FT-CI

Venezuela: Declaración Política de la JIR

Fracción Pública del PRS, Por una real independencia de clase

31/07/2006

Quienes confluimos en la tarea de construir el Partido Revolución y Socialismo (PRS), lo hicimos por la necesidad estratégica de construir un partido revolucionario, socialista e internacionalista que luche por conquistar un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre, es decir, que luche por la revolución obrera y socialista. Coincidíamos en esa necesidad porque a pesar de que los trabajadores y el conjunto del pueblo pobre venezolano venia protagonizando gestas heroicas, esto no llevo a un cambio verdaderamente revolucionario en el país, porque el gobierno no levantaba, ni levanta hoy, un verdadero proyecto anticapitalista, y porque sabemos que es la clase trabajadora quien puede llevar hasta el final la lucha contra el imperialismo y la explotación capitalista.

Desde la Juventud de Izquierda Revolucionaria (JIR) participamos de este esfuerzo bajo la firme convicción de que para que una clase revolucionaria pueda cumplir su papel histórico en los momentos revolucionarios, es condición necesaria que ésta haya desarrollado los más importantes niveles de independencia política frente a todas las variantes políticas de la clase dominante. En esto radica para nosotros la inquebrantable pelea para que la clase obrera confíe sólo en sus propias fuerzas y métodos de lucha como condición indispensable para el triunfo revolucionario, que sepa diferenciar claramente sus intereses como clase explotada de los de la burguesía y de cualquier proyecto burgués, que vea detrás de cada frase, promesa o discurso los intereses de clase que contiene. El gran desafío de la clase obrera es entonces articular un proyecto y una estrategia de clase propia, contrapuesta a cualquier proyecto y liderazgo burgués, para presentárselo como alternativa al conjunto de las masas explotadas y sellar una alianza obrera, campesina y popular que luche por la derrota del capitalismo, bajo la hegemonía de los trabajadores asalariados. Éste es también el desafío del partido revolucionario: luchar a brazo partido por lograr que cada vez más franjas de la clase trabajadora comprendan la importancia de no creer en otro proyecto, estrategia y liderazgo que los suyos propios.

De esta manera, la JIR ha venido luchando sistemáticamente (hacia el interior del PRS y también públicamente), para que el PRS levante una verdadera política de independencia de clase. Sin embargo, luego de importantes debates sobre la política a seguir para impulsar la lucha por una estrategia obrera independiente, el sector que conduce al partido en su actual proceso de construcción ha venido aplicando una política que lo aleja de un curso consecuentemente revolucionario hacia una peligrosa adaptación al proyecto nacionalista burgués de Hugo Chávez. La máxima expresión de esta orientación política se ha concretado en el llamado a sumarse a la campaña oficial del gobierno “por los 10 millones de votos para la reelección de Chávez” en las elecciones presidenciales del 3 de diciembre, lo que tiene sus graves consecuencias en la política hacia el movimiento obrero y el tipo de partido que se pretende construir. En este sentido, la JIR se ha venido oponiendo y se opone firmemente a esta orientación política, pues lleva al fracaso todo el proyecto de construcción de un partido verdaderamente revolucionario al que nos hemos sumado distintas fuerzas políticas. La presente declaración pública no es más que la continuación de esta discusión pues consideramos que este debate debe hacerse de cara a la vanguardia y los trabajadores. La JIR no está dispuesta a abandonar la estrategia de independencia de clase sobre la cual se asentó el llamado a la construcción del PRS que hoy un sector está llevando al total abandono.

 1 La no comprensión hasta el final de una cruda realidad: La lucha de las masas son expropiadas políticamente por Chávez para intereses ajenos a los trabajadores

Desde hace varios años, las mayorías obreras, campesinas y populares de nuestro país han venido dando importantes luchas contra la reacción interna y el imperialismo. La importante jornada revolucionaria del 13 de abril de 2002 y las batallas contra el paro-sabotaje petrolero, derrotaron contundentemente los planes reaccionarios de los capitalistas nacionales y sus amos yanquis. Sin embargo, hoy la burguesía venezolana sigue “vivita y coleando”, haciendo sus negocios y explotando a los trabajadores y trabajadoras, obteniendo jugosas ganancias a través de los acuerdos con el propio gobierno en distintas áreas económicas; también le va muy bien a los capitales imperialistas, que controlan casi toda la banca y la telefonía, hoy son “socios” del país en la explotación petrolera a través de las empresas mixtas, y también se le abren las puertas para que usufructúen el gas. La otra cara de esta moneda, es que las familias obreras, pobres y campesinas siguen padeciendo salarios bajos, falta de viviendas, falta de tierras, desempleo, carencia de alimentación y salud dignas, en fin, siguen bajo la explotación y la opresión capitalista.

Por más encendidos que sean los discursos del Presidente Chávez en contra del capitalismo y a favor de “darle poder a los pobres”, nada puede ocultar esta realidad que es padecida diariamente por los trabajadores en las empresas, fábricas y demás lugares de trabajo, así como las comunidades pobres en lo barrios y por los campesinos que aún hoy siguen sin tierra. Ninguna propaganda gubernamental sobre que “Venezuela ahora es de todos” puede ocultar que más allá de las políticas sociales como las Misiones, hoy como ayer siguen siendo los mismos de siempre los más beneficiados con el “crecimiento económico” y los altos precios petroleros: los capitalistas y los burócratas del Estado.

La clase obrera, los campesinos y al pueblo pobre, han dado todo de sí en la batalla contra la reacción. Sin embargo, los importantes golpes que se le han dado a la burguesía y al imperialismo fueron expropiados políticamente por el gobierno para su proyecto. ¿No fue eso lo que pasó después de cada derrota a la derecha? Luego de derrotado el golpe, Chávez mandó al pueblo a sus casas, pidió perdón y el gobierno entabló un “Diálogo Nacional” con los golpistas. Luego de derrotado el paro, el gobierno se sentó en una “Mesa de Negociación y Acuerdos” con los mismos golpistas, mientras que para el pueblo, que había derrotado en las empresas y en las calles a los planes de la burguesía proimperialista, el gobierno reservó un papel de simple espectador. Fueron los ministros, diputados chavistas, y el propio Presidente, quienes “administraron” las victorias del pueblo trabajador.

Producto de esta expropiación política los empresarios, terratenientes y banqueros, nacionales y extranjeros, mantuvieron intactas sus empresas y negocios, mientras las masas explotadas tuvieron que conformarse con la política social de las Misiones. Es que más allá de discursos y frases altisonantes, sabemos que el proyecto económico de Chávez pretende desarrollar una fuerte burguesía nacional (“como la de Brasil”, ha dicho él mismo) junto con el desarrollo de las empresas del Estado, y contar con la inversión capitalista extranjera para impulsarlo: toda la política de acuerdos con los empresarios, ruedas de negocios, créditos y empresas mixtas, va en ese sentido. El ingreso de Venezuela al Mercosur, que es presentado como una cuestión de soberanía de nuestros pueblos, en verdad es todo lo contrario, pues quienes están por detrás de este Pacto son las grandes transnacionales y los intereses imperialistas junto con las grandes burguesías locales, que se beneficiarán de este nuevo acuerdo. ¡Y los trabajadores bien que sabemos lo que significan la “inversión extranjera” y una “burguesía nacional fuerte”!

La JIR ha venido insistiendo en el carácter nacionalista burgués del gobierno, y en esto dice coincidir el sector mayoritario que dirige el PRS. Pero los compañeros solamente tienen una comprensión formal de esta definición. Una cosa es impulsar, como en los intentos golpistas anteriores, la mas amplia unidad de acción para derrotar los ataques de la reacción y del imperialismo, pero jamás esto implica subordinarnos a Chávez (menos aún cuando la derecha esta desmoralizada como ahora), sino levantar una estrategia independiente de la tutela y los intereses del gobierno, para abrir el camino de la revolución social. Lo anterior implica tomar verdaderamente en cuenta que los intereses del gobierno de Chávez son contrarios a los de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Por tanto, nuestra política debe tener como punto de partida una posición política de clase, obrera y socialista, que no puede ser otra que la independencia política de los trabajadores. Sin embargo, la política concreta que se aplica en el PRS se dirige hacia otra dirección. No hace todos los esfuerzos por desenmascarar la falsedad de que la estrategia que sostiene Chávez resolvería los problemas de la clase obrera y el pueblo, y por tanto no intenta demostrar que esta estrategia evita que sus luchas avancen en un curso independiente. Nosotros en cambio creemos que es imprescindible levantar una política revolucionaria que impulse la movilización y organización de las masas en forma independiente y fuera de la tutela del chavismo.

 2 La confianza de las masas en Chávez, una excusa para no luchar hasta el final por una política obrera independiente

Sin embargo, asistimos al hecho de que el pueblo trabajador tiene confianza en esta dirección política, en un liderazgo que lleva adelante un programa nacionalista burgués, contrario a sus intereses. Justamente esta confianza en Chávez es lo que le ha permitido a éste administrar los triunfos del movimiento de masas; es esta confianza la que constituye una gran traba para que los trabajadores, los campesinos y el pueblo pobre avancen en la movilización y la lucha de manera independiente, sin que medie otro interés que el de sus demandas. La mayoría de la clase obrera y el pueblo aún cree que Chávez está de su parte en la lucha contra la explotación capitalista, haciendo una identificación automática entre sus intereses y el proyecto del gobierno.

Como revolucionarios sabemos que la política de Chávez no va a resolver las grandes demandas de las masas trabajadoras del país, como no lo ha hecho en casi 8 años de gobierno. Sabemos que lejos de llevar hasta el final la lucha contra la explotación capitalista ha garantizado, y lo sigue haciendo, que los empresarios venezolanos y extranjeros mantengan sus bienes y empresas intactos. Sabemos que las medidas de protección laboral y los aumentos de salarios no pasan de ser políticas que resuelven una minúscula parte de los problemas de algunos sectores de la clase obrera y apenas llega a un 37% de la fuerza laboral. En fin, sabemos que la confianza política que las masas trabajadoras depositan en Chávez las lleva al callejón sin salida de los proyectos de reformas dentro del capitalismo: o la derrota a manos de la reacción o la resignación de que no se puede trascender el capitalismo.

Por eso diferimos profundamente del sector mayoritario que conduce el PRS, puesto que toman esta confianza de los trabajadores en Chávez como excusa para no luchar por una verdadera estrategia obrera independiente, en la que los trabajadores y los campesinos se libren de esas ilusiones del modo más radical y definitivo. Nosotros decimos que esta confianza es el punto de partida para elaborar la política y buscar la manera de entablar el diálogo con los trabajadores e impulsar la lucha porque cada vez más sectores de la clase se doten de una política obrera independiente, no asumir la política que aplica el sector mayoritario del PRS, que en realidad se mimetiza y sigue llevando a los trabajadores tras el liderazgo de Chávez.

Hay que preparar políticamente a los obreros, desenmascarando y denunciando la política de Chávez, explicándole a las masas cómo el Presidente, más allá de su retórica del “socialismo del Siglo XXI” y de sus políticas sociales vía las Misiones, no defiende los intereses históricos de los trabajadores y de todos los explotados sino que, al contrario, afianza su relación con los sectores empresariales y las transnacionales.

Nosotros consideramos que la tarea impostergable es luchar para que la clase obrera confíe sólo en sus propias fuerzas, métodos de lucha y organizaciones, y así levante una política obrera independiente, de clara lucha anticapitalista, en la que tendrá que enfrentarse al gobierno dada su política de conciliación, con la cual mantiene intactos los intereses de los sectores empresariales a quienes los trabajadores han enfrentado. Sostenemos que se puede articular un diálogo con los trabajadores desde el lugar que nos hemos ganado como revolucionarios al encabezar la primera fila de lucha frente a los ataques del imperialismo y de la reacción interna al gobierno de Chávez, así como las luchas reivindicativas y antiburocráticas de los trabajadores. Con una política de este tipo y con el ejemplo de la lucha concreta se puede demostrar que para hacer frente al imperialismo y la burguesía no hace falta brindarle apoyo político al gobierno, porque aún cuando hemos defendido junto a millones de trabajadores y pobres al gobierno frente a la reacción golpista y proimperialista (y lo haremos de nuevo si se presentasen situaciones similares), sabemos que tener una política de independencia de clase es la condición necesaria para luchar consecuentemente contra el capitalismo y el imperialismo.

Comúnmente la excusa que presentan los compañeros de los sectores mayoritarios del PRS para no llevar adelante una verdadera lucha por desenmascarar al gobierno de Chávez ante los trabajadores, es que hay que “acompañar a las masas en su experiencia”. ¿Quién pudiera estar en contra de esto? La cuestión es si “acompañamos” a las masas para ir forjando en el seno de la vanguardia obrera sectores que se deslinden del chavismo y asuman una perspectiva obrera independiente, o si las “acompañamos” para seguir alimentando su confianza en Chávez, hablando sólo contra “la burocracia” y “la corrupción” y cuestionando “por la positiva” muy de vez en cuando alguna que otra política sin tocar el proyecto de Chávez en su conjunto y su liderazgo. Hacer un acompañamiento en sentido revolucionario, implica una intervención en el movimiento obrero y sus luchas con una sistemática, pública y filosa política de exigencias revolucionarias y de denuncias al gobierno y a Chávez, para que ante los trabajadores en “su experiencia” de lucha quede develado el carácter pro burgués de quien hasta hoy es su líder. Los compañeros se han negado rotundamente a impulsar esta política.

 3 Una política que no lleva hasta las últimas consecuencias la lucha antiburocrática ni la real independencia de clase en la UNT

Precisamente por la situación que describimos, hoy vienen desarrollándose importantes luchas reivindicativas y antiburocráticas e importantes procesos de reorganización en el seno del movimiento obrero. El PRS está muy bien ubicado allí, como lo demuestra la fundación de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (C-CURA) y su desarrollo, que agrupa en su seno a los más honestos y destacados luchadores obreros. Este proceso ha tenido su máxima expresión en la revuelta antiburocrática que se vivió en el II Congreso de la UNT que terminó, como todos sabemos, en la ruptura de la central sindical por parte de la burocracia apoyada por el gobierno. Era y sigue siendo fundamental aprovechar esta ubicación política para lograr que franjas importantes de los trabajadores adopten una política independiente y levanten programas de acción que, partiendo de las demandas inmediatas y motoras de cada lucha, tiendan a cuestionar al gobierno y permitan desarrollar en cada conflicto la relación de fuerzas en el enfrentamiento a las patronales, las burocracias sindicales, el gobierno, el régimen y el Estado.

La situación entre los trabajadores es propicia, no sólo para impulsar hasta el final la lucha contra la burocracia, sino para explicar a los trabajadores cómo es que esa burocracia que tanto rechazan y odian le es funcional al gobierno y es apoyada por Chávez, ese líder en quien tanto confían. Pero en el Encuentro del pasado 23 de junio, ya después del II Congreso, los dirigentes sindicales del PRS hicieron votar la resolución de que “la dirección original de la UNT conduzca la central hasta las elecciones”. Es decir, con el argumento de “preservar la unidad de la UNT”, se acepta que codirija nuevamente la UNT la burocracia progubernamental como Marcela Máspero, Franklin Rondón, Osvaldo Vera y Francisco Torrealba, la misma que los trabajadores de vanguardia repudiaron en el último Congreso. ¿Cómo es posible barrer a la burocracia de la central y los sindicatos con políticas de este tipo? Se desperdician así momentos importantes para hacer comprender a los trabajadores que casos como el de la diputada Marcela Máspero no son más que una correa de transmisión de los intereses del gobierno de Chávez hacia los trabajadores, intereses éstos que se le oponen.

En ese mismo Encuentro, nuestros compañeros dirigentes sindicales, ante las acusaciones de la burocracia de que eran parte del “chavismo sin Chávez”, respondían que “en todo caso somos el chavismo sin patronos ni burócratas”. ¿Cómo es posible que los dirigentes del PRS se autoproclamen chavistas, cuando chavismo es sinónimo de un proyecto nacionalista burgués contrario a los intereses históricos de los trabajadores? Consideramos que afirmaciones de este tipo dejan sin efecto cualquier discurso formal que hagamos sobre la independencia de clase frente al gobierno y su proyecto. En el Encuentro del lanzamiento de C-CURA del 17 y 18 de febrero de este año, los compañeros se apresuraron a hacer votar el apoyo a la reelección de Chávez, y en el II Congreso promovieron y apoyaron lo mismo, expresando un “apoyo total e irrestricto” a la elección de Chávez. ¿Qué tipo de independencia de clase es esa por la que se lucha dentro de la UNT? Desde nuestro punto de vista, toda esta política va a contramano de la disposición de lucha antiburocrática de los trabajadores así como de la imperiosa necesidad de desembarazarse de la burocracia chavista y de la confianza en Chávez.

 4 La negativa a levantar una candidatura obrera independiente para las elecciones presidenciales. Tras la política oficial del gobierno de los 10 millones de votos.

Nosotros consideramos que el capital político conquistado en la UNT y en la corriente sindical C-CURA se pudo haber aprovechado para asumir una política obrera independiente frente a las próximas elecciones presidenciales, impulsando una alternativa política de la clase, expresada en una candidatura obrera, que fuera capaz de enfrentar la estrategia de colaboración de clases del gobierno. En torno a ello hemos dado el debate dentro del PRS. Esto sería “novedoso” para la mayoría de los trabajadores, sin embargo esta política permitía explicar que los trabajadores deben tener un programa, estrategia y liderazgo propios para luchar por sus intereses y los del conjunto de las masas explotadas, contraponiendo esta opción de clase no sólo a las propuestas de la reacción, sino también al proyecto de colaboración de clases de Chávez. Esto permitía, desde la ubicación de los dirigentes del PRS, tener un debate revolucionario y clasista con los trabajadores que explicase la importancia de tener voz y estrategia propia (y no dar apoyo político a opciones ajenas a los intereses de los explotados), de multiplicar su organización y lucha por las grandes demandas fundamentales de las masas explotadas y que explicase por tanto la necesidad de la construcción de un fuerte partido revolucionario de los trabajadores.

Planteamos que era imperiosa la necesidad de levantar esta candidatura obrera independiente, con un claro programa de lucha anticapitalista y por la expropiación de los “ladrones nacionales y extranjeros” para que las empresas, bancos y tierras pasen a manos de las mayorías trabajadoras y planificar la economía de acuerdo a los intereses de los explotados a través de un gobierno directo de los trabajadores y el pueblo pobre, un gobierno cuyos órganos sean las instancias de lucha y de democracia directa de que se dote el movimiento de masas. ¡Con una candidatura obrera que levantara un programa como éste, se hubiese avanzado mucho en la tarea de plantear a los trabajadores la necesidad de tener una perspectiva y estrategia obrera propias, para llevar hasta el final la lucha contra el capitalismo!

Pero internamente se nos respondía que “sería tremendo disparate pensar siquiera en levantar un candidato obrero...”. ¡Los compañeros del sector mayoritario del PRS consideran un disparate que la clase obrera tenga sus propios candidatos y una política obrera propia! Por eso no tuvieron ninguna iniciativa que pudiera garantizar la presentación legal de una opción propia, no tan sólo agotando todas las posibilidades para legalizar el PRS, sino incluso conformando un “grupo de electores” a nivel nacional, figura bajo la cual la ley permite presentar candidaturas. Al contrario, casi al mismo tiempo en que Hugo Chávez lanzó la campaña por los “10 millones de votos” desde la Avenida Bolívar a principios de año, los compañeros proponían internamente sumarse a esta política oficial. Antes de que se desarrollara el debate interno en el PRS y se tomara alguna resolución, el sector mayoritario se adelantó a respaldar la reelección de Chávez en el lanzamiento de C-CURA y esto lo ratificó en el periódico Opción Socialista N° 5, expresando que “la legitimación de la dirección de la UNT...dará más credibilidad y autoridad a los dirigentes de la central para invitar a sus afiliados y al conjunto de los trabajadores a votar por el presidente Chávez”. Los más relevantes dirigentes sindicales del PRS también expresaron públicamente la misma política. No era un problema de tiempos ni de que no hubiesen condiciones reales concretas lo que impedía impulsar una candidatura obrera independiente, sino más bien una firme decisión política de sumarse a la campaña oficial de los “10 millones de votos”. Los compañeros que dirigen el PRS deberían considerar un “disparate” el hecho de que los trabajadores apoyen una candidatura oficialista de un proyecto nacionalista burgués.

El debate interno que se desarrolló dentro del PRS tenía pocas posibilidades de cambiar esta orientación política que ya era pública en los sindicatos y la central obrera. Así, desgraciadamente, el amplio sector mayoritario que dirige el PRS en vez de desarrollar una política genuinamente revolucionaria e independiente y de una lucha intransigente, por “consenso mayoritario” resolvió sumarse a la campaña por los “10 millones para la reelección del Presidente Chávez”, contando solamente con la abierta y frontal oposición de una minoría representada por la Juventud de Izquierda Revolucionaria, que siempre consideró que esta política, en vez de ayudar a que los trabajadores se desembarazaran de la influencia política del chavismo, reforzaría la confianza en Chávez, es decir, en un proyecto burgués.

El sector mayoritario del PRS apoyó abiertamente la política oficial del gobierno al enfatizar que “no dudamos ni un solo segundo en manifestar que haremos nuestros mejores esfuerzos para contribuir a que 10 millones o más de venezolanos y venezolanas reventemos las urnas con votos por la re-elección del Presidente Chávez”, tal como reza la declaración oficial recientemente publicada en la página de internet del PRS y distribuida por la página web Aporrea. Los compañeros consideran que por agregarle a la campaña “10 millones por una Venezuela Socialista, sin patronos, burócratas, ni corruptos” ya se tiene una política de independencia y se ayuda a avanzar a los trabajadores. Justamente en “la perspectiva diferente” con la que los compañeros dicen apoyar a Chávez es en verdad donde está lo más peligroso, ya que esto no hace más que reforzar en los trabajadores el mito de que Chávez realmente está por un “gobierno sin patronos ni burócratas” y por el “socialismo”. Consideramos que esta posición asumida por los compañeros supone un verdadero desastre político que liquida una verdadera política obrera independiente, y refuerza la confianza y la idea entre los trabajadores de que de la mano del nacionalismo burgués podrán conquistar sus demandas fundamentales.

Por lo visto, los compañeros olvidan todo y no aprenden nada, pues su política lleva a que en medio de importantes peleas antiburocráticas y contra la explotación patronal que vienen dando los trabajadores, el sector que se supone de vanguardia, lejos de partir de allí para hacerlo avanzar a posiciones claramente anticapitalistas y antigubernamentales, los llama a votar por el líder y jefe del gobierno que les ha expropiado políticamente sus victorias contra la reacción y que viene profundizando las negociaciones con los capitalistas nacionales e imperialistas: ¡todo un desastre político desde el punto de vista obrero revolucionario! Llevar al PRS tras esta política no es más que una expresión de un completo seguidismo al nacionalismo burgués de nuestro país. Sosteníamos y seguimos sosteniendo que tras la política que proponíamos era y es posible dar pasos hacia el reagrupamiento revolucionario de la vanguardia a condición de combatir desde una política de clase que enfrente políticamente el proyecto de Chávez. Es la única forma de forjar una alternativa obrera, revolucionaria y socialista, que para nosotros debe ser el camino de la construcción del PRS.

¿Para qué pide los 10 millones de votos Chávez? Los compañeros no se paran ni siquiera un segundo para reflexionar y medir las consecuencias de su política. En verdad, Chávez pide el voto de los trabajadores para avanzar en su plan de negociaciones con los empresarios, dar concesiones a las grandes transnacionales, en fin, para avanzar en su plan de conciliación con los explotadores de siempre. Por eso nosotros sostenemos que frente a la ausencia de una candidatura obrera independiente, responsabilidad de la política de la dirección mayoritaria, debemos proponer a los trabajadores votar nulo o en blanco. Los trabajadores evidentemente no van a votar por los candidatos de la reacción, hace rato que le han dado la espalda, pero llamar a votar por Chávez en estas elecciones presidenciales no es contribuir a que “ganen” los trabajadores y derrotar a la reacción y al imperialismo, sino fortalecer una política de conciliación con ellos, que es lo que ha venido haciendo el gobierno a despecho de los intereses de los obreros, campesinos y el pueblo pobre. ¿Por qué debemos llamar a los trabajadores a votar para reforzar ese plan?

La estabilidad y “normalidad” burguesa que se evidencia con mayor fuerza en este último período, se ha manifestado no sólo a través de las negociaciones con los empresarios, sino también a través de políticas que frenan los conflictos de los trabajadores y disciplinan a los sectores más descontentos. ¿Acaso no hemos constatado por nuestra propia experiencia cómo se ha configurando una especie de “Santa Alianza” contra las luchas obreras y un “frente único” donde no sólo están los patrones sino también las instituciones del Estado, que tiene su máxima expresión en la antiobrera política de “conflicto cero” apoyada por Chávez? ¿Olvidan esto los compañeros que llaman a buscar los “10 millones”? ¿No han sido los diputados de Chávez los que aprobaron un Código Penal que criminaliza la toma de tierras y edificios? ¿No han sido los diputados chavistas los que propusieron penalizar con cárcel las huelgas de los trabajadores de las empresas básicas y estratégicas? ¿No apoya Chávez las leyes que contemplan cárcel para los campesinos que tomen tierras por fuera de las negociaciones que el gobierno haga con los terratenientes? ¡Es para continuar ese curso que se nos piden los 10 millones, es para disciplinar al movimiento obrero y los campesinos pobres que intenten radicalizarse!

 5 La adaptación al chavismo diluye el contenido político del PRS

Afirmamos categóricamente que los compañeros del sector mayoritario que se suman a la campaña oficial del gobierno han desvirtuado la Declaración de Principios y el Documento Fundacional sobre cuyas bases se llamó a constituir el PRS. Nosotros defendemos esas directrices y continuaremos dando la batalla para que se mantengan los lineamientos centrales de “independencia política frente al gobierno” y de lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre, pues allí no está escrito que hay que llevar al PRS a una política de adaptación al chavismo ni mucho menos tras la campaña del llamado a votar por el nacionalismo burgués de Chávez.

Consideramos categóricamente que todo esto diluye el contenido político del PRS. La clave de la política revolucionaria en estos momentos consiste en asegurar la independencia de clase de una organización obrera, por pequeña que sea, en la cual las masas cuando sean enfrentadas por el gobierno sepan encontrar el instrumento político necesario para la ofensiva contra el capitalismo y contra la política de colaboración de clases de Chávez. Incorporándose a la campaña oficial de los 10 millones de votos para reelegir a Chávez se induce a las masas al engaño, se las empuja a los brazos de los enemigos de clase. Los compañeros olvidan que la desgracia del proceso político del país radica precisamente en la falta de una oposición obrera y socialista que le dispute la dirección de la clase trabajadora a Chávez. Es desde allí desde donde se debe partir para pensar una política obrera revolucionaria, pues la negativa a dar esta lucha preparatoria llevará inevitablemente, cuando lleguen los momentos claves, a no contar con una acumulación sólida de cuadros y militantes, experiencia política, teoría y programa que permita actuar decisivamente.

Para nosotros, el problema estratégico que enfrentamos en esta etapa de predominio en las masas de tendencias reformistas es cómo dar pasos para seleccionar a los trabajadores que demuestren la mayor combatividad y audacia en la lucha de clases, para que asuman en forma consciente la tarea de construir un partido de trabajadores revolucionario. Por eso consideramos que es necesaria la construcción de un partido de trabajadores revolucionario dotado de un programa marxista que permita que la clase obrera se transforme en dirección de los demás sectores explotados y oprimidos, desarrollando y generalizando los organismos democráticos de lucha que creen las propias masas movilizadas. Para esto es imprescindible una organización permanente de sus sectores políticamente más avanzados y la intelectualidad revolucionaria para enfrentar las tendencias reformistas y conciliadoras, que son un obstáculo para derrotar a la clase enemiga.

Fiel a esta lucha, desde la Juventud de Izquierda Revolucionaria siempre desarrollamos este importante debate tanto sobre qué política se debe asumir hacia el gobierno nacional, el movimiento obrero y las próximas elecciones presidenciales. Nuestras posiciones han sido claras en los documentos internos así como en nuestro periódico En Clave Obrera. Somos partidarios del debate honesto y abierto, sin calumnias ni difamaciones, pues consideramos que la claridad, la precisión política y teórica, y por tanto la honestidad política, son los elementos que hacen invencible a una tendencia revolucionaria. En función de todo esto, en el Plenario Nacional del 01/07 nos declaramos oficialmente como “fracción pública del PRS, por una real independencia de clase”, y desde esta perspectiva continuaremos dando el debate interno y público, de cara a los trabajadores y la juventud combativa.

Julio de 2006

Juventud de Izquierda Revolucionaria

Fracción Pública del Partido Revolución y Socialismo

Por una real independencia de clase

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