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La lucha minera y el régimen de la alternancia
por : LTS-CC, México

01 May 2006 |

Como planteamos más abajo, la rebelión de Sicartsa fue un salto en las luchas que, desde el 2003, están dando sectores de la clase obrera contra los planes. Recientemente, Fox lanzó una ofensiva sobre los sindicatos, con lo que pretende quitar todo obstáculo para arrasar con las conquistas que los trabajadores sindicalizados aún mantienen, y generalizar la precarización y flexibilización laboral. Este ataque se da en un contexto marcado por la cercanía de las elecciones presidenciales, que busca desviar el descontento tras el voto a los partidos patronales, y recomponer las desgastadas instituciones del régimen de dominio.

Vulnerabilidad del gobierno de Fox

El ataque de Fox contra el sindicato minero, tuvo su expresión mas agresiva en el intento de desalojo de Sicartsa. Al no triunfar, generó un efecto contrario al buscado: mayor vulnerabilidad del gobierno en su «recta final» hacia las elecciones.

Ante esto, sectores del régimen (como el PRI) cuestionaron su «incapacidad política» para resolver el conflicto, en tanto que otros plantearon que «después del enfrentamiento las cosas están como en la mañana de jueves, los trabajadores tiene el control de la planta». Mientras tanto, la patronal lanzó una ofensiva reaccionaria promoviendo actas penales contra los obreros por despojo y terrorismo. Luego de la represión, se acrecentó el descontento entre los trabajadores, lo que impulsó a las direcciones sindicales de la Unión Nacional de Trabajadores y de las priistas CROC y CROM (integrantes todas del recién formado Frente Nacional por la Unidad y la Autonomía Sindical), a convocar a una jornada de protesta de 12 horas para el 28 de abril.

Esta polarización política es consecuencia de que el gobierno quedó debilitado, como resultado de la resistencia de los trabajadores y de dos muertes obreras por la represión. Fox acumula un nuevo traspié en su intento de avasallar los derechos obreros y populares, que se suma al retroceso de Atenco, y a la derrota del intento del desafuero de AMLO como resultado de grandes movilizaciones democráticas.

Está por verse si la rebelión de Sicartsa empuja a nuevas luchas obreras que compliquen la situación del gobierno y la propia transición electoral. Y es que el debilitamiento de Fox y la polarización política se dan en un marco de disputas entre «los de arriba», que pueden ser aprovechadas por los trabajadores.

Disputas entre "los de arriba" hacia las próximas elecciones

El oficialista PAN, seguramente saldrá golpeado por los efectos de la represión de Sicartsa y pueden mermarse las reducidas posibilidades electorales de Calderón, pese al aprovechamiento de su supuesto triunfo en el debate.
El PRI, principal pilar del régimen, arrastra una importante crisis, y su candidato, Roberto Madrazo, no repunta en las encuestas. El desprestigio entre trabajadores y campesinos, puede llevar a que sectores de la burocracia abandonen el PRI y se pasen al PRD, o que se den nuevas rupturas.

Un elemento esencial de esta crisis, que atañe a todo el régimen de dominio, son las pugnas y crisis recurrentes en el aparato sindical priísta, como el CT y la CTM. La causa de esto está en el desprestigio del charrismo entre sus bases, y para la burguesía es preocupante que las luchas obreras ocurran en este contexto.

En ese marco, los partidos patronales buscan desviar la atención de las masas hacia las próximas elecciones. Como expresó el reciente «debate» de los candidatos, donde se mostró el carácter farsesco de la «competencia electoral», con el PAN y el PRI prometiendo lo contrario a la política antiobrera y antipopular que realizaron en sus administraciones, y con pequeños partidos como Nueva Alianza y Alternativa Socialdemócrata, mientras justifican el carácter «democrático» de esta alternancia.

El ascenso del PRD como alternativa burguesa

En este intento del desvío electoral es clave el rol del PRD. Frente al desprestigio del régimen, López Obrador aparece ante millones de trabajadores como una alternativa frente ante el PRI y el PAN, a partir de su discurso antineoliberal y de oposición. Pero el PRD demostró, allí donde gobierna, preservar los intereses de los capitalistas y ser contrario a la resolución de las demandas obreras y populares. Por eso aparece como una oposición «responsable» ante las transnacionales e integra a ex priístas a sus candidaturas, en consonancia con su carácter burgués. La prueba reciente de esto, fue la política represiva del gobernador perredista de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel en Sicartsa.

Más allá de que se recrudecen las peleas entre los candidatos (como se ve en los enfrentamientos entre el PRI, PAN, PRD), el PRD, lejos de ser una amenaza para la patronal, puede ser la mejor carta para preservar la dominación burguesa y restaurar la legitimidad del régimen de la alternancia, generando ilusiones entre los millones de trabajadores y campesinos descontentos con el foxismo y el PRI-PAN, de que votando a AMLO se resolverán las aspiraciones populares.

Retomar la movilización y la lucha

La tarea para después de este primero de mayo es retomar la movilización obrera junto a los campesinos e indígenas pobres, para aprovechar la vulnerabilidad del gobierno y frenar el ataque. Hay que profundizar el camino de las movilizaciones del 2003 y 2004, y retomar las lecciones de la heroica lucha de Sicartsa, como es el método de la huelga y la disposición a enfrentar a la patronal, el gobierno y sus fuerzas represivas, para imponer nuestras demandas. En ese camino hay que preparar un gran paro nacional.

Esta lucha debemos librarla con independencia de clase de los partidos burgueses y el régimen. Ante las próximas elecciones, no podemos confiar nuestros destinos a los representantes patronales. Por eso es que desde la LTS propusimos una política clasista independiente, para que, frente a las candidaturas burguesas, impulsemos una candidatura obrera sin registro, tras un programa de lucha que retome las demandas de los explotados y oprimidos y que llame a organizar y preparar la movilización y la huelga general.


La rebelión obrera en Sicartsa

Autor: Matín Juarez

«Un minero puede trabajar de rodillas en la mina de carbón, perno no puede vivir de rodillas y nunca lo hará...»
Minero entrevistado en The Independent, 1996

Como planteamos en la declaración en este periódico, la huelga de Sicartsa se transformó en una verdadera rebelión obrera, donde los trabajadores se defendieron de la salvaje represión estatal.

Un salto en la lucha obrera

Hasta ahora, fueron sectores campesinos y populares los que protagonizaron acciones violentas contra los planes; y la clase obrera venía desde 2003 incorporándose lentamente a la lucha. La lucha de Sicartsa supone un cambio en la dinámica de los trabajadores, ya que inaugura la posibilidad de que, para defender sus demandas, sectores obreros retomen métodos radicalizados de lucha y un mayor protagonismo en la lucha de clases.
Y si en los años previos, fueron acciones del campesinado (Atenco) o movilizaciones heterogéneas (contra el desafuero de AMLO), las que frenaron al gobierno, en Sicartsa -por primera vez en años-, fueron los trabajadores industriales quienes enfrentaron una salvaje represión y que con su acción, al no sufrir derrota, logró poner a la defensiva al gobierno. Aunque no está dicho que Fox retroceda en su ataque al sindicato, si lo hiciera, sería resultado de la magnitud de la acción obrera.
Al radicalizar sus métodos de lucha, lograr el apoyo de otros sectores y obligar al retroceso parcial de la represión, la rebelión obrera es un salto respecto de las luchas obreras previas.

La potencialidad de la clase trabajadora

La lucha de Sicartsa dio una primer muestra del potencial de la clase obrera, enseñando que puede paralizar resortes esenciales de la economía (y es que de la producción de las minas y metalúrgicas depende gran parte de la industria), y que -cuando sale a la lucha- es capaz de ser un referente para otros sectores. Esta posibilidad se hizo peligro el 20/4, y Fox retrocedió al ver que otros sectores se sumaban a la defensa de la planta. Y es que, si se extendía la rebelión, no podía descartarse un levantamiento insurreccional de toda la ciudad, encabezado por la clase trabajadora.

La rebelión del 20/4 no cae del cielo. Es resultado tanto de las movilizaciones obreras iniciadas en el 2003 por los electricistas, como del descontento acumulado por los minero-metalúrgicos. En este sector avanzó la precarización laboral, con pésimas condiciones de seguridad y recortes al Contrato Colectivo de Trabajo. Y es donde más se enriquecieron y acumularon los capitalistas (Sicartsa está valuada en 250 millones de dólares). Estas son las bases del descontento expresado en acciones como el paro minero.

La conjunción del ataque a las condiciones laborales, y las grandes ganancias cosechadas por el grupo Villacero (junto a la burla del «reparto de utilidades»), empujó distintos conflictos en Sicartsa en los últimos años, que buscaban recuperar relativamente la pérdida de conquistas. Hasta ahora, la dirección de Gómez Urrutia está relativamente prestigiada entre sectores de los trabajadores mineros (lo cual no significa que en Sicartsa todos los obreros lo defiendan a ultranza y en muchos casos distinguen entre la defensa del sindicato y la política de Gómez Urrutia), resultado también de aparecer como oposición a Fox lo que permitió aislar a sectores de oposición que cuestionan los manejos burocráticos de Napito.

Sin embargo, el rol de avanzada que están jugando los mineros y la radicalidad de la lucha de Sicartsa, puede posibilitar que surjan nuevos sectores de vanguardia, los que, a partir de la presente lucha, avancen hacia una política de independencia de clase, haciendo una experiencia con la burocracia sindical y los partidos patronales.

Por un Encuentro Minero de lucha

Un paro nacional minero es necesario para frenar, de una vez por todas, la ofensiva del gobierno sobre el sindicato. A la vez, hay que luchar por una real democratización del sindicato a manos de los trabajadores, por su independencia respecto del estado y para que incorpore a sus filas a los no sindicalizados, luchando por la basificación de los compañeros eventuales. Y exigiendo que la negociación con la patronal se decida democráticamente en asambleas obreras. Para esto hay que coordinar a los sectores mineros democráticos y combativos (sindicalizados y no sindicalizados, activos y jubilados) para poner en pie un Encuentro Nacional Minero, basado en delegados electos democráticamente desde las bases.
Los hechos en Pasta de Conchos y Sicartsa mostraron que a esta patronal sólo le interesan sus ganancias. El Encuentro Minero debería luchar por expropiar a estas empresas y a toda aquella que cierre o despida, renacionalizándolas sin indemnización bajo control de sus trabajadores.

 

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