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(Crónica desde Venezuela)

Continuando la dinámica de los meses anteriores, hoy, apenas pasados algunos días de las elecciones presidenciales, una serie de luchas obreras se vienen desarrollando y hacen eco en la situación política nacional. Luchas que estuvieron comprimidas durante todo el período preelectoral por la burocracia sindical apoyada por el gobierno. Dos casos se han transformado emblemáticas en el actual escenario nacional.

La primera es la que libran los trabajadores de la fábrica Vivex, ubicada en Barcelona, que alimenta en un 80% de la industria automotriz y el 100% de todo el plan Venezuela Móvil de parabrisas. A una semana de la toma de las instalaciones los trabajadores están decididos a pasar navidad y año nuevo en la empresa si no se reenganchan a los cinco trabajadores despedidos y se retoman las discusiones de la contratación colectiva vencida desde hace 17 meses, exigiendo el aumento salarial de 10 mil a 20 mil bolívares diarios.

Ubicados en un lugar clave en las líneas de montaje de la cadena productiva de automóviles del país han provocado la paralización de la producción de Toyota, Mitsubishi, Hyundai, General Motors, entre otras. Mientras el gobierno tiende a lavarse las manos, indicando apenas la legalidad de la huelga mediante la Inspectoría del Trabajo, la solidaridad comienza a llegar: los trabajadores de la recién fundada federación de la industria automotriz UNTSCAA, a través de su coordinador Christian Pereira, ha afirmado que “hemos declarado a los trabajadores del sector en situación de emergencia... hemos trazado un conjunto de medidas en torno a este conflicto que van desde las movilizaciones permanentes hasta la posibilidad de generar paralizaciones escalonadas, a la misma hora y el mismo día en cada una de las empresas del sector; vamos a discutir en las próximas horas también la posibilidad de adherirnos a un pliego nacional y hasta vamos discutir con los trabajadores en asambleas el ir a una huelga solidaria en todas las empresas del sector”. Correctamente también los trabajadores del sindicato MMC Mitsubishi han afirmado que “hemos estado discutiendo con el resto de los dirigentes automotrices que no vamos a permitir que se ensamble un sólo vehículo con vidrios importados, ningún trabajador va a mover un dedo para hacerlo... si los patronos de Vivex no quieren ponerla a producir, nosotros sí, hablemos entonces de expropiación y los trabajadores gestionaremos la administración de ésta, los trabajadores sabemos como hacer funcionar y poner a producirla”.

Pero frente a la intransigencia de los patronos, representados por Ernesto Viso, al negarse a reincorporar a los trabajadores despedidos y negarse también a sentarse a discutir 25 de las cláusulas socioeconómicas y económicas de la contratación colectiva que se encuentra vencida desde hace diecisiete meses, es necesario ya pasar de las palabras a los hechos. Ya se va más de un año y medio de congelamiento salarial, mientras todos los sectores de la industria automotriz, incluyendo Vivex, se han llenado los bolsillos con extraordinarias ganancias producto del auge de ventas de más de 300 mil carros en lo que va del año siendo que casi 200 mil de ellos son ensamblados en el país. Realmente es un reírse en la cara de los trabajadores y trabajadoras, que después de meses de multitudinarias ganancias, se nieguen al reajuste salarial y la reincorporación de los compañeros. Basta que las transnacionales de la industria automotriz roben nuestro sudor con salarios miserables y justo en esta navidad condenan a nuestras familias e hijos a una mesa vacía, y peor aún los amenazan con la represión por parte de la Guardia Nacional quién ya tiene la orden de intervenir mediante la resolución de la justicia patronal. Basta que el gobierno nacional le otorgue todas las facilidades para su producción, entre otras prebendas exonerándolas del IVA en todas sus importaciones, mientras el salario del trabajador sí le es aplicado este impuesto deprimiéndolo aún más.

Es necesaria más amplia solidaridad con la lucha de los trabajadores de Vivex, tomando medidas inmediatas como la paralización escalonada del todo el sector automotriz, y si no se cumplen su demanda, la huelga total de toda la rama industrial. El gobierno de Chávez habla de “socialismo”, pues que tome como medida inmediata la expropiación ya sin indemnización alguna de Vivex y de toda la industria automotriz, para ponerla en marcha bajo la administración directa de todos los trabajadores: “los trabajadores sabemos como hacerla funcionar y ponerla a producirla”.

La segunda gran lucha ejemplar que libran los trabajadores es la de los obreros y obreras de la fábrica Sanitarios Maracay. Ellos se encuentran ocupando la fábrica y la han puesto a producir bajo su administración directa exigiendo al mismo tiempo la estatización inmediata. En esta lucha el Ministerio del Trabajo no se ha pronunciado con respecto a la reactivación del pliego conciliatorio entregado por los trabajadores luego de la toma del pasado 4 de abril del 2006. Sanitarios Maracay, no es una empresa cualquiera, además de ser parte del grupo económico de los Branger-Pocaterra, quienes tuvieron un papel importante durante del golpe del 11 de abril, dedica casi toda su producción a la exportación con destino a 16 países, entre los que se destacan México, Ecuador y Cuba. Es una de las tantas fábricas que, como parte de los acuerdos con el sector empresarial que mantiene el gobierno nacional, se ha venido beneficiando ampliamente teniendo durante un buen tiempo un acuerdo con Cuba de exclusividad para exportar sus productos.

Después de la ardua pelea de abril, la empresa no cumplió el acuerdo firmado, y como afirman los trabajadores del sindicato, hace casi un mes “con la cara limpia, el patrón se presentó diciendo que no tenía dinero para seguir cancelando los salarios y mucho menos las utilidades, por lo tanto, decretaba un permiso no remunerado para los trabajadores. Ante semejante barbaridad, a los obreros no nos quedó otra salida que tomar la empresa, mantener la producción con la materia prima que allí queda y procedimos a realizar la venta de piezas sanitarias para garantizar la vida de nuestras familias, porque para un trabajador la vida depende del salario”. Nuevamente, como en la lucha de abril existe una gran disposición de lucha de los trabajadores: “Desde que el patrón se fue y nos dejó (...) nos pusimos a fabricar, a producir pa’ poder mantenernos... Nos dimos cuenta que sin tener al patrón a un lado podíamos hacer las piezas. Arrancamos la empresa y aquí la mantenemos funcionando y limpia pa’ que vean que no estamos ni en juego ni perdiendo el tiempo”, explica uno de los trabajadores.

Para este jueves 14 los trabajadores llaman a una marcha en Caracas, y está siendo organizada por los dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores de Valencia, partiendo a las 10:30 de la mañana desde Parque Carabobo hasta las puertas de Miraflores donde se exigirá la nacionalización de de la fábrica para que sea administrada directamente por los propios trabajadores.

Muchas otras luchas se avizoran en lugares estratégicos como en el sector de eléctrico de Valencia y fundamentalmente en las “asociaciones estratégicas” petroleras en la Faja del Orinoco frente a la resistencia de las corporaciones petroleras de no homologar un nuevo contrato marco colectivo. Las multinacionales de la apertura petrolera, en transición a convertirse en empresas mixtas para la exploración, explotación, refinación y comercialización de hidrocarburos se oponen rotundamente a los reclamos de los trabajadores. Todos los trabajadores de las “asociaciones estratégicas” (Petrozuata, Sincor, Ameriven y Ocn Operadora Cerro Negro) tienen más de un año vencido el contrato colectivo, siendo un verdadero congelamiento salarial mientras todas las transnacionales han venido multiplicando sus ganancias y reciben todas las ventajes que les otorga el gobierno en materia de exoneración de impuestos, de ampliarles las concesiones por 20 y 30 años. Basta de atropellos a las luchas de los trabajadores y al congelamiento salarial. Basta que el gobierno que habla de “socialismo” todos los días hace partícipes a todos estos ladrones internacionales del negocio petrolero proponiéndoles ahora ser dueñas del 49% de los yacimientos e instalaciones petroleras mediante las empresas mixtas cuando la primera medida a tomar, si fuera cierta su disposición de lograr la liberación nacional de las garras de los expoliadores imperialistas, es su expropiación inmediata sin ninguna indemnización.

Como vemos, las luchas que no consiguieron parar durante el período electoral y las quisieron mantener controladas, nuevamente salen a flote. El mejoramiento de la economía en sus más diversas ramas, el fuerte ingreso de la renta petrolera, no ha significado una mejora significativa en las condiciones de vida de la clase trabajadora, mientras que el sector empresarial continúa manteniendo y aumentando sus ganancias. Los trabajadores perciben esta situación, y por eso salen a arreciar con sus luchas para que no les sigan roban cada vez más y explotándolos mientras los patronos nacionales y extranjeros engordan sus bolsillos. Por eso, a pesar de los intentos del gobierno y la burocracia sindical por frenar las luchas de los trabajadores o diluirlas en la pasada contienda electoral, fueron muchas e importantes las peleas obreras que se desarrollaron durante el proceso mismo, y continúan librándose. Estas luchas son esencialmente reivindicativas y por derechos sindicales, y aún no enfrentaron directamente la política del gobierno, que es cómplice de los patronos. Pero es importante resaltar que los trabajadores comienzan a pelear con sus propios métodos como las huelgas, tomas de fábricas, cierres de calles, etc. Pelean porque sus demandas más sentidas no han sido satisfechas después de haber hecho los mayores sacrificios y movilización hasta asestarle duros golpes a la reacción proimperialista en la derrota del golpe del 12 de abril y durante el paro-patronal petrolero organizados desde Fedecámaras, la CTV, los grandes medios de comunicación y comandados desde Washington.

Estas nuevas luchas comienzan a marcar la posibilidad de que el movimiento obrero pueda emerger como una fuerza política diferenciada en la escena nacional. De los que nos consideramos revolucionarios está en que esta posible emergencia de los trabajadores tome un cauce político independiente, levantando las banderas de la independencia de clase única manera de garantizar su triunfo y el cumplimiento de las demandas. Es necesario levantar una política revolucionaria para movilizarse y organizarse en forma independiente de la tutela del chavismo para llevar estas luchas al triunfo. Una vez más es necesario coordinar y centralizar estas luchas. La corriente sindical C-CURA y la UNT deben arreciar las medidas de urgencia para llevar todas estas luchas al triunfo. Luchar por un aumento general de salarios indexados según el costo de vida y el cumplimiento de todas las demandas obreras y populares. Basta de despidos, por trabajo genuino para todos. No a la represión de las luchas obreras y que ahora en Vivex nuevamente se plantea como una amenaza por parte de la Guardia Nacional. Por eso decimos que todos los trabajadores deben participar decidida y abiertamente de todo enfrentamiento contra los patrones y la complacencia del gobierno con ellos. Pero para intervenir es necesario hacerlo sin subordinarse políticamente a la dirección política del gobierno que dice hablar en nombre de los pobres pero actúa favoreciendo a los empresarios.

En el próximo período será crucial arreciar la pelea para que las luchas de los trabajadores que no se detuvieron a pesar del clima electoral triunfen y se extiendan, elevándose a luchas políticas contra la orientación pro patronal del gobierno políticamente. Si se mantiene la actual dinámica del gobierno de avanzar cada vez en acuerdos con los capitalistas y la persistencia de las luchas obreras, nada dice que el apoyo con el que cuenta no comience a erosionarse y se avance en la experiencia política con el proyecto de conciliación que expresa el gobierno, dando pasos significativos hacia una real independencia de clase.