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Acerca de la cuestión de la legalización de las drogas
por : Pablo Oprinari

11 Jun 2011 | En distintas instancias del movimiento democrático contra la militarización, inició un debate referente a la legalización de las drogas. Desde la LTS planteamos un programa integral contra la militarización y la llamada “guerra contra el narco” (ver EO 84). Como parte del mismo, proponemos la consigna de legalización de las drogas, contra su (...)

En distintas instancias del movimiento democrático contra la militarización, inició un debate referente a la legalización de las drogas. Desde la LTS planteamos un programa integral contra la militarización y la llamada “guerra contra el narco” (ver EO 84). Como parte del mismo, proponemos la consigna de legalización de las drogas, contra su penalización, y contra toda intervención policial o judicial. También nos pronunciamos contra la criminalización de su tenencia y consumo, y por la libertad a los miles de jóvenes detenidos por tenencia (muchos bajo la imputación de “narcomenudistas").

Por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos

Proponemos luchar por la legalización de las drogas ya que consideramos fundamental enfrentar la injerencia del estado capitalista y defender el derecho a decidir respecto a nuestros cuerpos. No les damos ninguna potestad a los capitalistas y sus políticos sirvientes –que hipócritamente cuentan con todas las garantías y recursos para utilizar las drogas– a inmiscuirse en nuestras vidas, utilizando la prohibición como un arma para criminalizar y perseguir a los consumidores.

Desde distintos posicionamientos ideológicos (incluyendo a organizaciones de izquierda), hay quienes se oponen a esto, por considerar a las drogas como nocivas para la salud, o argumentando su carácter socialmente “improductivo”. No coincidimos con esta forma de plantear el problema. No sólo porque son argumentos sujetos a controversia, que suelen dejar de lado las condiciones sociales como determinantes fundamentales en las situaciones individuales tipificadas como “adicción” . Sino también porque se reduce el debate a una cuestión de “salud pública” o de “productividad económica”, abriéndose la puerta a la injerencia y el control del estado. En todo caso, como planteamos en EO 84, en aquellos casos específicos y probados de sustancias cuyos efectos dañan irreversiblemente la salud, hay que exigir que el estado garantice atención médica gratuita y de calidad, rompiendo tanto con la lamentable política de salud pública que estigmatiza a quienes las utilizan, como con las terapias de “culpa” que suelen llevar a los consumidores a salidas ideológicamente reaccionarias, como los grupos vinculados a la iglesia y el misticismo.

La negativa a luchar por la legalización de las drogas, en boca de grupos que se reclaman de izquierda, les plantea el siguiente problema: es profundamente contradictorio afirmarse como comunistas, mientras se deja de luchar contra las políticas prohibicionistas y represivas de la burguesía. Consideramos que la primera tarea de los marxistas es defender las libertades democráticas contra la legislación reaccionaria y de control social del estado capitalista. Por otra parte, no queremos dejar de mencionar que la lógica puesta en juego por estas argumentaciones los llevaría a oponerse (por “improductivas” o “alienantes”) al derecho de la población a decidir libremente por tal o cual práctica de esparcimiento y diversión; llevaría así a reglamentar (bajo un discurso socialista) el derecho a elegir qué hacer con sus propios cuerpos, una práctica más cercana al mundo orwelliano de 1984 que al proyecto comunista de Marx. Si los revolucionarios queremos proponer formas de diversión y desarrollo individual favorable para el despliegue de una praxis que cuestione el orden capitalista, la vía no es renunciar a la lucha contra el prohibicionismo. Por el contrario, el primer paso es enfrentar las legislaciones reaccionarias del estado capitalista; en ese camino podremos ganarnos para nuestras ideas y propuestas, a la juventud.

Una salida de fondo

Como decíamos al inicio, esto es parte de un programa integral que apunta a atacar las causas de la militarización y la llamada “guerra contra el narco” en México. El narcotráfico es un gran negocio ilícito cuyas ganancias extraordinarias surgen de la prohibición impuesta por Estados Unidos, y en el cual se asocian capitalistas, narcotraficantes y funcionarios públicos. En ese sentido, la legalización de las drogas pondría en cuestión esas ganancias extraordinarias de la comercialización ilegal en el territorio nacional, y el dominio que los narcos ejercen sobre amplios sectores de la juventud.

Es incorrecto considerar que la legalización incentivaría el consumo de drogas, el prohibicionismo no ha impedido su comercialización y consumo, al cual pueden acceder de forma más segura los sectores de mayores ingresos. Por el contrario, la prohibición permite adulterarlas para aumentar las ganancias de los cárteles (en detrimento de la salud, fundamentalmente, de los sectores populares que las consumen); la legalización restringiría el incentivo que hoy existe para el tráfico de las llamadas drogas prohibidas en México.

Estas medidas deben ir acompañadas por atacar los mecanismos financieros que permiten el blanqueo de capitales, y a los capitalistas y políticos asociados con los señores del narco, expropiando y nacionalizando todas sus propiedades y sus cuentas bancarias.

Esto es parte del programa de los socialistas de la LTS, que opinamos que la salida de fondo para garantizar las condiciones de vida de la juventud y el pueblo trabajador (esto es el acceso al trabajo, a la cultura, la diversión y el ocio) requiere enfrentar radicalmente al sistema capitalista y luchar por un gobierno obrero y campesino, que liquide la vieja maquinaria estatal, que ataque de raíz el poder de los señores del narco y su influencia social sobre sectores de la población, y que a partir de la expropiación de los expropiadores reorganice el país sobre la base de una planificación democrática de la economía y el conjunto de la vida social.

 

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