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Ante los enfrentamientos en Gaza y Cisjordania
21 Jun 2007 | Declaración Política de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional

¡Abajo el cerco económico, diplomático y militar sobre Gaza y el gobierno democráticamente elegido de Hamas! ¡No a la separación de Gaza y Cisjordania! ¡Abajo la dirección colaboracionista de Abbas, vendida al Estado sionista de Israel y a EE.UU.! ¡Fuera el imperialismo de Irak, Palestina, Líbano y todo Medio Oriente! ¡Por la unidad del movimiento de liberación nacional palestino en lucha contra el Estado colonialista de Israel!

Los milicianos de Hamas han capturado el jueves por la noche el último baluarte del presidente palestino Mahmud Abbas, su residencia e instalaciones situadas en la costa mediterránea de Gaza después de negociar con sus guardianes. Con la conquista de esta posición, los milicianos del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) han completado el control de la Franja de Gaza, un territorio de 330 kilómetros cuadrados y un millón y medio de habitantes después de cinco días de sangrientos combates con los organismos de seguridad y milicianos de Al Fatah. En una contrastante demostración de las nuevas realidades en el terreno, un combatiente enmascarado de Hamas se sentó en el escritorio del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, también conocido como Abu Mazen, y declaró el fin de la autoridad apoyada por Occidente en la Franja de Gaza.

Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abbas, ha disuelto el Gobierno de unidad nacional, formado por el movimiento nacionalista Al Fatah y el islamista Hamas, y ha nombrado un gabinete de emergencia encabezada el economista Salam Fayad, un ex funcionario del Banco Mundial con escasa representatividad entre las masas palestinas.

Cambio de la relación de fuerzas en los territorios palestinos

Los acontecimientos en la Franja de Gaza apuntan a un cambio en la relación de fuerzas en los territorios palestinos. Después de la última provocación en la que fuerzas de la guardia presidencial de Abbas [1] atacaron la casa del primer ministro, Haniye y conciente de la debilidad de Al Fatah, Hamas tomó confianza para pasar a la ofensiva. Desde su perspectiva, estas ganancias en el terreno tienen el objetivo de presionar a Al Fatah a ceder una buena parte del control sobre el aparato de seguridad palestino, lo que significa controlar al mismo tiempo la recaudación fiscal directa e indirecta y la ayuda internacional que representa la principal fuente de recurso de la ANP. A pesar de que llegó al poder después de una victoria contundente en las elecciones legislativas de enero de 2006, Hamas ha sido incapaz de avanzar en su objetivo último de reemplazar a Al Fatah como el principal actor palestino. Esto se debió principalmente a la oposición cerrada de la “comunidad internacional”, que aplicó sanciones durísimas que agravaron las penurias de la población bloqueando la ayuda internacional, impidiendo entre otras cosas que durante meses fueran pagados los salarios de los estatales, lo que se tradujo, dicho sea de paso, en varios movimientos huelguísticos. A pesar de no compartir la misma orientación estratégica para la región, el conjunto de los gobiernos imperialistas, empezando por EE.UU. y las principales potencias de la UE, concordaron sin embargo en construir un férreo “cordón sanitario” alrededor de Hamas para doblegar la dirección palestina democráticamente electa en el conjunto de los territorios de la ANP. Por otra parte, el control de Al Fatah de la presidencia y por tanto de las fuerzas de seguridad (en las cuales el partido histórico de Arafat pretendía que se disolvieran las organizaciones armadas vinculadas a Hamas, lo que Haniye obviamente rechazó), forzaron a Hamas a ceder al punto de tener que compartir el poder, aun a pesar de que tenía una clara mayoría en el Parlamento conformando en marzo de este año un gobierno de unidad nacional junto con Al Fatah. Con sus últimas acciones, Hamas trata de imponer su autoridad en Gaza desde donde tratará de extender su influencia a Cisjordania.
Fortalecido con el apoyo de Siria e Irán, Hamas ha dejado su actitud defensiva con respecto a Al Fatah. La falta de credibilidad de la dirección histórica del movimiento nacional palestino, después de la bancarrota anunciada del proceso de Oslo del cual fue el principal artífice y que desembocó en la situación actual, su colaboración abierta con la CIA y el Mossad (servicio de inteligencia israelí) en contra de Hamas y el hecho de que una incursión en la Franja de Gaza por el Estado de Israel para contener a Hamas sería percibida en los territorios y en todo el mundo árabe como un rescate del Estado sionista a Al Fatah, alentaron al partido de Haniye a avanzar. Con esto en mente, Hamas apostaba que Abbas no tendría más alternativa que negociar y ceder a sus demandas para evitar una guerra civil de proporciones. También buscaba demostrar que la continuidad del embargo contra su gobierno elegido democráticamente sólo puede redundar en más caos en los territorios y crear más pasto para las milicias y bandas criminales para arraigarse. Se cree por ejemplo que la principal banda criminal, Dugmush, ya se ha alineado con militantes ligados a Al Qaeda. Apostaba (y apuesta) a que sea vista como una fuerza política fuerte por los estados imperialistas para forzarlos a negociar si quiere evitar una conflagración mayor. Basta pensar en algunos ejemplos para ver cómo Hamas pretende ubicarse como interlocutor serio frente a las potencias imperialistas: anunció a pocas horas de controlar toda la Franja su voluntad de liberar al periodista secuestrado de la BBC. Días atrás, se distanció de las milicias de Fatah al-Islam, un grupo político militar palestino que está llevando adelante una política militarista completamente aventurera concentrado el campo de refugiados de Nahr el-Bared (Líbano) lo que en última instancia significa sumarse a la Unión sagrada detrás del gobierno de Siniora como ya lo hizo la dirigencia de la OLP [2]. Sin embargo las primeras y rápidas respuestas de Abbas, EE.UU., la UE y el Estado de Israel, no han redundado por ahora en lo que Hamas esperaba.

Hamas había aceptado muchas concesiones al Estado de Israel, pero fue acorralado por la política de EE.UU. y el Estado sionista que azuzaron la guerra civil

La ANP, el gobierno y la Asamblea Nacional Palestina (parlamento) son todas creaciones y están basadas en los Acuerdos de Oslo, que no sólo reconocen al Estado de Israel sino que fortalecen el control del mismo sobre Cisjordania y Gaza. Esta fachada de organismos gubernamentales no ejercen la menor soberanía, no poseen un Ejército, no tienen control de sus puntos fronterizos, no tienen un ingreso independiente, etc.. El giro de Hamas de movimiento de resistencia contra la ocupación israelí [3] a participar en los resultados materiales de los Acuerdos de Oslo, aunque al principio se resistía al reconocimiento formal del Estado de Israel, señala un salto en la acomodación de este movimiento y el paulatino abandono de su estrategia inicial.

Esta acomodación, después de su triunfo electoral de enero de 2006 se fue profundizando frente a la enorme presión internacional.

Como reconoce el semanario británico The Economist, Hamas había comenzado a aceptar, aunque en forma reticente, las tres grandes condiciones que la ONU, la UE y EE.UU. le habían exigido para poner fin al devastador boicot económico y diplomático:“Además, comenzó a avanzar pero como un cangrejo, de forma exasperante, hacia esas condiciones. En la cuestión de poner fin a la violencia (la primera de las tres grandes), había apoyado en general una tregua unilateral, que rompió imprudentemente a comienzos de este año porque, según dicen, Israel estaba asesinando demasiados palestinos; y ha frenado su vil costumbre de los ataques suicidas. En una reunión en febrero en La Meca, auspiciada por Arabia Saudita, como parte de su acuerdo de unirse al gobierno de unidad nacional palestino con Fatah, Hamas dijo que ‘honraría’ los acuerdos previos hechos por la OLP (la segunda gran demanda), que a cambio implicó al menos un reconocimiento de facto de Israel (la tercera y quizás la más importante de las demandas)”. [4]
Efectivamente, en los acuerdos de La Mecca patrocinados por Arabia Saudita que dio lugar a la conformación del gobierno de unidad nacional que ahora ha caído, Hamas no hablaba más de la liberación del conjunto de Palestina sino solamente de un Estado palestino en las fronteras de 1967. Pero, a pesar de este giro acomodaticio a las presiones de la “comunidad internacional” y del Estado sionista, la conformación de este gobierno fue boicoteada abiertamente por el Estado de Israel que se negó a reconocerlo y levantar las sanciones, azuzado por la política norteamericana y la derecha conservadora norteamericana prosionista.

Impedidos por el fracaso militar en Irak y posteriormente del Ejercito sionista en el Líbano de imponer una relación de fuerzas a su favor, tanto EE.UU. como el Estado de Israel han tratado de impedir que otros actores regionales sacaran partido azuzando la tradicional política colonialista de “divide y reinaras”, a veces con resultados contrarios a los deseados [5], como el actual avance militar de Hamas en Gaza o el fracaso que significa para la administración norteamericana la actual situación de descontrol en Irak. Sobre todo ha hecho de todo para evitar que ambas derrotas fueran aprovechadas por el movimiento de masas de la región. Concedió por una parte a la UE el control de la operación de ocupación del Líbano en respaldo al gobierno de Siniora y para contener por las buenas o por las malas a Hezbollah. En Irak por otra parte, su política se basa en el desgaste de las fuerzas del movimiento de masas, alentando el círculo vicioso de los enfrentamientos étnicos y interconfesionales para limitar el impacto de la justa resistencia iraquí contra la fuerzas de ocupación anglo-norteamericanas que toman como blanco principal a los ocupantes y sus aliados locales del gobierno títere y de las fuerzas de seguridad. En el caso de Gaza y Cisjordania, ha buscado la división del movimiento nacional palestino.

Que esta política macabra ha sido la opción llevada adelante por EE.UU. y el Estado de Israel en el caso de Palestina ha salido claramente a la luz con las sensacionales declaraciones del recientemente retirado coordinador de Medio Oriente de la ONU, Álvaro de Soto, en declaraciones que han sido publicadas por el diario británico The Guardian [6] mientras sucedían los enfrentamientos en la Franja de Gaza. Sobre estas declaraciones dice la editorial del periódico frances Le Monde del 14/6: “Amargado, desanimado, Álvaro de Soto hace un balance durísimo del conflicto israelo-árabe en un informe que tenía que quedar secreto, redactado luego de dos años de misión como enviado especial de la ONU en Medio Oriente. Hace al mismo tiempo un balance despiadado del fracaso diplomático del cual son responsables tanto EE.UU. como Europa y la ONU, destacando la responsabilidad central de la administración Bush por haber sostenido una política israelí que sólo llevaba a un callejón sin salida. Una política que abogaba a favor, o mejor dicho alentaba, las violencias interpalestinas que desembocan hoy en día en la violenta ofensiva de los islamistas de Hamás para tomar el control de la Franja de Gaza.

¿Qué plantea Álvaro de Soto sin rodeos? El caos y la violencia actuales no están sólo vinculados al dominio total del Fatah, corrupto, sino también a la ceguera de la cual sufrió Occidente después del triunfo electoral de Hamás. Acusa a EE.UU., más que nunca alineados detrás de Israel, por haberse opuesto resueltamente a las ‘ambigüedades constructivas’, las únicas capaces de convertir a los islamistas al realismo político, y por haber ‘alentado la confrontación entre Hamas y Al Fatah’. En el informe, el funcionario se hace eco de las palabras de un importante diplomático norteamericano que planteaba ante los enfrentamientos fratricidas ‘me gusta aquella violencia’, convencido de que hubiera llevado a la derrota de Hamas.

La obstinación norteamericana llevó al fracaso del gobierno de unidad nacional palestino y arruinó la mediación saudí que proponía una agenda global de paz basada en una normalizacón completa de las relaciones entre los países árabes e Israel a cambio de la creación de un Estado palestino en función de las fronteras de 1967. Álvaro de Soto plantea que la perspectiva de la creación de un Estado palestino es cada vez más difícil, inclusive ‘ imposible’ y denuncia al mismo tiempo la situación en Gaza que se ha convertido en una ‘carcel al aire libre’. El funcionario de la ONU se alza en contra de la ‘política de los hechos consumados’ y del hecho de que la ONU haya tratado Israel ‘con extrema consideración, inclusive con ternura’. ‘No creo, prosigue de Soto en el informe, que la ONU le esté haciendo un favor a Israel al no hablar francamente de sus errores en el proceso de paz’” [7].

La política norteamericana y sionista: Continuar el aislamiento

Tel Aviv, junto con Washington y la UE, sin perder tiempo han redoblado sus acciones en contra de Hamas [8]. EE.UU. y la UE, han levantado el embargo que impedía la ayuda a la ANP, en una rápida y clara muestra de apoyo al golpeado presidente Abbas. Este último disolvió inconstitucionalmente el gobierno de Haniye, no vaciló en decretar oficialmente el estado de emergencia en los territorios que aún están bajo su control tanto como la ilegalización de las brigadas Izz el-Deen al-Qassam. También disolvió el Consejo de Seguridad Nacional dirigido por Mohammed Dahlan (una figura de Al Fatah que es odiada por Hamas), dejando abierta una pequeña puerta que podría hacer más factible una eventual negociación entre ambas fracciones, concientes de que la separación de la ANP en dos entidades territoriales evita al Estado de Israel toda negociación seria sobre un Estado Palestino debilitándose de esta manera mutuamente. No por casualidad, el Estado de Israel que podría liberar hasta 400 millones de dólares retenidos de impuestos, le exige a Abbas tomar la “decisión estratégica” de cortar completamente todos los lazos con Hamas. De esta manera, con el aval de los imperialismos norteamericano y europeos, busca crear un gobierno palestino totalmente dócil a sus dictados al tiempo que aislar internacionalmente a Hamas y forzar su colapso económico. Ya EE.UU. ha pedido a Egipto que refuerce el control de la frontera para impedir el paso de contrabando de todo tipo, en especial de armas.

Una de las principales limitaciones de esta orientación radica en el hecho de que el Estado de Israel, desde la derrota abierta de su Ejército en Líbano, atraviesa una importante crisis. La desbandada de agosto del año pasado sacó a la luz una crisis multifacética que hunde sus raíces en la situación económica, política y geopolítica relativamente delicada del país. El gobierno de unidad nacional de Olmert está fuertemente cuestionado por derecha en particular por su gestión de la cuestión del Líbano. La derecha hablando de anarquía en la Franja de Gaza alienta un baño de sangre. Partidos como el Likud o el Yisrael Beiteinu se han pronunciado por una invasión israelí a la Franja de Gaza para derrotar a Hamas. Esta situación está agravada por la renuncia en medio de escándalos del presidente Katzav, reemplazado por uno de los artífices de Oslo, Shimon Perez, tránsfuga del partido laborista y partidario de una solución más dialogada al problema palestino que los halcones, más duros, del Likud.
Esto no impidió a las Fuerzas de Defensa Israelíes posicionarse alrededor de la Franja de Gaza a partir del domingo 17 para cercar el conjunto del territorio hoy en día plenamente en manos de Hamás, decretando al mismo tiempo el bloqueo total de los carburantes destinados a Gaza [9].

Los reaccionarios gobiernos de la región que conforman la Liga Árabe se apresuraron en salir en apoyo al gobierno “legítimo” de Abbas. Una vez más, los Estados árabes demuestran su verdadero rostro y revelan ser los mejores aliados del imperialismo yanqui y del Estado sionista, más allá de los roces puntuales que puedan tener con ellos, como el caso de Arabia Saudita que era el promotor del defenestrado gobierno de unidad nacional.
En síntesis, la emergente estrategia norteamericana sería encajonar a Gaza dirigida por Hamas mientras intenta apuntalar a Abbas como líder moderado que puede gobernar y lograr la paz con el Estado de Israel, aunque hay que reconocer que la política norteamericana después de este nuevo fracaso [10] en la región no está en condiciones de imponerle muchas cosas a los israelíes. Habrá que ver cómo se concretan sus planes contra las aspiraciones de liberación nacional del pueblo palestino en la entrevista en Washington entre el primer ministro israelí, Olmert y el presidente norteamericano, George W. Bush cuyo eje serán los acontecimientos en Palestina.

¡Abajo los planes reaccionarios del Estado de Israel bendecidos por EE.UU. y la UE!

De esta manera, el Estado sionista busca acercarse cada vez más a su objetivo último de aislar a las milicias en Gaza y construir un enorme barrera de tres bloques desconectados en Cisjordania, anexando todas las mejores tierras y dejando a los palestinos con estos “Bantustans”. Esta ficción de Estado será una serie de superpoblados y no conectados cantones, con la mayor parte de la tierra de mala calidad, sin acceso a la mayoría de los recursos hídricos, atravesado por las rutas militares israelíes y con colonias militarizadas. Esta ficción de Estado será susceptible de constantes intervenciones militares por las Fuerzas de Defensa Israelíes, además de ser económicamente inviable y dependiente de la ayuda internacional para su subsistencia.

Frente a este plan reaccionario decimos:

¡Abajo el cerco económico, diplomático y militar sobre Gaza y el gobierno democráticamente elegido de Hamas! ¡No a la separación de Gaza y Cisjordania! ¡Abajo la dirección colaboracionista de Abbas, vendida al Estado sionista, EE.UU. y la UE que con su política colabora activamente para debilitar y dividir la lucha de las masas palestinas!
¡Por la unidad del movimiento de liberación nacional palestino en lucha contra el Estado colonialista y racista de Israel!

La política de Hamas, a pesar de su resistencia armada frente el Estado de Israel, lleva la lucha de liberación nacional palestina a un callejón sin salida al luchar por un Estado teocrático que impide ganar a una gran parte de las masas palestinas, especialmente los elementos seculares, cristianos e islamistas no fundamentalistas. A su vez, defiende la colaboración de clase y la negociación con la burguesía local y los Estados árabes reaccionarios de la región, desde los actuales opositores a Washington como Siria o Irán o los más pronorteamericanos como Arabia Saudita y Egipto. Hamas, por su carácter pequeñoburgués y clerical desconfía de la acción independiente de las masas en vez de confiar en la movilización independiente de la clase obrera árabe, como lo haría una dirección verdaderamente revolucionaria, la única que con su acción puede derrotar al Estado sionista. Frente a este falso camino, los marxistas revolucionarios estamos por la única solución de fondo: la destrucción del Estado sionista reaccionario de Israel. Sostenemos que un Estado palestino laico, democrático y no racista, sólo es posible con una Palestina obrera y socialista, donde puedan convivir en paz árabes y judíos, en todo el territorio de la Palestina histórica (que incluye tanto el que ocupa actualmente el Estado de Israel, como Gaza y Cisjornadania), en la perspectiva de una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente.

¡No al envío de una “fuerza de paz internacional” a Gaza!, como ha planteado Italia que ya envió un importante contingente al Líbano bajo el gobierno de Prodi ¡Fuera el imperialismo de Irak, Palestina, Líbano y todo Medio Oriente! La clase obrera y la juventud, en particular en los países imperialistas, empezando por los sectores de vanguardia que se manifestaron últimamente contra la gira de Bush en Europa y el G8 de Rostock tendrían que tomar en sus manos, mediante sus propias herramientas de clase, estas reivindicaciones, ubicándose en forma resuelta al lado del pueblo palestino y las masas resistentes de la región, contra el imperialismo norteamericano, las potencias de la UE y Tel-Aviv.

Declaración Política de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional
20/06/2007

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