FUERA LA GENDARMERÍA DE LA PROVINCIA. QUE SE VAYA PERALTA
El atentado criminal del kirchnerista Daniel Varizat contra los docentes en Río Gallegos ratifica la metodología del gobierno de los Kirchner: represión selectiva, estatal o para-estatal, contra los que salen a luchar por sus derechos. Varizat no es cualquier funcionario. Se trata de un hombre de confianza del presidente. Había sido ministro del destituido gobernador Sancho y actualmente cumplía funciones en la empresa estatal de Minería de la provincia. De este tipo de gente, que expresa tal odio de clase hacia los trabajadores, está poblado el gobierno de los Kirchner.
Días después, los trabajadores del INDEC fueron reprimidos por la Policía Federal, a quienes se impidió poner una carpa en protesta contra nuevos índices “truchos”. Las fuerzas de la Gendarmería Nacional no sólo se encuentran en Santa Cruz hace meses, ahora también ocupan el Hospital Francés en plena Capital contra la lucha de sus trabajadores y trabajadoras por defender sus condiciones de trabajo. Estamos viendo los adelantos de lo que será el gobierno de Cristina.
Con el ataque a los docentes de Santa Cruz, la imagen del neuquino Carlos Fuentealba, crimen aún impune, volvió a conmocionar a los trabajadores del país. Sin embargo cuando le preguntaron al presidente sobre los hechos de Santa Cruz, respondió: “Fue un hermoso acto de 15 mil personas”. Se refirió cínicamente al acto de campaña electoral realizado en Río Gallegos por él y su esposa en el mismo momento en que Varizat decidió atropellar a los docentes que manifestaban. Hirió a 17 de ellos, varios de gravedad como el caso de Susana Guillermaz, que permanece en terapia intensiva con respiración asistida y pronóstico reservado. Varizat no es cualquier funcionario. Se trata de un hombre de confianza del presidente. Había sido ministro del recientemente destituido gobernador Sancho, una especie de “Alberto Fernández” de Santa Cruz. Aunque los diarios, la oposición, y obviamente el gobierno lo ocultaron, actualmente cumplía funciones en la empresa estatal de Minería de la provincia.
La respuesta de los trabajadores fue en primer lugar una movilización masiva con ocupación de la Casa de Gobierno que provocó la caída del odiado Jefe de la Policía, Wilfredo Roque, otro hombre del presidente, responsable de la represión a los municipales en el mes de mayo. Dos días después, un paro general provincial paralizó a Santa Cruz y obtuvo como subproducto el anuncio de un nuevo aumento a docentes y estatales que supera el techo salarial pactado por el gobierno con la CGT y la CTA.
La provincia de los Kirchner viene siendo en los últimos años una de las de mayor actividad huelguística y movilización de los trabajadores, con dos gobernadores que cayeron producto de la lucha en las calles: Acevedo y Sancho. Desde la rebelión de Las Heras en 2006 hasta las recientes huelgas de los marineros de Puerto Deseado contra las multinacionales pesqueras y con la persistente lucha de los maestros y estatales, la provincia del presidente anticipa una experiencia que todos los trabajadores del país deberán hacer con el gobierno de los Kirchner. Pero también deja enseñanzas sobre cuál es el papel que juegan la Iglesia y los “opositores” patronales.
La trampa del Frente “anti K” con el Obispo, la UCR y la Sociedad Rural El temor a que la movilización encabezada por los sindicatos terminara en la caída del propio Peralta, llevó al Obispo Romanín a convocar a las direcciones de la Mesa de Unidad Sindical de ADOSAC, ATE y demás gremios a “consensuar” un documento Multisectorial. Este fue firmado desde la Sociedad Rural de Santa Cruz hasta la CCC, el MST y el Partido Obrero, pasando por el partido Unidos por Santa Cruz de Lavagna y el ex vicegobernador de Kirchner, el empresario y candidato radical Eduardo Costa, la UCR y la Intendencia de Río Gallegos. Veamos qué significa esta trampa de un frente “anti K” sin ninguna delimitación de clase.
Aunque la Multisectorial tomó muchas de las reivindicaciones de los trabajadores en lucha su objetivo es, en palabras del Obispo que fue orador central del acto con que cerró la jornada de paro provincial, “que las autoridades asuman la responsabilidad de gobernar para todos” y que los trabajadores atropellados “cuiden de manera particular la serenidad”. Básicamente, asegurar la “paz social” y garantizar la “gobernabilidad” de la “transición” hacia las elecciones. Es decir, el sostenimiento de Peralta, y por ende, el dominio de Kirchner en Santa Cruz.
El actual gobernador de Santa Cruz es el principal responsable político del ataque a los docentes. Asumió, puesto por el presidente, para mantener en el poder a los mismos que hace décadas gobiernan Santa Cruz y a un régimen político de una asombrosa continuidad con los privatizadores de los ‘90. Un régimen basado en la modificación de la ley electoral para posibilitar la reelección y una Cámara con subrepresentación para las minorías, con un Tribunal Superior de Justicia digitado por jueces amigos y fiscales parientes de la familia Kirchner; y la concentración de negocios con el Estado para una camarilla de empresarios y “nuevos ricos” cercanos como los Lázaro Báez, Gotti, Ulloa, Ivanissevich o los banqueros Eskenazi, socios de la Repsol, Pan American y las multinacionales mineras y pesqueras. Peralta es, como Varizat, un miembro de esa camarilla antiobrera y antipopular. El documento Multisectorial (que firman desde la Sociedad Rural hasta la CCC, el MST y el PO) pretende que este régimen se reforme a sí mismo y le reclaman al propio Peralta (Kirchner) que garantice ese cambio. La clase trabajadora debe organizar su propio partido Si esto pasa en la provincia del presidente y con el actual crecimiento de la economía ¿qué podemos esperar los trabajadores del próximo gobierno de Cristina K? Ya están anunciando que por la crisis financiera internacional hay que reducir el “gasto público” y “reajustar” las tarifas. Encima de soportar los cortes de luz y gas, ahora saldrá más caro. Ni hablar si, como preanuncia la nueva situación de la economía internacional, el auge productivo se detiene o deriva en una nueva recesión.
En los últimos meses hemos visto cómo distintos batallones de la clase trabajadora salieron a enfrentar el techo salarial impuesto por el gobierno, las patronales y la cúpula sindical, y hemos asistido a distintos y variados procesos de reorganización antiburocrática de nuestra clase en distintos puntos del país. Pero también vemos cómo la burocracia de la CGT y la CTA, bloquean este desarrollo y preparan un pacto social con el gobierno y los empresarios para maniatar a los trabajadores. Sobre estos considerandos, hacemos un llamado de urgencia a la izquierda, en especial al Partido Obrero a decidirse a luchar por la independencia política de la clase trabajadora que surge como necesidad a cada paso de la lucha de clases en nuestro país, y presentar un frente en estas elecciones.
El PTS redoblará los esfuerzos para difundir la propuesta de construir un gran partido de la clase trabajadora promoviendo agrupaciones de luchadores combativos y antiburocráticos en todos los sindicatos, empresas y lugares de trabajo.
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