 provincias del país, especialmente de la zona centro norte donde tiene un peso muy importante el movimiento indígena; y en la Amazonía, donde si bien está presente el partido del derechista Lucio Gutiérrez, es una de las regiones más afectadas tanto por el avance de la minería a gran escala y las multinacionales petroleras, como por la represión del gobierno a las comunidades indígenas. Por otro lado, se registró un importante porcentaje de votos nulos y blancos, que a nivel nacional ronda el 11% en promedio, y en algunas provincias representa cerca del 20%, lo que limita aún más el alcance del triunfo, y ya tuvo ecos en representantes del gobierno que anuncian la apertura de un “período de reflexión”. Aunque con relación a posibles cambios en su gabinete, Correa enfatizó el apoyo irrestricto a sus colaboradores como Patiño y el derechista Alexis Mera, ex secretario privado de Febres Cordero [2].

Este triunfo ajustado, que se mantiene hasta ahora, es una victoria con sabor amargo, ya que el gobierno podría ser derrotado en algunas preguntas fundamentales como las referentes al control de los medios de comunicación y en el sistema de justicia, a su vez la gestión de Correa sale debilitada de este proceso por haber planteado la Consulta como un plebiscito a su gobierno y su rumbo, planteándoles un obstáculo a sus planes de legitimarse como árbitro nacional, reeditando una amplia ventaja electoral como en votaciones anteriores.

Al gobierno de Correa que ha pretendido mostrarse como el árbitro de las clases, acelerando su giro bonapartista desde el 30S, apoyándose en las FF.AA. fundamentalmente, reprimiendo y judicializando las luchas sociales, favoreciendo a la burguesía nacional y extranjera, fortaleciendo el aparato represivo y estrechando nuevas alianzas con el imperialismo y la llamada “lucha contra el terrorismo” en la región [3], se le abre un nuevo escenario de crisis política, a partir de los resultados de la consulta, donde al chocar con importantes obstáculos tanto por derecha como por izquierda, expresados en la desconfianza de la burguesía opositora y el descontento y rechazo a sus medidas autoritarias y represivas por parte de los sectores populares y movimientos sociales, se verá obligado a repensar sus planes y la derecha intentará imponerle condiciones.

Todo el proceso electoral fue festejado por el oficialismo como una “gran fiesta democrática”, que situaría el poder real en el pueblo a través de las urnas, cuando en realidad era una completa ficción que, lejos de ser un evento de “democracia participativa”, es un mecanismo plebiscitario, bonapartista, que no permite que se expresen las distintas posiciones políticas ni otras opciones para apuntalar su giro a derecha, de acuerdo con los empresarios, de conciliación con el imperialismo (como muestran los acuerdos con Santos), y de represión y criminalización de las protestas y movilizaciones.

Incluso con relación a demandas más democráticas que distintos sectores vienen levantando, el gobierno se encargó enfáticamente de señalar durante el apresurado festejo con sus simpatizantes, que su gobierno nunca había tenido intenciones de discutir siquiera, mucho menos conceder, el derecho al aborto para que miles de mujeres dejen de morir en la clandestinidad y como una libertad para elegir sobre su propio cuerpo, como tampoco quiso aprobar el matrimonio igualitario, ni pensó nunca en afectar la propiedad privada de los grandes terratenientes y empresarios. Todas estas, son para el gobierno nada más que viles mentiras de la derecha, “prohibido olvidar” señaló en esta ocasión.

Este duro revés muestra que Correa no es ajeno al proceso de declive de los gobiernos nacionalistas y “progresistas” de la región, que vienen girando a la derecha y acentuando sus tendencias bonapartistas con políticas económicas más afines a lo que exige la burguesía y endureciéndose ante los reclamos insatisfechos de los trabajadores y el pueblo.

Resultados, festejos y contradicciones

El resultado de la Consulta Popular, en el que el SI se impondría por un ajustado margen en un lento conteo, fue inesperado tanto para el oficialismo como para la oposición. En un primer análisis queda abierto un escenario de crisis política y desgaste de Correa, donde se desarrolla una gran batalla política y de maniobras alrededor del conteo de votos y campañas mediáticas.

Algunos de los resultados de la consulta expresan un sentido común más permeado por la línea de la derecha, como es el caso de la pregunta 1 sobre la “inseguridad” y la caducidad de la prisión preventiva, que logró imponer el gobierno en su acuerdo con el derechista Jaime Nebot para poner fin a la delincuencia con mano dura.

Otra de las preguntas que mantienen mayor votación por el SI, es la pregunta número 10 sobre la consideración de delito a la no afiliación de los trabajadores al seguro social por parte de los empleadores. Este tema en particular, atravesó las marchas por el primero de mayo, mostrando una participación más diferenciada de la clase trabajadora, que viene enfrentando en estos cuatro años de “revolución ciudadana” despidos masivos y endeudamientos millonarios de las patronales en materia de sueldos y afiliaciones [4]; esto mientras el gobierno ha echado mano de los fondos del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) convirtiéndolos en bonos del Estado, y manteniendo la tercerización para cientos de trabajadores del propio sector público, es decir, es el primero en incumplir su propio decreto.

Mayor fortalecimiento para la Oposición:

La consulta, lejos de ser un mecanismo democrático y de participación popular, es una herramienta típica de los gobiernos bonapartistas, impidiendo que se presenten alternativas políticas o se debatan otras posiciones, sobre todo, las que provengan de sectores obreros y populares y de izquierda no alineados con el oficialismo, pues forzadamente polariza entre el Sí, que representa políticamente el apoyo a Correa y sus medidas, cada vez más antipopulares y represivas y el NO, detrás del que se atrincheran sectores de la oposición burguesa.

En los resultados se mezclan votos por derecha de la oposición nucleada en los Sociedad Patriótica, los Socialcristianos y el PRIAN, quiénes buscan capitalizar el fortalecimiento de la oposición para ser una presión por derecha al gobierno; sin embargo, aunque este sector aparezca fortalecido por este resultado, el voto NO también refleja el desgaste entre importantes sectores populares y el rechazo al curso represivo, la criminalización de las protestas y la insatisfacción ante las promesas incumplidas, incluso en sectores de votantes anteriormente afines al correismo. Esto plantea para el gobierno una disyuntiva entre inclinarse a lograr mayores pactos con la derecha tradicional, o -no se puede descartar- tratar de recuperar apoyo popular con algunas medidas demagógicas buscando recrear la “mística” de la “revolución ciudadana”.

Un obstáculo por izquierda a los planes de Correa

El “protagonista oculto” es el proceso de resistencia que se vino expresando en el último período, entre distintos sectores contra persecuciones y medidas represivas, por salarios y puestos de trabajo, reclamos docentes y universitarios, contra las mineras, petroleras y forestales y que ha desgastado la popularidad de Correa, puesto que el programa de la “revolución ciudadana” ni satisface esas legítimas demandas elementales, ni abre las puertas a ninguna liberación nacional y social como se prometía.

Entre tanto, las direcciones del movimiento de masas y las expresiones políticas de la izquierda ecuatoriana (CONAIE, Pachacutic, MPD, FP,), nucleadas en la Coordinadora Plurinacional por el NO, junto a figurones proburgueses caídos del oficialismo, no se separó tajantemente de la oposición burguesa, ni levantó una política independiente, de clase, que partiera de la denuncia del mecanismo plebiscitario de la Consulta, conformándose a llamar a votar por el NO, siendo responsable políticamente de que la derecha pueda arrogarse un avance político y aspire demagógicamente a capitalizar el descontento popular, pues su política fue en contra de poner en pie un polo políticamente independiente entre las masas, opuesto a la colaboración de clases con la burguesía del oficialismo, como a las expresiones opositoras de la burguesía.

La situación política nacional pos consulta deja abierto un escenario de crisis, donde ya el oficialismo plantea “reflexión” y revisión de su política con miras a establecer nuevos acuerdos. El NO, como señalábamos anteriormente presenta resultados contradictorios, donde el descontento popular intentará ser capitalizado por la derecha.

Está planteada entonces, la necesidad de independencia política tanto del oficialismo como de la oposición burguesa. La lucha contra las medidas represivas y antipopulares de Correa, por las demandas obreras, campesinas, indígenas y populares, contra las persecuciones y criminalización de las protestas, necesitan ligarse a una política de independencia de clase, tanto de Correa como frente a la oposición derechista y toda expresión proburguesa, pues sólo por esta vía se podrá abrir el camino a una salida de fondo, obrera, campesina y popular.

 

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