En el mismo momento del anuncio oficial de aumentar las jubilaciones, el gobierno reasignó nuevos subsidios para los empresarios del transporte. Mientras para dos millones y medio de jubilados “gastan” 1.800 millones de pesos, desembolsan 1.300 millones del presupuesto para un puñado de capitalistas como los Roggio y los Macri. Mientras cada jubilado “elevará” su haber mínimo hasta 626 pesos, los empresarios reciben estos nuevos subsidios para, dice el decreto presidencial, “compensar las pérdidas de los últimos aumentos salariales”. Es un mundo hecho para los ricos: se le dice “pérdidas” a los ínfimos aumentos salariales que ponen las patronales y se le llama “impuesto a las ganancias” al impuesto al salario de los trabajadores que ganan un poco más que para cubrir la canasta familiar. En ese mundo de los empresarios las patronales se liberan de las cargas sociales del 43% de los trabajadores que está en negro y con los datos truchos del INDEC meten debajo de la alfombra a 500.000 pobres que ni siquiera existen para las estadísticas. En ese mundo se mueve la candidata Cristina Kirchner, la abanderada de los empresarios.
La crisis financiera internacional afectó particularmente a la Argentina con una fuerte baja del precio de los bonos de la deuda y las acciones en la Bolsa que cayeron el miércoles 15 hasta un 6% y un 5,17% respectivamente. Los títulos de deuda argentinos bajaron al nivel de la época de la salida del default. En Buenos Aires, los “inversores” se desprendieron no sólo de títulos públicos sino también de acciones de las empresas que cotizan en la Bolsa. Mientras el gobierno asegura que en el segundo mandato de los Kirchner la Argentina ya habrá “salido del infierno”, “pasado el purgatorio” y estaría “a las puertas del paraíso”, los capitalistas muestran signos de escepticismo y rápidamente se desprenden de las acciones locales. Mientras el gobierno clama por inversiones asistimos a una salida de capitales. El principal factor es que el crecimiento argentino está atado al internacional y el pronóstico es que la crisis financiera con epicentro en Estados Unidos se traslade a una caída del crecimiento económico en la principal potencia del planeta (ver pliego central).
A pesar de las reservas enormes con las que cuenta el Banco Central con las que contiene la subida del dólar, el primer efecto de la crisis se expresa en el aumento del peso de la deuda nacional por la suba de las tasas de interés. Para hacer frente a los vencimientos “La semana pasada el Tesoro tuvo que acudir a los petrodólares venezolanos (...) y por un préstamo de 500 millones de dólares debió aceptar pagar una tasa del 10,6% anual, la más alta desde que el país salió del default” (Clarín, 15/08). Argentina se endeuda más. El encarecimiento del crédito será crecientemente trasladado a los precios alentando la inflación, al tiempo que redundará en menores inversiones capitalistas con el consiguiente parate en la creación de empleos que fue el fenómeno de estos últimos años. El viento de cola que empujó políticamente a favor del primer mandato de los Kirchner ya no será el mismo en el gobierno de Cristina. Así lo muestra el nuevo regalo que los Kirchner preparan para las patronales con la eliminación de la llamada “doble indemnización” (ver contratapa).
Más garantías para el capital, nada para los trabajadores Las promesas y discursos de la candidata oficial estuvieron centralmente dirigidos a los empresarios, tanto en su viaje a México como en el reciente Council de las Américas. Se habla de que el primer paquete de Cristina como presidenta estará destinado a favorecer las inversiones extranjeras, lo que en el discurso oficial se llama “volver a estar en el mundo”: exenciones impositivas a la importación de bienes de capital y mayor financiamiento del Estado nacional a los empresarios que inviertan en Argentina. En su reciente presentación en el Luna Park junto al radical Cobos como compañero de fórmula, se dirigió al establishment de viejos políticos para que se reciclen en una “concertación” entre peronistas y radicales para armar una “nueva” fuerza política. Clarín o La Nación se preguntaban si habría en el discurso de campaña de los Kirchner alguna referencia al caso de corrupción de la valija venezolana (cosa que evitó hacer), pero lo realmente novedoso hubiera sido alguna alusión a la pobreza, al salario, la inflación, la falta de vivienda, el colapso del transporte público y todas las penurias que sufren diariamente millones. El discurso de campaña está delineando cómo actuarán los Kirchner en el segundo mandato.
Inclusive, ciertos hechos como la escandalosa ocupación de las tropas de Gendarmería Nacional contra los trabajadores del Hospital Francés que siguen en lucha, así como nuevamente la represión a los maestros en Santa Cruz, la acción persecutoria contra luchadores populares, muestra para qué se preparan, y si las luchas de los trabajadores se extienden, no dudarán en aplicar mano dura para los que no acepten el “pacto social” de los techos salariales o el empleo precario que pretenden imponer con la cúpula de la CGT y las corporaciones empresarias como la UIA.
Necesitamos nuestro propio partido
En el camino del “pacto social” y la “concertación”, Hugo Moyano de la CGT reunió el apoyo de 80 sindicatos que enfatizaron “las conquistas que el movimiento obrero consiguió con el gobierno del presidente Kirchner” . Entre ellos, estaba el José Rodríguez del SMATA quien dijo compartir “el cambio que propone la candidata presidencial Cristina Kirchner”. En el encuentro todos destacaron “el respaldo de los gremios al “proyecto político” que encarna Néstor Kirchner y que “tiene a Cristina Kirchner como su continuadora”.
Como venimos insistiendo desde el PTS, la clase obrera tiene que romper con la idea inculcada en primer lugar por esta casta privilegiada encaramada en los sindicatos, de que los intereses de los trabajadores pueden congeniarse con la sed de ganancia de los empresarios. Por el contrario, los trabajadores necesitamos construir nuestro propio partido independiente, una herramienta preparada para más duros enfrentamientos de clases y que sea capaz de movilizar la enorme fuerza social de la clase obrera en pos de sus propios intereses y ofrecer una salida nacional a las mayorías populares.
|