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Abajo las leyes racistas del imperialismo norteamericano
10 Apr 2006 |

 Abajo las leyes racistas del imperialismo norteamericano

 Por la unidad de la clase obrera, todo el apoyo a los inmigrantes en Estados Unidos

 Fuera el imperialismo de América Latina

Las movilizaciones de más de un millón de personas en Estados Unidos, con centro en Los Ángeles (California) puso sobre el tapete el problema de la inmigración ilegal. Estas movilizaciones, hasta hoy enormemente controladas, han llegado a desatar una participación importante de sectores juveniles, sobre todo estudiantes secundarios latinos, que contra las amenazas de las autoridades marchan espontáneamente contra la reaccionaria ley HR 4437.

Esta amplia movilización de latinos, así como también asiáticos, ha golpeado en las principales ciudades como expresión de un movimiento que viene gestándose contra las políticas migratorias reaccionarias, y más en general contra la opresión que sufren, no sólo la comunidad latina, sino también la comunidad negra, asiática y árabe (que viene siendo golpeada especialmente desde 2001).

A pesar de la enorme presencia de trabajadores inmigrantes, al frente de las marchas se encuentran líderes religiosos (mayormente de la iglesia católica), empresarios y políticos, sobre todo demócratas. El Partido Demócrata, que en las últimas elecciones perdió peso en la comunidad latina porque no presentaba en materia de migración (ni en ningún otro tema) alternativa alguna frente a los republicanos, se ha puesto a la cabeza de este movimiento, con la clara de intención de contener el enorme fenómeno que ha surgido. No hay que olvidar que una de las figuras más destacada de la marcha en Los Angeles fue el propio alcalde de la ciudad Antonio Villarraigosa (un demócrata en pleno ascenso). Estos dirigentes intentan e intentarán cortar de raíz cualquier potencial movilizador y sobre todo cualquier impacto que pueda tener entre la clase obrera estadounidense y los millones de pobres blancos, negros e inmigrantes "legales" que viven en ese país. Su objetivo de canalizar esta movilización no es un secreto: llevar a los millones que se oponen a la militarización de la frontera y la criminalización de los indocumentados detrás de la ley MacCain/Kennedy, apoyada por el mismo Bush y los patrones.

Durante años la patronal viene utilizando a los inmigrantes como mano de obra barata, contratando trabajadores sin derechos democráticos ni sindicales, con salarios bajísimos. En Estados Unidos viven más de doce millones de trabajadores indocumentados sometidos a la explotación capitalista y obligados a vivir en la sombra de la ilegalidad. Es esta patronal la que apoya a viva voz la ley "alternativa" del Senado, la misma ley que cínicamente impulsan los demócratas dentro del mismo movimiento, con ayuda de dirigentes sindicales y figuras de la comunidad latina.

El debate sobre la inmigración, abierto por la aprobación parcial de la ley ultra-reaccionaria HR4437, que convierte en criminales a los trabajadores inmigrantes y militariza la frontera con México, ha desatado la movilización. El "acuerdo" entre senadores republicanos y demócratas, los empresarios y hasta el mismo Bush intentan utilizarla para aprobar una ley cuyo único objetivo es legalizar la contratación de mano de obra barata y mantiene los pilares centrales de la política imperialista actual hacia los inmigrantes.

El cinismo de Bush, los demócratas y los empresarios no tiene límite, hoy se llenan la boca hablando de los derechos de quienes huyen de sus países de origen justamente a causa de los planes de hambre y miseria que el mismo imperialismo norteamericano impone en la región, y son acatados por los regímenes cipayos de América Latina.

En la propia América Latina la política represiva del estado imperialista se hace eco en los gobiernos cipayos que son cómplices directa o indirectamente, ya sea bloqueando el tránsito de inmigrantes, como el gobierno mexicano que deposita esperanzas (y así genera expectativas) en la ley de Bush y además frena el paso de hermanos centroamericanos por su frontera sur, deportándolos (luego de someterlos a vejaciones sólo comparables con las que aplica la patrulla de frontera norteamericana). Mientras tanto, otros cipayos no paran de alabar al amo norteamericano, permitiendo el estacionamiento de tropas (como Colombia, Ecuador o Paraguay). Pero el cipayaje más extendido sin dudas es la aplicación de los planes económicos que someten en nuestro continente a millones a la pobreza, mientras entregan nuestros recursos naturales, y se enriquecen haciendo negocios a costa de la explotación de la "ventaja" de la mano de obra barata. En este sentido los nuevos tratados de libre comercio, como el CAFTA (en Centroamérica) o los TLC que impulsan el imperialismo y los gobiernos cipayos, no representan otra cosa que reforzar este sometimiento.

Ninguna de las leyes en danza es garantía de legalización ni otorga a los trabajadores inmigrantes los derechos más elementales en el país donde rige la nefasta Acta Patriótica, que limita los derechos democráticos del conjunto de la población, en especial de sus trabajadores y los millones de inmigrantes (aún los "legales").

La entrada en escena de los inmigrantes, que representan un sector superexplotado del movimiento obrero estadounidense (junto a los trabajadores negros y las mujeres obreras) puede jugar un rol muy progresivo en la situación actual que atraviesa el proletariado del conjunto en Estados Unidos. Sus sectores organizados, que hoy no tienen respuesta frente a los ataques patronales, encontrarán en la movilización independiente de los inmigrantes indocumentados hoy un fuerte aliado en la lucha contra la misma patronal y el gobierno que ataca sus conquistas, tras el discurso de un "mercado laboral competitivo". Hoy más que nunca, las organizaciones obreras combativas y de izquierda tienen que apostar a esa movilización y la unidad de clase inquebrantable frente al ataque racista y xenófobo que buscará base entre la clase obrera blanca que ve día a día cómo caen drásticamente sus condiciones laborales mientras la gran patronal se enriquece con las ventajas impositivas y las "facilidades" que le otorgan el gobierno republicano y sus secuaces demócratas.

Frente a esta ofensiva sobre los hermanos inmigrantes decimos:

 Abajo las leyes racistas del imperialismo: Las leyes imperialistas no son una alternativa para los trabajadores. El reciente "acuerdo", que ni siquiera logró ser aprobado en el Senado como propuesta (trabado por los sectores más conservadores) es un nuevo engaño para los millones de trabajadores indocumentados. Sólo generará nuevas divisiones entre los inmigrantes (dividiéndolos en categorías de ilegales) y reforzará la persecución de todos aquellos que estén por fuera de la ley.

 Legalización total de todos los inmigrantes que viven y trabajan en Estados Unidos. Iguales derechos e igual salario para todos los trabajadores y trabajadoras. Unidad de la clase obrera para enfrentar los ataques patronales, el mismo gobierno que criminaliza y persigue a los trabajadores indocumentados es el que impone las leyes anti-obreras, ataca el salario, el seguro médico y las jubilaciones de todos los trabajadores.

 No a las políticas de persecución y de militarización de la frontera. El conjunto de los trabajadores debe oponerse a las medidas represivas que hoy afectan a los inmigrantes. Es necesario enfrentar la propaganda anti-inmigrante y la discriminación que ha sido históricamente una herramienta de los patrones. Cada trabajador inmigrante perseguido y deportado debilitará la lucha de la clase obrera. Cada medida en contra de leyes y prácticas discriminatorias fortalecerá al conjunto del proletariado. En el camino de unir a toda la clase obrera es necesario terminar con el racismo y la discriminación que existe en las propias filas de los trabajadores. Durante décadas ha calado hondo el discurso racista, imponiendo divisiones étnicas, de género, culturales y económicas. La clase obrera norteamericana podrá enfrentar los ataques patronales si da por tierra con estas divisiones y enfrenta a su propio gobierno.

 Unidad con los trabajadores de todo el continente. Los inmigrantes que llegan a Estados Unidos, huyen de sus países de origen producto de los planes de hambre y miseria impuestos por el imperialismo norteamericano, e incluso intervenciones políticas y militares. La lucha contra los planes imperialistas fortalece la lucha de los inmigrantes, y un triunfo de los inmigrantes en el corazón de Estados Unidos sería un duro golpe para quienes imponen el saqueo imperialista de nuestro continente.

Desde esta perspectiva denunciamos la política conciliadora de la principal central sindical, AFL-CIO, que durante años permitió la contratación de trabajadores sin ningún derecho y alentó el chauvinismo dentro de la misma clase obrera. Hoy, la dirección de los grandes sindicatos va detrás de los empresarios y los políticos patronales y apoyan una ley que legaliza la mano de obra barata y, lejos de ser una alternativa, reforzará los abusos patronales hacia los trabajadores inmigrantes y atacarán así al conjunto de la clase obrera. Al mismo tiempo viene siendo la burocracia sindical la que entrega las conquistas obreras, a pesar de las nuevas muestras de voluntad de lucha como la huelga del transporte en Nueva York o en la Boeing en 2005.

Hoy más que nunca, frente a la nueva trampa de los políticos patronales que intentarán usar el debate migratorio para hacer campaña electoral y demagogia hacia la enorme comunidad latina y al mismo tiempo seguir sembrando divisiones entre la clase obrera organizada, centralmente entre los sectores blancos pobres y negros que ven a los inmigrantes como competencia en el mercado de trabajo, debemos impulsar la más amplia movilización de la clase obrera por la defensa de los trabajadores indocumentados y por los derechos de todos los trabajadores. Los sindicatos que agrupan a grandes sectores inmigrantes (como el SEIU y UNITE-HERE, que dicen oponerse a la creación de trabajadores de segunda con el programa de visas temporales) deben impulsarla decididamente y retirar su apoyo al partido demócrata y los empresarios.

Como en nuestro continente el imperialismo norteamericano intenta imponer en todo el mundo sus intereses, utilizando todos los medios disponibles. Así mantiene hace tres años la ocupación militar de Irak, en contra de millones que se movilizaron alrededor del mundo contra la guerra e incluso contra miles que se movilizaron en su propio país. Los trabajadores y estudiantes de Estados Unidos, donde amplios sectores están exigiendo la retirada de las tropas de Irak, deben movilizarse y apoyar activamente todos los esfuerzos de las masas de la región para lograr el fin de la ocupación y la salida inmediata de las tropas imperialistas, y solidarizarse con los pueblos de Irak y todo Medio Oriente que enfrentan la ofensiva política, militar y diplomática del imperialismo norteamericano.

Los trabajadores de toda América Latina debemos apoyar y apostar a la más amplia movilización independiente de los inmigrantes, en unidad con toda la clase obrera norteamericana, en la perspectiva de fortalecer a nuestro aliado estratégico en la lucha contra la opresión y la explotación imperialista.

La opresión y la explotación nos dividen a ambos lados de la frontera. Sólo una perspectiva revolucionaria podrá unir a los trabajadores y el pueblo de todo el continente.

 

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