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La lucha por la independencia política de los trabajadores
por : Claves de la Política Internacional

03 May 2008 |

Los últimos hechos de la política del gobierno con repercusión directa hacia el movimiento obrero, como el anuncio de “nacionalización” de Sidor, la nueva central propuesta por el saliente ministro Rivero y su FSBT, el nombramiento de Roberto Hernández como ministro del Trabajo y su anuncio de “constituyente sindical”, hacen más actual la discusión que venimos planteándole al compañero Orlando Chirino y su grupo, Voz de los Trabajadores, autodenominados “Movimiento por la construcción de un partido de trabajadores”.

Queremos insistir fraternalmente, pero con toda claridad, pues así lo exige la lucha por construir una organización y una estrategia consecuentes con la lucha por la independencia política de la clase trabajadora.

Partimos de afirmar la importancia fundamental que tiene para el movimiento obrero la lucha por la autonomía de sus organizaciones y, más aún, la independencia política no sólo frente a los patronos sino también frente al gobierno. Sin la más plena autonomía organizativa e independencia política frente a un gobierno nacionalista burgués como el de Chávez, no será posible para la clase obrera llevar hasta el final la lucha por sus intereses. En ese aspecto coincidimos con los compañeros de la UIT en Venezuela, aún cuando consideramos que la política desarrollada por los compañeros en la dirección de lo que fue el PRS, chocaba en varios aspectos con la lucha consecuente por la plena autonomía de las organizaciones de lucha de los trabajadores.

La cuestión sobre un partido de trabajadores

Ya desde la Juventud de Izquierda Revolucionaria hemos cuestionado a los compañeros por la manera en que encaraban lo que a su entender era la construcción de un partido de la clase trabajadora (PT): llamando a la legalización de un partido llamado “PAIS” (ahora “Unidad Socialista de Izquierda”) sin que medie ninguna discusión abierta con los trabajadores en los sindicatos y lugares de trabajo donde militan. Decíamos que en realidad estaban intentando construir un grupo más grande que lo que son ahora, levantando la atractiva consigna de “un partido de los trabajadores”, pero sin ser consecuentes con ella. Por medio de una respuesta que su grupo hermano en Argentina, Izquierda Socialista, le hiciera al llamado público de nuestros compañeros del PTS para iniciar la discusión sobre un partido revolucionario común en ese país, supimos que los compañeros se negaban a la idea de un partido de trabajadores en Venezuela: “...es necesario aclarar la supuesta coincidencia sobre un llamado a hacer un partido de trabajadores... No es esta la política de los compañeros de la UIT-CI en Venezuela” afirman (ver aporrea.org, por Izquierda Socialista, 03/03/2008).

Comencemos por decir que siendo así los compañeros deben ser francos y honestos con los trabajadores venezolanos, y no crear confusión, diciendo una cosa en su prensa y haciendo otra en la realidad, o diciendo una cosa en Venezuela, y otra a través de su grupo en Argentina.

Luego, creemos que no comprenden el sentido del planteamiento de un partido de trabajadores en la situación actual en nuestro país, sólo dicen que sería “un partido obrero amplio, con distintas corrientes, incluyendo burócratas”, y no revolucionario. Por supuesto que sería un partido amplio, de clase, basado en sindicatos y organizaciones obreras de lucha y trabajadores en general que reivindiquen la necesidad de su propio partido, que no es cualquier cosa en nuestro país, donde el nacionalismo burgués de Chávez tiene un peso mayoritario entre los trabajadores. ¿Eso indica que inevitablemente sería un partido reformista?, de ninguna manera, depende de su desarrollo concreto y de la intervención de los revolucionarios. Por supuesto que no estamos por la construcción de un partido obrero reformista, pero la cuestión está, insistimos, en qué táctica plantearle a la clase trabajadora como opción política en este momento en que Chávez empieza a tener signos de desgaste y la oposición burguesa arrecia su demagogia. En un momento en el que el movimiento obrero en su mayoría sigue confiando en Chávez, y existe una pequeña vanguardia que más claramente empieza a hacer su experiencia política con el gobierno, el surgimiento de un partido que reivindique la independencia de los trabajadores y trabajadoras tanto frente a la burguesía y sus partidos como frente al PSUV de Chávez, sería un paso altamente progresivo en el camino de la independencia política de la clase obrera.

Seamos incluso más concretos. La realidad de las luchas obreras en nuestro país, el propio posicionamiento del compañero Chirino y la C-CURA en estas, demuestra no sólo que es posible impulsar tal partido, sino que su surgimiento puede estar ligado a consignas tendientes hacia un programa revolucionario, como lo son el control obrero de la producción, la expulsión de las empresas imperialistas, y la expropiación sin indemnización de empresas privadas para su gestión obrera, entre otras demandas claves. ¿No es ese el espíritu de la gran lucha de los obreros de Sanitarios Maracay, tras la cual se encolumnó un buen número de sindicatos del estado Aragua? ¿No se opone un sector importante de los trabajadores petroleros a las “empresas mixtas” con las transnacionales, levantando la consigna de “control obrero y popular” de PDVSA? ¿No ha sido la lucha decidida de los obreros de Sidor la que le arrancó al gobierno la nacionalización de la empresa? ¿No proponen los trabajadores de la planta de tratamiento de residuos en Mérida -tan alejada de las principales concentraciones obreras- el control obrero de la misma? ¿Acaso en Invepal los trabajadores no cuestionan el control burocrático estatal y exigen tener verdadero poder en su conducción? Estas franjas de trabajadores que ponemos como ejemplo no están en el PSUV en su gran mayoría, pero tampoco hay un proceso de ruptura con el gobierno que los lleve a afluir a los grupos socialistas revolucionarios. En estos momentos, un partido de trabajadores será un polo de atracción para que se organicen políticamente como clase estos sectores y muchos otros más que surgirán en el transcurso de las luchas.

Compañeros, lo fundamental hoy es cómo hacer para que la clase trabajadora exprese su peso en la balanza de fuerzas nacional mediante una herramienta política propia para hacerse sentir de manera independiente, y la situación dice que esta irrupción puede tener incluso un carácter bastante combativo y radical desde el principio. ¿Qué mejor escenario que ese para luchar por un programa obrero revolucionario que conduzca a un gobierno directo de la clase obrera y el pueblo pobre? Pensar sólo en el crecimiento de los pequeños grupos socialistas que hoy existen sería, además de mezquino, una miopía política para con las tareas políticas que demanda en la actualidad la lucha porque la clase trabajadora se dote de una estrategia y política propias.

Hay sin embargo una cuestión más en este debate, y es el argumento de que tal partido implicaría la inclusión de burócratas sindicales y obreros sin conciencia revolucionaria. Parece un chiste de mal gusto, pues si los compañeros creen eso realmente, ¿Cómo es que en el lanzamiento de “PAIS” unos de sus impulsores, el dirigente sindical Luis Hernández declara que “el partido que nos proponemos construir está comprometido con el proceso revolucionario bolivariano”? (ver Voz de los Trabajadores, N° 2), la única lectura posible de esto es que se trata de un apoyo a la “revolución bolivariana” del presidente Chávez. Más aún, los compañeros seguro recordarán que fuimos desde la JIR quienes batallamos en el PRS -cuando existía- porque tanto al interior del mismo como de la C-CURA se mantuviera una política obrera independiente, mientras la mayoría de la que formaban parte prefería convivir con toda serie de burócratas chavistas, sin dar ninguna pelea por aclarar a los trabajadores el verdadero contenido del proyecto de Chávez. Fue la mayoría del PRS la que llamó a “reventar las urnas” con “10 millones de votos” para Chávez. ¿“Conciencia revolucionaria”? Fue la mayoría del PRS la que votó que la C-CURA entrara al PSUV -aún con el pretexto interno de que sería “para dar el debate”-, un partido no sólo amplio y dirigido por burócratas, sino además con burgueses y directamente reformista, atado al “socialismo con empresarios”.

Por eso hacemos un llamado a la reflexión de los compañeros para que encaren la discusión planteada con mayor seriedad, así como también para que revisen su orientación en relación a la necesidad de impulsar en la actualidad un partido de la clase trabajadora como táctica para empujar hacia la independencia política de la clase, y avanzar hacia la construcción de un verdadero partido obrero revolucionario con fuerte anclaje en los trabajadores.

 

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