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Un futuro negro para los trabajadores y el pueblo
por : Santiago Lupe

09 Oct 2008 | Crisis del capitalismo español: Paro de masas, desahucios y perdida de ahorros.

Desde las páginas de Contracorriente venimos siguiendo el desarrollo de la crisis financiera internacional y su impacto en el capitalismo español. En el último número analizábamos como la crisis presente no es una recesión más, sino que estamos ante el agotamiento del patrón de acumulación capitalista de los últimos 30 años. Los saltos en la crisis a nivel nacional [1],y sobre todo los dados en la crisis financiera internacional en las últimas semanas [2], ponen al borde del precipicio al capitalismo hispano. De la misma manera que el capitalismo internacional está en un continuo intento de esquivar el abismo, el nacional lo imita con muchas menos garantías de éxito parcial o posibilidades de acolchar el golpe.

La agudización de la crisis inmobiliaria ha extendido el fantasma de la crisis a toda la economía y al sistema financiero, ambos afectados además por el devenir de los acontecimientos económicos internacionales. El próximo periodo va a estar signado por elementos dramáticos para las masas, las posibilidades de alcanzar un desempleo de masas, o incluso de que los ahorros de muchos sectores medios se esfumen en una oleada de quiebras bancarias, son cada vez más plausibles. Todo ello, junto a las peleas por las alturas por ver que sector burgués se salva primero y mejor, o con que fórmula se carga sobre los trabajadores el peso de la crisis, van a suponer una prueba de fuego para el Régimen heredero de Franco nacido en 1978.

Los trabajadores no podemos ser los invitados de piedra, como pretende ZP y la burocracia sindical que negocian en secreto como hacernos tragar sapos sin que se rompa la paz social. Ante las consecuencias de la crisis y las peleas por las alturas para decidir la fórmula de jodernos a nosotros y de salvarse a ellos, la clase trabajadora debe irrumpir de manera independiente para imponer una salida obrera a la crisis, a través de la movilización, la huelga general y la imposición de un plan obrero de emergencia sobre los intereses de la patronal y la banca.

I-Hacia un desempleo de masas

El número de parados alcanza ya los 2.625.368, la cifra más alta desde 1997 y que supone una tasa del 11,5%. La subida del paro en el mes de Septiembre, en más de 95.000 trabajadores, es muy mal augurio para la clase trabajadora. Esto supone una variación anual del 30,1%, la mayor desde 1979. En otras palabras el paro aumenta al doble de velocidad que en la última crisis de comienzos de los 90, donde se llegó a superar el 20% de desempleo. El horizonte que se dibuja no es otro que la vuelta al desempleo de masas, y ningún sector se salva.

Según la AGETT [3] el 90% de los empleo generados en los últimos 5 años va a perderse, es decir que el paro puede llegar a aumentar en cerca de 4 millones. Sin duda el crecimiento extensivo del patrón español se dispone a mostrar a los trabajadores su peor cara, el desempleo masivo, que puede dejar pequeño el drama social de los 80 y sobre todo el de la crisis del 93. Esta situación está afectando especialmente a los sectores más explotados, así entre los inmigrantes [4] el desempleo sube al doble de velocidad, o los jóvenes acumulan cifras de desempleo por encima del 20%. [5]

El capitalismo español no tiene nada que ofrecernos a los trabajadores. Por el momento las únicas propuestas para luchar contra el desempleo han venido de la CEOE y la AEB [6], ambas para pedir más flexibilidad laboral y un despido más barato. Es paradójico que los tipejos que piden esto tengan a su vez indemnizaciones millonarias en caso de cese o despido, como los 12 millones de euros que cobró Pizarro por su marcha de ENDESA.

Una oleada de cierres en la obra.

El salto en la “quiebra inmobiliaria” podemos ilustrarlo con algunos datos como el de la concesión de hipotecas, que en Julio fue un 41% menor que hace un año, o la venta de pisos, que le sigue con una caída del 28%. La caída de ventas viene acompañada por la imposibilidad que muchas firmas encuentran para refinanciar su deuda, es decir que no encuentran la manera de obtener líquido para seguir operando, ni haciendo “caja” ni pidiendo créditos.

Esta situación ha llevado a la calle a más de 200.000 trabajadores de la construcción en un año, lo que supone un aumento del 85% del paro en este sector. Algo parecido ha sucedido con los trabajadores de las inmobiliarias, de los que hay algo más de 80.000 nuevos parados.

Esta situación ha llevado a la patronal del ladrillo a advertir que en dos meses se puede dar una situación de parón casi absoluto en el sector, con cientos de obras paralizadas por incapacidad de seguir financiándolas y ausencia casi total de compradores. De hecho en lo que llevamos de segundo semestre de 2008 la licitación de obra nueva ha caído casi un 60% respecto al mismo periodo de 2007.

Más allá de hasta donde estas advertencias son exageradas para suplicar operaciones de rescate para el sector, el hecho es que el riesgo de una oleada de quiebras de consecuencias catastróficas es cada vez más pausible. Los planes de salvación de ZP, que ha dispuesto 3.000 millones de euros para el auxilio del sector son un intento, impotente por otro lado, de evitarlo. Al mismo tiempo es una muestra de la concepción que tiene el PSOE del “socialismo”, la de socializar las pérdidas del ladrillo, mientras estos años se privatizaron las ganancias obtenidas a costa de una sobre explotación laboral y el ahogamiento de miles de familias con hipotecas criminales.

Los servicios y la industria entran en la misma dinámica.

En nuestro país los servicios ocupan más del 50% del PIB, y esto tiene su correlato en el número de trabajadores que ocupan. El desempleo está subiendo en un 24% anual y ya son más de millón y medio los parados del sector, además su dependencia extrema del curso del resto de la economía los convierte en el sector más débil en esta situación. Los del sector comercio [7] están siendo los primeros por la caída del consumo [8], pero la hosteleria y los servicios a empresas les siguen de cerca.

De hecho una de las principales patas del capitalismo español, el turismo, esta viviendo una muerte lenta, que se agrava con la actual crisis. Si bien el numero de turistas este verano ha estado rondando las cifras de otras temporadas, el gasto medio de cada uno ha sido un 25% menor, es decir que toda la infraestructura hotelera, de transportes, de ocio... ha visto caer sus ingresos significativamente. Y es que a la situación nacional, debemos sumar la de los países de los visitantes, Inglaterra, Francia y Alemania, los dos últimos en recesión y la primera al borde de ella.

La industria está también empezando a sufrir las consecuencias. Tengamos en cuenta que la productividad española está a la cola de Europa Además el “minifundio empresarial”, más del 90% de las empresas son PYMES, facilita el mantenimiento de esta situación. Si a todo esto le sumamos el aumento de la factura energética y la fortaleza del euro en los últimos meses (que perjudica aún más las débiles exportaciones, el déficit comercial se sitúa en torno al 10% del PIB, uno de los más altos del mundo), así como la entrada en recesión de mercados como el francés, el alemán y el británico (principales destinatario de las exportaciones), vemos como el futuro del sector más “sólido” de la economía está ligado al trágico destino del resto del capitalismo español. Las últimas semanas han supuesto un sobresalto tras otro en cuanto a ERE,s temporales o definitivos, en pocos días más de 8.000 trabajadores se han perdido su empleo temporal o definitivamente en Brigestone, SEAT, FORD, Frigo...

Las primeras fábricas afectadas han sido las del sector industrial ligado al ladrillo (electrodomésticos, maquinaria de construcción, mueble, camiones...). Pero los aires de recesión ya tocan al conjunto de la industria, cuyo índice de producción está cayendo en torno al 7%. Una de las más afectadas es sin duda la del automóvil, cuya bonanza durante el “boom” estaba también muy ligada a la facilidad de crédito.

La patronal está imponiendo recortes de plantilla en OPEL, FORD, SEAT o NISAN, así como atacando a las condiciones y los salarios. Además de las firmas centrales, las consecuencias en la industria auxiliar se triplican (por cada trabajador de la matriz se calcula que se despiden a 2 o 3 de las auxiliares), poniendo a algunas regiones hasta ahora prósperas en una situación muy delicada, como la ribera alta del Ebro [9].
Los 600 despidos de GM o los 1000 de FORD son sólo el principio, ya que estas firmas están notando en menor grado la caida del mercado español, que para ellas solom supone entre el 15 y el 20%. El modelo SEAT, con casi la mitad de la plantilla, 4000 trabajadores, afectada de alguna forma por el ERE, ya que depende en un 60% del mercado nacional, es el anuncio de lo que está por venir cuando la recesión europea avance [10].. Además firmas como OPEL, de GM, o la FORD (que están dentro de lo que se conoce como los gigantes de Detroit) pasan uno de sus peores momentos financieros, llegándose a hablar incluso de una posible suspensión de pagos en el caso de GM (para la que además el Gobierno de EEUU ya ha anunciado que no hay plan de rescate).

II-La Banca española al borde el abismo.

En contraste con los aumentos de beneficios del 20,4% en 2007 y el 40% de 2006, en lo que va de 2008 éstos han caído un 1,15%, aún así bancos y cajas siguen haciendo grandes negocios a costa del ahogo de miles de familias endeudadas. Sin embargo, y contra la idea de la “super fortaleza financiera española” que nos venden los Botín y ZP, muchos son los elementos que presagian un posible naufragio de este supuesto Titanic financiero. De darse esta perspectiva no cabe la menor duda de que su salvataje será a costa del dinero público, al estilo EEUU, y que además los ahorros de muchos sectores medios corren el riesgo de evaporarse o caer en picado.

La amenaza más importante es la del aumento de la morosidad, que se ha triplicado en un año. El presidente de la CECA [11], Juán Ramón Quintas, pronostica que a final de año se alcanzará el 3,3% y el 5,5% un año después, y no es de los más pesimistas al respecto. Por el momento el sistema financiero español está haciendo frente a este aumento de los morosos tirando de los fondos de provisión, que incluso se han visto obligados a reforzar, restándose así capital con el que hacer negocio. Sin embargo expertos de la CECA aseguran que dichas reservas no pueden garantizar “tranquilidad” más allá del tercer trimestre de 2009, para el conjunto del sistema financiero, exceptuando al Santander y el BBVA.

Por su los vientos domésticos no fueran lo suficientemente malos, el huracán desatado en Wall Street en las últimas semanas, además de significar un salto en la crisis financiera internacional de magnitudes históricas, viene a agravar aún más la sequía crediticia internacional. Esto es una pésima noticia para los bancos y cajas españoles, que hasta ahora han estado refinanciando sus deudas con créditos de capital extranjero.

La fortaleza del sistema financiero español, de la que tanto le gusta presumir a ZP [12] y al BE, es algo más que dudosa. De hecho ya aparecen voces en su interior augurando muy malos tiempos, y dejando en entre dicho tanto optimismo miope. Para Pablo Guijarro, de Analistas Financieros Internacionales, “habrá bancos y cajas con dificultades. A medida que se prolongue la crisis, con la subida del paro, será mayor el desafío para el sistema financiero español”. La propia CECA ha tenido que reconocer que algunas entidades del eslabón más débil del sistema, las Cajas de ahorro [13], pueden quebrar o verse obligadas a fusionarse.
Los mercados internacionales de capitales están prácticamente cerrados para las cajas y los bancos españoles, excepto los dos gigantes ya mencionados. Y es que el medidor del riesgo sobre estas entidades se ha multiplicado en el último año. El caso más dramático es Bancaja que lo ha visto multiplicarse por 70, le siguen Banco Pastor, Caja Madrid, Popular, La Caixa, Sabadell, Bankinter e Ibercaja. Los más “sanos”, el Santander y el BBVA, aún con todo han visto multiplicarse por 10 el índice que mide su riesgo. Además de los efectos de desconfianza, este índice marca las cantidades que cada entidad tiene que abonar en forma de una especie de seguro de quiebra, los Credit Default Swap (CDS).

Los pagos de la deuda bancaria española de 2008 parece que vana poder realizarse, sin embargo casi ningún experto apuesta a que esto puede continuar en 2009. Por poner un ejemplo la Caja de Ahorros del Mediterráneo tiene que hacer frente al pago en 2008 de 230 millones este año, frente a los más de 3.000 que le esperan en 2009.

El horizonte de una oleada de quiebras bancarias es más que posible, muchos analistas lo consideran casi inevitable, especialmente para el minifundio financiero de las decenas de cajas, principales acreedores de constructoras, promotoras y compradores de vivienda. Las quiebras de entidades europeas son el mejor anuncio de lo que está por venir. Este panorama, junto con la caída brutal de los ingresos estatales [14], pone en riesgo los ahorros de muchos sectores medios.

De hecho el debate abierto en nuestro país y en el resto de Europa sobre los fondos de garantía es una muestra de ello .En nuestro país dicho fondo garantizaría 20.000 euros por ahorrista y banco. Sindicatos y asociaciones de usuarios piden su aumento pero más allá de que esta cifra pueda aumentar sobre el papel, en una ley o decreto, los márgenes del Estado para hacerse cargo de una crisis sistémica de las finanzas y la banca española son bastante reducidas

Indudablemente el capitalismo español, que ha hecho grandes negocios con los ahorros de unos y las deudas de otros, puede dejar sin un euro a muchas familias, a la vez que continua con el ahogo y los previsibles desahucios sobre otras muchas más humildes.

III-El capitalismo español no tiene nada que ofrecernos.

Como vemos el desarrollo de la crisis dibuja un panorama ensombrecido para los trabajadores y los sectores humildes de la sociedad, que puede incluso a extenderse para familias que hayan tenido cierta prosperidad en el periodo del boom y que vean caer de golpe su situación.

Ante esta situación los partidos del régimen, la patronal, la banca, la burocracia sindical... no tienen nada que ofrecernos, los defensores del capitalismo sólo piensan y discuten como salvarse ellos. Encima de la mesa solo hay propuestas anti-obreras como bajadas de impuestos a los capitalistas, subidas para los trabajadores [15], peticiones de despidos baratos y más precariedad, ayudas millonarios a los constructores, ataques contra los inmigrantes, reglamentos y leyes para facilitar desahucios, privatizaciones de servicios y empresas públicas...Las peleas y fricciones que se desaten entre distintos sectores burgueses serán por como se reparte lo que queda de tarta estatal o a que ritmo y con que medidas se avanza sobre nosotros.

Ante esta situación los trabajadores tenemos que pasar a la ofensiva, movilizándonos de manera independiente por una Plan Obrero de Emergencia que tire la crisis sobre los capitalistas, y que nos permita avanzar sobre los intereses de la patronal y la banca. El capitalismo está mostrando su peor cara, la economía de mercado como lo mejor posible sólo sirve para ellos. La crisis capitalista española y mundial puede abrir una nueva situación en la que los trabajadores podamos intervenir en el desarrollo histórico, poniendo fin a más de 200 años de explotación y construyendo una nueva sociedad a través de la revolución obrera y socialista.

Vemos pues como la obligada y traumática “depuración” que le espera al capitalismo español, no sólo va a arrastrar consigo al principal motor de crecimiento, el ladrillo, sino también a buena parte de un sistema financiero que se ha desarrollado a su sombra, acumulando tras sus millonarios resultados desequilibrios brutales que ahora empiezan a estallar. La oleada de quiebras y absorciones que vemos en estos días en EEUU y Europa puede tener un correlato a escala en el sistema financiero español.

La crisis por las alturas.
Una pelea por el reparto de una tarta cada vez más pequeña

El capitalismo español se ha construido bajo el amparo descarado del Estado, tanto en central como las distintas administraciones autonómicas y municipales. Los lazos entre dinero y poder en negocios como la construcción o las contratas de servicios son evidentes. El dinero público ha sido un lubricante fundamental para hacer buenos negocios.Las diferentes burguesías regionales han tirado de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos para propulsar sus cajas y constructoras.

Sin embargo la actual crisis pone en serio riesgo la continuidad de todo esto. La caida de los ingresos estatales por el derrumbe del IVA, el Impuesto de Sociedades o el de Transmisión de Bienes Patrimoniales, así como la eliminación del de Patrimonio, junto con el aumento del gasto para asistir a los capitalistas (son ya 20.000 los millones empleados en ayudarles a pasar las vacas flacas) o cubrir el desempleo, llevan a que la tarta se esté reduciendo dramáticamente.

Esto es lo que está detrás de las diferentes crisis políticas abiertas entre autonomías (Frente de Levante contra Frente del Norte y Frente del Sur), entre éstas y el Gobierno (Cataluña y Euskadi principalmente) o en el interior de los partidos (como la del PSC con el PSOE o UPN con el PP). Desde las regiones se explota el sentimiento andaluz, catalán, vasco... para regatear mejores condiciones con Madrid, en el caso de las nacionalidades históricas se utiliza demagógicamente los derechos democráticos negados por el españolismo con el mismo fin.

Los trabajadores no debemos tener ninguna confianza en ninguno de los sectores en pugna. Lo que discuten es como salvarse ellos a nuestra costa, ver quien lo hará en mejores condiciones. Frente a la demagogia regionalista o nacionalista y frente al Estado central españolista, los trabajadores debemos levantar una salida obrera a la crisis y la defensa y la lucha por los derechos democráticos de las nacionalidades oprimidas en el Estado español.


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