Israel rechazó el cese al fuego propuesto el sábado 8 por el primer ministro palestino Ismail Haniyeh (de Hamas). La propuesta incluía un alto el fuego permanente y era apoyada por Jaled Mashaal, dirección en el exilio de Hamas e indicado como principal opositor al reconocimiento del Estado de Israel, cuestión aceptada implícitamente en el acuerdo alcanzado semanas atrás entre el ala política de Hamas y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Fuentes de Hamas afirmaron al periódico israelí Haaretz que Mashaal apoyaba un acuerdo para liberar al soldado israelí Gilad Shalit, cuya captura por el ala militar de Hamas fue utilizada por Israel para justificar su incursión militar en la Franja de Gaza, a cambio de la liberación de algunos prisioneros palestinos. El acuerdo incluiría el retiro de Gaza y el fin de los asesinatos selectivos, a cambio de un alto el fuego de largo plazo de parte de los palestinos, y el fin de los ataques con misiles Qassam que afectan al actual territorio de Israel.

Sin embargo, a horas de haber sido hecha esta propuesta, Israel dio muestras claras que no está dispuesto a considerar un cese de hostilidades. Por el contrario, el lunes 10 el primer ministro israelí Ehud Olmert aseguró que “Esta guerra no tiene límite en el tiempo e Israel no negociará la liberación del soldado”.

Esta negativa muestra que lo que está en juego para el Estado sionista es darle una lección al Hamas y al conjunto del movimiento nacional palestino. Los casi 70 palestinos muertos y la destrucción de la infraestructura civil de la región, donde la mitad de la población está viviendo a oscuras, son una muestra.

La intransigencia israelí está provocando la reacción de grupos que apoyan la causa palestina, como Hezbollah en el Líbano, que el miércoles 12 mató a siete soldados israelíes y capturó otros dos como rehenes, buscando aumentar la presión sobre Olmert, que se encuentra en una encrucijada cada vez mayor, ya que no puede retroceder sin ser acusado de blando por la derecha, por un lado frente a su plan de “salida unilateral” de sectores de Cisjordania, y por otro aún no está dispuesto ni preparado para una salida de fuerza en toda la línea como sería reestablecer el dominio directo israelí (por lo que algunos sectores como el diario Haaretz dicen que el gobierno perdió el rumbo). El bombardeo israelí en el sur del Líbano y las amenazas al gobierno de este país y de Siria sólo pueden agravar la situación y hacer escalar el conflicto a nivel regional.

Es preciso por lo tanto redoblar la campaña contra la agresión del Estado de Israel, apoyado por todas las potencias imperialistas -en particular los Estados Unidos-, y romper el cerco que se cierne sobre las castigadas masas palestinas.

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Israel y el MERCOSUR

Los países integrantes del Mercosur se disponen a firmar, el próximo 21 de julio, un tratado de libre comercio con el Estado de Israel. Parece que Kirchner, Chávez, Lula y Tabaré quieren desandar la página “antiimperialista” que escribieron durante la IV Cumbre de las Américas, cuando rechazaron el ALCA, enmendando su relación con EE.UU. por medio de su mejor amigo en el Medio Oriente, sobre todo en momentos que el Estado judío ataca brutalmente a la población civil de Gaza, condenándola a más de 50 asesinatos e innumerables padecimientos. Mientras Kirchner impartió instrucciones específicas a su delegación ante el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, oponiéndose a solicitar una reunión especial para poner un alto a la masacre en Gaza, Chávez parece decidido a no enemistar a sus oponentes “imperialistas” en aras de alcanzar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Al mismo tiempo que el Tribunal Internacional de La Haya convoca a todos los países a hacerse eco de su dictamen contra la construcción del Muro del Apartheid en Cisjordania por ser una política violatoria de los derechos humanos más elementales, los “progresistas” del Mercosur le prestan un apoyo político invaluable al Estado colonialista. EE.UU. agradecido.