WEB   |   FACEBOOK   |   TVPTS

 
Continúan las movilizaciones contra las leyes racistas
por : Celeste Murillo

20 Apr 2006 |

El 10 de abril volvieron a marchar millones de inmigrantes en Estados Unidos, en su mayoría trabajadores indocumentados. El 1° de Mayo (con la convocatoria a paros y boicot comercial latino) puede transformarse en una oportunidad para avanzar en la unidad de trabajadores nativos e inmigrantes.

La movilización de Washington culminó como una gran demostración del peso latino, en ciudades como Dallas (el domingo anterior marcharon más de 400 mil personas) participaron grandes sectores de latinos que residen legalmente en el país, acompañando a sus hermanos, así como asiáticos, y sectores solidarios de ciudadanos blancos y negros.

Mientras, Bush no logra superar los bajos niveles de popularidad (inferior al 40%). A medida que se acercan las elecciones de este año el problema de los inmigrantes se transforma en una lucha donde las fracciones republicana y demócrata buscarán el importante voto hispano. Al malestar causado por la guerra en Irak, donde el imperialismo no logra estabilizar la situación, se suman las críticas de varios generales retirados del ejército contra el Secretario de Defensa Rumsfeld, que ponen en evidencia una vez más el error estratégico que significó la política neoconservadora para Medio Oriente. Esta crisis se da en medio de la apertura del nuevo frente con Irán, que continúa sus programas nucleares, mientras Estados Unidos se encuentra paralizado por las críticas internas y los conflictos propios de la región.

Washington marca la extensión del movimiento que surgió en la masiva marcha de Los Angeles (25/3), al mismo tiempo que acentúa la crisis del gobierno y las divisiones en el partido republicano. Los conservadores se niegan a bajar su ley reaccionaria que criminaliza a los inmigrantes y militariza la frontera. Los republicanos “moderados”, junto al partido demócrata y los empresarios, buscan una reforma migratoria que legalice la mano de obra barata que nutre a muchos sectores como el agrícola y los servicios (en menor medida construcción y manufactura). Incluso la variante más “moderada” contempla la deportación de millones que llegaron después de 2004, de aquellos que no puedan pagar la multa o hablar inglés, relegándolos a la categoría de “trabajadores huéspedes”. Queda claro que ninguna ley imperialista puede dar respuesta a las demandas de los trabajadores inmigrantes.

Se agudiza la división de la sociedad

Producto de la polarización surgen dos sectores, que a medida que avanzan las movilizaciones, endurecen sus posiciones. Los más reaccionarios quisieran borrar del mapa a los inmigrantes y construir un muro en la frontera con México (incluso apoyan la instalación de tropas militares).

Lamentablemente muchos trabajadores y sectores pauperizados ven bien esta salida, ante la crisis del empleo estable y la destrucción de servicios sociales (producto del enorme gasto de la guerra y el recorte de impuestos a los ricos). Los empleos creados durante el gobierno de Bush son en su mayoría precarios, con bajos salarios, sin derecho a cuidado médico ni jubilación. Esto crea la sensación de una competencia “injusta” con los trabajadores sin papeles que representan un bajo costo laboral para la patronal.

Por otro lado ha surgido el movimiento de inmigrantes que muestra una gran voluntad de lucha y continúa su movilización, como se ve en la convocatoria al paro y boicot comercial del Primero de Mayo (que no es feriado en EE.UU. como en el resto del mundo), intentando hacer valer su enorme peso numérico en varias ramas y casi dominante en sectores “informales” como el trabajo doméstico (mucamas, jardineros, niñeras, etc.). Los inmigrantes cuentan con relativo apoyo entre sectores medios que están por el reconocimiento de derechos mínimos (visas temporales y el derecho a solicitar la ciudadanía de los que viven hacen más tiempo), pero sobre todo se oponen a medidas represivas contra los sin papeles.

Esta polarización y endurecimiento se vio en las represalias contra trabajadores que participaron de las marchas. Hubo despidos en restaurantes, fábricas de alimentos y otras empresas. El caso más agudo fue una empresa en Indianápolis, que despidió a dos mil personas. Los trabajadores desafiaron a sus patrones, aún arriesgando su fuente de trabajo. Esto muestra al mismo tiempo la canallada de la central obrera AFL-CIO que dejó solos a los inmigrantes, sin convocar una sola medida de fuerza. En varios casos los trabajadores fueron reincorporados, gracias a la solidaridad de organizaciones pro-inmigrantes y no del apoyo sindical. El titular de la AFL-CIO, John Sweeny, se declaró contrario a los permisos temporales de trabajo, promoviendo el prejuicio chauvinista de que “los inmigrantes son los culpables de la falta de empleo” (y no el gobierno y la patronal). Se quemaron banderas mexicanas (los mexicanos son un símbolo del trabajador indocumentado), incluso quemaron un restaurante donde trabajaban inmigrantes. La muerte del estudiante Anthony Soltero de 14 años, que se suicidó cuando las autoridades de su escuela lo amenazaron con la cárcel y la deportación de su madre, fue una muestra de la dureza de las medidas represivas contra la nueva generación de activistas de 13 y 14 años que están al frente de las manifestaciones estudiantiles.

Apostar a la unidad y la movilización independiente de los trabajadores

La jornada convocada para el Primero de Mayo es una gran oportunidad para unificar a toda la clase trabajadora que enfrenta a la patronal y el estado imperialista (que quiere legalizar la mano de obra barata y la precarización laboral). Las luchas defensivas de los obreros sindicalizados (en su mayoría blancos) de la automotriz Delphi o Delta Airlines, contra el ataque a las jubilaciones y el cuidado médico enfrentan esta misma política. Son las mismas empresas que saquean nuestros recursos naturales, explotan la mano de obra barata y someten a los trabajadores de las multinacionales, como Pepsico Snacks en nuestro país, a la dictadura en las fábricas. Estos patrones se llenan la boca hablando de los derechos humanos de los inmigrantes en EE.UU., que no son más que trabajadores que huyeron de sus países por las consecuencias de los planes económicos imperialistas.
La burocracia sindical y los partidos patronales (republicano y demócrata) apostarán a las divisiones existentes e intentarán canalizar el problema de los inmigrantes hacia las elecciones legislativas, en las que están en juego tanto el voto hispano (decisivo en varios estados como Arizona, donde 1 de 8 votantes es latino) como el voto derechista, que intentan ganar con discursos xenófobos y una “vuelta a los valores norteamericanos”.
La clase obrera tiene en sus manos la oportunidad de unificar su lucha, sumando a sus filas a los inmigrantes sin papeles que representan un poderoso sector. Está a la orden del día el impulso de esta unidad y movilización independiente.

 

Suscríbase a nuestra gacetilla electrónica
Online | www.ft-ci.org


Organizaciones de la FT-CI
La Fracción Trotskista-Cuarta Internacional está conformada por el PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas) de Argentina, el MTS (Movimiento de Trabajadores Socialistas) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, MRT (Movimento Revolucionário de Trabalhadores) de Brasil, PTR-CcC (Partido de Trabajadores Revolucionarios) de Chile, LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de Venezuela, LRS (Liga de la Revolución Socialista) de Costa Rica, militantes de la FT en Uruguay, Clase Contra Clase del Estado Español, Grupo RIO, de Alemania y Militantes de la FT en la CCR/Plataforma 3 del NPA de Francia.

Para contactarse con nosotros, hágalo a: [email protected]