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Una nueva tragedia anunciada en Rio de Janeiro: producto del desinterés de los gobiernos y de la ganancia capitalista
por : LER-QI, Brasil

13 Jan 2011 | En el momento en que escribíamos esta declaración ya se contaban más de trescientas personas muertas, miles están abandonadas a su propia suerte y otras tantas están desamparadas o refugiadas en colegios.

Una inmensa tragedia ocurrió en Rio de Janeiro, esta vez en la región serrana. En el momento en que escribíamos esta declaración ya se contaban más de trescientas personas muertas en Teresópolis, Nova Friburgo y Petrópolis, donde miles están abandonadas a su propia suerte y otras miles están desamparadas o refugiadas en colegios. Las imágenes de la televisión muestran una vez más a los trabajadores y habitantes de Teresópolis excavando los escombros con las manos para intentar salvar vidas, pues no hay equipos, bomberos o trabajadores municipales o estaduales entrenados. Estas muertes y personas desamparadas son producto del desinterés de los gobiernos y no de las lluvias. Estas lluvias y tragedias ocurren anualmente en diferentes ciudades de todo el país, y en regiones de Río de Janeiro, como sucedió el año pasado en Niterói y Angra dos Reis.

El número de muertos tiende a crecer, pues como afirmó el intendente de la ciudad de Teresópolis muchas regiones donde ocurrieron deslizamientos todavía no obtuvieron ayuda y muchas personas están desaparecidas. En Teresópolis, ciudad más afectada, la cantidad de defunciones supera 152 según el secretario municipal de Medio Ambiente y Defensa Civil, Flávio Luiz de Castro. Se dieron diversos deslizamientos durante la madrugada en las regiones periféricas de la ciudad, atingiendo diversas casas. Las imágenes son impresionantes, varias casas totalmente enterradas por el barro que se desmoronó de las laderas. El número de desalojados o refugiados llega a 3 mil.

En la ciudad de Petrópolis, región vecina, el número de muertos supera las tres decenas. En Nova Friburgo la situación también es caótica, el Rio Bengala, que corta el centro de la ciudad, desbordó y varios puentes se desmoronaron. Las inundaciones y los deslizamientos resultaron en más de 168 muertes, y un gimnasio de una escuela sirve de morgue. En Itaipava, distrito de Petrópolis, el agua subió más de dos metros y medio e invadió la ciudad. En todas esas regiones muchos de los sobrevivientes se encuentran aislados, sin luz, agua, alimentación regular, teléfono y comunicación. El desinterés de las autoridades con el auxilio también es evidente. Mientras el Ejército ocupa y reprime diariamente a los habitantes de los morros cariocas a millonarios costos, partidas irrisorias son destinadas a obras, equipos, fuerzas de reservas y entrenamiento para la Defensa Civil, causando las tragedias anuales que podrían ser evitadas.

Los gobiernos son los responsables, no la lluvia

La lluvia que cayó esta madrugada fue récord. Sin embargo, meteorólogos todos los años alertan sobre estos sucesos que tienen lugar en promedio a cada 20 años, como vimos en el Morro do Bumba, en Niterói, o en Ilha Grande, en Angra dos Reis, el año pasado. Y tal como había ocurrido el año pasado en Niterói las intendencias tenían innumerables fallos en sus manos demostrando los riesgos, pero nada hicieron para salvar a la población. El presidente del CREA-RJ declaró a la Agencia Estado que “hicimos contactos regulares [con intendentes de la región serrana] por medio de ingenieros afiliados al CREA-RJ y nunca obtuvimos respuesta. Esto no es novedad. En Niterói, aún después de la tragedia del Morro do Bumba, la intendencia no respondió a nuestros otros alertas, y además afirmó que la planificación urbanística de la ocupación del suelo de la Región serrana es “cercano a cero”.

Estos intendentes lloran lágrimas de cocodrilo frente a las tragedias anunciadas. Bien como el gobernador Sérgio Cabral, el ex presidente Lula y la actual presidente Dilma. Ellos y los medios siempre culpan a la lluvia récord y prometen mundos y fondos para la ayuda. Sin embargo, el presupuesto para la prevención de crecidas, contención de pendientes e inundaciones en todo el país, fue de R$168 millones en el último año del gobierno Lula, y ahora en el primer año de la presidenta Dilma el monto es solo de R$137,5 millones. Este monto es un chiste contra la población considerando que fueron gastados en el 2010 casi R$200.000 millones en intereses de la deuda interna y externa. O sea, cada ocho horas los gobiernos de Lula y Dilma entregan a los 25 mil acreedores, lo mismo que gastan al año, en el país entero, para la prevención de estas tragedias. Esto muestra como ni el gobierno de Lula ni el actual gobierno de Dilma pueden responder a los derechos tan elementales como el de la vida y la vivienda. Y los gobiernos estaduales y las intendencias a cada año disminuyen los gastos para obras contra inundaciones.

Rio, postal del país, es una expresión aguda de lo que ocurre en todos los Estados

La burguesía brasileña, con Dilma, Lula y Cabral al frente, intentan mostrar un Rio de Janeiro que sería la puerta de entrada de un país que aspira a ser potencia mundial. La Copa del Mundo 2014 y las Olimpíadas de 2016 aceleraron la transformación de esta ciudad en una postal, ocupando con armas y violencia los morros y reordenando el entramado urbano con remoción de favelas y grandes obras públicas. Sin embargo estas tragedias muestran un Brasil precario y de pésimas condiciones de vida. Estas inmensas tragedias son producto de una urbanización organizada para los negocios capitalistas. Las centenas de muertos de ayer y de hoy en Rio son continuidad de lo que ocurre todos los años, así como las muertes que sucedieron este año en São Paulo, Minas Gerais y Espírito Santo. El desinterés de los gobiernos en garantizar condiciones dignas y seguras de vivienda es directamente proporcional a los impuestos y beneficios garantizados a los detentores de grandes propiedades urbanas. Diversas ciudades del país todavía garantizan los absurdos y arcaicos impuestos llamados “foro” y “laudemio” que son pagados a los dueños hereditarios y eternos de las propiedades, tributos pagados por la población como un derecho feudal de la renta de la tierra.

En Petrópolis, donde miles se amontonan en peligrosos morros, todos los moradores del centro de la ciudad pagan una tasa de 2,5 % sobre el valor de venta de propiedades. Este tributo feudal va a la familia Bragança e Orleans (!), detentora eterna del derecho de propiedad en esta región. Mientras centenas mueren los herederos del trono imperial siguen viviendo su buena vida, garantizada por ley brasilera y los gobiernos. Según la intendencia de Rio de Janeiro, también heredera de las tierras de la monarquía, detentaba en 2007 títulos que exigían pago de laudêmios y foros (tasas y gravámenes patrimoniales) a 28 mil inmuebles en la ciudad de Rio de Janerio, en diversos barrios tales como: Bangu (parte), Botafogo, Catete, Catumbi, Centro, Copacabana, Cosme Velho, Estácio, Fátima, Flamengo, Gávea, Gamboa, Glória, Laranjeiras, Magalhães Bastos (parte), Padre Miguel (parte), Realengo (parte), Rio Comprido, Santa Teresa, Santo Cristo, São Conrado y Saúde [1]. Según la misma asociación de dueños de inmuebles contrarios a estos títulos feudales, cinco familias herederas de sesmarias (institución feudal de distribución de la tierra colonial brasilera por la corona portuguesa) reciben laudêmios y foros por 30 mil inmuebles en Botafogo [2], y hay noticias de que la iglesia católica recibe estos mismos beneficios en todo el país.

Mientras centenas mueren todo el año, millones de reales son destinados a estos terratenientes. Es más que justo y legítimo exigir que las ventas de las propiedades pequeñas y medianas sean exceptuadas de estos tributos, así como luchar para instituir impuestos progresivos sobre las grandes herencias y propiedades. ¡Ningún tributo a la familia Bragança e Orleans!

Por un programa para garantizar efectivamente la solidaridad y luchar por dignas y seguras condiones de vivienda y vida

Año tras año ocurren estas tragedias y los gobiernos y los medios culpan a la lluvia y organizan colectas de alimentos, ropas y remedios. Sin embargo, se repiten los incendios, robos y pudrición de estas colectas que nunca llegan a los habitantes. Es urgente que los sindicatos, organizaciones populares y estudiantiles organicen esta solidaridad garantizando la colecta y la distribución. No serán las manos de los gobiernos, responsables de las tragedias, las que garantizarán la solidaridad y menos aún, un plan de obras públicas que asegure viviendas dignas y seguras. La FUP, sindicato nacional de los petroleros, la CUT (central única de trabajadores), Força Sindical , la CTB (central de trabajadores brasileros) y otras centrales sindicales, así como el MST (movimiento de los sin tierra) y la UNE (unión nacional de estudiantes) siguen callados e inmóviles frente a estas tragedias. En nombre de mantener sus acuerdos y apoyos al gobierno federal y al gobierno Cabral dejan a los trabajadores y habitantes de estas regiones abandonados a su propia suerte. Esto es inconcebible.

 Por eso proponemos a la dirección de CSP-Conlutas (que en Rio de Janeiro dirige los importantes sindicatos de jubilados y profesionales de la educación) que exija a las centrales sindicales (CUT, Força Sindical, CTBH y otras) y a sus sindicatos, MST y UNE la organización inmediata de una campaña unitaria de solidaridad obrera y popular a los afectados por las inundaciones en todo el país, concentrando esfuerzos en Rio de Janeiro. Esta campaña debe ser asumida efectivamente por las principales organizaciones de izquierda (PSOL-PSTU).

 Exigencia a los diputados y senadores la aprobación en régimen de urgencia de la exención a los pequeños y medianos propietarios de impuestos sobre la compra y venta de propiedades y la institución de impuestos progresivos sobre las grandes herencias y propiedades. ¡Los que más tienen nada pagan! Esos recursos deben ser obligatoriamente destinados a la construcción de viviendas populares y saneamiento básico.

 Que los gobiernos federal, estadual y municipal liberen inmediatamente recursos suficientes para la atención a las áreas inundadas. La utilización de los recursos debe ser fiscalizada por un Comité de trabajadores y habitantes, constituido por representantes de las centrales sindicales y de las asociaciones de habitantes de las regiones inundadas.

 El estado debe exigir a las grandes empresas y concesionarias de equipos, sin costos, decenas de escavadoras, tractores, camiones, barcos, lanchas, botes y equipo necesario para el auxilio a las víctimas. Petrobrás y Vale do Rio Doce poseen los equipos y recursos humanos y técnicos que pueden ser utilizados como auxilio a los inundados. No es posible ver al pueblo buscando y salvando víctimas con las propias manos mientras centenas de equipos y personal entrenado están inmovilizados en las empresas concesionarias.

 ¡No al pago de las deuda interna y externa para garantizar recursos para vivienda digna, saneamiento básico e infraestructura!

 Por la inmediata reversión de los cientos de millones de reales gastados con las tropas y toda la operación militar en Haití para un plan de obras públicas controlado por los sindicatos y asociaciones de pobladores para garantizar empleo, vivienda, educación, transporte, salud y entretenimiento dignos.

Rio de Janeiro, 13 de enero de 2011

 

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