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Estrategia Internacional N° 16
invierno (austral) de 2000

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DOSSIER:
HOMENAJE A LEON TROTSKY A 60 AÑOS DE SU ASESINATO

 

Trotsky, el más dialéctico de los pensadores marxistas

Hillel Ticktin

Hillel Ticktin nació en Sudáfrica y estudió en las universidades de Ciudad del Cabo y Moscú. Desde hace 35 años enseña en la Universidad de Glasgow, Escocia, donde en la actualidad es catedrático del Instituto de Estudios sobre Rusia y el Este europeo del Centro para el Estudio de la Teoría y los Movimientos Socialistas. Es autor de numerosos artículos y libros, entre ellos, "The origins of the crisis in the USSR, essays on the political economy of a disintegrating system", publicado en 1992 y "The ideas of Leon Trotsky", de 1995.
Es editor de la revista "Critique", fundada en 1973.
El núcleo central del marxismo está en la economía política. El trabajo de Marx sobre El Capital es la base del marxismo mismo. El método de abordaje, el método de análisis en la economía política, está dado por la filosofía marxista. Ese método marxista es la dialéctica. Como el marxismo es materialista, su método sólo puede ser dialéctico porque su objeto mismo es dialéctico. El logro particular de Trotsky fue su integración única de la dialéctica en su pensamiento y sus escritos.

La palabra dialéctica y, más aún, la frase materialismo dialéctico, han sido tan contaminadas por las interpretaciones stalinistas que muy pocos "marxistas" hoy son dialécticos. Mientras Marx comienza El Capital, dialécticamente, con la contradicción entre valor de uso y valor de cambio y por lo tanto entre el trabajo concreto y el trabajo abstracto, muchos economistas autodenominados marxistas producen un cuadro mecánico del intercambio de valores iguales. La primera interpretación provee una base para comprender el movimiento en la sociedad, mientras que la segunda es estática. La dialéctica, sin embargo, se trata del cambio. Ofrece la explicación para el cambio así como la forma de ese cambio. No está interesada en un equilibrio formal y por lo tanto no lo está tampoco en el concepto formal de equilibrio, que necesariamente es estático.

Trotsky discutió el concepto de equilibrio de Bujarin, que era un equilibrio estático. Para Trotsky el equilibrio no era un equilibrio de fuerzas sino una situación donde las fuerzas contendientes continúan peleando pero sin un cambio cualitativo. Así Trotsky planteó en su famoso discurso de 1921 a la Comintern, que la burguesía había estabilizado temporariamente a Europa pero que la interpenetración del capital y el trabajo continuaba.

El análisis dialéctico no es el método burgués de aproximaciones sucesivas, como algunos han argumentado. Más bien éste implica buscar la contradicción en la esencia, que está detrás de la realidad. Planteado de forma cruda requiere que el teórico encuentre la fuente crucial del cambio. Trotsky fue brillante en su capacidad de identificar esa entidad crítica. En su ley del desarrollo combinado, por ejemplo, identificó un aspecto de la realidad que estaba presente de manera obvia en las sociedades atrasadas pero que otros habían ignorado. Mostró que la relación entre el desarrollo tecnológico y las relaciones sociales precapitalistas era explosiva.

Trotsky discutió sobre dialéctica explícitamente en distintos contextos. En particular, hay dos notas breves en los Archivos de Harvard, que han sido publicadas. En la primer nota, relaciona a la burocracia con un enfoque no dialéctico, más específicamente un enfoque de múltiples factores causales1. Así saca a relucir la importancia de buscar la causa crítica del cambio, como algo opuesto a un método empírico, que le atribuye a la burocracia. En la segunda, reflexiona sobre el rol crucial de la ley de la transformación de la cantidad en calidad tanto en la naturaleza como en la sociedad2. Aquí se refiere a "la conversión de una posibilidad abstracta en una necesidad concreta" como una ley de la dialéctica. Plantea que para que haya un movimiento de una a otra tienen que fortalecerse algunos factores y debilitarse otros. En este contexto, se está refiriendo al movimiento del feudalismo al capitalismo, aunque está claro que percibe el movimiento del capitalismo al socialismo con el mismo criterio.

En otras palabras, ve al proletariado fortaleciéndose gradualmente en el tiempo mientras que la burguesía se debilita, reflejando el movimiento del trabajo en relación al capital. En un cierto punto los distintos aspectos del trabajo se unen para enfrentar al capital debilitado pero el resultado no se define con anticipación. El capital podría ganar la batalla y entonces el trabajo tendría que adaptarse por un tiempo al cambio en las condiciones. Trotsky plantea que la transformación de la cantidad en calidad, por lo tanto, toma distintas formas.

En este argumento, toma las entidades dialécticas como forma y contenido y muestra cómo interactúan de modo tal que una se transforma en la otra. Los cambios en el contenido llevan a cambios en la forma a lo largo del tiempo. Son, por lo tanto, las transformaciones de cantidad en calidad lo crítico en la dialéctica y, por supuesto, ve el cambio gradual que lleva a un salto repentino, es decir, a la revolución.

Trotsky enfatizó la naturaleza no dialéctica del pensamiento bugués moderno, opuesto a Hegel, del stalinismo y de la oposición shachtmanista en el SWP norteamericano. Otros revolucionarios generalmente ignoraban la dialéctica cuando polemizaban, pero Trotsky frecuentemente la ponía en el centro de sus análisis. Por el contrario, Lenin no es tan obviamente dialéctico y es sólo cuando estudia a Hegel durante la guerra mundial que comprende plenamente la naturaleza dialéctica del capitalismo, contra el cual estaba peleando.

Trotsky es reconocido por su análisis del capitalismo encapsulado en su teoría de la revolución permanente. En última instancia ésta puede ser descripta como una teoría de un capitalismo en decadencia. Llegado este punto, podemos definir la dialéctica, con Trotsky, como la lógica del movimiento o la lógica del desarrollo. ¿Qué es el movimiento? No es simplemente el movimiento mecánico de un cuerpo circular en el espacio, sino la evolución de entidades en el tiempo y el espacio. Trotsky enfatiza este punto extrayendo la posición de Marx, en el Prefacio al Capital, de que la dialéctica concierne al nacimiento, madurez y muerte de las entidades. En otras palabras, todo nace, madura, declina y muere. El capitalismo en su declinación tiene sus propias leyes especiales adicionales a sus leyes fundamentales.

El concepto de declinación, que Trotsky sostuvo junto con Lenin, significaba que el capitalismo ya no podía resolver sus propios problemas. Marx, por supuesto, ya había observado este punto pero no lo desarrolló porque el capitalismo todavía no había mostrado la profundidad de su decadencia. Si el capital ya no puede resolver sus propios problemas entonces la burguesía tiene que aceptar formas que niegan al capitalismo. De quí que la burguesía tuvo dificultad en implementar la reforma agraria, y la democracia burguesa en el imperio ruso.

Más aun, podríamos agregar, la burguesía necesita una fuerza de trabajo fluida y flexible pero acepta y desarrolla el racismo y el sexismo y otras formas de discriminación étnica en su decadencia. En este contexto, la concepción de Trotsky del fascismo es magistral. Es un análisis complejo y sofisticado de las fuerzas sociales implicadas. Demuestra que Hitler representa a la pequeño burguesía y no a la burguesía misma pero que la burguesía está obligada a aceptar al fascismo para salvarse, aunque no le guste. La visión stalinista de que el fascismo es el dominio del capital monopólico por la fuerza es rechazada a favor de una teoría basada en las fuerzas sociales interactuantes en ese momento.

El concepto de la revolución permanente que Trotsky formuló en 1905 y desarrolló subsecuentemente está en el corazón de su pensamiento y es dialéctico por su naturaleza. Es dialéctico a causa de la teoría implícita de la declinación, es dialéctico porque Trotsky está hablando de la interacción de las fuerzas sociales, en las que ve el fortalecimiento del proletariado y el debilitamiento de la burguesía, es dialéctico porque hay una clara interacción e interpenetración de lo subjetivo y lo objetivo, de la conciencia proletaria y del modo de producción, de la conciencia proletaria y el estado nacional, de la conciencia del proletariado y su propia existencia miserable como esclavos asalariados.

Marx veía que el objetivo de la lucha del proletariado era la abolición del proletariado y por lo tanto la emancipación de la humanidad. La contradicción entre la particularidad del obrero y la naturaleza universal de la clase obrera es resuelta a través de la colectividad de los obreros, que actúa para abolir la esclavitud asalariada y por lo tanto toda explotación. Trotsky tomó esta concepción a pleno, y la revolución permanente puede ser considerada como la extensión de las formulaciones de Marx para el siglo veinte y también posteriormente. Es la naturaleza universal del proletariado lo que le da la capacidad de desempeñar las tareas democrático burguesas que la burguesía decadente no puede cumplir y es esa misma naturaleza universal que obliga a la clase obrera a salir de las fronteras del estado-nación hacia la revolución mundial.

Trotsky no prestó atención al Proletkult de Bogdanov que floreció a principios de los años veinte, porque éste era obrerista más que universal. Transformaba la esclavitud asalariada en una cultura que debía ser preservada, más que derrocada como cultura esclava para ser reemplazada por una cultura libre, que es el aspecto final de la revolución permanente.

Algunos han planteado que la revolución permanente es errónea porque los países subdesarrollados tienen crecimiento industrial y democracia formal. Trotsky, en otras palabras, ellos dicen, había adoptado una teoría mecánica, que no podía ser correcta.

De hecho, la democracia burguesa moderna es en gran parte una consecuencia de la revolución rusa. La burguesía prefirió conceder al proletariado el pleno derecho al voto y la democracia parlamentaria en los países desarrollados. En Gran Bretaña sólo el 60 % de los hombres tenían voto antes de 1914. Recién en 1928 todos, hombres y mujeres, de más de 21 años obtuvieron el derecho al voto. Pocos países por fuera de los centros imperialistas tienen formas de democracia burguesa estables, no corruptas e ilimitadas. Por supuesto, uno podría decir que incluso los países metropolitanos no tienen democracia burguesa. A nivel de la economía, sólo los países vulnerables en la guerra fría fueron capaces de un desarrollo extenso o rápido. Trotsky no sostuvo que no habría desarrollo. En lugar de esto planteaba que ningún país del tercer mundo sería capaz de alcanzar el nivel de desarrollo imperialista. Hoy con Japón en su décimo año de depresión y los otros llamados tigres asiáticos todavía luchando, parecería ser que Trotsky tenía razón. Claramente la cuestión no es si un país determinado puede deslizarse a través de las barreras del desarrollo sino la naturaleza de la tendencia.

Finalmente, quisiera plantear que la Historia de la Revolución Rusa de Trotsky es en sí misma una pieza magnífica de escrito dialéctico. Muestra la relación constantemente cambiante entre lo subjetivo y lo objetivo, entre la conciencia y la realidad y por lo tanto entre los obreros y su transformación en una clase obrera, la clase universal. Como todo escrito dialéctico es una verdadera guía para la acción.


Notas:

1 The Philosophical Tendencies of Bureaucratism, Appendix B, León Trotsky: The Challenge of the Left Opposition (1928-29), Pathfinder Press, New York, 1981. Pág 389. [Traducción en español: "Las tendencias filosóficas del burocratismo", publicado en "Revista del CEIP León Trotsky de Argentina, marzo-abril 1999]

2 Philip Pomper: Trotsky’s Notebooks, 1933-1935, Writings on Lenin, Dialectics and Evolutionism, Columbia University Press, New York, 1986.

 

   

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, ER (Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar