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Por un sindicalismo clasista, por una nueva dirección democrática y combativa del movimiento obrero
por : Milton D’León

16 Mar 2006 |

El movimiento obrero de nuestro país atraviesa una importante dinámica. La inmensa energía, fuerza y disposición de lucha de franjas de la clase trabajadora y el pueblo pobre, han derrotado una y otra vez los planes de la burguesía pro imperialista, impidiendo un cambio importante en la correlación de fuerzas. La participación del pueblo trabajador junto a todos los sectores populares en la derrota del golpe proimperialista en aquella heroica jornada de movilización del 13 de abril, y el papel crucial de los trabajadores petroleros para la derrota del paro-sabotaje, han marcado un punto de inflexión donde comienzó a desarrollarse un inicial proceso de reorganización en sectores importantes de sus filas.

Ha sido producto de esta situación que ha surgido la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) contra la vieja y podrida burocracia golpista de la CTV viejo bastión del pacto político de dominio de los sectores claves de la burguesía durante décadas. Pero esta dinámica no se ha detenido allí. Los trabajadores han venido dando importantes peleas antiburocráticas, impulsando nuevos sindicatos, desplazando a viejas direcciones patronales. Y en el último año han proliferado importantes luchas de sectores de trabajadores y trabajadoras en diferentes puntos del país por reivindicaciones salariales, por la defensa de su fuente de trabajo, y en algunos casos luchando por la reapertura de fábricas cerradas por los patrones reivindicando su expropiación y peleando para ponerlas a producir bajo cogestión con el Estado.

Pero hacia el interior de la naciente UNT se ha abierto también una importante lucha entre sus diversos sectores o tendencias que se han organizado, como ya se empezó a reflejar en los encuentros zonales de la Unión Nacional de Trabajadores (3 y 4 de marzo), preparatorios del II Congreso de la central. Pero lo que queremos destacar es que en medio de esta lucha interna ha surgido un significativo sector que rechaza a los sectores más reformistas y pro-patronales de la nueva central encabezados por Franklin Rondón, Francisco Torrealba, Ramón Machuca y otra serie de sindicalistas de menor o mayor importancia que expresan otras tendencias como Marcela Máspero y representantes de la FBT. Esto ha tomado más cuerpo en función de la realización del II Congreso Nacional el 30, 31 de marzo y el 1 de abril, constituyéndose más claramente diversas tendencias internas.

UNA PELEA IMPLACABLE POR LA INDEPENDENCIA DE CLASE Y LA DEMOCRACIA OBRERA

En los preparativos hacia el II Congreso Nacional de la UNT los sectores que se oponen a los sectores más reformistas y pro-patronales venimos de realizar un importante Encuentro Nacional el pasado 17 y 18 de febrero con la presencia de más de 600 trabajadores venidos de diferentes puntos del país, conformando la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (C-CURA). En uno de los postulados del Encuentro de Caracas de la Corriente se afirma: «Es así como la lucha por construir una central sindical clasista, revolucionaria, internacionalista, autónoma e independiente del gobierno y de los patronos es una necesidad urgente, y esta es precisamente la tarea que tiene por delante la Corriente Clasista que se desarrolla en la UNT. Igualmente, la necesidad de realizar el II Congreso de la central en el marco de la más amplia democracia obrera, donde se expresen todas las posiciones políticas e ideológicas, es la mejor manera de deslastrarla de las reminiscencias burocráticas del pasado... y construir un instrumento de lucha de los trabajadores por sus reivindicaciones. Este proceso empalma con la urgencia de construir, simultáneamente con una poderosa central clasista, una herramienta política de los trabajadores y el pueblo venezolano que abra, a través de la movilización, el camino hacia el socialismo». Es necesario luchar por llevar este postulado hasta el final y ponerla en la práctica, no quedándose a mitad del camino.

Es por eso que consideramos que tres grandes guías claves de lucha están a la orden del día: la lucha por la plena democracia obrera, la lucha por barrer a la burocracia sindical de los organismos de clase de los trabajadores y la independencia del Estado, la patronal y del gobierno como de aquellos partidos políticos que pregonan la conciliación con las clases enemigas de los trabajadores, es decir, una pelea implacable por la independencia de clase y política de los trabajadores.

Luchar por la democracia obrera significa que en las asambleas, como organismos soberanos, se pueda destituir y revocar a los dirigentes, es decir que la que manda es la base, contra el verticalismo de los sindicatos y que se está imponiendo en la UNT; significa la implementación de comités de fábrica donde sean los propios trabajadores que decidan desde sus puestos de lucha. Las asambleas, las discusiones públicas, la elección de delegados y voceros revocables, la elección de comités de conflicto, las movilizaciones, y las huelgas, esas son las herramientas para arrastrar al conjunto de la clase trabajadora a la lucha. Los sindicatos y fracciones clasistas, deben luchar por imponer estos métodos en los lugares de trabajo, como mecanismos para resolver las cuestiones importantes.

Basta de dirigentes sindicales que hace añales que no trabajan y tienen grandes salarios, y máslos representantes de los trabajadores deben ganar lo mismo que cualquier trabajador y deben trabajar, salvo que una asamblea general de su sindicato determine liberarlos para tomar tareas de tiempo completo, en cuyo caso no pueden estar más de un mandato sin trabajar: si no cumplen se reemplazan por otros trabajadores. Es por eso que es necesario hacer de esta nueva central y de los nuevos sindicatos que surjan, una trinchera contra las burocracias sindicales de cualquier tipo, sean de la vieja CTV como también de los que se han enquistado en la naciente UNT. Es decir, extirpar de cuajo a toda la burocracia sindical que actúa como verdaderos agentes de los patronos dentro de nuestras filas. En fin, luchar por poner a la UNT y los sindicatos al servicio de los trabajadores y no al revés.

La independencia con respecto del Estado y del gobierno no debe quedar en una simple frase vacía pues hemos visto como éste ha venido tejiendo acuerdos con la patronal, los empresarios, la banca e incluso negociando con las transnacionales que operan libremente en el país, mientras que los trabajadores ni siquiera son atendidos. Si no hay independencia política del gobierno, iremos detrás de las negociaciones de éste con los empresarios, es decir, contra nuestros intereses de clase, así como terminaremos asumiendo las «razones de Estado», en lugar de nuestras razones de clase. Existen dirigentes sindicales que mantienen su puesto sindical y son diputados nacionales para la defensa de la política del gobierno, como Torrealba y Marcela Máspero. De esta manera no puede haber sindicatos clasistas ni independencia de clase.

Los trabajadores debemos confiar única y exclusivamente en nuestras propias fuerzas si queremos ir hasta el final en la lucha por nuestras demandas fundamentales. Esta es la primera condición para defender consecuentemente nuestros intereses. Sobre esta base es que está planteado luchar hoy por el surgimiento de un sindicalismo clasista, y batallar por una nueva dirección democrática y combativa del movimiento obrero.

LOS SINDICATOS SE DEBEN TRANSFORMAR EN HERRAMIENTAS PARA TERMINAR CON LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA

La gran clave hoy en el actual proceso político que atraviesa el país es que la clase obrera intervenga en forma independiente con sus propios métodos de lucha levantando su propio programa en alianza con todos los sectores explotados como los campesinos, los inmensos sectores pobres de las ciudades y el resto de los oprimidos y explotados. La unidad y la coordinación con los demás sectores es una necesidad para triunfar. Esta política debe estar ligada a la estrategia de impulsar la autoorganización de los trabajadores, y el desarrollo de los organismos de democracia directa. El desarrollo de esta estrategia de autoorganización les permitirá a los trabajadores y el pueblo ligar crecientemente la resolución de sus demandas democráticas a la lucha por el poder.

Pero también hay una realidad, y es que la mayoría de los trabajadores y trabajadoras del país no están sindicalizados. Los sindicatos y federaciones actualmente sólo representan a una minoría de la clase trabajadora. Los trabajadores somos una sola clase, ocupados y desocupados, estatales y privados, sindicalizados o no, contratados o fijos. Es necesario entonces luchar por la unidad de las filas obreras. En primer lugar entre ocupados y desocupados, entre efectivos y contratados, entre estatales y privados, independientemente que estén o no sindicalizados.

Es por eso que es necesario definir a los sindicatos para la lucha de clases, como herramienta para terminar con la explotación capitalista. Luchar para que los sindicatos sean herramientas para la liberación de los trabajadores, peleando consecuente por los legítimos intereses de la clase trabajadora y en alianza con los sectores populares buscando elevar la conciencia de clase de los trabajadores y lograr una sociedad sin explotadores ni explotados. Impulsar la solidaridad de clase, principio que nos permite practicar el apoyo mutuo entre trabajadores y los miembros de las clases explotadas y oprimidas. Implica también el apoyo mutuo internacional de la lucha de los trabajadores, pueblos y naciones contra la opresión y explotación capitalista y por el ejercicio pleno del derecho de los pueblos a su soberanía e independencia nacionales.

Por eso afirmamos que los trabajadores necesitamos forjar nuestra propia salida. Es necesario un programa que unifique las filas de la clase obrera, la convierta en dirigente de las demandas democráticas más radicales y las eleve mediante la autoorganización y el armamento a la lucha por un gobierno propio de los trabajadores.

 

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