Con la presencia en Buenos Aires de luchadores y dirigentes obreros y socialistas de Europa y América Latina. Sábado 21 de agosto - 15:30 horas. Estadio Cubierto de Racing Club - Italia y Colón, Avellaneda
El 70° aniversario de León Trotsky se cumple cuando estamos atravesando un período signado por la crisis capitalista internacional, a tres años de su inicio a mediados de 2007 y a casi dos de la caída de Lehman Brothers (uno de los más grandes bancos de inversión del mundo), en septiembre de 2008. Desde entonces, los gobiernos de todo el mundo realizaron billonarios rescates para salvaguardar las ganancias de los banqueros y los grandes monopolios, mientras multiplican los “planes de ajuste” y otras formas de ataques contra los trabajadores y los pueblos, como hemos visto estos meses, especialmente en países de la Unión Europea como Grecia, España, Gran Bretaña o Alemania. Mientras los estados han multiplicado sus deudas, cada vez más difíciles de pagar (lo que motoriza nuevas convulsiones y quiebras), el desempleo creció en numerosos países. Sólo en los 30 países de la OCDE (integrada por las principales economías capitalistas) hay 25 millones de nuevos desempleados del 2007 a la actualidad.
Más allá de las coyunturas y desigualdades con que la crisis se expresa en los distintos países y regiones vivimos una etapa signada por una crisis capitalista de carácter histórico. En este contexto, nos reuniremos en Buenos Aires dirigentes y luchadores obreros y socialistas de Europa y América Latina, para discutir cuál es la estrategia que debe levantar la clase trabajadora ante las convulsiones políticas y sociales que la crisis trae aparejadas (guerras, cracks económicos, crisis políticas, rebeliones y revoluciones).
La burocracia sindical debilita la resistencia obrera
El principal límite que tuvo la resistencia obrera a estos planes de ajuste fue la complacencia de los burócratas sindicales, que de ninguna manera quieren desatar la fuerza de la clase obrera. A lo sumo se limitan a hacer una que otra manifestación o huelga pero de ninguna manera están dispuestos a encarar una lucha seria para derrotar la ofensiva capitalista. Esta es la principal traba que tienen, entre otros, los trabajadores griegos, españoles, alemanes, franceses y, ni hablar, estadounidenses. Y es también el límite que tenemos los trabajadores argentinos o brasileños, donde el principal ataque viene por parte del aumento inflacionario, con las centrales sindicales apoyando las políticas gubernamentales.
Si se pone en movimiento, la fuerza de la clase obrera es inmensa. Esto es algo que los capitalistas quieren ocultar. Incluso llegaron a difundir teorías sobre que estábamos en una era del “fin del trabajo” cuando nunca hubo a nivel mundial tantos millones de asalariados.
Los límites de la restauración y la ofensiva del capital
Después de los levantamientos revolucionarios que cruzaron el globo en la década del ’70, el capital imperialista lanzó una ofensiva sobre los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo, liquidando conquistas logradas durante el siglo XX. Gracias a la colaboración de las burocracias sindicales y las direcciones políticas reformistas que asumieron el discurso de que “no había alternativa” al neoliberalismo, no sólo cayeron generalizadamente los salarios y se precarizó el trabajo sino que se restauró el capitalismo en la Unión Soviética, los países del este europeo y China. En América Latina, las privatizaciones y el endeudamiento externo reforzaron las cadenas de sometimiento a la dominación imperialista. Los apologistas del capitalismo se apoyaron en estas derrotas de la clase obrera para decretar que el socialismo estaba muerto y que el capitalismo reinaría sin oposición dejando atrás la época de las crisis, las guerras y las revoluciones.
Sin embargo, lo que estamos presenciando ha desmentido estas afirmaciones. El respiro conseguido por el capitalismo mundial sobre las derrotas de la clase obrera mundial tiende a agotarse. Las masas obreras y populares vienen acumulando experiencias de lucha y sacudiéndose derrotas pasadas. Una nueva generación obrera en todo el mundo está pasando por la escuela de la superexplotación y de la crisis del capital. Hasta en China, que fue el pulmón del capitalismo mundial en estos años, comenzó un proceso de huelgas y luchas obreras de magnitud.
La actualidad del legado revolucionario de Trotsky
La gran paradoja que tuvieron los triunfos revolucionarios del siglo XX es que sobre las grandes conquistas que fueron la expropiación de los capitalistas y que las fábricas, bancos y tierras pasen a ser propiedad nacionalizada, se montaron burocracias privilegiadas que usurparon el poder a la clase obrera. En la Unión Soviética ese proceso se dio mediante una serie de golpes contrarrevolucionarios que llevaron a la prisión y la muerte a cientos de miles de revolucionarios. La burocracia, liderada por Stalin, ensució los nombres del socialismo y del comunismo a los ojos de millones. Los capitalistas utilizaron el despotismo burocrático para desacreditar la lucha por la emancipación de los trabajadores. Trotsky, que había encabezado la revolución de Octubre junto a Lenin, enfrentando inflexiblemente a la vez al imperialismo mundial y a la burocracia contrarrevolucionaria, se convirtió en el nombre propio de la alternativa marxista al stalinismo. Por ello fue enviado primero al exilio y luego fue mandado asesinar por Stalin.
Trotsky había pronosticado que si una revolución política (es decir, que mantuviera la propiedad nacionalizada mientras barría con el régimen burocrático instaurando una democracia de los trabajadores) no terminaba con la burocracia gobernante esta impulsaría la restauración capitalista, tal como terminó ocurriendo, ya que los distintos levantamientos que protagonizaron las masas contra las burocracias gobernantes no terminaron en triunfos de la clase obrera. Algo similar ocurre hoy en Cuba, donde ante la presión del imperialismo la burocracia del Partido Comunista está dando pasos crecientes en favorecer la restauración del capital.
En momentos en que se avecinaba la Segunda Guerra Mundial, Trotsky fundó la Cuarta Internacional, buscando preservar el legado revolucionario de las internacionales obreras anteriores. Ese legado recogía la experiencia de más de un siglo de lucha por la emancipación de la clase obrera, así como la pelea dada contra la degeneración stalinista de los partidos comunistas y la Tercera Internacional. En su programa, la Cuarta Internacional sintetizaba una estrategia para que la clase obrera se hiciera del poder y avanzara en la construcción del socialismo a nivel mundial, terminando con la explotación capitalista y con todas las formas de opresión. Con las fábricas, empresas, bancos y tierras en manos de la clase trabajadora, la economía podría planificarse en forma democrática en función de satisfacer las necesidades populares y así terminar con todos los flagelos propios del capitalismo, incluyendo las desigualdades sociales que le son propias.
Los desafíos de nuestro tiempo
Aunque hoy no estamos en vísperas de una guerra mundial, sí estamos viviendo un período de crecientes convulsiones. La clase obrera en algunos países viene haciendo nuevas experiencias de lucha y organización, y en algunos casos reconquista sus organizaciones (cuerpos de delegados, comisiones internas, sindicatos) de manos de la burocracia sindical. Es fundamental que estas experiencias se extiendan. Pero para los nuevos luchadores está el desafío de ampliar su mirada más allá de las luchas sindicales. Se trata de tener total claridad que el capitalismo empujará a la clase obrera y a toda la humanidad por un camino de barbarie si los trabajadores no logran dotarse de una dirección revolucionaria a nivel nacional e internacional. En medio de la crisis capitalista, el legado de Trotsky y la lucha por la reconstrucción de la Cuarta Internacional, adquieren más vigencia que nunca.
En nuestro país, aún cuando hubo una importante recuperación económica en los últimos meses, no hay que perder de vista que cualquier cimbronazo de la economía mundial -como los que se anuncian- mostrará la endeblez sobre la que se asienta el actual esquema económico, como ya vimos a fines del 2008 y durante la primer mitad del 2009. Durante ese año se evaporaron 300 mil empleos, que el gobierno dejó correr. Este mismo gobierno, a pesar que se presenta como defensor de los Derechos Humanos, no vaciló en mandar la Policía Bonaerense contra los obreros de Kraft en la gran lucha de 2009 contra la multinacional norteamericana, y mantiene más de 4.000 procesados por luchar. La misma lucha de Kraft mostró la potencialidad de los sectores estratégicos de la clase obrera para enfrentar a las patronales y la burocracia sindical cuando hay direcciones antiburocráticas y combativas, y un embrión de alianza entre obreros, desocupados y estudiantes, que de generalizarse sería decisiva. A su vez, siguen vivas experiencias que vienen de la crisis del 2001, como la ocupación de fábricas y la gestión obrera, con Zanon como máxima expresión y más recientemente la lucha de los obreros de Stefani, también en Neuquén. Ningún obrero ni estudiante consciente puede dejar de lado estas lecciones ni depositar la menor confianza en el kirchnerismo, en sus opositores patronales o en la centroizquierda.
Desde el PTS venimos interviniendo activamente en nuestro país en el proceso de desarrollo de una corriente clasista dentro del llamado “sindicalismo de base” que disputa en el movimiento obrero contra la burocracia sindical y las patronales. Luchamos por organizar un movimiento estudiantil activo, que luche por ligarse al movimiento obrero. Queremos poner en pie un gran partido revolucionario de la clase obrera, que permita que sean los trabajadores los que tengan el poder. Vemos a la clase obrera de nuestro país como un destacamento de la clase obrera mundial, porque sabemos que sin terminar con el imperialismo a nivel internacional no podremos lograr que la riqueza en manos de los grandes monopolios que dominan la economía mundial sea puesta al servicio de los explotados y no de agrandar las arcas de unos pocos.
En homenaje a León Trotsky, a 70 años de su asesinato, te invitamos al acto internacionalista, el sábado 21 de agosto a las 15:30 hs. en el Estadio Cubierto de Racing Club, donde harán uso de la palabra luchadores obreros y dirigentes de organizaciones socialistas internacionalistas de Francia, España, Alemania, Brasil, Venezuela, Bolivia, Chile, México, Costa Rica, Uruguay y Argentina.
Es una cita de honor para todos los que luchamos por construir un mundo sin explotación ni opresión.
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