Una serie de atentados y rebeliones en las cárceles, atribuidos al llamado “Primer Comando de la Capital” (PCC), combinada con una brutal campaña mediática vienen intentando instaurar un clima de pánico generalizado en la población del estado de SP, principalmente en la Capital y región metropolitana.

Se trata de una demostración de fuerza del PCC para intentar imponerle al gobierno del estado un retroceso en su política de aislamiento de los integrantes de la cúpula de la facción criminal.

A su vez, el gobierno del estado se apoya en la ola de pánico generada, inclusive alimentándola, para conquistar una base social para una política reaccionaria de mayor represión no solamente al PCC sino al conjunto del pueblo pobre en los suburbios, al pueblo negro y a la población carcelaria. Además, le interesa al recién asumido gobierno del PFL (Partido del Frente Liberal), que posee poca base social propia en el estado, legitimarse con una política que corresponda a un giro a la derecha de la opinión publica después de los atentados.

Esa situación está dada por la profunda miseria social generada por el capitalismo brasilero, que no garantiza las condiciones mínimas para una vida digna con salud, educación y vivienda, para la inmensa mayoría de la población, y que por eso lanza a miles de jóvenes en el camino del tráfico de drogas y del crimen organizado.

También el gobierno federal de Lula, a pesar del rechazo del gobernador de San Pablo Claudio Lembo, viene insistiendo permanentemente en que está “dispuesto a ayudar” con su propio aparato represivo de la Policía Federal y de las mismas Fuerzas Armadas.

Eso muestra que frente a la total incapacidad de los gobiernos burgueses para solucionar el problema de fondo de la miseria social, la política buscada por el gobierno de San Pablo con el apoyo del gobierno de Lula, es endurecer las leyes, aumentar la represión, y dar aval a las policías para que invadan las favelas (villas miseria), realicen “detenciones preventivas” y tengan “carta blanca” para tirar y matar a cualquier ciudadano considerado “sospechoso”, evidentemente en primer lugar contra los negros y los pobres.

Como socialistas revolucionarios, al mismo tiempo que denunciamos los planes y la campaña de terror orquestada por el gobierno, denunciamos también el carácter reaccionario de los atentados ocurridos y del mismo PCC, que intenta canalizar la injusta indignación social de la juventud oprimida para el callejón sin salida del crimen, y utiliza la juventud como “carne de cañón” para el mantenimiento de sus negocios que benefician a un puñado de hombres de la cúpula del PCC, que como sabemos está ligado por diversas vías a sectores de la policía, del estado y de la gran burguesía nacional e internacional.

– ¡No a la campaña reaccionaria del gobierno que quiere generalizar un clima de pánico en la población!

– ¡Rechazar cualquier medida represiva contra los trabajadores y el pueblo pobre!

San Pablo, 15 de mayo del 2006.