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Sobre la crisis en el SWP y RESPECT
por : Alejandra Ríos

02 Dec 2007 | En los últimos meses la alianza electoral RESPECT, en Inglaterra, sufrió una gran crisis que llevó a su ruptura. En el presente artículo les queremos hacer llegar a nuestros lectores los antecedentes de una “crisis anunciada”...

En los últimos meses la alianza electoral RESPECT, en Inglaterra, sufrió una gran crisis que llevó a su ruptura. En el presente artículo les queremos hacer llegar a nuestros lectores los antecedentes de una “crisis anunciada”.

A mediados de septiembre se abrió una crisis en la alianza electoral RESPECT en Inglaterra, que, al cabo de dos meses de discusiones donde prevalecieron las discusiones de personalidades sobre las de estrategias políticas, terminó en la ruptura de la alianza en dos organizaciones separadas.

La alianza electoral “RESPECT: la coalición unitaria” [1] fue lanzada en enero de 2004 en una conferencia a la que asistieron cerca de 2.000 personas y su fuerza motora fue el grupo trotskista británico SWP [2], motivado por las grandes movilizaciones de masas contra la guerra, cuya marcha más numerosa llegó a movilizar a un millón y medio de personas en febrero de 2003. Es indiscutible que las movilizaciones tuvieron un carácter de masas, un fenómeno no visto en Gran Bretaña desde la lucha contra el poll tax [3] en 1989 durante el gobierno de Margaret Thatcher. Se trató de un proceso de masas, que surgió espontáneamente con comités contra la guerra en las escuelas, universidades, centros comunitarios, con ocupaciones espontáneas de escuelas en la que participaban jóvenes, en muchos casos apoyados por sus padres y docentes. Este movimiento progresivo contra la guerra, desde el punto de vista político era “pluripartidario” y policlasista, ya que contaba con militantes pacifistas, activistas sindicales, miembros del Partido Laborista (partido en el gobierno), el Partido Liberal, organizaciones de derechos humanos, barriales, musulmanas, todas estas agrupadas alrededor de la coalición “Stop the War” (Parar la guerra).

Este masivo movimiento contra la guerra representó para el SWP una gran oportunidad para tratar de capitalizarlo y transformarlo en una alternativa electoral con peso en la política nacional. Recordemos que en Gran Bretaña no existe entre los partidos de izquierda una tradición electoral y, a excepción de un frustrado intento en los años ’70, la izquierda inglesa históricamente ha votado al Partido Laborista, con el argumento de que este guarda vínculos orgánicos con la clase obrera. En el año 2000 hubo otro intento de formar un frente electoral de las fuerzas de izquierda, la “Socialist Alliance” (SA, Alianza Socialista), en la que el SWP era la fuerza dominante. Este proyecto, tampoco constituyó un protagonismo de la izquierda en el terreno electoral. Sin analizar las razones por las cuales la SA no pudo canalizar el descontento con el Nuevo Laborismo y dado el giro bajo el liderazgo de Blair, el SWP consideraba que la Socialist Alliance era sectaria y que era necesario formar un partido amplio que agrupara al movimiento que había surgido al calor de las protestas contra la guerra. De este modo, el SWP, bajo la teoría de “frente único especial” justificó una alianza oportunista con figuras de la política burguesa, como el diputado George Galloway que fuera expulsado del Partido Laborista por su posición crítica ante la guerra, políticos y arribistas pequeño-burgueses, y burgueses, principalmente musulmanes -como por ejemplo la Asociación Musulmana Británica- y otras figuras populares.

Para los revolucionarios, una cosa es participar de un frente único para oponerse a la guerra y organizar comités y marchas exigiendo el retiro de las tropas y el fin de la invasión en Irak, donde impulsamos actividades conjuntas pero mantenemos en todo momento nuestra independencia política. Algo muy distinto es formar una “alianza-partido”, en la cual se pierde la independencia política y se “comprometen” los principios de un programa socialista en pos de obtener muchos votos. Al conformar esta alianza, el SWP le dice a los trabajadores y a los sectores oprimidos que la estrategia de liberación es votar a figurones, políticos y arribistas que nada tienen que ver con la clase obrera, muy por el contrario, muchos comerciantes son incluso patrones de jóvenes musulmanes que sufren las peores condiciones de explotación en la sociedad británica. Esta táctica, que nadie puede discutir que sea “amplia”, no sirve a la lucha de los trabajadores por conquistar su independencia de clase, más bien es lo opuesto por el vértice.

La plataforma electoral de RESPECT se limita a una serie de medidas reformistas, que no queda claro cómo se obtendrán. En su plataforma podemos leer: “Si estás en contra de la guerra y querés que regresen las tropas, necesitás a RESPECT. Si pensás que los 6 billones de libras esterlinas (12 billones de dólares) que se gastan en la guerra en Irak deberían ser utilizadas para viviendas accesibles, pensiones decentes, construir más escuelas, un servicio de salud financiado por el estado y un sistema de transporte que funcione y sea económico, necesitás a RESPECT.”

Por supuesto que los socialistas estamos por el fin de la guerra y a favor de que se construyan viviendas, pero esto no va a venir de la mano de la burguesía, y RESPECT al alimentar las expectativas en una alianza con sectores burgueses y no alentar la movilización y la lucha independiente de los trabajadores con sus propios métodos de lucha, transforma estos en un llamado abstracto que muere en un papel.

Este tipo de alianzas (como ha mostrado la crisis de RESPECT), requiere muchos compromisos y concesiones. Ha llevado al SWP a abstenerse de hacer cualquier tipo de crítica a sus “compañeros de ruta” de este frente sin principios, ya sea en aras de la “unidad”, o para no herir susceptibilidades, llegando incluso a “borrar” de su programa electoral aspectos democráticos como el derecho al aborto, al cual se oponen tanto los clérigos religiosos musulmanes como el diputado católico Galloway, quien ha hecho declaraciones públicas en los medios de comunicación en contra del derecho al aborto.

La adaptación a las exigencias de sus socios llevó incluso a no levantar como punto de su plataforma el principio que “todo parlamentario cobre lo mismo que el sueldo de un obrero medio”, porque esto llevaría a un enfrentamiento con Galloway, quien además de su dieta de diputado cobra sumas millonarias por dar charlas y aparecer en entrevistas televisivas y radiales y en programas como “Gran Hermano”, sacrificando su rol de “tribuno de los oprimidos” (rol que el SWP aspiraba a que juegue).

¿Dónde está el límite? Desde la dirección del SWP es difícil encontrarlo, para ellos, mientras sirva para ganar votos y conseguir puestos en las concejalías municipales todo vale. Sin embargo, hay un precio a tanta adaptación. Desde hace algo más de un año empezaron a surgir una serie de críticas en el seno del SWP, principalmente alrededor del abandono de las áreas “tradicionales” de actividad partidaria, como ser el trabajo en los sindicatos. Esto ha creado una serie de tensiones entre el SWP y sus aliados, es que es difícil imaginarse que sectores pequeño burgueses e incluso burgueses tengan interés en que la militancia y el activismo de RESPECT dediquen sus energías a desarrollar actividad en sus sindicatos. Otro hecho que intensificó la tensión es que en el distrito electoral de Tower Hamlets [4], el “bastión electoral” de RESPECT, los candidatos de origen musulmán obtenían muchos votos, llegando al segundo puesto, pero los candidatos ingleses (no musulmanes) del SWP sacaban menos votos que los laboristas e incluso los conservadores y liberales, un claro indicador de que las cosas no marchaban bien.

Esta fue una de las primeras tensiones en este matrimonio por conveniencia, que tomaron un matiz mayor cuando el SWP hizo votar en la conferencia anual de RESPECT de 2006 que la misma participara en la marcha del “Orgullo Gay”. El hecho desencadenante de la crisis fue la conferencia anual de RESPECT de 2007, realizada el 22 de septiembre pasado, en la cual Galloway presenta un documento ‘crítico’ con el fin de atajar las causas del estancamiento de la alianza, que venía perdiendo militantes (bajó de 3.040 miembros en 2005 a 2,160 en 2006) y, sobre todo, venía perdiendo votos. En este documento, Galloway con una lógica electoralista dice que, para superar la crisis, RESPECT debe convertirse en un partido y para ello, necesitaba tener su prensa y locales propios.

Otra de las medidas organizativas en esta carta fue la propuesta de nombrar un secretario de organización para que trabajara a la par de John Rees (dirigente nacional del SWP y secretario nacional de RESPECT), medida que fue tomada como una declaración de guerra. En la misma conferencia, Salma Yaqoob, concejala electa por un distrito de la región de Birmingham y vicepresidenta de RESPECT, también presentó un documento que tenía un ataque directo al SWP al que acusaba de querer controlar a RESPECT. Ambos documentos en realidad le criticaban al SWP no poner todas sus fuerzas militantes al servicio de RESPECT.

Las presiones electoralistas no tardaron en llegarle al propio SWP, cuando un grupo de sus militantes, organizados bajo la consigna “flexibles en las tácticas firmes en los principios”, plantean que las elecciones deben ser el eje del partido y que deben jugarse el todo por el todo a la construcción de RESPECT. Esto terminó en la expulsión de varios dirigentes del SWP y una consecuente ruptura.

Con acusaciones al grupo posicionado detrás de Galloway de haber comprado votos antes de las asambleas de selección de candidatos [5], la coexistencia de los dos sectores -el pro Galloway y el pro-SWP- se hizo imposible, y la división se oficializó cuando ambos sectores llamaron a conferencias separadas para el mismo fin de semana a mediados de noviembre. El grupo de Galloway, en el cual está Alan Thornett, dirigente de Resistance, el grupo hermano de la LCR francesa, el conocido cineasta Ken Loach y otros conocidos activistas se conformó como “RESPECT RENEWAL” (El nuevo RESPECT) y el grupo del SWP mantiene el viejo nombre de RESPECT.

El SWP ahora trata de corregir su desvío electoralista, con una política de “construir el partido”, donde la clave es ganar militantes para el SWP, fortalecer el trabajo de “Stop the War” y volcarse a la juventud y fortalecer el trabajo en los sindicatos, pero manteniendo RESPECT como herramienta electoral. Justifican esto planteando que hay un cambio en la situación y se empiezan a ver luchas, como es el caso de la huelga de los conductores de trenes, de trabajadores de subte y de mayor importancia los trabajadores de Correos y algunas luchas en establecimientos del Servicio Nacional de Salud (NHS). Sin embargo, nada dicen de su rol en la construcción de RESPECT y que ellos mismos alimentaron el proyecto entusiasmados por los resultados electorales cuando Galloway fue elegido diputado nacional y de 2006, con el 23 % de los votos en Tower Hamlets (donde sacan 12 concejales) y resultados similares en otras alcaldías del país.

El fracaso de la política de partidos amplios antineoliberales

Luego de la emergencia del movimiento anticapitalista y las grandes movilizaciones contra la guerra, el SWP se arrojó con todo a la creación de su proyecto de “partido amplio”, para lo cual siempre le cedieron en todo a Galloway y a los políticos arribistas, pequeños comerciantes y jefes de la comunidad musulmana.

El SWP está tomando de su propia medicina, producto de su orientación oportunista perdieron dirigentes importantes y el partido ha quedado en crisis.

El SWP, que pensaba que “se iba para arriba” con su partido amplio, y envalentonado con los resultados electorales del 2005 y 2006, planteaba que era una oportunidad para que la izquierda creciera como alternativa. Los hechos están demostrando todo lo contrario. Una política oportunista no sirve para fortalecer las fuerzas del movimiento obrero sino que la diluye en fuerzas que le son hostiles. Las consecuencias de su orientación muestran por la negativa la necesidad de construir partidos revolucionarios [6].

 

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