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El triunfo de Merkel y los conservadores
por : Stefan Schneider

26 Sep 2013 | Para muchos comentaristas las elecciones de este año en Alemania venían con una campaña de las más aburridas en su historia: Todo parecía estar definido desde el principio, en medio de una situación de crisis económica que derribó en Europa a 20 gobiernos. Sin embargo los resultados trajeron muchas sorpresas, algunas de ellas de alcance histórico -por (...)

Los históricos resultados que obtuvieron no garantizan estabilidad duradera a largo plazo ni en Alemania, ni en Europa

Para muchos comentaristas las elecciones de este año en Alemania venían con una campaña de las más aburridas en su historia: Todo parecía estar definido desde el principio, en medio de una situación de crisis económica que derribó en Europa a 20 gobiernos. Sin embargo los resultados trajeron muchas sorpresas, algunas de ellas de alcance histórico -por lo menos desde la reunificación-, para el régimen alemán, abriendo un nuevo escenario nacional.

En primer lugar, por supuesto, es la elección histórica de la CDU / CSU, que con 41,5%, logró el resultado electoral más alto desde la caída del Muro de Berlín en 1989 y muy cerca de lograr la mayoría absoluta en el parlamento, que hasta ahora en la historia de la República Federal Alemana una sola vez ha ocurrido, con Konrad Adenauer en 1957.

Sin embargo, otros dos resultados han sacudido el panorama político alemán: por primera vez en su historia, el neoliberal FDP con el 4,8% de los votos quedó fuera del parlamento. Una derrota que no hay que minimizar. Con el FDP, la burguesía alemana pierde una presencia parlamentaria que siempre promovió más ataques a las conquistas de la clase obrera y la juventud, siempre en beneficio del capital. Los liberales fueron el caballo de batalla de los sectores más conservadores de la burguesía alemana. Esto les costó, que amplios sectores de la población los consideraran responsables de los efectos de la crisis económica. No está claro qué pasará con el FDP en medio de esta crisis profunda. La burguesía alemana tendrá que hacerse de un nuevo perro de ataque. El líder del partido Philipp Rösler y toda la dirección ya renunció.

Muchos de los votantes del FDP decepcionados prefirieron votar al CDU, y también a otro partido que salió fortalecido y fue la tercera sorpresa: "Alternativa para Alemania" (AfD), un partido populista de derecha, que se fundó recién a inicios de año, formado por una serie de intelectuales conservadores, economistas y medianos empresarios, con un programa nacionalista-proteccionista y anti euro, que con un 4,7%, por poco logra entrar al parlamento (se requiere de un 5%). Todo indica que la AfD después de décadas podría ser el primer partido en ocupar con éxito un lugar a la derecha del CDU ligado a sectores conservadores nacionalistas y de extrema derecha. Que ejercerán una fuerte presión sobre los sectores más conservadores dentro del CDU.
Una primera conclusión de las elecciones parlamentarias de 2013 es el gran fortalecimiento de la CDU / CSU y especialmente de Ángela Merkel y un espíritu nacionalista, chauvinista en Alemania de conjunto, que preanuncia nuevos ataques contra las condiciones de vida de los trabajadores y la juventud en Europa.

Estabilidad engañosa

El ambiente pre-electoral de “calma generalizada” en el ámbito europeo y la relativa estabilidad del régimen alemán, derivado del hecho de que la burguesía alemana logró contener la crisis en el corto plazo mediante la subyugación dura de los países del sur de Europa, y que incluso le permitió registrar un ligero crecimiento, no pueden durar para siempre. Aunque los resultados del CDU pueden mejorar directamente la estabilidad en el corto plazo, son varias las razones que demuestran que la tendencia podría ser en sentido contrario.

La magnífica derrota del FDP significó nada menos que la pérdida de los socios orgánicos de la coalición de Merkel que para muchos era, incluso dentro de su propio partido, el "correctivo" necesario a una temida "social democratización" de la CDU. Muchas voces dentro del capital alemán se expresaron consternados por lo sucedido al FDP. En este sentido, este hecho aumentará las tensiones dentro de la CDU, al igual que lo hará la AfD a su manera. Y aquí es donde el "factor Merkel" entra en juego: los más de 18 millones de votos para la CDU son principalmente votos para Merkel. Las encuestas muestran que sólo una fracción de los votantes eligió a la CDU y su programa. El "factor Merkel" significa dos cosas: por un lado, la posición cuasi-bonapartista que ha logrado en la CDU, la única persona de pie en las luchas entre las distintas alas dentro del partido, y que se intensificará después de la elección, y por otro lado los votos a Merkel que son principalmente votos por la "estabilidad", o mejor dicho por la seguridad en lo conocido. Lo que recuerda aquel dictamen de Konrad Adenauer "ningún experimento". Sin embargo, la seguridad, la estabilidad en el largo plazo es imposible en medio de la crisis, ya que los problemas estructurales de la zona euro y la economía mundial en general que la originaron siguen abiertos y sin solución.

Por el contrario, podemos esperar un aumento de las tensiones tanto a nivel nacional como internacional. La consolidación casi segura de una gran coalición del CDU con los socialdemócratas del SPD, que logró poco más de un 25% (el segundo peor resultado en su historia desde el 2009), ahora se enfrentará a decisiones que tensarán la estabilidad del partido en medio de una crisis interna que aún no ha resuelto. Esto también se aplica a la CDU, que en una coalición con el SPD no puede ejercer el mismo dominio y chocará repetidas veces con los sectores más conservadores de su base y de la presión que ejerza la presencia de la AfD en el escenario político nacional. Sin embargo, es muy probable que para el SPD sea aún más riesgoso, ya que de hecho ha estado en una “gran coalición” compartiendo y votando la política de Merkel para enfrentar la crisis en el parlamento, por lo que los costos políticos pueden causar una erosión de su propia base, como ya ocurrió a consecuencia de la aprobación de la Agenda 2010 y la última gran coalición desde 2005 hasta 2009, lo que llevó a la caída histórica que hoy vive el SPD. Por otra parte, la situación en el Bundesrat (Consejo Federal, con funciones similares a una cámara alta o Senado), plantea un problema adicional, pues en ningún gobierno de coalición es posible poseer una mayoría, y por lo tanto tiene que participar en compromiso constante con los Verdes y el Partido de La Izquierda (Die Linke) que sacaron 8,3% y 8,6% respectivamente y tienen representación parlamentaria.

A nivel internacional, el imperialismo alemán por su papel dominante en Europa está frente al reto de tener que definir dar un salto más agresivo en su responsabilidad política, económica, y financiera para el conjunto de Europa. Parte de la burguesía alemana se ha opuesto a esto desde hace años, porque significaría, perder los intereses de lucro a corto plazo. Esta presión surge de la dinámica de la crisis misma, que se vuelve más complicada con las presiones de Estados Unidos. La aparición de la AfD es en última instancia un signo de la resistencia de sectores del capital alemán en contra de esta perspectiva. Si la gran coalición decide atacar de esta manera, las tensiones entre los estados, en particular con Francia se exacerbarán. Schaeuble, Ministro de Finanzas ya había anunciado antes de las elecciones la necesidad de un "paquete de rescate" adicional para Grecia, es decir nuevos ataques contra la soberanía del país heleno.

¿Qué alternativa?

En tal situación, en la que la gran coalición se consolide, abriría un espacio a la izquierda, que podría ser aprovechado por los partidos pequeñoburgueses y reformistas menores, como los Verdes y Die Linke, a pesar de que en esta elección no tuvieron ningún papel destacado (para los Verdes también significó la renuncia de toda la dirección del partido). El resultado negativo obtenido por Die Linke en estas elecciones, donde levantó un programa de centroizquierda sin lograr diferenciarse mucho del resto y perdió un 3% en relación a las elecciones pasadas (aunque celebra quedar como la "tercera fuerza en el parlamento"), muestra que su proyecto no puede servir como opción para enfrentar los ataques asestados a la clase obrera y la política antisocial que el nuevo gobierno implementará. En tiempos de polarización política a nivel internacional, los marxistas condenamos sin reservas la política reformista y pasiva de estos proyectos “anticapitalistas” amplios porque no preparan a las masas para la luchar.

Finalmente, podemos afirmar que los históricos resultados obtenidos por el CDU no garantizan la estabilidad, paradójicamente, la necesidad de negociar una coalición puede convertirse en lo contrario. Ángela Merkel se mantiene al frente de un gobierno de continuidad, pero esta continuidad augura muchas contradicciones que conducirán a mayores conflictos políticos y sociales no solo en Europa, sino también en la propia Alemania. El creciente desempleo, la precarización, el problema de la vivienda, la pobreza en la vejez y el chovinismo desenfrenado, significa que las masas trabajadoras, los pensionistas, los inmigrantes, las mujeres, y los jóvenes necesitan un programa concreto para luchar contra la crisis de los capitalistas.

Nuestros principales aliados son los sectores de la clase obrera que han dicho en los últimos años, "ya basta", y han comenzado a luchar por sus derechos, por mejores condiciones de vida. No por nada todos los partidos se vieron obligados a incorporar estos temas en el centro de la campaña electoral, como el salario mínimo, los precios de la vivienda, las condiciones de vida de las masas. Esto demuestra que las luchas de los últimos años ya no son aisladas sino que representan crudamente problemas sociales que se están profundizando. Los trabajadores que actualmente luchan en Amazon, de las Tiendas de Autoservicio, los profesores de Berlín, los trabajadores de Opel en Bochum, quienes recientemente estallaron una huelga salvaje, todos ellos son precursores de un malestar más general que los revolucionarios tenemos que apoyar con todas nuestras fuerzas, para luchar en contra el capital, contra el gobierno, y no menos importante en contra de la burocracia sindical conciliadora.
Para ello necesitamos un claro programa de independencia de clase, que de una alternativa de los trabajadores y la juventud contra la crisis y pelee contra el imperialismo, contra la precariedad, la discriminación y el deterioro de nuestras condiciones de vida, un programa revolucionario internacionalista como la base de la lucha por un partido revolucionario independiente de la clase obrera. Desde RIO ponemos nuestras modestas fuerzas para luchar por esta perspectiva al lado de la clase obrera y juventud en Europa y en todo el mundo.

25/09/2013

 

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