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ETA: Del reformismo armado al reformismo “pacífico y democrático”
por : Santiago Lupe

13 Jan 2011 | Tras el cese de toda “actividad armada ofensiva” declarado en septiembre por ETA, los dirigentes de la Izquierda Abertzale han continuado avanzando en su viraje hacia los nuevos métodos de lucha “democráticos y pacíficos”

Tras el cese de toda “actividad armada ofensiva” declarado en septiembre por ETA, los dirigentes de la Izquierda Abertzale [1] han continuado avanzando en su viraje hacia los nuevos métodos de lucha “democráticos y pacíficos”. Se trata de un cambio de métodos que no rompe con la estrategia histórica del MLNV [2], la de presión (esta vez “no violenta”) y negociación con el Estado español para la consecución del derecho de autodeterminación. El Acuerdo de Gernika firmado el 24 de septiembre por la Izquierda Abertzale y más de una treintena de organizaciones políticas, sindicales y sociales de Euskal Herria, ahondaba en esta dirección. Demandaba a ETA la declaración de “un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional” como una de las condiciones para poder abrir “un primer estadio de normalización política”, que tendría que acompañarse de un buen número de medidas por parte del Estado español que garantizasen el ejercicio de unos mínimos derechos democráticos y una política penitenciaria más humanitaria para los presos políticos vascos. Este acuerdo había sido precedido días antes por la Declaración de Bruselas, con similar contenido, firmada por diversas personalidades internacionales como la Fundació Nelson Mandela o los Nobel de la paz sudafricano e irlandés, Frederik W. De Klerk y John Hume.

Se abría entonces un proceso de debate interno dentro de la organización armada que ha concluido con la declaración de un alto el fuego “permanente, general y verificable” el pasado 9 de enero. Con este paso ETA responde parcialmente a las demandas de los dirigentes de la Izquierda Abertzale. ETA da un paso más, el mayor de su historia, hacia el abandono de la lucha armada para intentar facilitar los planes de reingreso a las instituciones de la Izquierda Abertzale y la disminución de la represión contra los luchadores vascos. De hecho este paso está acompañado del anuncio de que a finales de enero se presentarán los estatutos de un nuevo partido político al Ministerio del Interior en los que se comprometerán a acatar la anti-democrática Ley de Partidos. El objetivo inmediato es la vuelta a las instituciones con las elecciones municipales y forales del 25 de mayo.

El Gobierno y el Régimen continuarán con la política de mano dura.

Tras la tregua de septiembre el gobierno de Zapatero ha permanecido completamente firme en su campaña de persecución y represión contra la misma organización armada y contra el conjunto del MLNV. El conjunto de los partidos del régimen han continuado aplaudiendo la “política anti-terrorista” del Partido Socialista (PSOE). Durante estos meses las detenciones no han cesado y las medidas de excepción han continuado, violándose sistemáticamente derechos fundamentales como el de reunión o manifestación.

Nada apunta a que el abandono de las armas vaya a hacer cambiar esta política. El ministro del Interior, Rubalcaba, ya anunció que no era la declaración esperada. Por su parte, Cospedal, secretaria general del Partido Popular (PP) pide, como buena nacional-católica, que además de rendirse, se arrepientan y “pidan perdón a las víctimas”. En general el conjunto de los partidos de la “unidad de los demócratas”, incluido el PNV [3] e IU [4], avalan que continúe la mano dura dada la “insuficiencia” del comunicado. De hecho, y a modo de operación ejemplarizante de por dónde iban a seguir siendo los tiros, un día después la policía francesa en colaboración con la española detenía a dos militantes de ETA acusados de ser los dirigentes de su aparato informático.

¿A dónde va el MLNV?

Como vemos, el gobierno de Zapatero y el Régimen del 78 parece que va a dar poco o ningún margen a los intentos del MLNV de integrarse en las vías “democráticas y pacíficas”, tal como aspira. Es quizá una muestra extrema del callejón sin salida al que conduce la estrategia histórica marcada por ETA (presión-negociación), y con la que no se rompe en absoluto, sino más bien se modifican los métodos con los que se ejercerá la presión.

La propuesta “Euskal Herria Zutik” [5] mantiene la apuesta por conquistar una “confluencia soberanista”. El agente histórico para la consecución del derecho de autodeterminación sería pues una alianza entre los sectores populares y obreros vascos con la misma burguesía vasca. Parece que no se ha sacado ninguna lección de todo un siglo de colaboración de los burgueses de Euskal Herria con Franco primero y Juan Carlos I y los distintos Gobiernos de la democracia, después. Arnaldo Otegui [6] en su última entrevista en Gara [7] aclara que la confluencia con el PNV es una aspiración a la que no se renuncia, y nos dice;“El señor Urkullu [8] miente cuando dice que no ha sido invitado a conformar esta alianza, o al Acuerdo de Gernika: si el PNV no está es porque ha decidido no estar”. Y es que para Otegui y el MLNV “la contradicción principal que vertebra el proceso de liberación es la que se da entre Euskal Herria por un lado y los estados español y francés por otros”, y por lo tanto “las contradicciones de clase, u otras en nuestra política de alianzas, deben ser gestionadas y resueltas con inteligencia, sin que las ramas nos impidan en ningún caso ver el bosque”.

Se mantiene pues una estrategia de colaboración de clases opuesta por el vértice a la alianza con el resto de trabajadores del Estado para luchar contra el Régimen del 78. Un enemigo común que a la vez que subyuga al pueblo vasco negándole el ejercicio de sus derechos democráticos está implementando un ataque contra los trabajadores vascos y del resto del Estado sin precedentes desde el franquismo. Desde esta estrategia la única salida que se vislumbra es la de forzar un proceso de negociación con el Estado español para encontrar nuevas formas de autogobierno y el ejercicio del derecho de autodeterminación. El mismo objetivo que los más de 50 años de lucha armada de ETA pero ahora como dice el mismo Otegui “los tiempos actuales exigen la superación definitiva de un ciclo político-militar y su sustitución por una estrategia de organización, acumulación y lucha exclusivamente democrática”.

Se mantiene pues una estrategia de conciliación de clases y en última instancia reformista, que aspira a emular la farsa del proceso de paz irlandés, donde el Sin Fein ha acabado integrado en el régimen de autonomía mutilada del Ulster. Aún así está por verse que el Régimen del 78 estará dispuesto a realizar siquiera las mínimas concesiones que se demandan, o si por el contrario seguirán por el camino de palo tras palo.

Romper con la estrategia de ETA, por una estrategia de clase y revolucionaria

Desde Clase contra Clase no consideramos que el terrorismo individual practicado por ETA haya permitido avanzar en la lucha por el derecho de autodeterminación. De hecho creemos que la estrategia de la organización armada ha dejado una herencia en el MLNV que hoy se traduce en que el abandono de la lucha armada puede convertirse en un trampolín para una integración, aún parcial o desde una oposición testimonial, al Régimen del 78. El reformismo institucional, político o sindical no es pues una alternativa al reformismo armado.

Consideramos imprescindible insertar la lucha por los derechos democráticos del pueblo vasco en la lucha revolucionaria contra el Régimen heredero del franquismo y la burguesía centralista. Esta tarea solo puede ser llevada adelante con la plena independencia de toda la clase obrera del Estado y en lucha contra la burguesía centralista, ya sea española o francesa, y la nacionalista vasca. Esta última nunca podrá ser una aliada pues solo busca regatear mejores condiciones para seguir explotando a los trabajadores y sectores populares de Euskal Herria. La burguesía española no va a someter a discusión su dominio territorial en una mesa de negociación. Sólo un Gobierno de los trabajadores, la única clase que no se sustenta en la explotación ajena, puede permitir el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco y el resto de las nacionalidades del Estado español. Por ello la única alianza que puede ayudar a la lucha de MLNV sería la de la clase trabajadora de todo el Estado con los sectores populares, asumiendo las demandas democráticas legítimas de los pueblos vasco y catalán.

La actual crisis del capitalismo español y la dura prueba que va a someter el Régimen del 78, que no es fácil que pase, abren nuevas posibilidades para que la lucha por los derechos democráticos de Euskal Herria, -comenzando por la derogación de la Ley de Partidos, restituyendo la libertad de reunión y asociación a la Izquierda Abertzale, así como la liberación de todos los presos políticos-, salga del callejón sin salida a la que la ha llevado la dirección de ETA y la Izquierda Abertzale; desplazándose hacia una estrategia de clase y revolucionaria, que fortalezca la lucha por la revolución proletaria en el conjunto del Estado español. Esta es la única estrategia que puede resolver en forma democrática el problema nacional del pueblo vasco, así como el de otras nacionalidades oprimidas por el Estado español.

 

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