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¡Por la huelga general para derrotar al CPE y al gobierno!
20 Mar 2006 |

Desde hace más de un mes los estudiantes franceses llevan adelante una gran lucha contra el CPE. Un aire de mayo del 68 recorre Francia. Los estudiantes universitarios, que hace años que no salían en masa, vuelven al centro de la escena y hacen que la burguesía francesa sufra pesadillas. El régimen francés está entrando en un estado de crisis profunda. Una primera evidencia fue en abril del 2002 cuando el Partido Socialista no llegó al segundo turno, y se registró una “unión sagrada” en torno a Chirac, que había obtenido apenas el 20%. El rechazo al proyecto de Constitución Europea (apoyada por el UMP, UDF, PS y los Verdes) mostró la enorme oposición de las masas a los distintos representantes de la clase política del regimen de la V Republica. La revuelta de las periferias (banlieues) fue una respuesta espontánea al intento de la burguesía de salir del impasse intentando reforzar el Estado Imperialista a través de medidas represivas, en particular contra los inmigrantes y la juventud. Pero la impotencia del gobierno lo lleva hacia medidas que solo contemplan más represión y más explotación. Dentro de las ultra-represivas medidas de Sarkozy, y aunque parezca ridículo, se propone incluso controlar "a los niños hiperactivos...desde los tres años(sic)... y durante todo su recorrido educativo y laboral para prevenir el surgimiento de futuros delincuentes". Y entre esas medidas se incluye el Contrato Primer Empleo. Pero los partidos del régimen (UMP, UDF, PS, PC, Verdes, etc) tienen muy poca influencia entre los jóvenes, y no poseen importantes burocracias como en la clase obrera. Por eso primero estallan las banlieues y hoy son la universidad y los liceos. A lo que estamos asistiendo es, después del fin del proyecto “europeísta”, al fin del “Estado providencia” o “modelo social francés” (de ciertas concesiones a los trabajadores en consenso con las burocracias sindicales) que está arrastrando en su hundimiento al conjunto del régimen de la V República.

Este ataque a los trabajadores y a los oprimidos no es un hecho aislado en Europa. Tanto los gobiernos socialdemócratas como los conservadores iniciaron duros planes de “ajuste” y de incremento de la represión en los últimos años. En Francia, el CPE sigue a las privatizaciones y la flexibilización laboral, llevadas adelante sea por el gobierno PS-PC-Verdes del 97 al 2002, como por la alianza UMP-UDF desde el 2002. En Italia, los centroizquierdistas Romano Prodi y Massimo D‘Alema han implementado la precariedad con el llamado “Pachetto Treu”, camino profundizado por Berlusconi. En el Estado Español, Rodríguez Zapatero (el presidente que intenta ofrecer un perfil progresista) mostró su verdadero rostro con las duras represiones a los trabajadores de los Astilleros de Izar que luchaban contra la privatización y con los monstruosos muros de la infamia instalados en los enclaves coloniales africanos de Ceuta y Melilla, donde mueren centenares de africanos que intentan entrar en territorio europeo. El socialdemócrata Schroeder no se quedó atrás con el plan de quite de conquistas llamado Hartz IV, que hoy aplican en el cogobierno con la derechista Angela Merkel. Asimismo quieren hacer pagar su crisis, incrementando la semicolonización de los ex Estados Obreros del Este de Europa recién ingresados en la UE. Caso emblemático es el super reaccionario gobierno de Polonia de Marcinkiewicz, sostenido por la ultraderecha cristiana de “Autodefensa” y la “Liga Nacional de las Familias Polacas”.

El Contrato Primer Empleo es para jóvenes de hasta 26 años, que contempla un « período de prueba » de dos años en los que el patrón puede despedir impunemente. El CPE forma parte de un plan más amplio, llamado cínicamente de « igualdad de oportunidades », que contempla contratos de « aprendices » desde los 14 años y el trabajo nocturno desde los 15. Esto ataca al conjunto de la clase obrera, ya que la patronal intentará oponer a jóvenes precarizados a los trabajadores de mayor edad para bajar de conjunto el salario y las conquistas del conjunto de la clase. De hecho, el 70% de los franceses se opone al CPE. La burocracia sindical de la CGT, FO, CFDT, FSU, habían llamado a una manifestación rutinaria contra el CPE el 7 de febrero, y esperando que se descomprima el ambiente, llamaron a una manifestación recién para el 7 de marzo. Pero el tiro les salió por la culata. Los estudiantes lo tomaron como un período para organizarse y preparar la movilización general. Durante ese período, los estudiantes universitarios comenzaron a hacer asambleas y a ocupar universidades. El 7 de marzo eran 49 sobre 80 y hoy son más de 60.

Las asambleas tuvieron (y tienen) una alta participación. En ellas decidieron las ocupaciones con bloqueos de las facultades. La pequeña burocracia estudiantil de la UNEF (ligada a la CGT y al PS) no pudo frenar este gran movimiento. Desde el inicio, en Rennes y Toulouse, se organizaron coordinadoras nacionales. Actualmente continúan, rotando por todo el país y cada vez abarcan a más estudiantes. "Es todos juntos que ganaremos: universitarios, liceístas, asalariados. Por lo tanto nosotros llamamos a los trabajadores, particularmente a los que están en lucha y a los precarios (desocupados, sin papeles, intermitentes) a comprometerse en el combate contra el CPE y la precariedad" decía el comunicado de Toulouse. Varios miles participan de la coordinación nacional y los delegados deben ser votados de nuevo cada semana en cada facultad. Pese a que se organizan grupos de choque de derecha o se trata de infiltrar las asambleas para desmoralizar, el estado de ánimo es muy alto. Hasta ahora los esquiroles han sido rechazados, pero en los últimos días se están volviendo particularmente violentos. Es una necesidad urgente organizar la autodefensa de los universitarios en huelga para hacerle frente a las provocaciones. La toma de la Sorbona, por primera vez desde el 68, fue un gran hecho simbólico. La memoria de mayo de aquel año volvió por fuerza en las conciencias de los franceses. La entrada en escena de los liceístas, como se vio esta última semana, desarma la propaganda gubernamental de que esta lucha la llevaban adelante solamente jóvenes de clase media, y que el CPE era para ayudar a los jóvenes de la banlueue. Al abarcar a los liceístas, el movimiento comprende a la mayor parte de la juventud francesa, y une en una lucha común a los universitarios con los que se rebelaban en las periferias a fin del 2005. La Coordinadora Nacional de Estudiantes, reunidos en Dijon, han llamado a las centrales sindicales a que convoquen a una huelga general.

La marcha del 7 de marzo demostró lo masiva que es la lucha contra el CPE. Las inmensas manifestaciones del 16 y del 18 (particularmente esta última) hicieron evidente que la inmensa mayoría de los trabajadores y los estudiantes quieren el retiro del CPE. El gobierno no muestra intenciones de recular. La entrada de la clase obrera para hacer inclinarse al gobierno se transforma en una necesidad. Después del 18, las centrales sindicales “amenazan” con llamar a una medida de fuerza. Sin embargo, hasta ahora, los principales sindicatos, se negaron rotundamente a llamar a la huelga general contra el CPE, pese a que la inmensa mayoría de los trabajadores y la juventud se opone. La CGT, principal sindicato de Francia (particularmente en la industria) dijo que iba a « hacer todo para que las manifestaciones del 16 y 18 sean un éxito »... salvo llamar a la huelga. La CFDT, lo mismo. La FSU (de gran peso entre los docentes) deja solos a los profesores que, sin ninguna dirección sindical que los sostenga, empiezan a hacer huelga en las universidades y liceos. Lamentablemente, tampoco SUD hace una propuesta concreta en ese sentido. Si bien curiosamente Force Ouvrière (un sindicato amarillo) llama a la « huelga general », ellos son un sindicato minoritario, y al no llamar a asambleas ni exigirle a los otros sindicatos que se pronuncien, su convocatoria son palabras huecas que les permiten ubicarse entre los estudiantes. Para que la huelga general sea una realidad hay que imponérsela a estas direcciones vendidas.

El rol de los partidos de la “izquierda” oficial (PS y PCF) se limita a pedir en el parlamento el retiro del CPE, sabiendo que son una minoría en él. Llegaron al extremo de “criticar la violencia” (Jean-Luc Melenchon, PS)... pero refiriéndose a los ocupantes de la Sorbonne y no a la policía. Como no tienen el control del movimiento juvenil, intentan lograr que el gobierno modifique o retire el CPE para que la situación no se radicalice. No olvidemos que en el gobierno PS-PC-Verdes fue cuando más se avanzó en la precarización del trabajo, y que aún sin el CPE, la facilidad para despedir ya es enorme. Estos partidos tienen una decisiva influencia en sindicatos importantes como la CGT, la CFDT y el FSU. El mismo Partido Comunista Francés pide que “las empresas tengan responsabilidad social” y no dicen nada de una eventual huelga. Como dice “Le Parisien” del 19/3 los dirigentes de la llamada izquierda plural “tuvieron el decoro de no pedir la dimisión de Villepin”. Estos partidos oxidados, vacíos de militantes y plenos de funcionarios, durante la revuelta de las banlieues solo atinaron una salida represiva: pedir más policía de “proximidad”. Es que se preparan a cogobernar en el 2007 en una versión más descolorida aún de la izquierda plural de Jospin y no quieren que sea “la calle quien gobierne” (como había dicho el ex primer ministro Raffarin). Nada de bueno pueden esperar de los partidos de la izquierda plural que ya demostraron ser buenos administradores del capital.

La “extrema izquierda”, LO y LCR, llaman a una “generalización de la huelga” para derrotar al CPE y a de Villepin. La LCR critica justamente a la CGT porque podría llamar a la huelga y no lo hace. La LCR y LO son partidos con miles de militantes. Centenares entre ellos son delegados de personal o delegados sindicales de la CGT, el principal sindicato francés. Si bien la dirección burocrática de Thibault hace lo imposible para no llamar a una huelga contra el CPE, los centenares de militantes de LO y LCR que son delegados de esta organización podrían llamar a asambleas en sus puestos de trabajo y/o plantear mociones hacia la dirección de la CGT para exigirle que llame ya a la huelga general y a un congreso urgente de delegados para organizarla. De igual manera, gracias a su influencia entre los estudiantes y los trabajadores combativos, podrían organizar manifestaciones a las sedes sindicales para exigir directamente la huelga general. Es urgente que la “extrema izquierda” impulse entre los trabajadores combativos coordinadoras regionales interprofesionales para imponerles a los sindicatos “oficiales” a que tomen medidas reales de lucha contra el CPE, y no solo manifestaciones un sábado. Hay que atacar a la patronal en donde más les duele, en las ganancias. Si LO y la LCR no lo hacen será una grave claudicación y perjudicarán enormemente el desarrollo de la lucha. Una discusión parecida vale para los sindicatos SUD, que se reivindican combativos y en los cuales la extrema izquierda tiene influencia. Pese a que es una organización relativamente pequeña, SUD es una organización importante entre los ferroviarios, el correo, energía, etc. La dirección de SUD podría exigirle públicamente a la dirección de la CGT que llame a la huelga general, a la vez que le propone a los delegados CGT de organizar asambleas y pronunciamientos en los lugares de trabajo. Si se reivindican combativos deben demostrarlo en los momentos claves de las luchas de los trabajadores. Asimismo, los llamados de la LCR al PCF a la unidad solo sirven para crear ilusiones en un partido no solo de siniestra historia, sino que viene de cogobernar con Jospin contra los trabajadores del 1997 al 2002. No se trata de unir a todos los que llamaron a votar NO a la constitución Europea, en general por distintos intereses de clase. Hay que preparar la resistencia al gobierno derechista y al régimen decadente de la V República, organizando desde la base a los trabajadores y estudiantes para la lucha, alejándolos de toda alternativa patronal. ¡Ninguna confianza en los partidos de la “izquierda plural”!

La patronal y el gobierno dicen que solo se puede frenar la desocupación con más explotación y más facilidades para despedir. ¡Mentira! En el año 2005 las patronales francesas tuvieron importantes ganancias, pero el desempleo se sigue incrementando, en particular entre los jóvenes y en mayor medida en las banlieues, que alcanza al 30%. Para acabar realmente con el desempleo hay que repartir el trabajo entre todas las manos disponibles. Con las superganancias de las patronales se puede lanzar un gran Plan de Obras Públicas, controlado por los trabajadores, en las que se podrían incorporar de inmediato los jóvenes desocupados de las banlieues y los jóvenes universitarios que se ven a sí mismos sin futuro. Esto tiene que ser una parte central del programa para oponer al CPE.

Los trotskistas de la FT estamos a favor de una Francia Obrera y Socialista, bastión de los Estados Unidos Socialistas de Europa. En esa perspectiva hoy nos proclamamos por el retiro del CPE y de todas las leyes flexibilizadoras, por el retiro de las fuerzas represivas de las facultades, por organizar coordinadoras obreras, para que junto a las coordinadoras estudiantiles, les impongan a las burocracias sindicales la huelga general contra las leyes flexibilizadoras, la represión y para que se vayan Chirac, de Villepin, Sarkozy y todos los políticos de la V República. Luchamos por un gobierno provisional obrero y popular, encabezado por las organizaciones obreras combativas.


 Viva la lucha de los trabajadores y estudiantes franceses, Abajo el CPE y todas las leyes de flexibilidad laboral
 Fuera Chirac, De Villepin y Sarkozy y todos los políticos de la V Republica. Ninguna confianza a la gauche plurielle que quiere utilizar la movilización para reposicionarse como alternativa electoral a la derecha: ¡son tan flexibilizadores y neoliberales como esta como ya demostró el gobierno de Jospin!
 Frente a la Francia del capital , solo un gobierno obrero y popular, encabezado por las organizaciones obreras combativas, puede dar una salida progresiva a la miseria y opresión que sufren los millones de trabajadores y el pueblo pobre.
 Por la construcción de un partido trotskista revolucionario en Francia

 

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