Estrategia Internacional N° 8
Mayo/Junio  - 1998

Un dilema para la vanguardia obrera boliviana
LORISMO VERSUS TROTSKISMO

Ely Quispe y Eduardo Molina

Nuevamente, la huelga general boliviana mostró la incapacidad del POR (Partido Obrero Revolucionario)* dirigido por Guillermo Lora, para ser una alternativa revolucionaria a la burocracia cobista. No por falta de influencia en la vanguardia, sino, como en cada uno de los combates importantes del proletariado boliviano, por sostener una estrategia que, tras caracterizaciones ultraizquierdistas, le permite a la COB el control del movimiento , negándose a impulsar las organizaciones de democracia directa de las masas.

El POR y la huelga general indefinida

El POR no tuvo a lo largo de todo el proceso de luchas y de la huelga general indefinida, una política para enfrentar consecuentemente a la conduccción de la COB. Encararon la propia lucha del magisterio, donde ellos jugaron un rol decisivo de dirección, desde los principales sindicatos del magisterio urbano, como una lucha sindical, reivindicativa. El POR fijó como orientación para el sector: "debemos luchar por el sueldo de acuerdo con la canasta familiar, con escala móvil, para todos los maestros y trabajadores del país. Rechacemos en las calles esta nueva trampa que es el salario al mérito." (Masas, 20-03-98) Y se limitó a agregar ¡Viva la huelga general indefinida! sin tener ninguna política para desarrollarla y extenderla fuera de los límites que le impuso la burocracia cobista.

En ningún momento se le ocurrió al POR, para lograr que realmente la huelga se transformara en general e indefinida, levantar una política para sumar a los sectores productivos: las fábricas, las minas. Lora sostiene la "teoría" del "contagio": basta con que sus militantes hagan acciones ejemplares para que sean seguidos. En ningún ampliado de la COB sus dirigentes alzaron la voz para exigir que se conformara un Comité nacional de huelga. No hubo ningún llamado de los sindicatos de docentes dirigidos por el POR para hacer un encuentro con los cocaleros, los trabajadores de la salud, los universitarios, y otros sectores en lucha, abierto a los luchadores de las minas, las fábricas, los servicios, etc. que quisieran plegarse a la lucha, para coordinar cómo seguir la pelea.

Esto demuestra hasta qué punto el POR actúa en los sindicatos con una política sindicalista, sin pelear por arrancar a la burocracia la dirección de la lucha, que es la única forma de derrotar sus traiciones, y sin plantear ninguna política para impulsar la autoorganización de las bases, que es la única vía para arrancarle a los burócratas la dirección de la huelga.

Durante los meses de enero y febrero era posible encontrar en Masas, el semanario del POR, dispersas aquí o allá, algunas consignas sueltas, como "comités de huelga, comités de movilización, piquetes armados", cierto que sólo como frases o consignas aisladas. Pero bastó que la situación se tornase candente, con la declaración el 1º de abril de la huelga general indefinida, para que hasta tales frases aisladas desaparecieran de los escritos y los discursos del POR. Hasta las críticas habituales a la burocracia, abundantes antes de abril, (y que volvieron a florecer en las páginas de Masas ahora que la COB consumó la traición) pasaron a segundo plano durante los momentos claves de la lucha, cuando era necesario levantar una política sistemática basada en la denuncia al bastardeo de la medida de huelga general indefinida que hacía la COB (cosa que el POR jamás denunció), en un programa distinto al que planteaba la burocracia sindical (que el POR jamás levantó), en el alerta sistemático sobre la traición que se preparaba (al contrario, el POR, como veremos, adormecía a la vanguardia diciendo que era posible neutralizar a la burocracia), ni en impulsar sistemática e incansablemente la necesidad de formar comités de huelga, comités de movilización, piquetes armados, que eran el punto de partida para una política de autoorganziación sistemática de las bases para la lucha. El POR, que dirigía a uno de los sectores fundamentales en la lucha, uno de los que sostuvieron todo el peso de la huelga general sobre sus hombros, desperdició toda la magnífica oportunidad que tuvo entre sus manos, porque no quiso ir hasta el final y romper con la cúpula cobista.

Una teoria justificatoria de la adaptacion a la burocracia

Guillermo Lora ha elaborado toda una concepción para justificar esta práctica de adaptación a la burocracia, a sus métodos y a su programa. Para Lora, el problema de echar a la burocracia de la COB y los sindicatos se resuelve por sí mismo gracias a la espontaneidad de las masas, capaz, según él, de "neutralizar" a la burocracia por el simple avance de la radicalización.

En Masas nº 1613 (17-04-98, es decir en un momento decisivo de la huelga general) encontramos una exposición de esta concepción:

"Pese a que Bolivia es poco industrializada -causa del escaso número del proletariado- la COB existe porque tiene la misión trascendental de unir a toda la nación oprimida bajo la dirección política del proletariado. Esta orientación la imprimen las masas radicalizadas, pasan por encima de las pandillas de burócratas corruptos. Esto explica la política actual de la Central Obrera Boliviana".

"La lucha diaria de las masas radicalizadas y antiburguesas la proyectan hacia la lucha antigubernamental, hacia la revolución social. Las capas de dirección burocratizadas se empeñan en maniatarlas y derechizarlas, es porque surgen diariamente equipos de trabajadores de base que pugnan por timonear la lucha diaria hacia su generalización -que eso es la lucha política-, vale decir hacia la revolución social. Es por esto que la COB fue la palanca impulsora de la Asamblea Popular, que luchó por la conquista del poder y la dictadura del proletariado."

Es difícil realmente acumular en tan poco espacio tanta confusión. Pero bajo esta fraseología ultraizquierdista se nos presenta una teoría tranquilizadora, adormecedora, sobre la burocracia: es suficiente que la masa ejerza bastante presión sobre la burocracia para obligarla a ir más allá y hacer que sirva de instrumento de "el programa revolucionario" pues la "orientación la imprimen las masas radicalizadas, pasando por encima de las pandillas de burócratas corruptos," sin necesidad de reemplazarlos por una dirección revolucionaria.1

Esta teoría espontaneísta no es nueva. En 1995, por ejemplo, ante la gran movilización del magisterio rural y urbano que culminó en una huelga general indefinida similar a la actual, traicionada por la burocracia que entonces dirigía Oscar Salas, el POR escribía: "uno de los mayores obstáculos para la generalización del movimiento huelguístico, la burocracia sindical (direcciones de la COB-FSTMB) ha quedado neutralizado al ser arrastrado por la poderosa radicalización de los maestros urbanos y rurales."

Al año siguiente, ante un nuevo proceso de movilización y huelga general, Lora, en su publicación personal La Colmena, de abril de 1996, nº 1411, titulado "La oposición dura de las masas al gobierno no permite que la burocracia traicione" concluye diciendo "Lo más importante es que las masas han logrado emanciparse de la influencia y control nefastos de la burocracia cobista. La actitud asumida en los últimos días por los explotados y oprimidos del país nos permite afirmar que la lucha contra el gobierno -que se presenta como una necesidad impostergable- se irá profundizando en los días próximos. Todo esto demuestra que el proceso político tiende a pasar de la situación revolucionaria madura hacia la insurreccional." ... Sólo pocos días antes de que la burocracia cobista logre desmontar la movilización y traicionar con una negociación. Ahora, nuevamente, mientras la cúpula cobista consuma su traición vuelve esta teoría espontaneísta, de la "neutralización" de los burócratas por la actividad de la masa, que le sirve al POR para "olvidar" que es necesario, no "controlar" a la burocracia, sino barrerla.

El congreso minero de Inti Raymi: un ejemplo de adaptación a la burocracia

Esta lógica le permite al POR, por ejemplo, enorgullecerse de haber logrado aprobar hace pocas semanas, en el congreso de la FSTMB (Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia), que se realizó en Inti Raymi, un documento propio, presentado a través de la delegación de rentistas (jubilados). Desde su aprobación, semanas antes de la huelga, el POR propagandizó que estas tesis eran la continuación de las Tesis de Pulacayo. Más allá de la discusión (que no abordaremos ahora) sobre el documento en sí mismo, es ilustrativo que aparezca la misma "teoría" de la superación de la burocracia por la vía de la presión. Para el POR es suficiente con hacer aprobar una tesis con algunos puntos radicales, e incorporar a la directiva algunos militantes revolucionarios (una pequeña minoría en una directiva donde predominan los burócratas "de izquierda" y "oficialistas") que luchen "sin descanso por el cumplimiento estricto de la orientación política señalada de las tesis aprobadas." (Masas nº 1609, 20-03-98) ¡El POR le dice a la vanguardia que crea no sólo que es posible vigilar y neutralizar a la burocracia para impedir que traicione, sino que se la puede obligar a cumplir unas tesis presentadas como revolucionarias!

La fraseología del POR sobre su éxito en el Congreso minero queda al desnudo cuando a lo largo de toda la huelga general, los mineros no pudieron sumarse a la misma y parar, pues la burocracia retuvo el control sobre el sector. Como mínimo esto significaría que el POR no tiene mucho éxito en su "vigilancia revolucionaria" sobre la burocracia de la federación minera. Pero peor aún, demuestra que las tesis y programas que el POR "impone" a la burocracia de "izquierda" se convierten en manos de ésta en un recurso para lavarse la cara, encubrir su propia política y seguir traicionando. Desnuda que la política del POR es de presión sobre la burocracia para obligarla a ir más allá, y no de derrotarla en el curso de la lucha.

Ausencia de una estrategia de autoorganización

El POR queda prisionero de su política de presión sobre la burocracia porque carece de una estrategia de impulsar la autoorganización democrática de las masas para la lucha, y es enemigo de disputar la dirección a los jefes traidores en los momentos decisivos, tarea que sólo puede plantearse desde esa estrategia, pues es, como decía Trotsky, "el único medio de quebrar la resistencia contrarrevolucionaria de los aparatos de los partidos y sindicatos".

Un partido que se reclame trotskista debe tener una política sistemática para impulsar el desarrollo de la autoorganización de las masas para la lucha, superando los límites de las organizaciones existentes. La importancia enorme de esta política reside, por un lado, en que permite combatir a la burocracia, y por otro, en que: "Es imprescindible preparar desde ya a los obreros avanzados para que se hagan a la idea de crear comités de fábrica y consejos obreros en el momento en que se de un cambio brusco"... pues este es el camino para que en el momento oportuno puedan surgir soviets. Pues como señala el Programa de Transición, documento fundacional de la Cuarta Internacional: "Los comités de fábrica (...) los agrupamientos especiales de masa para la lucha contra la guerra, los comités de vigilancia de los precios, y con todos los demás nuevos centros del movimiento, cuya misma aparición testimonia que la lucha de clases ha desbordado los límites de las organizaciones tradicionales del proletariado", abren un camino que culmina en la creación de consejos obreros o soviets, "los órganos de preparación de las masas para la insurrección, los órganos de la insurrección y, después de la victoria, los órganos del poder".

Por eso "la consigna de soviets corona el programa de reivindicaciones de transición".

En otro lugar, Trotsky señala: "En ciertas condiciones los comités de acción pueden convertirse en soviets ... En sus primeros pasos los soviets en Rusia no eran en absoluto lo que llegaron a ser después, e incluso llevaban con frecuencia en esa época el modesto nombre de comités obreros o de comités de huelga." Por eso compartimos plenamente su advertencia de que: "Contraponer a los sindicatos existentes la idea abstracta de consejos obreros sería tirarse en contra no sólo a la burocracia sino también a las masas, privándose así la posibilidad de preparar el terreno para la creación de los consejos obreros" (de Los Sindicatos en Gran Bretaña), máxime en Bolivia, donde la rica tradición revolucionaria de las masas ha tendido a dar a la COB y a los sindicatos carácter soviético en los momentos más álgidos de la lucha, como la COB, con sus milicias, en el 52.

Y nuevamente en el Programa de Transición, Trotsky afirma que:
"Allí donde los obreros de la empresa están ya desde los períodos ‘tranquilos’ totalmente comprendidos en los sindicatos, el comité coincidirá formalmente con el órgano del sindicato, pero renovará su composición y ampliará sus funciones. Sin embargo, la significación principal de los comités reside en que se transforman en estados mayores para las grandes capas obreras que por lo general el sindicato no es capaz de llevar a la acción. Y es precisamente de esas capas más explotadas de donde surgirán los destacamentos más abnegados de la revolución."

Pero precisamente lo que jamás hace en el curso de la lucha el POR es impulsar consistentemente, desde los sindicatos del magisterio que dirige, una política para desarrollar comités de huelga, comités de movilización para unir a maestros, padres y alumnos, de coordinación intersindical con otros sectores movilizados, de piquetes de autodefensa para organizar la resistencia a la represión. Sus cuadros sindicales, no hablaron en los Ampliados de la COB, donde eran escuchados con enorme atención, para plantear la urgencia de elegir un Comité nacional de huelga, de poner en pie comités de movilización ni de formar comités o piquetes de autodefensa. Esa era la única política que habría permitido dar un gran impulso adelante, unificar la lucha sumando a los demás sectores (con los maestros a la cabeza) y asestar un golpe mortal al control de la burocracia cobista que se hubiera visto en figurillas para consumar la traición.

Lora se negó en todo el curso de la lucha a hacer nada de esto y siguió impulsando una política estrechamente sindicalista. Esta concepción es la que deja al POR entrampado en una lógica similar a la de la burocracia cobista. Por eso, el POR no cuestionó el carácter "salarialista" que le dió la burocracia a la huelga. El POR concibió la lucha del magisterio como una lucha estrechamente sectorial, fueron los más consecuentes "salarialistas" en nombre del "Salario mínimo vital y móvil" y el "pliego único". No plantearon ninguna política para extender la huelga, limitándose a gritar "¡Viva la huelga general indefinida!"

Los dirigentes poristas del magisterio se negaron a firmar las actas con el gobierno que sellaban la traición de la burocracia. Pero la cuestión es que en ningún momento ofrecieron a la vanguardia una política alternativa a la de Milton Gómez y compañía.

Por el contrario, el POR desarmó a la vanguardia diciéndole que "Son las masas enfurecidas y dueñas de las calles las que impiden que los burócratas sindicales corruptos traicionen" (Masas nº 1614 de fecha 24 de abril), en momentos en que la COB ya había consumado la traición. ¡Ni una indicación al maestro, el obrero o el estudiante lector de Masas sobre qué hacer! ¡Ni el menor llamado a cómo enfrentar en el ampliado de la COB la entregada de los burócratas! En lugar de ello, una explicación tranquilizadora: las masas en la calle impiden que los burócratas traicionen.

Una política revisionista hacia las Fuerzas Armadas

La burocracia de la COB no quiso ni escuchar hablar en ningún momento de constituir piquetes de autodefensa como los que iniciaban los cocaleros, que incluso se plantearon centralizarlos (de avanzar por este camino, eran el embrión de una milicia campesina). Nuevamente, el POR no tuvo una política alternativa, para impulsar piquetes y comités de autodefensa, para exigirle a la COB que instruyera su creación en torno a los sindicatos y los centralizara, cuando la lucha ponía el problema de la autodefensa obrera y campesina al rojo vivo. "Vivo Rojo" fue la única respuesta concreta de Lora, en reemplazo de una política militar revolucionaria correcta.

Desde hace una decena de años Lora propagandiza una fantasmagórica tendencia en el seno del cuerpo de oficiales del ejército y de la policía, representada por el boletín "Vivo Rojo" ("vivo" se les llama a detalles de adorno en el uniforme militar), cuya tarea sería "aislar a las corrientes fascistas, corruptas y golpistas entre los uniformados". Lora quiere ganar esa tendencia de oficiales "revolucionarios" con consignas tales como: "Mediante la acción directa del motín militar en cada uno de los cuarteles resolveremos el problema de nuestros sueldos y la estabilidad de nuestros cargos, jamás mediante la acción de nuestros comandantes" (Vivo Rojo nº 114, febrero de 1998, publicado en Masas nº 1604)

Lora teoriza: "El objetivo concreto tiene que ser ganar a los hombres tecnificados en el manejo de las ametralladoras a través de una severa crítica de las desviaciones golpistas, providencialistas, autoritarias, que se presentan casi como emanaciones naturales en quienes parecen haber sido educados sobre todo para mandar e imponerse a través de la violencia; ganarlos a través de una detenida educación ideológica y doctrinal.(...). Estamos planteando la urgencia de estructurar una vigorosa tendencia revolucionaria militar, que en su momento sea capaz de orientar los movimientos del mismo ejército."2

¿"Ganarlos a través de una detenida educación ideológica y doctrinal"? Ya Lenin decía:
"Como es natural, si la revolución no adquiere un carácter de masas, y no influye en las tropas, no puede hablarse de una lucha seria. De suyo se comprende la necesidad de un trabajo entre las tropas. Pero no debemos figurarnos que se pasarán a nuestro lado de golpe, como resultado de la labor de persuasión o de sus propias convicciones. (...) Nos hemos dedicado y nos dedicaremos con mayor tenacidad a la tarea de conquistar ideológicamente a las tropas; pero no pasaríamos de ser unos lamentables pedantes, si olvidáramos que en un período de insurrección se necesita también librar una lucha física para atraer a las tropas."3 En el mismo sentido, Trotsky apunta: "Incluso las fracciones más avanzadas no se pasarán abierta y activamente al lado del proletariado hasta que vean por sus propios ojos que los obreros quieren batirse y son capaces de vencer". (¿Adónde va Francia?, p.93)

La absoluta impotencia del POR para plantear una política correcta de autodefensa obrera y campesina en la huelga, esta ligada a su negativa a tener una política consecuente de autoorganización. Como escribe Trotsky: "Tareas tales como la creación de la milicia obrera, el armamento de los obreros, la preparación de la huelga general, quedarán en el papel, si la propia masa no se empeña en la lucha, por medio de sus órganos responsables. Sólo esos comités de acción surgidos de la lucha pueden asegurar la verdadera milicia, contando con miles, sino con decenas de miles de combatientes. Nadie sino los comités de acción, abarcando los centros principales del país, podrá elegir el momento de pasar a métodos más decididos de lucha, cuya dirección les pertenecerá de pleno derecho". (¿Adónde va Francia? p.122)

Recordemos que Trotsky utiliza "comités de acción" en el mismo sentido que Comités de huelga, etc., como embriones de organismos soviéticos.

La charlatanería de Lora llega al extremo de definir como "fascista" al gobierno de Banzer, (caracterización totalmente equivocada, pues fascismo es un régimen de guerra civil contra el proletariado y sus organizaciones apoyado en las masas pequeñoburguesas; que difícilmente toleraría que la COB le haga una huelga general reuniéndose en ampliados públicos, o permitiría que Lora hable por TV) mientras llama a hacer una tendencia revolucionaria en la oficialidad del ejército "fascista". El gobierno de la Megacoalición es un gobierno ultrarreaccionario con fuertes elementos bonapartistas, pero no "fascista". Si Lora fuera coherente con su caracterización debería poner en primerísimo plano el problema de la autodefensa obrera de masas contra el "fascismo".4

La confusión que siembra Lora con su fraseología no puede ocultar que a la hora de decir a los trabajadores cómo organizarse para enfrentar la represión y la militarización, el POR no pudo hacer otra cosa que gárgaras con frases vacías, sin poder explicar donde estuvieron los tales "oficiales revolucionarios" a la hora en que el ejército y la policía reprimían en el Chapare, en las calles de La Paz, en El Alto, cobrándose una decena de muertos campesinos y numerosos heridos entre los trabajadores.

El poumismo de Lora

El POUM fue en el ejemplo clásico de centrismo criticado por Trostky en sus escritos sobre la revolución española. "Poumismo" pasó a ser la definición de la lógica centrista que lleva a capitular en los momentos decisivos de la revolución, entregándose abiertamente a la colaboración de clases. La lógica de Lora entra en estos moldes perfectamente:

En 1952 , se negó a plantear que la COB, único poder armado en ese momento, tomara el poder y tuvo una política de presión sobre el ala "izquierda" del MNR (dirigida por Lechín).

En 1970-71, Lora en la Asamblea Popular no desenmascaró la traición que tejían el PCB y Lechín, y no tuvo una política para enfrentar el golpe que se venía y preparar a las masas para luchar por el poder. Al contrario, después del golpe, en el exilio de Chile, firmó un acuerdo frentepopulista, el FRA (Frente Revolucionario Antimperialista) con el depuesto gral. Torres, el mayor Sánchez, el PRIN de Lechín, el PCB, es decir, con los culpables de la derrota sangrienta, lavándoles la cara con un programa algo rojo, y lo ha justificado diciendo que: "Es fácil concluir que estratégicamente la Asamblea Popular se proyecta en el FRA, que no es, ciertamente, un frente ocasional, sino, un frente para la toma del poder y construir el socialismo"...

En marzo de 1985, cuando miles de mineros ocuparon el centro de La Paz, apoyados por todo el pueblo trabajador, y estaba a la orden del día la caída del gobierno de Siles Suazo, el POR se refugió en su estrecha política sindicalista de seguir la huelga por el salario mínimo vital, permitiendo que Lechín y el PCB traicionaran esa nueva oportunidad revolucionaria.
En cada caso, el POR desnudó su adaptación en la estrategia y en el progama, a la dirección contrarrevolucionaria de las masas, mal disimulada por la agitación de la consigna de "dictadura del proletariado" reducida a una frase abstracta en todo momento y lugar. Esta misma adaptación es la que sale a relucir en cada episodio importante de la lucha de clases, como ha sido la huelga de abril.
En cada ocasión, Lora ha demostrado ser heredero del POUM y no de Trotsky como pretende.

El nacionalismo de Lora

Lora ha edificado toda su concepción sobre el cimiento de un estrecho nacionalismo que no tiene nada que ver con el trotskismo. Este nacionalismo es la base de su teoría de la "excepcionalidad" boliviana, por la cual se permite las más oportunistas revisiones del programa y la teoría. Por ejemplo, toda su política hacia las fuerzas armadas se basa en una supuesta "excepcionalidad" del Ejército boliviano. Esto es típico de todas las corrientes centristas que hablando en nombre del trotskismo, se adaptaron a los aparatos sindicales y a los partidos reformistas "descubriéndoles" rasgos excepcionales en cada país. En Lora tiene una de sus expresiones más exacerbadas. Durante toda la posguerra, Lora reivindica haber estado al margen de las luchas en el seno del trotskismo, es decir, su caída en el más estrecho nacional trotskismo.

El nacionalismo de Lora es parte de su adaptación a la burocracia de la COB, que ha hecho todo lo posible por décadas para imbuir de nacionalismo a la clase obrera del Altiplano, impidiéndole verse como un destacamento de la clase obrera mundial. Lora, lejos de combatir por el internacionalismo proletario contra esta política de la burocracia, se ha adaptado a la misma.

En el plano de la construcción partidaria, esto lo llevó al abandono de la lucha por reconstruir la Cuarta Internacional, a la negativa a sacar lecciones de la lucha de clases internacional, a un método estrechamente nacionalista de construcción del partido, que en Lora llega al absurdo de plantear que la reconstrucción de la Cuarta Internacional se hará en torno al "faro boliviano" es decir, en torno al POR y a sí mismo.

Lorismo versus trotskismo

Las posiciones que criticamos forman parte de un verdadero sistema de concepciones que Lora elaboró y bajo el cual moldeó al POR por décadas, y que no tiene nada que ver con el trotskismo.

La clave del lorismo es combinar "fraseología izquierdista, con tácticas aventureras, encubriendo una política de derecha" como decía León Trotsky del ultraizquierdismo de los stalinistas a fines del los 205. El equilibrio inestable entre "el caparazón ultraizquierdista y el colaboracionismo" de clases6 entra en contradicción ante cada gran episodio de lucha de clases. Allí, la fraseología izquierdista deja al descubierto el contenido oportunista. ¿Qué los análisis y política de Guillermo Lora son desmentidos por los hechos? No importa, la culpa no será del teórico infalible sino del partido que no sabe aplicar su política. Lora sale del atolladero en cada ocasión "huyendo hacia adelante", endureciendo el régimen interno, expulsando preventivamente a cualquiera que lo cuestione , y refugiándose cada vez más profundamente en su nacionalismo cerrado.

Guillermo Lora ha construido así una caricatura sectaria e impotente del trotskismo. El dilema de los revolucionarios en Bolivia es lorismo versus trotskismo. Es decir, superar las revisiones de Lora, extrayendo lecciones revolucionarias de la lucha de clases internacional, encarando los problemas de la construcción de un verdadero partido revolucionario en Bolivia como parte de la lucha por reconstruir la Cuarta Internacional, y extrayendo bajo esta luz todas las conclusiones de la riquísma lucha de clases en el Altiplano. A esta tarea intentamos contribuir modestamente con estos artículos.

NOTAS:
* Militantes del POR se hallan a la cabeza de las importantes federaciones sindicales del magisterio urbano de La Paz y Cochabamba, así como del antiguo distrito minero de Uncía. A fines del año pasado, ganó la directiva del sindicato de trabajadores de Salud de La Paz. El magisterio fue el sector de vanguardia en todo el proceso de lucha, y los sindicatos que dirige son los principales del sector. Dirigentes como Vilma Plata y José L. Alvarez en La Paz o Miguel Lora en Cochabamba tienen prestigio a nivel nacional, son vistos como honestos y entregados dirigentes no sólo por la base del magisterio, sino entre toda la vanguardia obrera y juvenil.
1 Lora dice que en el pasado fue suficiente la espontaneidad de las masas para obligar a la burocracia a ir hasta la Asamblea Popular "que luchó por la conquista del poder y la dictadura del proletariado" (dejemos esta errónea afirmación que embellece a Lechín y al PCB para discutir en otro momento). ¿Ni siquiera considera pertinente recordar que la propia Asamblea Popular fue dispersada por el golpe de Banzer en 1971 precisamente gracias a que la burocracia de la COB impidió que el movimiento obrero preparara la resistencia al golpe?
2 Guillermo Lora, La Insurrección, Ediciones Masas, La Paz, 1983. pgs. 17, 18 y 19
3 V. I. Lenin, Las enseñanzas de la Insurrección de Moscú, en La cuestión militar y el trabajo político en las fuerzas armadas, p.41
4 Esto se complementa con la increíble afirmación de que en Bolivia exista una situación revolucionaria camino a la insurrección desde hace... 8 años
5 León Trotsky, ver Escritos 1929-30, tomo I vol.3
6 León trotsky, La III Internacional después de Lenin, p.188.