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Una crítica al Manifiesto del Frente de Izquierda
por : Paulo Matos , Thiago Flamé

27 Aug 2006 |

El 25 de julio el Frente de Izquierda formado entre el PSOL, el PSTU y el PCB publicaron un manifiesto llamado “Por una alternativa para Brasil”, en el cual exponen las bases del acuerdo que posibilitó el bloque electoral entre estos tres partidos.

El Manifiesto del Frente de Izquierda contiene algunos puntos que serían una base para la conformación de un frente electoral en el que se expresara mínimamente los intereses de los trabajadores, como la reestatización de las empresas privatizadas, la lucha contra las reformas del gobierno Lula, el retiro inmediato de las tropas brasileras de Haiti, apoyo a la nacionalización del gás en Bolivia (con el problema que no dice que debe ser bajo el control de los trabajadores). Sin embargo, una cosa es un bloque electoral o un frente único con organizaciones pequeñoburguesas alrededor de cuestiones puntuales y otra cosa muy distinta es firmar un documento programático con organizaciones de estas caracteristicas. O sea, aún con un acuerdo puntual progresivo no podríamos dejar de luchar por la hegemonía del programa clasista sobre el programa de conciliación de clases al interior del Frente de Izquierda, lo que sería imposible sin criticar abiertamente las direcciones pequeñoburguesas del PSOL y del PCB.

En adelante damos continuidad al debate que abrimos en el último periódico Palavra Operária, en el cual hacemos un llamado al PSTU a que luchemos juntos por la conformación de un ala clasista en el Frente de Izquierda: “El PSTU debería exigir del conjunto del Frente de Izquierda, en especial de Heloísa Helena, que ésta use su candidatura al servicio de la lucha contra los despidos; y exigir del frente que ponga todo su peso electoral al servicio de la formación de comités del Frente de Izquierda, en los que tendríamos un espacio priviligiado para impulsar un ala clasista. Si el PSOL se niega a formar estos comités, es una obligación del PSTU concretarlos donde sea posible e intentar atraer a los militantes del PSOL. Esos comités deben servir no solamente para organizar la campaña electoral, sino para organizar una gran lucha en defensa de los trabajadores de la Volkswagen y de la General Motors, luchar contra el super-simples (flexibilización de las obligaciones de las empresas respecto a los derechos laborales de los trabajadores), organizar la campaña contra la masacre de Israel al pueblo árabe y agitar un programa obrero independiente que responda a las demandas más sentidas del conjunto de la población explotada y oprimida” [1].

Solo la clase trabajadora puede conquistar una verdadera soberanía nacional

En el artículo escrito por Eduardo Almeida, “El debate programático en el frente: una polémica necesaria”, el dirigente nacional del PSTU, en polémica con César Benjamin, vice de Heloísa Helena, afirma que “no estamos [PSTU] apuntando a un desarrollo capitalista sustentado, en alianza con algún sector de la burguesía. Defendemos la ruptura con el imperialismo y el capitalismo, y un nuevo poder de los trabajadores”. Heloísa Helena, a su vez, así como César Benjamin, ya dio muestras suficientes de que apuesta a conquistar una “soberanía nacional” en alianza con sectores burgueses descontentos con el neoliberalismo.

¿Qué es el “nuevo proyecto alternativo económico y social” que el Manifiesto del Frente de Izquierda propone como solución para “conquistar la verdadera soberanía e independencia nacional, rompiendo con el imperialismo y el capital financiero”? Para Heloísa Helena el proyecto es: reducir las tasas de interes, hacer una reforma tributaria que deje exentos “los menos favorecidos” (estre ellos el “sector productivo”, es decir, ¡¡¡la burguesía industrial!!!) y renegociar la deuda pública para que Brasil pueda crecer al mismo ritmo que Argentina o China. Lo que ella no nos cuenta es que para que Argentina pudiese crecer un 9% al año fue necesaria una reducción de 40% promedio en el sueldo de los trabajadores y que en China existen los menores sueldos y las mayores jornadas de trabajo del mundo. Ese es el costo del desarrollo económico en los marcos del capitalismo, que al aumentar la producción reduciendo el nivel de vida de los trabajadores prepara crisis económicas cada vez mayores.

El Manifiesto, al no definir claramente que la emancipación del país en relación a la opresión imperialista solo puede ser conquistada por una alianza con los campesinos y el pueblo pobre bajo la dirección de la clase trabajadora, a través de los métodos de la lucha de clases, al ponerse en una perspectiva que deja la puerta abierta para una alianza con sectores de la burguesía descontentos con el neoliberalismo, adopta un programa pseudonacionalista. La lucha antiimperialista no es una lucha entre países, sino una expresión de la lucha de clases que se da también en el terreno nacional, pues todos los sectores de la burguesía brasilera, descontentos o no con el neoliberalismo, dependen del imperialismo para sostener su explotación sobre la clase obrera. Por eso es imposible luchar contra el imperialismo sin combatir todos los sectores de la burguesía brasilera. Por eso cualquier militante que se reivindique revolucionario no podría firmar un Manifiesto como este.

Un silencio criminal ante la ofensiva militar de Israel y Bush

Es imposible hoy levantar una política consecuentemente antiimperialista sin luchar por la derrota de la ocupación militar del imperialismo en Irak y en Afganistán y sin luchar contra la ofensiva militar del Estado de Israel contra el pueblo árabe.

Consideramos un verdadero crimen político que el Manifiesto que establece la base del programa del Frente de Izquierda no cite una palabra siquiera sobre la masacre que Israel descarga sobre el pueblo libanés y palestino, y los EEUU contra el pueblo iraquí y afgano.

Un acuerdo electoral que contiene la estrategia de poder del PSOL

El Manifiesto defiende la necesidad de “democratizar radicalmente el poder, alterando su contenido de clase”. Esa estrategia genera la ilusión de que a través de medidas de control democrático será posible alterar el contenido de clase del estado burgués. Es una estrategia reformista y se asemeja a las posiciones del ala derecha de la socialdemocracia de princípios del siglo XX, de que el estado democrático sería un cascarón vacío que podría ser llenado con una política socialista. Lo que significaría que es posible para los trabajadores tomar el poder actuando por adentro de las instituciones del régimen democrático burgués [2].

Estas formulaciones expresadas en el Manifiesto del Frente de Izquierda son la concreción en Brasil de las posiciones defendidas por la corriente internacional (SU - Secretariado Unificado) del cual es parte Heloísa Helena y su organización “Enlace”. Para el SU la revolución es una “lucha por la democracia hasta el final”. Esa estrategia significa una forma de adaptación a la democracia burguesa de detrimiento de la lucha por una república obrera basada en la democracia de los consejos obreros y populares.

Electoralismo o actuación revolucionaria en las elecciones

La patronal se aprovecha del hecho de que toda la atención está dirigida hacia las candidaturas y la discusión electoral para avanzar en ataques enormes contra el empleo y el salario de los trabajadores. Levantar una política clasista significa utilizar la cobertura mediatica sobre las elecciones para impulsar la lucha de los trabajadores contra los ataques de la patronal. En el Manifiesto no encontramos ni una palabra sobre los despidos en Volkswagen y en General Motors y ni una palabra sobre la “reestructuración” de Varig que significa el despido de más de 5 mil trabajadores.

La “tribuna electoral” debería servir para impulsar una verdadera guerra contra la patronal de la Volks, GM, Varig y de todas las empresas que despidan. Heloísa Helena y los demás candidatos deberían poner en el centro de su propaganda electoral la lucha contra los despidos.

Otra prueba vergonzosa del electoralismo expresado en el Manifiesto es que se apoya demagógicamente en el Quilombo dos Palmares, y se inspira “en la fuerza de la lucha Zumbi” para callarse completamente en relación a las demandas del pueblo negro.

Por un ala clasista en el Frente de Izquierda

El mismo Eduardo Almeida admite en el artículo ya citado que el documento no tiene nada de clasismo: “El manifiesto del Frente de Izquierda, por tratarse de una postura conjunta, no agota el conjunto de discusiones y polémicas entre los tres partidos. (...) Como todos saben, el PSTU defendía un frente clasista, y este carácter terminó no siendo aceptado por PSOL y PCB”. Entretanto, el recién publicado Manifiesto del Frente de Izquierda, lejos de constituir un bloque progresivo para unificar a la izquierda alrededor de acuerdos puntuales para combatir a la burguesía, subordina a la izquierda al programa reformista y pequeñoburgués del PSOL y del PCB.

No podemos repetir como farsa la tragedia que significó la experiencia con el PT. En la trayectoria del PT, la llamada “izquierda petista” reivindica como una “conquista” los programas electorales votados en las convenciones partidarias, en los cuales algunas reivindicaciones justas de las masas eran distorcionadas como “cerezas de torta” insetas en un programa que de conjunto defendía la conciliación con la burguesía; y para mantener la “unidad” dentro del PT aceptaban la censura previa que la dirección del partido les imponía. Mientras tanto, Lula se proyectaba como gran líder ante las masas. No podemos contribuir para el fortalecimiento de Heloísa Helena y del PSOl repitiendo los mismos errores que fueron cometidos en relación a Lula y al PT.

Rehacemos nuestro llamado a que el PSTU revea su actual política e impulse un ala clasista al interior del Frente de Izquierda, que tenga un perfil propio ante la vanguardia y las masas, abriendo el camino para que se exprese una política de independiencia de clase en estas eleccionesl El PSTU debe criticar no solo a César Benjamim, sino principalmente Heloísa Helena, que es quien determina el carácter del Frente ante las masas. Eso significa buscar por todos los medios posibles, incluso notas pagadas en los diarios de gran circulación, difundiendo para el mayor número de trabajadores una política de independencia de clase.

 

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