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Los trabajadores no tenemos candidato ni voz propia
por : JIR (FT-CI)

22 Sep 2006 |

Las elecciones presidenciales cubren todo el centro de la escena política nacional, pero se realizan en el marco de un conjunto de luchas obreras y populares como la de los obreros del acero en Sidor, los petroleros en Petrozuata, los de la alimentación en la Polar de Anzoátegui, de los trabajadores de la Alfarería Internacional en Carabobo; las luchas de los campesinos ocupando Corpoandes en Mérida, las ocupaciones de edificios de los sectores populares en Caracas en la lucha por una vivienda digna. Cada día vemos más la actuación represiva de la Guardia Nacional -que depende directamente del Ejecutivo- en la mayoría de estos conflictos. Por la insatisfacción de las demandas irresueltas estas elecciones no han despertado el gran entusiasmo de participación como fue el referéndum de 2004, lo que puede vaticinar una posible alta abstención parecida a las elecciones de diciembre del año pasado.

Desde la derecha se lanza al adeco Manuel Rosales, que no es otro que el candidato de la reacción interna y de la burguesía proimperialista, el representante de los golpistas y del paro-sabotaje y apoyado por la Embajada norteamericana. Los trabajadores y el pueblo nada tenemos que ver con este proyecto que implica mayor sumisión y coloniaje de nuestro país. Desde el gobierno y los «partidos del cambio» se lanza la reelección de Chávez, quien nos habla de «revolución», del «socialismo del siglo XXI» y de «darle poder a los pobres». Pero en 7 años de gobierno, contando con gran apoyo popular, la desarticulación de la derecha por los golpes de los trabajadores y el pueblo pobre y de una bonanza económica, Chávez solamente ha rasguñado los problemas fundamentales de las mayorías populares. Las políticas sociales vía las Misiones no revierten el problema de fondo de las necesidades más acuciantes del pueblo pobre. Es verdad que ha existido un avance en la atención en la medicina básica primaria de los más necesitados y en las políticas del combate al analfabetismo comparado con los gobiernos del puntofijismo. Pero estos son aspectos parciales que no han representado la reversión del drama de millones de trabajadores y del pueblo.

La gran ventaja de Chávez es la excepcional condición económica producto de la alta renta petrolera, lo que le permite hacer algunas conseciones parciales al pueblo o al menos no hacer fuertes ajustes económicos como los que hizo en su primera etapa presidencial. Aunado a esto es que quienes se le oponen son los hambreadores y represores del pasado frente a los que el pueblo se rebeló y les dio la espalda en febrero del 89, así como los enfrentó y derrotó en sus tentativas golpistas y del paro-saboteo. Pero el pueblo sigue sufriendo la falta de vivienda, de un salario digno, trabajo para todos, tierra para los campesinos, etc. Casi 5 millones de los trabajadores viven del sector informal, más de 13 millones carecen de una vivienda digna, cerca de 1 millón de familias campesinas no tienen tierra para trabajar, los niveles de pobreza continúan altos a pesar de alguna baja sensible y el desempleo en la juventud alcanza la cifra del 20%. Chávez nos habla de socialismo pero no ha tocado un centavo a los grandes empresarios y terratenientes. La banca, en su mayoría en manos de grupos imperialistas, viene haciendo fiesta por sus ganancias, el crecimiento económico ha favorecido a las clases históricamente dominantes, la venta de artículos de lujo -como los carros- ha crecido vertiginosamente cuando sabemos que solo las clases medias altas tienen esa capacidad de compra, las transnacionales -ahora socias en el negocio petrolero vía las empresas mixtas- se continúan beneficiando de los altos precios de los hidrocarburos- y se paga religiosamente a la usurera banca imperialista la fraudulenta deuda externa. ¿Qué revolución es esta donde los ricos continúan ricos y los pobres y explotados continúan en su condición de miseria?

No habrá socialismo sin expropiar a la burguesía, no habrá liberación nacional sin ruptura con el imperialismo, no habrá revolución agraria sin expropiar a los terratenientes, no habrá vivienda digna para todos sin tocar los intereses fundamentales de los latifundistas del concreto y un plan masivo de construcción de viviendas, etc., etc. No nos llamemos a engaño. Por todo esto decimos que el proyecto de Chávez no pasa de un proyecto limitadamente nacionalista burgués.

Pero la inmensa mayoría de los trabajadores y el pueblo aún confían en Chávez, aunque existe y se desarrolla un fuerte descontento con importantes sectores de la burocracia política incluyendo ministros, gobernadores y alcaldes, y de la burocracia sindical. Aunque aún hoy no ven la responsabilidad en el propio Presidente, la verdad es que no se trata simplemente de un problema de la burocracia y la corrupción, aunque esto existe, sino que esta situación es producto de las políticas estatales emanadas directamente del gobierno de Chávez. Por eso decimos que Chávez nos pide el voto no para avanzar en ninguna «profundización de revolución», sino para sostener su proyecto político nacionalista burgués. La inmensa mayoría de los trabajadores no van a votar por los candidatos de la reacción, hace rato que le han dado la espalda, pero llamar a votar por Chávez en estas elecciones no es contribuir a que ganen los trabajadores y derrotar a la reacción y el imperialismo, sino fortalecer una política de conciliación con ellos. Por eso decimos que los trabajadores no tenemos candidato ni voz propia en estas elecciones. Frente a la ausencia de una candidatura obrera independiente llamamos a los trabajadores a votar nulo o en blanco con una política revolucionaria y de independencia de clase.

HAY QUE IMPONER EN LA «AGENDA NACIONAL» LA SOLUCIÓN DE LAS DEMANDAS OBRERAS Y POPULARES

Pero las luchas obreras, campesinas y populares continúan desarrollándose, a pesar que con las elecciones se pretenda desviar este proceso haciéndolas pasar a un segundo plano. No hay tiempo que perder. La clave es impulsar y desarrollar estas luchas coordinándolas y centralizándolas para poner en la agenda nacional el pleno cumplimiento de las demandas obreras que la «agenda electoral» quiere ocultar. Es necesario que la UNT y especialmente C-CURA, se pongan a la cabeza de este proceso unificando todas estas luchas que se dan aisladamente y sin coordinación unas con otras. Por lo que está planteado una poderosa coordinación nacional de las luchas convocando ya encuentros de delegados obreros regionales y nacionales, con mandato desde las bases en asambleas por fábrica, decidiendo los pasos a seguir y llevarlas luchas al triunfo.


YA SALIO: En Clave Obrera N° 7

 

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