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Los revolucionarios frente a SYRIZA
por : Corriente Comunista Revolucionaria- Plataforma Z del NPA

12 Jun 2012 | El resultado histórico de SYRIZA en las elecciones del mes de mayo y la posibilidad de que se forme un gobierno dirigido por Alexis Tsipras reactualiza el debate alrededor de la posición de los revolucionarios en relación a las fuerzas “a la izquierda de la izquierda”

Por Philippe Alcoy

El resultado histórico de SYRIZA en las elecciones del mes de mayo en Grecia y la posibilidad de que se forme un gobierno dirigido por Alexis Tsipras en las próximas semanas reactualiza el debate alrededor de la posición de los revolucionarios en relación a las fuerzas “a la izquierda de la izquierda”. Y mas aun teniendo en cuenta que a medida que se acercan las elecciones del 17 de junio, SYRIZA tempera cada vez más su discurso…

En las elecciones legislativas del 6 de mayo en Grecia, la derrota de los dos pilares del bipartidismo griego, el PASOK y la Nueva Democracia (ND), al igual que el voto hacia partidos que hasta entonces eran periféricos, demuestran la crisis profunda del régimen político instaurado luego de la caída de la dictadura de los coroneles en 1974[1]. Estas elecciones también consagraron a la coalición de la “izquierda radical”, SYRIZA, que llegó en segunda posición con casi 17% de los votos, un resultado histórico.

En estas elecciones, SYRIZA presentó un programa claramente reformista y una formula de poder vaga: por la formación de un « gobierno de izquierda ». A pesar de su ambigüedad, esta formula le permitió atraer votos de muchos trabajadores y jóvenes que buscaban una alternativa a la política de austeridad aplicada por los “partidos tradicionales” del régimen, sobre todo a la izquierda de la socialdemocracia griega, el PASOK. En cuanto al programa de SYRIZA, « mas conservador y de derecha que el programa del PASOK al momento de su llegada al poder por primera vez en 1981”[2], ha tenido una evolución cada vez mas a la derecha desde su “éxito electoral” en mayo. De hecho, aunque el programa de SYRIZA es, y siempre lo fue, en sus grandes ejes, reformista, la presión electoral de junio produce cambios en este plano. La posibilidad de transformarse en la primera fuerza electoral del país a la salida de las elecciones legislativas del 17 de junio y, en consecuencia, de tener la capacidad para formar un “gobierno de izquierda” lleva a los dirigentes de SYRIZA a mostrarse como una “izquierda responsable” y aceptable para los mercados y “los socios europeos” de Grecia. En este sentido, no es una casualidad que Alexis Tsipras, el líder de SYRIZA, cuando estuvo en Paris el 21 de mayo aseguraba no ser un dirigente de la “extrema izquierda” en una entrevista a la radio Europe 1: “Quiero aclarar que no soy un dirigente de un partido de extrema izquierda. Soy un dirigente de un partido democrático de la izquierda que se encuentra hoy en el centro de la vida política griega y sus aspiraciones son la expresión de las aspiraciones de la gran mayoría de la sociedad griega”.

La Izquierda Anticapitalista (GA) apoya a Tsipras…

Evidentemente, este éxito electoral de SYRIZA fue presentado como el “modelo a seguir” por parte de toda una gama de dirigentes políticos, comenzando por los del Front de Gauche evidentemente o incluso intelectuales reformistas, altermundialistas o anti-neoliberales[3] en búsqueda de “atajos electorales” hacia “el pueblo”. Pero el “fenómeno (electoral) SYRIZA » también deslumbró a los dirigentes de la “Gauche Anticapitaliste” (la “corriente unitaria por el eco-socialismo” del NPA), quienes en un comunicado del 24 de mayo escribían: “Hoy, en Grecia como en otros lugares, debemos ser parte de las fuerzas de la izquierda radical que crean esperanzas. Debemos ser parte para contribuir a la construcción de una relación de fuerzas con el poder y para pesar en los debates centrales”, agregando en su proyecto de resolución del Comité Político Nacional (CPN) del NPA que esta “iniciativa demuestra lo que podría ser una iniciativa revolucionaria moderna”. Al mismo tiempo, plantean una crítica lapidaria a ANTARSYA, coalición de grupos anticapitalistas que se sitúan a la extrema-izquierda en el tablero político griego, declarando que “al estar enceguecida por la reivindicación de salida del euro, no representa una solución creíble para los sufrimientos de la población. Limitada a 1,2%, se niega a enfrentar lo que verdaderamente está en juego en el periodo ya que responde a los llamados a la unidad de SYRIZA con un vago ‘nos veremos en las luchas’”[4]. Además de insistir en su método reformista de evaluar el “valor” de las corrientes políticas a partir de los resultados electorales, los dirigentes de la GA denuncian lo que ellos estiman como una “idea fija” de ANTARSYA, la salida del euro, sin decir nada de otra “idea fija”, pero de SYRIZA esta vez, que consiste en querer quedarse anclados en la zona euro, y mas ampliamente, en la Unión Europea. Estas críticas de derecha de la GA contra ANTARSYA, como aquellas que en su momento lanzaron en contra de la campaña de Philippe Poutou y del NPA luego de la primera vuelta de las elecciones presidenciales[5], indican en que medida los dirigentes de esta corriente, impresionados por los resultados electorales, han decidido tomar un camino que lleva derecho al reformismo. Esta es una de las consecuencias lógicas de los proyectos de “partidos anticapitalistas amplios” sin delimitación estratégica. Es precisamente esta ambigüedad estratégica que alimenta las corrientes que buscan llevar los elementos de liquidación de toda referencia al marxismo hasta el final, fusionándose con los reformistas del tipo Front de Gauche.

El SU se entusiasma con SYRIZA

Pero desgraciadamente este tipo de posición esta lejos de ser sólo patrimonio de la GA. SYRIZA recibió también el apoyo del Secretariado Unificado (SU), la corriente internacional de la que formaba parte la ex LCR. Algunos de sus principales dirigentes se encuentran al interior de la mayoría actual del NPA. En una declaración del 24 de mayo el Comité Ejecutivo (CE) escribió: “Frente a esta política [de austeridad], la izquierda radical griega, y en particular SYRIZA que hoy juega un rol central, defiende un plan de urgencia alrededor de 5 puntos:

 La abolición del “memorándum”, de todas las medidas de austeridad y de contrarreformas del trabajo que están destruyendo el país.

 La nacionalización de los bancos que han recibido dinero del Estado para salvarlos.

 La moratoria del pago de la deuda y una auditoría que permita denunciar y abolir la deuda ilegítima.

 La abolición de la inmunidad de los ministros.

 La modificación de la ley electoral que permitió al PASOK y a Nea Dimokratia [ND] gobernar en detrimento de la población griega y hundir al país en la crisis.

La IV Internacional llama al conjunto del movimiento obrero mundial, a todos los indignados, todas y todos aquellos que se reclaman de los ideales de la izquierda, a apoyar este programa de urgencia” (subrayado por nosotros).

Esta posición, dicho sea de paso, fue adoptada sin siquiera consultar a la sección griega del SU, OKDE-Spartakos, que forma parte de ANTARSYA y que presenta nuevamente sus listas en el escrutinio del 17 de junio[6]. Pero a través de esta declaración, el CE del SU toma un atajo que lo lleva derecho a un impasse reformista. De hecho, este “programa de urgencia”, que el CE del SU llama a apoyar, es totalmente insuficiente para ofrecer una respuesta para los trabajadores y las masas frente a la situación de crisis en la que se encuentra el país. Veamos esto con más detenimiento.

¿Retirado el memorándum, se termina “la austeridad”?

La reivindicación de la anulación de los memorándums y de los planes de austeridad que fueron aplicados desde el inicio de la crisis es sin duda una de las reivindicaciones fundamentales en la actual situación griega. Pero, ¿la anulación de los memorándums significa el fin de la austeridad y de los sacrificios exigidos a los trabajadores y a las masas en Grecia? Los responsables de SYRIZA dejan que se instale la duda. Cuando la periodista de Europe 1 le preguntó si un gobierno de SYRIZA también pediría al pueblo griego ajustarse el cinturón, Alexis Tsipras respondió claramente que “sí, pediremos sacrificios, pero sacrificios que sirvan para algo, porque hasta ahora esos sacrificios no sirvieron para nada”[7]. También está el ejemplo de las declaraciones de Rena Dourou, diputada SYRIZA al parlamento griego, que declaraba en Le Monde durante una entrevista que “sin estar contra del saneamiento de las finanzas, reivindicamos el hecho de renegociar todo con una lógica muy distinta a la de la política actual”[8]. Al mismo tiempo, en el “nuevo programa económico”[9] de SYRIZA se insiste en esta idea de “saneamiento de las financias” del Estado: “SYRIZA someterá una legislación al Parlamento consistente en un plan nacional para el desarrollo económico y social, la reconstrucción de la producción, la redistribución justa de las ganancias y el saneamiento equilibrado de las finanzas públicas” (subrayado por nosotros). Así, nos encontramos una vez más frente al viejo discurso sobre la “repartición de los sacrificios” que en tiempos de crisis es útil para las burocracias sindicales y dirigentes reformistas.

¿Quién hablo de “nacionalización de los bancos”?

Inclusive en el marco de un abandono completo de las políticas de rigor presupuestario y de anulación de los Memorándums, para que estas medidas tomen toda su fuerza, tienen que estar acompañadas de otras medidas que busquen algo más que “un regreso a la situación de antes de la crisis”. En ese sentido, el cuestionar los intereses del capital financiero es determinante. Sin embargo, a pesar de que se nos decía que SYRIZA defendía la nacionalización del sistema bancario bajo control de los trabajadores, en el “programa de urgencia en cinco puntos” presentados por el SU, se plantea la perspectiva de nacionalizar solamente los bancos que hayan recibido dinero público (sin especificar en qué condiciones - compra o expropiación sin pago -, ni bajo qué formas - bajo control obrero o no). Es decir, que si esta medida fuese aplicada, habría una coexistencia y competencia entre un “polo bancario público” y otro privado, con todo lo que eso implica. Es más, ese “polo bancario público” sería incapaz de asegurar créditos baratos para los trabajadores y pequeños comerciantes aplastados por las deudas y las tasas de interés usureras practicadas en el sector privado. Además, es una ilusión pensar que se podría hacer incluso una simple auditoria de la deuda sin la nacionalización bajo control de los trabajadores de todo el sector bancario, sector que se lleno los bolsillos y se encuentra implicado en miles de escándalos de corrupción y evasión fiscal estos últimos años.

No obstante, como lo decíamos más arriba, SYRIZA está “actualizando” y “adaptando” su programa a medida que las intenciones de voto a su favor aumentan. De esta manera, en el “nuevo programa económico”, presentado el primero de junio, se puede leer que “SYRIZA no se opone al programa de recapitalización de bancos, aun cuando eso es diferente a su nacionalización. (…) Sin embargo, ese programa no puede ser interrumpido en medio de esta fase de recapitalización de los bancos sin un desmoronamiento bancario. Por consiguiente, SYRIZA no se opone a la recapitalización de los bancos conformemente al acuerdo de préstamo específico que se encarga de esta recapitalización. La única diferencia está en que tiene que hacerse con las acciones ordinarias, después de un voto (y no sin un voto como lo decidió el PASOK y la ND en el cuadro de su gobierno de coalición bajo L. Papandemos). La recapitalización de los bancos por acciones ordinarias, después de un voto, se traducirá por un retorno en la propiedad del Estado nacional. (…) Un gobierno de izquierda no solamente nacionalizará los bancos, sino que los socializará, lo que significa que estarán bajo control social y del Estado” (subrayado por nosotros). Para evitar un “hundimiento bancario”, SYRIZA está lista a aceptar el “acuerdo especifico” para la recapitalización de los bancos, en otras palabras el dinero de la Troïka, lo que entra en contradicción evidente con su proclamado rechazo del Memorándum. Luego, descubrimos que las “nacionalizaciones” no serían más que la compra de algunos bancos a través de acciones ordinarias y no la expropiación de los bancos sin indemnización. Respecto al control de los trabajadores, se defiende un muy ambiguo “control social y del Estado”. Si el “control social” aun habría que definirlo, lo que conocemos muy bien es lo que quiere decir “control del Estado”: la administración por tecnócratas del Estado burgués (porque, por el momento, no se trata de cuestionar al Estado burgués) y designados por el poder político.

La cuestión de la nacionalización de las empresas estratégicas

En los cinco puntos sobre los cuales el CE del SU basa su apoyo a SYRIZA, más allá del hecho de que en ningún lado hablan de control de los trabajadores, no se evoca ni siquiera la cuestión de la nacionalización de las empresas estratégicas de la economía. Ahora bien, sin nacionalización bajo gestión de los trabajadores de las empresas fundamentales de la economía, es imposible aportar una respuesta a uno de los problemas más urgentes de los trabajadores de Grecia como es el desempleo. Solo un reparto de horas de trabajo podría acabar con el desempleo que afecta a más de un millón de personas en el país, es decir 21% de la población activa. Pero sobre ese punto también el nuevo programa económico de SYRIZA nos aporta algunas aclaraciones: “una dirección estratégica fundamental de SYRIZA será el control del Estado de sectores estratégicos de la economía (por ejemplo la energía, las telecomunicaciones, las vías férreas, puertos, aeropuertos, etc.). En ese contexto, las empresas estratégicas pasarán progresivamente bajo el control del Estado, que estén en proceso de privatización o que ya hayan sido privatizadas (DEH, OTE, OSE, ELTA, EYDAP, transportes públicos, etc). El calendario, la manera, la velocidad y los medios por los cuales el programa estratégico fundamental y no negociable se concretizará, será precisamente determinado por el gobierno de la izquierda sobre la base de circunstancias especificas, de las capacidades y de los problemas a los cuales hará frente” (subrayado por nosotros). Primero, vemos que aquí ya ni se trata de un vago “control social” pero simplemente y llanamente de un “control del Estado”, capitalista sin lugar a dudas, inclusive con un gobierno de izquierda. Después, no se dice nada sobre las modalidades ni los ritmos de estas nacionalizaciones, salvo que será “el gobierno de la izquierda” quien decidirá mas tarde. Finalmente, si ese plan llegase a concretizarse algún día, en el mejor de los casos, veríamos coexistir un sector público limitado a algunos sectores de la industria (comunicaciones, transporte y energía) con algunas grandes empresas estatales (o mixtas) dirigidas por altos funcionarios y donde los trabajadores no tendrían ningún derecho de decisión o control, al lado de un sector privado dominado por grandes empresas multinacionales griegas o extranjeras.

¿Pagar la “deuda legitima”?

Mientras que la exigencia de pago de la deuda del Estado griego por los bancos de las potencias imperialistas de la UE, empezando por Francia y Alemana, es utilizado por éstas como pretexto para aplicar los ataques terribles contra las masas en Grecia, el CE del SU se une a los llamados de los reformistas que piden una moratoria sobre el pago de la deuda y una auditoria para pagar la « deuda legítima ». Porque cuando se dice que se quiere “abolir la parte ilegítima de la deuda”, no es otra cosa que pronunciarse por el pago de “la parte legitima de la deuda”. Sin embargo, cabe preguntarse ¿desde cuándo los trabajadores deben pagar las deudas, aunque sean parciales, del Estado capitalista, es decir del Estado de los burgueses y de los banqueros que los mantienen bajo la explotación y la opresión y que ahora los llevan hacia la barbarie? ¡Nos hablan de deuda ilegítima y de deuda legítima como si los trabajadores y las clases populares pudiesen decidir y controlar donde invierte el Estado burgués y bajo qué condiciones se endeuda! Inclusive si considerásemos, aunque sea un segundo, el pago del dinero utilizado para financiar el presupuesto de la salud o la educación, en realidad ese dinero fue pagado hace mucho tiempo con el pago de los intereses de la deuda.

Cuando decimos que son los capitalistas los que tienen pagar su crisis, eso también quiere decir que las deudas de los Estado capitalistas pertenecen a la burguesía. Eso no parece ser la orientación de Tsipras. “SYRIZA quiere anular los acuerdos de préstamo, para poder remplazar sus condiciones onerosas y renegociar el proceso de anulación de la mayor parte de la deuda pública total, para que el resto sea reembolsable (…) El objetivo de la negociación será la erradicación de la mayor parte de ésta y el pago del resto ligado al crecimiento con nuevas condiciones más favorables”, podemos leer en el nuevo programa económico. Pero atención, para los que piensen que eso es aún demasiado “radical”, los “camaradas” de Tsipras no olvidaron una pequeña “clausula”: “La manera, el calendario, así como todo aspecto político y jurídico de esta condena y la renegociación de los acuerdos de préstamo se decidirán y se pondrán en práctica por un gobierno de izquierda en función de sus capacidades y de circunstancias particulares”.

¿Los revolucionarios son indiferentes frente a la cuestión del euro y de la UE?

Otro elemento central que no aparece en los famosos “5 puntos urgentes”, es la cuestión de la relación entre un hipotético “gobierno de izquierda” surgido de las elecciones del 17 de junio y las instituciones imperialistas de la UE y de la eurozona. Y esto se entiende perfectamente ya que los dirigentes de SYRIZA no dejan de proclamar a quien quiera escucharlos que quieren mantener al país dentro de la eurozona y de la UE. En ese sentido, en la declaración del CE del SU se puede leer que “la crisis no es la crisis de Grecia, sino de la Unión Europea sometida a la voluntad del capital y de los gobiernos a su servicio. Es la crisis del modo de producción capitalista en el mundo entero. No le corresponde a la Troika, sino al pueblo griego decidir la política que debe seguir el país. (…) No es el euro, sino los dictados de la Troika los que hoy deben ser combatidos” (subrayado por nosotros). Acá vemos que para no entrar en contradicción con la línea oficial del “campeón de la izquierda radical”, el CE del SU nos presenta a la UE no como un instrumento de la “voluntad del capital” sino como una “víctima” de éste y de sus gobiernos. Luego, se intenta adormecernos con dulces ilusiones sobre que los trabajadores de Grecia podrían luchar consecuentemente contra “los dictados de la Troika” sin cuestionar profundamente la participación del país en la eurozona, o que en todo caso “no es una lucha que se plantea hoy”, como si se tratara de dos luchas o fases diferentes.

Sin embargo, esta cuestión no es superflua y sin implicaciones. Esto es verdad para todos los países miembros de la eurozona y de la UE, pero se plantea de una forma particular en Grecia por la relación entre su participación en esta alianza inter-imperialista y los privilegios que la burguesía imperialista griega obtiene de ello. Así, “la adhesión a la UE y a la eurozona representa una decisión estratégica para los capitalistas griegos. Es la vía concreta por la cual el capitalismo griego se integró en la cadena global imperialista. Es el proceso concreto por el que el capitalismo griego participa en la competencia internacional y en el reparto de la plusvalía y de las ganancias. En consecuencia, no puede haber hoy en día un programa y una perspectiva revolucionaria real sin analizar las formas particulares que toman la participación y el rol del capitalismo griego en la división capitalista internacional del trabajo (…) No hay ninguna duda de que la participación en la eurozona y en la UE es la nueva ‘gran idea’ del capitalismo griego, en nombre de la cual exigen -sobre todo ahora en tiempos de crisis- a las clases subalternas que soporten los sacrificios terribles que se les imponen a través de los Memorándums y de los programas de estabilidad. Esta inserción en la UE habilita al capitalismo griego a jugar un rol de fuerza periférica -un sub-imperialismo local- en los Balcanes y en el Mediterráneo oriental. La participación en la UE transformó al capitalismo griego en un complemento de las grandes potencias imperialistas europeas y de los EEUU en su intervención en los Balcanes y en Europa oriental (un ejemplo de esto es que la expansión de Coca-Cola en estas regiones se hace a través de la compañía griega “3E”) (…) La introducción del euro enriqueció a la clase dominante griega. Ésta obtuvo, con una moneda fuerte y tasas de interés bajas, los capitales necesarios para participar en las jugosas privatizaciones de los sectores públicos de los países de Europa oriental. Esto hizo que Grecia, en la última década, se transformara en un país exportador de capitales. Sin su participación en la UE y en la eurozona, Grecia no podría jugar este rol en la región”[10].

Vemos así toda la superficialidad de querer separar la cuestión del euro y de la UE de los “dictados de la Troika” y los intereses de la burguesía griega. La participación de Grecia en la eurozona y en la UE es un instrumento que posee el imperialismo periférico griego para participar en la opresión de las semicolonias de la región. Así, entendemos mejor “por qué, por el momento, los think tanks burgueses no produjeron estrategias alternativas sobre la forma de controlar la crisis incluyendo el escenario de una salida de la eurozona y de una vuelta a la moneda nacional, la dracma, para dotar al capitalismo griego de los instrumentos para una política de recambio”[11]. Así, la reivindicación de quedarse a toda costa en el seno de la eurozona y de la UE, defendida por SYRIZA, no solo no es contradictoria con los intereses de la burguesía griega sino que es funcional a éstos.

Pero la fe en los “valores europeos” y en los “socios europeos” que expresa SYRIZA parecen “inamovibles”, al punto que consideran prácticamente imposible una expulsión de Grecia de la eurozona: “la posibilidad de la salida de un país de la eurozona es utilizada como un chantaje frente a las próximas elecciones. Para nosotros esta posibilidad no puede ser la opción de nuestros socios, a menos que hayan decidido destruir al euro y desmantelar la eurozona”, podemos leer en el nuevo programa económico. Es que en el fondo, SYRIZA comparte un punto importante del programa con Nueva Democracia y el PASOK: mantener a Grecia como un “capitalismo viable” dentro del euro. Mientras que la derecha intenta mostrarse como la más eficiente para lograrlo, Tsipras y los dirigentes de su coalición apuestan a que el miedo de un sector de la burguesía imperialista europea, ante la perspectiva de una catástrofe de tipo “Lehman Brothers” (o peor) en el seno de la UE, haga que un gobierno SYRIZA se transforme en algo aceptable en el marco de la crisis. En ese sentido, los “gestos” de Tsipras hacia François Hollande, presentando su elección en Francia como “un primer paso hacia un cambio de política en la UE”, no son inocentes.

Esto no quiere decir que, como hacen ciertos partidos de izquierda como el PC estalinista griego (KKE) u otras corrientes nacionalistas burguesas, los marxistas revolucionarios deban reivindicar la ruptura con la UE y el euro en nombre de la “soberanía nacional”. No. Nosotros defendemos la ruptura con las instituciones imperialistas internacionales en nombre de la revolución socialista y en la perspectiva de la conquista del poder por los trabajadores. Dicho de otra manera, para el proletariado la única ruptura progresista con el euro y la UE es la que sea consecuencia de su lucha por acabar con el capitalismo y por la construcción de su propio poder. Tal ruptura con la UE, el euro así como con las otras estructuras del imperialismo como la OTAN o la ONU, que solo un gobierno obrero surgido de una revolución socialista victoriosa puede llevar a cabo, podría constituir un primer paso hacia la extensión de la lucha revolucionaria de los trabajadores y de las masas a través del continente en la perspectiva de la construcción de los Estados Unidos Socialistas de Europa. Evidentemente, la lucha del proletariado europeo tendría igualmente un impacto sobre los trabajadores al Sur del Mediterráneo, que ya se encuentran en pleno proceso revolucionario. Es este el camino más eficaz para luchar contra el imperialismo y sus instituciones internacionales como contra las tendencias reaccionarias nacionalistas.

Las ilusiones con respecto a un “gobierno de izquierda” conciliador con el imperialismo

En el marco de este escandaloso apoyo programático, el CE del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional, adelanta la siguiente consigna: “Queremos que el pueblo griego logre imponer, por medio de sus votos y su movilización, un gobierno de toda la izquierda social y política que rechace la austeridad, un gobierno capaz de imponer la cancelación de la deuda. Es en esta perspectiva que llamamos a marchar juntos a todas las fuerzas que están luchando contra la austeridad en Grecia -Syriza, Antarsya, el KKE, los sindicatos y otros movimientos sociales- alrededor de un plan de emergencia” (subrayado por nosotros). Pero este llamado a la formación de un eventual “gobierno de izquierda” encabezado por SYRIZA lejos de contribuir a que sectores de trabajadores y jóvenes avancen en sacar la conclusión de que el único programa para enfrentar el ajuste es un programa anticapitalista y revolucionario, alimenta las ilusiones en que es posible una salida parlamentaria y pacífica a la crisis, sin enfrentar las instituciones imperialistas como la UE ni atacar los intereses de los capitalistas. Esta política es particularmente oportunista ante la perspectiva probable de que la profundización de la crisis y un salto en la lucha de clases desarrollen tendencias abiertamente contrarrevolucionarias que cuenten con el aval de sectores de la burguesía y de las clases medias asustadas, anticipadas por la emergencia de la neonazi Chrissy Avghi (Aurora Dorada).

En el mejor de los casos, podemos considerar que el planteo de “gobierno de izquierda” hecho por el CE del SU sería una deformación aberrante de la táctica del “gobierno obrero y campesino” expresada en el Programa de Transición, en tanto exigencia a direcciones obreras reformistas o pequeñoburguesas de las masas en lucha (y no de movimientos electorales como es el caso de Grecia hoy) en el marco de situaciones revolucionarias (cuestión que aun no es el caso en Grecia). Esta exigencia para Trotsky tiene el por objetivo que las masas rompan con la burguesía y tomen el poder, indisolublemente ligada al impulso audaz de surgimiento de organismos de doble poder de tipo “soviético”.

En el “Programa de Transición” Trotsky explica la experiencia de la Revolución de Octubre en donde “en Abril-Septiembre de 1917, los bolcheviques exigían que los socialistas revolucionarios y los mencheviques rompieran su ligazón con la burguesía liberal y tomaran el poder en sus propias manos. Con esta condición los bolcheviques prometían a los mencheviques y a los socialistas revolucionarios representantes pequeño burgueses de obreros y campesinos, su ayuda revolucionaria contra la burguesía renunciando, no obstante categóricamente a entrar en el gobierno y a tomar ninguna responsabilidad política por ellos. (…) la reivindicación de los bolcheviques dirigidas a los mencheviques y a los socialistas revolucionarios: "¡Romped con la burguesía, tomad en vuestras manos el poder!" tiene para las masas un enorme valor educativo. La negación obstinada de los mencheviques y de los socialistas revolucionarios a tomar el poder, que apareció tan trágicamente en las jornadas de julio, los perdió definitivamente en el espíritu del pueblo y preparó la victoria de los bolcheviques”[12] (subrayado por nosotros). Como podemos ver, esta táctica tenía por objetivo sobre todo acelerar la experiencia de las masas con los reformistas y atraerlas hacia los revolucionarios. Es en ese sentido que, al mismo tiempo que proponían su apoyo a un gobierno de los reformistas ante los ataques de la reacción, los Bolcheviques se negaban categóricamente a entrar en ese gobierno[13]. El SU hace todo lo contrario cuando aporta un apoyo programático a una opción de gobierno abiertamente reformista. Y esto no es un “detalle”. Es una cuestión central, sobre todo en un momento en que “ex miembros de la burocracia del PASOK que han entrado o van a entrar en las filas de Syriza (como Katseli, ministro de economía y más tarde colaborador del plan de ajuste de Papadreu, o Kotsakas, también ex ministro y estrecho colaborador de Tsohatzopoulus, actualmente en prisión por corrupto)”[14]. Esto indica que SYRIZA podría incluso estar transformándose en una fuerza “frentepopulista”, es decir una fuerza de colaboración con una fracción o elementos de la burguesía que hasta ayer aplicaban los planes de austeridad que SYRIZA pretende combatir[15].

De este modo el SU transforma una táctica para acelerar la experiencia de las masas con las direcciones reformistas, en situaciones agudas de lucha de clases, en un apoyo electoral a candidaturas y programas de colaboración de clase.

Por una política verdaderamente revolucionaria

Los trabajadores y los jóvenes griegos han mostrado una gran voluntad de resistencia y una gran combatividad para enfrentar los planes de austeridad en las calles. Incluso algunos sectores avanzados aunque minoritarios han hecho experiencias de ocupaciones de lugares de trabajo. Sin embargo, hasta el momento, esas acciones y energías de lucha fueron canalizadas por una burocracia sindical vendida a los partidos patronales, que con jornadas de paros aislados han impedido que se desarrolle una tendencia a la huelga general. En esto ha tenido también una gran responsabilidad el KKE (Partido Comunista griego) que con su política que combina la autoproclamación y el sectarismo con un programa reformista y electoralista, ha sido un obstáculo para desarrollar el frente único obrero[16].

Sin ninguna duda, para derrotar los planes de la UE y de la burguesía griega hace falta un programa revolucionario que esté a la altura de la ofensiva de los capitalistas para hacer que los trabajadores carguen con el peso de la crisis, que debe combinar medidas urgentes como la cancelación de la deuda y los programas de austeridad, con medidas transitorias como la nacionalización de la banca bajo control de los trabajadores, la expropiación de los grandes capitalistas en la perspectiva de imponer un gobierno obrero y popular basado en organismos de democracia obrera, que sea un primer paso en la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa.

08/06/12

 

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