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1° de mayo | Estado español

Como los obreros de Chicago… Impongamos la unidad obrera frente a la estrecha legalidad laboral

05/05/2010

El 1° de Mayo de 1886, 65.000 trabajadores de Chicago salieron a las calles para imponer la jornada laboral de 8 horas bajo la consigna de las “tres ochos”#. Este movimiento más tarde se extendería por todo EEUU y pasaría a Europa, donde la clase obrera volvió a reorganizar la II Internacional declarando el 1° de mayo como día internacional de la lucha de la clase obrera. Impactaron tanto los sucesos que en Alemania el propio Bismarck, el día de la represión en Haymarket# declaró ilegal cualquier reunión pública hecha por los trabajadores de Berlín. Es así cómo los obreros norteamericanos mostraron que las demandas económicas no podían ser conquistadas más que por la imposición de sus propias fuerzas y por la unión de toda la clase trabajadora; que en ese momento estaba compuesta por la más variada y diversa multitud de nacionalidades, pero que a pesar de ello supieron responder desde las fábricas como una sola.

Hoy en día sin embargo la socialdemocracia, y especialmente la burocracia sindical, han folclorizado esta lección histórica convirtiéndola en una fiesta casi inofensiva. Y es que esto no es más que la punta del iceberg de a dónde nos están llevando las direcciones burocráticas del movimiento obrero. Mientras el paro de masas se extiende, ellos siguen componiendo con el Gobierno y la patronal para ver como hacen pasar los ajustes draconianos que se preparan sin que nos rebelemos.

El ejemplo de los obreros de Chicago y las necesidades acuciantes del momento ponen de relieve la importancia de romper con esta dinámica de paz social, empezando por buscar las vías por la cuales la clase obrera vuelva a recomponer su unidad como una sola fuerza bajo la consigna ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!

¿Cuáles son los ataques a los que se enfrentan hoy los obreros del Estado español?

La burguesía española, que después de todos los beneficios acumulados durante estos años no quiere perder su puesto en el ranking mundial, por boca de sus representantes directos (CEOE y el Banco de España) ya ha dicho que los recortes propuestos por ZP son insuficientes. En el último informe del Circulo de Empresarios# la burguesía expuso sus demandas ante la crisis#: 1) “propone “un contrato indefinido único” y con unos costes de indemnización por despido determinados en función de la antigüedad, mayores que los de los contratos temporales (8 días por año trabajado), pero inferiores a los de los indefinidos (33 días por año trabajado); destruyendo así las conquistas de los asalariados con contratos fijos y con un despido de 45 días por año trabajo. 2) pide también una “reforma de la negociación colectiva” que “fomente los convenios de empresa”; es decir, hacer mas fácil que el empresario ataque a los obreros aislados en sus fábricas y desactivar, a la vez, la presión del poder sindical de las direcciones de CCOO y UGT. 3) Que los salarios ya no sean fijados por el IPC que el Gobierno maneja, sino que sean fijados por la productividad media que tiene un trabajador (que, en realidad, dependerá de la ruinosa innovación tecnológica que la burguesía tiene en sus pequeñas empresas). 4) El Círculo de Empresarios propone la intensificación del acceso de las ETT´s en todas las ramas, incluidas las bolsas públicas de empleo.

Es decir, la tarea de la burguesía es la de acabar lo que empezó en los años 70’. Fragmentar y empeorar la situación, por un lado, de los últimos baluartes del viejo proletariado industrial español que conquistaron mejores condiciones laborales debilitando también a los sectores de empleados públicos, y por el otro, profundizar en la ultraprecarización de jóvenes, mujeres, inmigrantes, parados de larga duración…

Pero la pregunta de todo joven y todo obrero consciente es: ¿Cómo es posible que la patronal haya llegado a este punto (nos referimos a los 4 millones de empleos destruidos) sin una resistencia seria por parte de los trabajadores? Muy fácil. Desde los años 70’ las direcciones sindicales han estado firmando recortes continuos que han ido dividiendo a nuestra clase en fijos o en temporales, en indefinidos o con contratos temporales o a tiempo parcial, en trabajadores en prácticas o con contratos de formación, en parados o en ocupados, en inmigrantes o en nativos, en sindicalizados o no sindicalizados, en trabajadores de empresa o en trabajadores de subcontratas, en mujeres trabajadoras o en hombres trabajadores, en los que trabajan en plantilla y los que trabajan por ETT,… y un largo etc.…que ha hecho frenar la capacidad de reacción de los sectores más perjudicados por la crisis. A la vez que le ha permitido a la burocracia sindical durante 30 años (y con cada nueva crisis), dividir las filas a la clase obrera con el objetivo de apoyarse en un pequeño sector, con una división que le permitió dar jugar un rol como si tuviesen “cargos públicos” dentro del aparato del Estado burgués español. Y la realidad es que con cada nueva división, con cada nueva traición, la burocracia sindical no sólo ha minado la confianza de nuestras fuerzas y nuestra acción, sino que ha desmotivado a gran parte de la juventud en el espíritu de la unidad obrero-estudiantil.

¿Cuál es la situación objetiva y subjetiva de la clase obrera?

¿Pero cómo es posible que se estén firmando recortes de conquistas laborales a nivel de empresa o a nivel de Estado… si de los 16 millones de trabajadores asalariados, solo el 15% esta sindicalizado#, y de ese porcentaje, solo el 65% de la afiliación pertenece a CCOO y UGT, mientras el resto de compañeros no tiene voz alguna? Pues porque durante 30 años las centrales sindicales se han empeñado en ganarse el favor de la patronal y su régimen político heredado del franquismo. Gracias a sus avales en los Pactos de la Moncloa de 1977 (que, entre otros, fijaba una contención de los salarios)…gracias a la firma del Estatuto de los Trabajadores en 1980 (donde se introducía la posibilidad de la contratación temporal) y gracias a haber contenido y desviado todas las luchas contra los despidos de la reconversión industrial, las direcciones burocráticas de CCOO y UGT se ganaron el “cielo”…. Pues en 1985, el Gobierno del “socialista” F. González les regalaría la Ley de “Libertad Sindical”, donde se introducía el “principio de mayor representatividad”, que tenia por objetivo hacer “imposible, en la práctica, que ninguna otra formación sindical… llegue a alcanzar la condición de <>”#;de acuerdo con las intenciones del Régimen político de que no surgieran corrientes combativas de izquierdas dentro o fuera de los sindicatos que cuestionaran las Reformas Laborales. Es así cómo se ha formado una especie de “corporativismo sindical”.

A pesar de esta “elite organizada sindicalmente” la división de la clase obrera es estructural, y no solo subjetiva. Su división no se sustenta tanto por lo “sindical” sino por la enorme atomización de la fuerza laboral avalada políticamente por la burocracia. Una de las más importantes divisiones entre la clase obrera es la atomización empresarial (“minifeudos empresariales”). De las 3.330.657 empresas españolas el 50,96% no tiene asalariados. Y de la otra mitad restante, el 37,89% sólo tiene entre 1 y 5 obreros. Es decir, que echando cálculos, sólo en el 10,54% de las empresas españolas son posibles las elecciones sindicales. Según la EPA de 2008, 2.200.000 trabajadores no tendrían derecho a votar sus representantes!!

Por el contrario, la ofensiva neoliberal no sólo avanzó en las PYMES, sino que ha estado destruyendo y fragmentando el potencial que antes tenían las grandes fábricas. Dentro de éstas encontramos todo un abanico de diferencias sociales (ETT´s, contratas, subcontratas, matriz, etc.…). De los 2.623.830 obreros ocupados en el “sector” industrial, casi 1 millón (829.330) de obreros trabajan para contratas y subcontratas#, con lo que marcan ya dentro de las empresas profundas diferencias salariales que no son cuestionadas sino avaladas por la burocracia. Por no hablar de los mas de 175.000 millones de euros que facturan este tipo de empresas sobrepasando en muchos casos los beneficios del 6% obtenidos por la industria en su conjunto. ¿Cuáles son las tareas a las que se enfrenta todo obrero y joven consciente?

El problema del paro es un problema estructural del capitalismo español que se ha ido arrastrando durante 30 años. Y a esta crisis, la burguesía junto a la burocracia sindical, han respondido, siempre, deteriorando la reentrada de los nuevos parados al mercado laboral. Si durante la Transición el PCE, el PSOE, UGT y CCOO pudieron llamar a la “Unidad” (en realidad, con los post franquistas) para consolidar la Democracia española, esta “Unidad” sólo pudo ser posible, por lo que respecta al tema del movimiento obrero, aceptando “romper la unidad” entre ocupados y desocupados (estos últimos acrecentándose a medida que la crisis de los 70’ y 80’ iba deteriorando la economía española).

Frente a esta falsa unidad, la juventud y los obreros conscientes tenemos que levantar la unidad de las filas obreras, que ante cualquier ataque patronal o despido movilice a todos los sectores de la fábrica, que rompa con la estrechez de las asambleas por secciones sindicales y organice a los obreros de ETT, a los de contrata o subcontrata, a los sectores externalizados o no junto a la plantilla de efectivos. Frente a las diferencias sociales que nos ha marcado la patronal, nosotros tenemos que levantar y defender al mismo nivel las demandas de todos los compañeros por igual, y la única que puede garantizar esta unidad son las Asambleas Generales de fábrica.

Frente a la institucionalización de los grandes sindicatos, llamamos a eliminar la Ley de la Libertad Sindical de 1985, y a levantar asambleas que, bajo la democracia directa reúna con total libertad de expresión sindical o política, para la elección de delegados revocables y responsables ante la plantilla que termine con el poder burocrático que mantienen en la mayor parte de los casos los Comités de Empresa burocratizados.

De la misma manera que los obreros de Chicago no se ajustaron a las reaccionarias leyes de 1886 para conquistar las 8 horas, nosotros no podemos confiar en que vamos a hacer que la crisis la paguen los capitalistas aceptando los corsés legales que el Régimen español impone al movimiento obrero con el beneplácito de las direcciones burocráticas que parasitan de él. Hay que romper el corsé del Régimen sindical para empezar a pararle los pies a la patronal y el Gobierno, e imponer a las direcciones de CCOO y UGT el fin del dialogo y la paz social y un plan de lucha hasta el final.

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